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Charles Darwin quotation

Ignorance more frequently begets confidence than does knowledge: it is those who know little, and not those who know much, who so positively assert that this or that problem will never be solved by science

Jean-Baptiste Colbert quotation

L'art de l'imposition consiste à plumer l'oie pour obtenir le plus possible de plumes avec le moins possible de cris

Somebody quotation

El miedo es la via perfecta hacia el lado oscuro. El miedo lleva a Windows, Windows a la desesperacion, esta al odio hacia Bill Gates y ese odio lleva a LINUX

Vares Velles

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Al Tall

Això és Espanya (vara seguidilla) per Al Tall

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divendres, 9 de gener del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CXVIII)

El contraatac dels francesos a la península italiana esdevé un fracàs. Atents als costums bèl·lics de l'època respecte al comportament amb els vençuts (tallada de mans i arrancada d'ulls)

Segons Muntaner, els catalans només acaben fent-ho (què bons que eren!) com a resposta a l'indigne comportament francès. No crec que sigui gaire de fiar aquesta notícia. Sembla, però, que a la fi arriben a un acord de "si tu no ho fas, jo tampoc no ho faré"

I al final del capítol, Muntaner ens informa de la mort de Carles d'Anjou. Curiosament el fill, Carles el Coix, es troba empresonat a Barcelona, però aquest avantatge no pot ser aprofitat, per les pressions bèl·liques a què assistirem en pròxims capítols.


CXVIII


Cuando el rey Carles hubo oído todas estas malas noticias, tanto sobre la prisión del príncipe, como sobre la batalla de los condes, y sobre la batalla de Agosta, así como sobre todos los otros desastres que había sufrido y sufría cada día, recurrió al papa y luego al rey de França, con el fin de conseguir alianzas y solucionar todo lo que pudiese contra el rey de Aragó. Y cuando hubo tramado y dispuesto todo lo que estaba en sus manos para que el rey de França se moviese contra el rey de Aragón, acudió a Nàpols, ya que temía que los napolitanos también se rebelasen; y con él venía el conde de Artès y otros condes y barones, y unos dos mil caballeros. Y cabalgaron sin descanso hasta que llegaron a Nàpols; y llegaron en tan mal momento, que podéis creer que de los dos mil no consiguieron regresar a França más que unos doscientos, que el resto murieron en la guerra, en Calabria y en Tàranto. Y un solo día murieron en Otrento más de trescientos caballeros, e igualmente murieron muchos en Tàranto; y en el llano de Sent Martí murieron en un día, a manos de los almogávares, más de quinientos caballeros. ¿Qué os diré? Que en cualquier lugar en el que topasen con catalanes y aragoneses, acababan muertos y derrotados. Y esto ocurría por la voluntad de Dios, que así abatía su orgullo, y exaltaba la humildad que mostraba el señor rey de Aragón, y sus hijos y su gente.

Y podéis entenderlo por tal como se comportaban con los prisioneros a los que, por honor de Dios, dejaban ir libremente; cosa que nunca se pudo decir que el rey Carles soltara a nadie que en su poder cayese, ni en el de los suyos, sino que cuando capturaban a alguien, le cortaban las manos y le sacaban los ojos. Y esta enormidad sufrieron el almirante y los del señor rey de Aragón durante demasiado tiempo, de modo que al final se hartaron del gran despropósito que los franceses cometían. Y el almirante empezó a cortar las manos y a sacar los ojos; y cuando vieron esto, se enmendaron y lo mismo el almirante; y se enmendaron por causa del mal recibido y no por el honor de Dios ni por compasión. Y esto ocurre así con muchas gentes, que más se consigue de ellas mediante amenazas y castigos que con premios; y sin embargo más le valdría a cada cual que se enmendase de sus vicios, si los tiene, por honor y temor de Dios, que no esperar a que la ira de Dios caiga sobre ellos.

¿Qué os diré? Que cada día llegaban al rey Carles tales malas noticias; que se comenta que no hubo señor en el mundo, que tras la gran prosperidad que había alcanzado, sufriera tal amargura en su fin. Por lo que todos debéis conocer cuan inútil resulta esforzarse en protegerse de la ira de Dios, puesto que nada puede subsistir contra la ira de Dios. ¿Qué os diré? Que era tal la postración en la que cayó que plugo a nuestro señor Dios que acabara sus días; y abandonó esta vida. Y bien puede decirse de él, que el día en que murió, murió el mejor caballero del mundo, salvo el señor rey de Aragón y el señor rey de Mallorca; y sólo os pongo como excepción a estos dos. Y así, quedó en gran penalidad su tierra, con motivo de su muerte y de que el príncipe que tenía que heredar su tierra, se encontraba preso en Barcelona. Sin embargo el príncipe tenía muchos infantes; entre otros, tres infantes mayores, a saber: monsèñer En Lluís, que después fue obispo de Tolosa y fraile minorita (591), y murió obispo, y hoy ha sido proclamado santo y canonizado por el santo padre apostólico, el cual hizo celebrar fiesta por él en todas las tierras de cristianos. Y también tenía otro hijo, llamado monsèñer En Robert, cuyo título era duque de Calabria; y otro hijo que se llamaba, y todavía se llama, príncipe de Tàranto. Y estos dos hijos, con el conde de Artès y con otros barones honrados de su misma sangre, regentaron la tierra hasta que su padre, el príncipe salió de la prisión; que salió en paz, de acuerdo con lo que más tarde oiréis.

Y dejaré de hablaros del rey Carles y de sus nietos, que regentaban su tierra, y volveré a hablaros del rey de França.


NOTAS


591. Minorita. Religioso de la orden de san Francisco.

diumenge, 7 de desembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXXVIII)

Carles d'Anjou, com abans hem sentit de Pere d'Aragó, també en preselecciona prou més cavallers dels cent pactats per al duel.

Ell i el seu nebot el rei de França Felip III s'encaminen cap a Bordeu.

Mentres, la guerra a Sicília continua i a Calàbria continua.


