diumenge, 14 de juny del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CCLXXIV)

Entrada de les tropes catalanes en Iglesias. Setge de Cagliari. La república de Pisa entra en guerra.


CCLXXIV


Desde que el señor infante hubo sitiado Viladesgleies, cada día les obligaba a combatir, y les disparaba con trabucos; y los apretaba en tal manera, que bastante mala ventura tenían, y tanta estrechez, que ciertamente no sabían qué hacer. Pero del mismo modo, el señor infante y toda su hueste sufrieron tantas enfermedades, que la mayor parte de su gente murió de enfermedades; y él mismo cayó muy enfermo, y podéis creer que hubiera estado en gran peligro de morir, si no hubiera sido por los grandes cuidados que le prodigaba madona la infanta; por lo que todos debemos agradecer su vida a Dios, y a ella. Y nunca estuvo tan enfermo el señor infante, que aceptara abandonar el sitio, ni a consejo de médicos, ni de nadie, sino que muchas veces, incluso con grandes fiebres vestía su armadura y salía a combatir. Así que por su gran esfuerzo y su buena caballería condujo a esto a la villa: que se le rindieron, de modo que el señor infante y madona la infanta, y toda la hueste, entraron dentro de la ciudad de Viladesgleies, y alojaron muy bien a nuestra gente, y dejaron allí a aquellos que el señor infante decidió que se quedaran. De modo que allí dejó un capitán, y en la ciudad de Sàsser, lo mismo.

Y luego acudió a Càller, y edificó frente al castillo de Càller, un castillo y una villa, y le llamó castillo de Bonaire. Y el asedio de Càller fue tan duro, que ni un solo hombre podía salir; por lo que podéis ciertamente entender que si hubiese venido al principio, hubiera tomado Càller en menos tiempo que Viladesgleies. ¿Qué os diré? Que los de Càller resistían y esperaban la ayuda que les tenía que llegar de Pisa; ayuda que les llegó a los pocos días de la entrada en Càller del señor infante.

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