LXXXVIII


Cuando el rey Carles hubo hecho armar las veinticinco galeras a En Guillem Cornut, y hubieron zarpado de Marsella, y una vez consiguió los cuarenta caballeros de Proença que debían entrar con él en el campo, con gran sabiduría hizo lo mismo que el señor rey de Aragón había hecho con sus ciento cincuenta; que hizo enviar más de trescientas cartas a diversas partes, a caballeros, para que fuesen de los que con él habrían de entrar en el campo, ya que mucho los amaba y confiaba en ellos. Y había romanos y de Toscana y de Llombardia, y había napolitanos y calabreses, y pulleses (467), y de Bruç (468) y de la Marca (469), y del Llengadoc y de Gascunya. De modo que cada uno de ellos pensaba que era cierto, y que el rey lo amaba y lo apreciaba tanto que lo quería en el campo. Y fríamente pensaba meter más franceses o provenzales; pero de esta forma todos los que recibieron la carta tenían la esperanza de que el rey Carles les apreciaba mucho y a causa de ello formarían parte de su séquito. Y todos ellos eran gente principal en su tierra.

Y tal como lo ideó, así ocurrió. Que la mayor parte y el mayor esfuerzo que el rey Robert tiene hoy en Roma es Toscana y Llombardia, y en los otros lugares; y es por esta razón que cada cual dice: "Mi padre debía ser uno de aquellos cien que con el rey Carles debía entrar en el campo contra el rey de Aragón" y mucho se enorgullecen de ello; y hacen bien, si hubiera ocurrido como creen. Por lo que podéis ver cuan poco le costó y cuantos amigos supo ganar para sí mismo y los suyos. Y así podéis creer que el señor rey En Pere de Aragón y el rey Carles ambos sabían bastante; pero el rey Carles le sobrepasaba por su gran experiencia, y los muchos más días que tenía que él.

Y cuando el rey Carles hubo hecho todo esto, dispuso a sus parientes, barones y amigos, principalmente el conde de Artès, que era hijo de su sobrino, para que fuera a Nàpols con gran caballería, que el papa le surtiría de dinero, y que defendiese la Calabria, y que hiciese armar galeras en Nàpols, y con aquellas veinticinco de Proença socorriese a Sicília, y que hiciese todo el daño que pudiese, ya que el rey de Aragón no podría oponerse. Y así se hizo tal como lo ordenó. Y cuando todo esto estuvo dispuesto; él por una parte, y el rey de França por la otra, iniciaron el viaje a Bordeu; de modo que el día que habían acordado el rey de França y él, entraron en Bordeu, tal como antes os he dicho y habéis oído.

Y los dejaré estar, y volveré al señor rey de Aragó.


NOTAS


467. De Puglia

468. De los Abruzzi

469. Región de Italia fronteriza por una parte con los estados pontificios y por otra con el Reino de Nápoles, una de sus principales ciudades era Ancona.

dissabte, 6 de desembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXXVII)

Pere d'Aragó envia el seu ambaixador Gilabert de Cruïlles a Bordeu. Un cop allí, aquest l'informa de la traïció de Carles d'Anjou i del rei de França, i de la incapacitat del rei d'Anglaterra de garantir la seguretat del rei d'Aragó. El consell del rei d'Anglaterra, a través del seu senescal de camp és que Pere no deuria acudir a Bordeu.


LXXXVII


Y cuando el señor rey hubo enviado las cartas a todas partes, eligió mensajeros muy honrados, que envió a Bordeu, a saber, el noble En Gilabert de Cruïlles (463), para que preguntase al rey de Anglaterra (464) si le ofrecía protección en el campo en Bordeu, de forma que no tuviese nada que temer de otras gentes. Y así el noble En Gilabert se despidió del señor rey y salió hacia Bordeu. Y tuvo bastante con las pocas palabras que el rey le dijo; que quien sabio mensajero envía, pocas palabras necesita, y el noble En Gilabert de Cruïlles era uno de los más sabios caballeros de Catalunya.

Y es cierto que cuando las cartas de batalla fueron firmadas entre el señor rey de Aragó y el rey Carles, ambos convinieron en que fueran juntos los mensajeros de ambos ante el rey N'Enduard de Anglaterra, que era uno de los prohombres del mundo, y que cada uno le rogase que patrocinase la batalla, y que asegurase el campo en la ciudad de Bordeu. Y el rey de Anglaterra, ante los ruegos de ambos, concedió la defensa y protección del campo en Bordeu; y así lo envío a comunicar firmemente a cada uno de los dos reyes a través de sus propios mensajeros, y que él en persona estaría en Bordeu. De modo que el señor rey de Aragó estaba convencido de que el rey de Anglaterra estaría en Bordeu; y por eso, confiadamente, le enviaba al noble En Gilabert de Cruïlles.

Cuando el noble En Gilabert de Cruïlles llegó a Bordeu, intentó localizar al rey de Anglaterra, pero no lo encontró. Y llegó ante el senescal (465), que era un noble hombre, de gran verdad y justicia, y le transmitió el mensaje tal como había de comunicarlo al rey de Anglaterra. Y el senescal le dijo:

- En Gilabert, señor: monsènyer (466) el rey de Anglaterra, cierto es que aseguró estas batallas, y que prometió que él acudiría en persona; pero ha tenido noticias de que el rey de França viene a Bordeu y trae consigo unos doce mil caballeros armados. Y el rey Carles estará aquí, en Bordeu, el día que el rey de França llegue. Y así, habiendo sabido esto, el rey de Anglaterra ve que no puede asegurar el campo; así que no quiere acudir, y me ha ordenado que envíe a decir al rey de Aragón, que si estima su honor y su vida, que no venga a Bordeu; que puede dar por seguro que el rey de França viene a Bordeu con ánimo de matar al rey de Aragón y a todos los que con él estén. De modo que yo quería enviar, hoy mismo, mensajeros al rey de Aragón con este mensaje: pero ya que habéis venido, os lo digo a vos, para que vayáis y se lo comuniquéis. E incluso, me parece bien que os quedéis y que se lo enviéis a decir, y así veréis que es verdad lo que os digo; y podréis certificar lo que veáis.

Y el noble En Gilabert, que era muy sabio, tentó de muchas formas al senescal para saber qué partido tomaba; y siempre lo encontró predispuesto a favor del señor rey de Aragón; cuanto más hablaban más firme lo encontraba. Y así, cuando él se quedó totalmente convencido de la lealtad del senescal y del buen amor que le tenía, envió a decir al señor rey, mediante varios correos, todos ellos por separado, lo que el senescal le había comunicado. Y los correos eran cuatro, y todos llegaron a Jaca al cabo de dos días, y allí encontraron al señor rey de Aragón, que había acudido a los pocos días; que de dos jornadas había hecho una, y no creáis que él se había detenido en ninguna fiesta ni celebración de las que le hacían en todas partes.

Y cuando el señor rey oyó lo que el noble En Gilabert le hacía saber de parte del rey de Anglaterra y del senescal, se sintió muy apenado. Por otra parte, todos los caballeros acudieron el día que se les había citado; que no falló ninguno de los ciento cincuenta, y cada uno venía vestido y preparado tal como convenía a las personas que eran. Y estando preparándose para la batalla, el señor rey fue a Saragossa, a visitar la ciudad, y a ver a madona la reina y a los infantes. Y si hubo fiesta, no hace falta decirlo; que jamás tal gozo ni tal alegría hubo en la tierra. Y estuvo cuatro días con ellos; e inmediatamente se despidió de madona la reina y de los infantes, y los persignó, y los bendijo, y les dio su bendición y gracia; y se despidió de ellos, y acudió a Jaca.

Y en cuanto llegó a Jaca, encontró otros cuatro correos que le había enviado En Gilabert; por los que le hacía saber que el rey de França y el rey Carles, los dos juntos, habían entrado un día en Bordeu, con tanta caballería como ya habéis oído, y se habían alojado en la ciudad, a una distancia de menos de cuatro tiros de ballesta del campo donde debían combatir ambos reyes; de modo que cada día, el rey Carles y el rey de França acudían al campo con numerosa gente, para ver como estaba dispuesto. Y tened por cierto que el campo estaba muy bien dispuesto, como ningún otro campo; y a un extremo del campo había una capilla donde debía situarse el rey de Anglaterra, y alrededor de él, deberían permanecer los caballeros que guardaban el campo.

Y cuando el señor rey hubo oído este mensaje, quedó todavía más defraudado que antes; y envió sus correos a En Gilabert, para que le hiciese saber qué opinión tenía el senescal sobre él. Y él le respondió la verdad, y le hizo saber que con toda seguridad no había nadie en el mundo que pudiese estimar más a un señor, de lo que el senescal le amaba; y podía estar seguro de ello. Y cuando el señor rey supo esto, se tuvo por salvado.

Ahora dejaré de hablaros de él, y volveré a hablar del rey Carles y del rey de França.


NOTAS


463. Gilabert de Cruïlles i de Bestracà. Señor de las baronías de Cruïlles (por nacimiento) y de Peratallada (por boda con Guillema de Peratallada). Embajador con Jaime I, y Gran Privado de Pere el Gran, lo acompañará a Burdeos en la aventura que está a punto de ser narrada.

464. Recordemos que el rey de Inglaterra en aquel momento es Eduardo I el Zanquilargo

465. Senescal. Jefe o cabeza principal de la nobleza, a la que gobernaba, especialmente en la guerra.

466. He respetado el original, ya que lo utiliza de forma prácticamente exclusiva cuando habla de nobles franceses. En español quizá sería monseñor, aunque no en el sentido religioso en el que se toma actualmente.

divendres, 5 de desembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXXVI)

I del Magrib a València. Hi ha que continuar preparant el duel amb Carles d'Anjou.

Encara que els intervinents seran 100 en preselecciona 150, per si de cas (com fem ara en les seleccions d'equips esportius). Lloc de concentració: Jaca.


LXXXVI


Y así el señor rey permaneció aquel día en Alcoll y refrescó a la gente; y de noche se puso en mar, y con la brisa tuvo buen tiempo. E hizo la ruta de Cabrera (460); y cuando llegó a Cabrera cargó agua. Y después hizo la ruta de Ivissa; y luego, de Ivissa, fue al puerto de Cullera, y allí desembarcó; y el gozo y la alegría se extendió por Cullera. Y de Cullera mandaron correos a madona la reina y a todos los infantes, que estaban en Saragossa; y por todas partes, en cuanto se conocían las noticias, hacían procesiones y luminarias, y alababan a Dios, que lo había retornado sano y alegre.

Y en cuanto llegó a Cullera, se acercó a Algesira (461), donde permaneció dos días; y después se vino a la ciudad de Valencia. Y no me preguntéis sobre la fiesta que allí se celebró; que de todas cuantas fiestas os haya contado que en Valencia hubiesen por cualquier motivo, no hubo ninguna que se le asemejara.

¿Qué os diré? Aunque hiciese fiesta, el señor pensaba en sus asuntos, especialmente en el de la batalla, que en ningún momento del día ni de la noche abandonaba. Y de inmediato ordenó que se enviasen cartas a los que él había dispuesto que con él entrasen en la batalla; que él los tenía por escrito, que durante la travesía los había pensado y escrito. Y dio aquella lista a sus escribanos para que hiciesen cartas a todos de su parte, que, a día cierto, estuviesen preparados en Jaca (462), tal como debían entrar en el campo. Y tal como él lo mandó, así se hizo; y los correos fueron a todas partes. Y había elegido, por cien que necesitaba, ciento cincuenta, para que si alguien enfermaba, en cualquier momento pudiera elegir los cien, y con los cien ir a Bordeu. Y así, cada cual se preparó tal como debía entrar en el campo, que nadie conocía que se habían escrito más de cien cartas, sino el señor rey y dos escribanos, que en secreto, escribieron las cartas con sus propias manos, a los que el señor rey mandó, bajo pena de su persona, que lo mantuvieran en secreto, y que nadie supiera que había más de cien. Y esto hizo el señor rey con gran sabiduría, que si fuese conocido que había escrito más cartas, cada uno dudaría si era él el que el señor rey quería que entrase en el campo, y de esta forma no se prepararía tan bien ni con tanto coraje como lo hiciera si estaba seguro que era uno de los cien.


NOTAS


460. Isla de las Baleares.

461. Alzira. Ribera Alta. Valencia.

462. Ciudad de Huesca en los Pirineos.

diumenge, 30 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXXI)

Carles d'Anjou encomana a l'almirall marsellès Guilhem Cornut, la creació d'una flota per oposar-se a la de Roger de Lòria.


LXXXI


Cuando el rey Carles se despidió del rey de França, se fue por sus pasos a Marsella, con los sesenta caballeros de França que él había elegido. Y cuando llegó a Marsella, hizo venir a En Guillem Cornut, que era uno de los hombres honrados de Marsella y de los de antiguo linaje, y le dijo que inmediatamente hiciera pregón y que armase veinticinco galeras con buenas gentes, todos marselleses de la ribera de Proença; y que no embarcase a nadie de ninguna otra nación sino únicamente provenzales, y que las equipase con cómitres y pilotos, y que de proeles embarcase el doble; y que cada uno fuera un león; y que él lo nombraba capitán y señor y mayor; y que inmediatamente zarpase hacia Sicília, y que visitase el castillo de Malta, y allá refrescase a su gente; y cuando los hubiera refrescado, que buscase a En Roger de Lòria, que no tenía más que dieciocho galeras, ya que el rey de Aragón no había dejado más de veintidós galeras, y de ellas, cuatro las había enviado a Catalunya, por lo que no quedaban más que dieciocho.

- Y si las destruyes, todo el mar es nuestro, porque toda la gente del rey de Aragón buena en mar, están en aquellas dieciocho galeras. Y así, que no se escape por nada del mundo; y cuando volváis a mi presencia, los hayáis muerto o apresado a todos.

Y después de esto En Guillem Cornut se levantó, y fue a besar el pie al rey Carles, y dijo:

- Señor, os agradezco el honor que me concedéis, y os prometo que no regresaré a Marsella ni a vuestra presencia hasta que a En Roger de Lòria, con toda la flota con que lo encuentre, no os los traiga presos o muertos.

- Ahora - dijo el rey Carles -, apresuraos de forma que en ocho días estéis en alta mar; y esto os ordenamos bajo pena de perder nuestro amor.

- Señor - dijo En Guillem Cornut -, se hará tal como ordenáis -. Y así el citado En Guillem Cornut empezó a armar las galeras, e hizo todo lo que el rey Carles le había ordenado. Y así os hablaré de él hasta que haya cumplido su buen viaje (igual lo hiciesen siempre los moros!); y dejaré de hablaros del rey Carles, que bien sabré volver a él en el lugar y tiempo que corresponda.

Cierto es que Guillem Cornut armó las veinticinco galeras; que seguramente eran las mejor armadas que nunca saliesen de Proença. Y de su linaje puso más de sesenta buenos hombres, y muy honrados hombres de Marsella, que por honor de En Guillem Cornut embarcaron como sobresalientes (439). Y partieron de Marsella, e hicieron la vía de Nàpols con veintidós galeras; y las otras tres él envió para que pasasen por Boca de Far para recoger noticias. Y eligió las tres mejores galeras de remos que había, y les dio la orden de que en el castillo de Malta (440) se encontrarían, y que acudiesen allá; y en caso de arribar antes, que los esperasen.


NOTAS


439. En el original sobresallent: tiene el sentido de hombre de armas que iba en un navío para combatir no para trabajar en las operaciones de marinería.

440. Isla y estado del Mediterráneo, junto a Sicilia

dissabte, 29 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXX)

La trampa contra Pere d'Aragó va tancant-se.

Un cop alliberat el rei francès dels seus pactes, li promet al seu oncle Carles que acudirà amb totes les seues forces a Bordeus, per així capturar, si de cas s'atreveix a presentar-se, el rei català.


LXXX


Y entonces el rey de França respondió y dijo:

- Cardenal: bien hemos oído lo que nos habéis dicho en nombre del santo padre, y entendiendo que es totalmente cierto tal como vos lo habéis expuesto, y por tanto debe ser nuestra fe y la de todo fiel cristiano; por lo que nos tenemos por liberado de todo lo que al rey de Aragón, cuñado nuestro, le debiéramos. Y puesto que así es, ahora mismo responderemos a nuestro tío cumplidamente a la ayuda que nos pide, y después al socorro en la batalla que han emprendido el rey de Aragó y él.

- Nos primeramente, tío, os respondemos libremente que en persona y con dinero y con gentes os ayudaremos, mientras tengamos vida en el cuerpo, contra el rey de Aragó y sus aliados. Y esto os juramos y os prometemos en presencia del cardenal que aquí está en representación del santo padre apostólico; y esto os ofrecemos en honor de la santa Iglesia y en vuestro honor, y esto porque estamos muy obligados con vos y además en venganza de nuestro hermano el conde de Alençó. Y por esto os aconsejamos: no desfallezcáis por nada y el día de la batalla estad en Bordeu. Y nos en persona iremos con vos, e iremos tan bien acompañados que no creemos que el rey de Aragón sea tan atrevido que aquel día ose aparecer, y si lo hace, morirá; que ni el rey de Anglaterra, ni nadie, lo podrá ayudar.

Y después de decir esto el rey de França, calló. Y el rey Carles le respondió:

- Señor sobrino, nos os damos las gracias a vos, en nombre de la santa Iglesia y en nuestro propio nombre, por la buena promesa que nos habéis hecho, y por el buen consejo que nos dais en el asunto de la batalla. Pero estamos temerosos que el rey de Aragón no nos pueda achacar mal baldón contra nuestra fe, si así vamos acompañados; que todo cuanto hay entre nos y él está en cartas partidas por a.b.c.

Dijo el rey de França:

- Absolutamente nada puede decir contra vuestra fe, por este motivo, que ya hemos visto todas las acuerdos que hay entre vos y él. Y respecto al punto que vos teméis, tened en cuenta que vos no llevaréis sino los cien que con vos entrarán en el campo, y él otro tanto; y vos no llevaréis más que los cien que con vos entrarán en el campo, pero nos traeremos a quien queramos, que esto no figura en los pactos; de forma que de esta artimaña él no se ha sabido proteger. Y así vos no haréis nada contrario a lo prometido.

Y respondió el rey Carles:

- Ciertamente es verdad, que los acuerdos dicen lo que vos habéis explicado; por lo que hagamos lo que vos, señor rey, habéis aconsejado.

Y entonces el legado se levantó y dio muchas gracias al rey de França, de parte del santo padre apostólico y de todo el colegio del papa, y lo persignó y lo bendijo, y le dio la bendición. Y cuando esto acabó, se levantaron los doce pares de França que asistían a la reunión, y confirmaron todo lo que el rey de França había dicho y dispuesto, y se ofrecieron cada uno en persona y con dinero, y con todo cuanto tenían, para ayudar al rey Carles y seguir al rey de França a su costa y bolsillo, para ganar las indulgencias.

Y cuando todos hubieron hablado, el rey Carles dijo:

- Señor rey; nos tenemos poco tiempo para ir a Bordeu. Dejaremos aquí al legado, que no se apartará de vos, e iremos a Proença, y nos llevaremos sesenta caballeros de França que nos hemos decidido que con nos entren en el campo, si la batalla se celebra; y cogeremos cuarenta de Proença. Y con estos cien caballeros, y ninguno más, estaremos en Bordeu ocho días antes del plazo. Y vos dispondréis vuestra ida a vuestra voluntad; que sobre vuestra ida nada podemos ni debemos decir.

Y el rey de França respondió que le parecía bien; y que se fuese a sus asuntos, que él ya sabía lo que tenía que hacer. Y después de esto se besaron y se despidieron el uno del otro.

Y así, dejaremos al rey de França, y al legado, que cada día hace predicar la cruzada por todas partes, y hablaré del rey Carles.

dijous, 27 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXVIII)

Contestació del papa Martí a Carles d'Anjou: "Tens tota la raó fillet, t'ajudarem", així que, amb l'església al seu costat, Carles es prepara per anar a veure el seu nebot rei de França.


LXXVIII


E inmediatamente el papa respondió:

- Ahijado de la santa Iglesia: hemos comprendido perfectamente todo lo que habéis dicho, y respondemos a las cuatro razones que nos habéis expuesto para que nos veamos obligados a ayudaros. Y a la primera os respondemos que ciertamente estamos de acuerdo con vos en que os debemos ayudar, y en todo cuanto podamos ayudaros, contra cualquier persona que contra vos vaya; y esto haremos con mucho gusto. La otra, que nos decís que es culpa nuestra que el rey de Sicília haya ido contra Sicília, os lo otorgamos; que en aquel momento en que le dijimos que no, y en aquel punto, sabemos que más nos empujó el corazón que la razón; por lo que reconocemos nuestra culpa, y que por tanto estamos obligados a ayudaros en cualquier cosa. La tercera, de la cruzada y del veto, os prometemos que antes que vos os marchéis de aquí, así se hará y se proveerá. Y la cuarta, del tesoro que nos pedís, y que consideremos al rey de França como portaestandarte de la Iglesia, muy a gusto lo haremos, y estamos preparados para abasteceros a vos y al rey de França de dinero. Y así, alegraos y reconfortaos que de todo lo que vos pedís, la santa Iglesia dará cumplimiento.

Y después de esto hablaron los cardenales, y cada uno ratificó lo que el santo padre había dicho. Y así el rey Carles quedó muy reconfortado y contento; y les dio muchas gracias por la buena respuesta, y les rogó que inmediatamente le proporcionasen todo lo solicitado, ya que él había de ir a donde su sobrino el rey de França, y pedir socorro y ayuda, y que con él acudiese a Bordeu. Y así el papa proveyó de tal manera contra el señor rey de Aragón, que en pocos días dio la sentencia y cruzada contra el rey de Aragón y su tierra y contra todos los que le proporcionasen ayuda o socorro, y absolvió de pecado y de culpa a todos los que contra él viniesen. Y esta sentencia dio papa Martí (437), que era francés. Y dícese que jamás salió de la corte de Roma sentencia que no fuera justa; y así lo debemos todos creer, que dicen los clérigos, que son administradores de la santa Iglesia, que "sentencia pastoris, justa vel injusta tenenda est" y así deben creerlo todos los fieles cristianos, y así lo creo yo. Por lo que esta ayuda fue muy grande y la mayor que la santa Iglesia pudo hacer a ningún señor, y la que más temida debe ser por todo fiel cristiano.


NOTAS


437. Martín IV, nacido Simon de Brie en Touraine (Francia) y elegido papa en 1281 tras seis meses de conclave gracias a que Carlos de Anjou encarceló convenientemente a dos cardenales italianos lo que decantó los votos a su favor. Fue entronizado en Orvieto ya que en Roma hubiera resultado imposible por tener a todo el pueblo romano en contra. Nunca llegó a pisar Roma. Murió en 1285 en Perugia. Como veremos excomulgó a Pere el Gran, y le desposeyó (sin éxito, todo hay que decirlo) de sus reinos, lo que provocó una invasión francesa fracasada que será relatada en esta crónica.

dimecres, 26 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXVII)

Carles d'Anjou es reuneix amb el papa Martí IV. Si el llenguatge emprat per Carles amb el papa, mentre l'acusa de ser la causa de tots els seus mals, us sembla fort, recordeu que Simon de Brie ha arribat a papa gràcies a la intervenció de Carles d'Anjou.


LXXVII


Cuando el rey Carles estuvo con el papa, le rogó que hiciese reunir a todo su consistorio, puesto que debía hablar con él y con todos los cardenales. Y tal como lo solicitó, así se cumplió. Y esto hacía el rey Carles porque fue de este modo como se le otorgó la posesión de Sicília, en presencia de todos; y entonces le prometieron socorro y ayuda. Y cuando el papa y su colegio estuvieron reunidos, el rey Carles dijo así:

- Santo Padre: vos y todo el consistorio sabéis que yo asumí la conquista de la tierra del rey Manfré en honor de la santa Iglesia, tal como entonces solicité; y vos en aquel momento, y todo vuestro colegio, prometisteis ayudarme contra cualquier persona que me la quisiera quitar, e incluso, que me proveeríais de dinero y de todo lo que necesitara. Y vos, santo padre, y todos los señores que aquí estáis, sabéis que yo he cumplido bien lo que os prometí, y no he ahorrado peligros a mi persona, ni a mis amigos, parientes o vasallos. Es cierto que el rey de Aragón, por vuestra gran culpa, ha venido contra nos en Sicília, y nos ha robado la isla de Sicília y gran parte de Calabria, y seguirá robando cada día, si Dios y vos no nos prestáis ayuda. Y ciertamente, santo padre, vos y estos otros señores, debéis apoyarme por cuatro razones señaladas. La primera razón es porque estáis de acuerdo conmigo. La segunda: porque lo que el rey de Aragón ha hecho, lo ha hecho por vuestra culpa; que debido a la cruel respuesta que disteis al noble En Guillem de Castellnou, se ha movido, tal como el que, en ausencia de la ayuda que vos le negasteis, tuvo que buscar ayuda en sus asuntos; lo que no hubiera hecho si vos le hubieseis prestado ayuda en lo que os pedía, que era justo motivo, y tan bueno, que no os diré que vos, sino todos los reyes de cristianos lo debieran haber ayudado, ya que jamás hubo rey que tan alta hazaña emprendiese, como él emprendió; y mantuvo tanto tiempo su conquista, que los cinco mejores reyes de cristianos que haya en el mundo no hubieran podido resistir. Y así, con gran culpa vuestra se ha movido y venido a Sicília; donde los sicilianos, con gran humildad, lo pidieron como señor, y vos sabéis que él tenía motivo, por razón de la reina, su esposa, y por sus hijos, para no desatenderlos. Pero si vos le hubieseis otorgado la ayuda que os pedía, nos estamos convencido que el no hubiera abandonado lo que tan bien había iniciado. Y así, santo padre, vos sois ocasión de nuestro mal, lo cual nos pesa mucho; que aunque solamente hubiésemos perdido al conde de Alençó, sobrino nuestro, fuera tan gran pérdida que no pudiera ser solucionada con nada del mundo; y aparte de su muerte, hemos perdido tantos buenos parientes, y vasallos nuestros y de nuestro sobrino el rey de França, que nunca podrán ser vengados. Y la tercera razón: que tengáis por seguro que, si inmediatamente no vais contra él y todos los que en su ayuda acudan, tanto hará, que hasta Roma llegará. Y que de castigo y de culpa absolváis a los que contra él estén y nos ayuden, y que condenéis a todos los que en su apoyo vayan, a perder todo lo que tienen; y cuando esta sentencia hayáis dado, seguramente el rey de Castilla, y el rey de Mallorques, y el rey de Anglaterra, y los otros señores cristianos del mundo, que tienen intención de apoyar al rey de Aragón, se abstendrán, que en nada se significarán, incluso, por ventura, algunos habrá que querrán ganar indulgencias; pero si no las quieren ganar, al menos no nos molestarán para nada. La cuarta razón es que del tesoro de Sent Pere nos abastezcáis para toda esta guerra a nos e incluso al rey de França, y que los amonestéis inmediatamente, con la cruzada que declararéis contra el rey de Aragó, que pienso ir contra su tierra. Y así, si estas cuatro cosas hacéis, nos iremos contra el rey de Aragón, y le quitaremos toda su tierra, y además, no podrá dar ayuda a Sicília.

dissabte, 22 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXIII)

Continuen els preparatius pel duel entre els dos reis. Apadrinarà Eduard I d'Anglaterra i se cel·lebrarà a Bordeus, propietat encara en poder d'Anglaterra, encara que ja realment dominada per França, como la Provença, o com Navarra, sense anar més lluny. Un lloc galdosament neutral.


LXXIII


Y cuando se firmó todo esto, y ninguno de los dos reyes se pudo retractar de esta batalla, el rey Carles envió a decir al rey de Aragón que había pensado y decidido que, ya que ambos eran del más alto linaje del mundo, que no debían combatir solos, ni diez a diez, ni cincuenta contra cincuenta, sino que debían combatir en el máximo número, esto es, que fuesen cien a cien, y que así podría decirse que en aquel campo, cuando ambos hubiesen entrado, cada uno con cien compañeros, habría los mejores doscientos caballeros del mundo. Y esto fue firmado por cada parte.

Y después el rey Carles le envió a decir que él había pensado que el rey N'Enduard de Anglaterra era el pariente más cercano a ambos que en el mundo hubiese, y que era de los más rectos reyes del mundo, y buen cristiano; y que tenía la ciudad de Bordeu (420), cerca de las tierras de cada uno de ellos, y que, bajo su protección, en la ciudad de Bordeu se combatiesen; y que a día cierto, bajo pena de traición, estuviese en el campo (421). Y así, esto le parecía lo más conveniente que ningún otro príncipe ni lugar que él pudiese pensar; sin embargo si el rey de Aragó encontraba algo mejor y más seguro para ambas partes, y que en más breve tiempo se pudiese conseguir, que lo dijese; y si esto le parecía adecuado, que lo firmase al amparo del juramento que anteriormente había prestado, en presencia de sus embajadores. Y si le placía, que él haría otro tanto ante los suyos.

Y después de esto los mensajeros acudieron al señor rey de Aragón, y le dijeron todo lo que el rey Carles les había ordenado que dijesen. Y cuando el señor rey de Aragón hubo oído todo lo que le hubieron dicho, tal como antes habéis escuchado, lo dio por bueno, y dijo que le parecía que el rey Carles había elegido correctamente, tanto en cuanto al número de combatientes, como en cuanto al apadrinamiento del rey de Anglaterra así como en la elección de la ciudad de Bordeu. Y no quiso discutir nada, sino que ratificó todo esto tal como antes se ha dicho, salvando que pidió que se añadiera al juramento (y que el rey Carles hiciese lo mismo) que bajo la pena que entre ellos se había pactado, que nadie podía llevar más caballeros ni más ejército que los cien caballeros que en el campo debían entrar. Y al rey Carles le plugo, y así lo juró y lo firmó cada uno de ellos; y así fueron firmadas las letras de batalla entre ambos reyes, con la especificación del número de combatientes, y bajo qué amparo se celebraría la justa, y del lugar donde debía hacerse, y la fecha en que debía celebrarse.

Ahora dejaré estar esto, y hablaré de la fama que recorría todo el país, de estas batallas, y que luego se extendió por todo el mundo; de forma que todos estaban a la expectativa del resultado de la justa, y todos callaban que en nada querían favorecer a ninguno ambos reyes. Y así el rey Carles envió a decir al rey de Aragón que si lo quería, sería conveniente establecer treguas entre ellos hasta que la batalla acabara. Y el señor rey de Aragón le envió a decir que, mientras siguiera vivo, no admitiría tener paz ni treguas con él, y le hacía saber que le haría y le intentaría hacer todo el mal que pudiese, y que estaba seguro que en caso contrario lo mismo le haría él; y que debía saber que pronto lo vería en Calabria, y que si quería, no necesitaría ir a Bordeu, para combatir.

Y cuando el rey Carles escuchó esta respuesta, pensó que no era buen lugar Rèjol para estacionar sus tropas, por tres razones: la primera, que, puesto que había perdido el dominio del mar, no tendría alimentos; la otra que sabía que el rey de Aragón quería pasar, según había entendido, a Rèjol, y la última que tenía que prepararse para el día en que había decidido estar en Bordeu. Y por ello partió de Rèjol y fue por tierra a Nàpols, y dejó a su hijo, el príncipe en su lugar. Y de Nàpols fue a Roma, a entrevistarse con el papa.

Ahora dejaré de hablaros de él, que se encuentra con el papa, y volveré a hablar del señor rey de Aragó.


NOTAS


420. Burdeos. En francés, Bordeaux Ciudad de la Gascuña.

421. Se trata de una propuesta envenenada, porque, si bien es cierto que en aquella época la Gascuña, y otras tierras del oeste de la actual Francia se encontraban bajo soberanía inglesa, la influencia y el poder efectivo de Francia impedían que el rey de Inglaterra fuera capaz de asegurar la protección del rey de Aragón, contra Carlos de Anjou que era tío del rey de Francia.

divendres, 21 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXII)

I en aquest capítol Muntaner ens desvela la trampa ordida per Carles, amb la saníssima intenció d'aturar una guerra que troba difícil de guanyar: retar singularment Pere, un contra un, deu contra deu, cent contra cent.


LXXII


Y pensó lo siguiente: - El rey de Aragó es el hombre con más coraje que nunca naciera, desde Alexandri hasta nuestros días, y si lo retas de felonía, por haber venido a tu tierra, él se defenderá. Y finalmente continuas enviándole mensajeros que le reten; y él siempre se excusará de esto y se defenderá aceptando batalla, singular, o diez contra diez, o cien contra cien. Y lo pondrá en conocimiento del rey de Anglaterra (419). Y de este modo firmaremos duelo a día cierto sin demora. Y cuando sea confirmada la batalla y las gentes lo sepan, todos los que en este momento están soliviantados y a punto de rebelarse, cesarán y dirán: "¿Para qué nos rebelamos? Puesto que el rey de Aragón ha de ir a batalla, y si llega a ser vencido, con el ejército que el rey Carles tiene, nos convertiremos innecesariamente en mártires." Y de este modo todo el mundo quedará a la expectativa, sin moverse por ningún motivo hasta que el duelo se haya celebrado. Y aunque el duelo no se celebrara, lo mismo pasaría: que no se movería nadie.

Y así, tomada esta decisión (que fue la más sabia y más elevada que nunca pensase ningún señor en tan grave situación), eligió a sus más honrados mensajeros, y los envió al señor rey de Aragón, a Messina. Y les ordenó que ante toda la corte en pleno, tanto de su gente como de sicilianos y de otras gentes, que le hablasen y que le comunicasen que no le entregarían su mensaje salvo en presencia de todos, y cuando se reuniera el pleno de la corte, que lo retasen. Y así, dichos mensajeros llegaron a Messina, e hicieron exactamente lo que su señor les había ordenado. Y cuando hubo pleno en la corte, dijeron:

- Rey de Aragón, el rey Carles nos envía a vos, y os envía a decir, por nuestra boca, que vuestra fe no vale nada, ya que habéis entrado en sus tierras sin desafiarle previamente.

Y el señor rey de Aragó, movido de ira, respondió y dijo:

- Decid a vuestro señor que nos mandaremos hoy mensajeros que le llegarán y que en nuestro nombre le responderán, y sabrán si sale de él lo que vosotros nos habéis dicho. Y si lo confirmare, ellos le responderán, personalmente, tal como vosotros habéis comunicado este reto ante nuestra presencia. Y ahora marchaos.

Y los mensajeros, sin despedida ninguna, regresaron ante el rey Carles y le entregaron la respuesta que el rey de Aragó había hecho.

Y no transcurrieron seis horas de un día que el señor envió, es decir, el rey de Aragón, dos mensajeros en un leño armado, que fueron ante el rey Carles. Y, sin saludarlo siquiera, le dijeron:

- Rey Carles, nuestro señor el rey de Aragón nos envía a preguntaros si fuisteis vos quien ordenasteis a los mensajeros que hoy llegaron, que le comunicasen las palabras que le han dicho.

Y respondió el rey Carles:

- Quiero que sepa el rey de Aragón, y vosotros, y todo el mundo, que nos les ordenamos que las dijeran, y las volvemos a repetir ante vosotros de nuestra boca.

Y entonces los caballeros se levantaron. Y uno de ellos habló, y dijo:

- Rey, nos os respondemos, en el nombre de nuestro señor rey de Aragón, que vos mentís de vuestra garganta, que su fe permanece intacta de todo lo que haya hecho. Sin embargo declara que vuestra fe no vale nada, ya que vinisteis contra el rey Manfrè, y además matasteis al rey Corralí. Y si a esto osáis responder que no, él os lo hará confesar cuerpo a cuerpo, y él no declara nada sobre vuestra caballería, puesto que bien conoce que sois buen caballero, y os dará ventaja de armas por ser de más edad que él. Y si esto no lo queréis aceptar, combatirá con vos, diez a diez, o cincuenta a cincuenta, o cien a cien. Y estamos autorizados y prestos a firmar todo esto.

Y el rey Carles, que los oyó, se alegró mucho, ya que entendió que había logrado su propósito. Y dijo:

- Barones, estos mensajeros nuestros que hoy fueron junto con vosotros regresarán, y comprobarán si el rey está de acuerdo con lo que vosotros decís. Y si es así, pienso darle su garantía, ante todos, a nuestros mensajeros, y juro sobre los santos Evangelios, tal como rey, que él no se volverá atrás de lo que diga. Y si esto hiciere, vosotros, junto con nuestros mensajeros, volved, y haremos el mismo juramento. Y después yo tomaré mi decisión en un día, y elegiré una de las alternativas que él me ofrece; y lo que yo decida, estoy listo para mantenerlo. Y luego acordaremos él y yo, en qué campo celebraremos la batalla; y esta decisión se tomará en otro día. Y cuando hayamos acordado en qué campo se celebrará el duelo, tomaremos el mínimo tiempo necesario, para prepararnos para la batalla.

- Todo esto nos place- dijeron los embajadores.

Y enseguida se trasladaron a Messina, y acudieron ante el señor rey. Y los mensajeros del rey Carles comunicaron todo lo que su señor les había ordenado, y cuando hubieron cumplido su misión, el señor rey respondió, y dijo:

- Decidle al rey Carles que todo cuanto han dicho nuestros mensajeros, nos lo confirmamos, y para que mejor lo crea, tanto él como vosotros, yo os lo repetiré.

Y les repitió exactamente, lo que sus mensajeros habían dicho. Y entonces respondieron los mensajeros del rey Carles:

- Puesto que así lo decís, rey, dadnos vuestra garantía en presencia de todos.

Y entonces el rey tomó un par de guantes que tenía un caballero, y los arrojó en presencia de todos.

Y los mensajeros del rey Carles recogieron las garantías, e inmediatamente dijeron:

- Jurad sobre los santos Evangelios de Dios, tal como hizo nuestro rey, que vos no os retractaréis; y si lo hacéis, que quedaréis falso, vencido y perjuro.

Y el señor rey hizo traer los Evangelios, y lo juró tal como ellos requerían. Y aún dijo el señor rey:

- Si hay alguna cosa más que creáis que debo hacer, estoy firmemente dispuesto a hacerla.

Y dijeron los mensajeros:

- Esto nos parece suficiente.

E inmediatamente, regresaron a Rèjol, al rey Carles, con los mensajeros del señor rey, y le dijeron todo lo que había sucedido, y todo lo que el rey de Aragó les había dicho.

Y enseguida el rey Carles cumplió con todo lo que el rey de Aragón había dicho y hecho, tanto en cuanto a la garantía como al juramento: y los mensajeros del rey de Aragón se llevaron las garantías. Y cuando esto fue firmado, de modo que ya no se podían volver atrás, el rey Carles se sintió muy satisfecho; y lo debía estar, ya que inmediatamente se apaciguaron los que contra él se querían rebelar, de modo que se cumplió todo su plan. Y por esto la gente dice, y es verdad, que no se tiene noticia de que el rey de Aragón fuese engañado en hechos de ninguna guerra, salvo en ésta. Y esto sucedió por dos razones. La primera, que se enfrentaba con un rey con mucha experiencia y muy sabio en todos los hechos, y es muy cierto que la experiencia vale mucho en cualquier caso de este mundo; y el rey Carles había practicado largamente en guerras, y era viejo y maduro en todos sus hechos. Y el rey de Aragó andaba del mismo modo sobrado de todas las bondades y bienes y saberes; pero era joven y la sangre le hervía, y no la tenía tan fría como el rey Carles, por lo que solo pensó en el presente. Y creed que todo sabio príncipe y toda persona sea cual sea su condición debe basar su pensamiento en el tiempo pasado y en el presente y en el futuro; y si lo hace así, y siempre requiere a Dios y le ruega que esté de su parte, no se equivocará en sus decisiones. Y el señor rey de Aragó en este asunto no contempló más que dos tiempos, esto es el pasado y el futuro, y dejó de considerar el presente; que si hubiera considerado el presente, se hubiera guardado de firmar estas batallas. Que bien podía él ver que el tiempo presente era tal que el rey Carles se encontraba perdiendo toda su tierra; e incluso, estaba en tal atolladero que hubiera caído por su propio peso: que se hubiera tenido que entregar en poder del rey de Aragón, sin golpe y sin sangre: ya que toda la tierra estaba a punto de rebelarse contra él.

Por lo que, señores que oiréis este libro, decidid que en vuestros consejos haya ricoshombre, caballeros, y ciudadanos y toda otra clase de gentes, entre otros, gente anciana que hayan visto y oído y practicado largamente en su oficio; y seguramente así serán capaces de escoger el mejor entre dos bienes, y de dos males el menor. Y no me extenderé más en este asunto, puesto que todos los señores del mundo son de tan alto linaje, y son tan buenos, que, si no fuera por los malos consejeros, jamás harían nada que pudiese enojar a Dios, e incluso cuando consienten que esto ocurra, no lo hacen de motu propio, sino que otros les dicen y les hacen entender cosas que piensan que son buenas y es al contrario. Por lo que ellos, en cuanto a Dios, quedan excusados, pero los mezquinos que así los engañan y les dan a entender mal por bien, son los responsables y serán castigados en la otra vida.


NOTAS


419. Eduardo I de Inglaterra, llamado el zanquilargo “Longshanks” y también el Martillo de Escocia.

dijous, 20 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXXI)

Ja tenim els dos exèrcits pràcticament cara a cara: Pere d'Aragó, a Sicília, coronat rei, i Carles d'Anjou, a Calàbria.

En aquest capítol, Muntaner ens prepara per una de les anècdotes més estranyes per a la nostra mentalitat actual. Com Carles intentarà aprofitar el sentiment cavalleresc de l'època per donar-li un tomb a la guerra i parar-li una trampa a Pere.


LXXI


Cuando el rey Carles supo que el conde de Alençó había muerto y todos los oficiales que con él estaban, y muchos caballeros y otras gentes, sintió gran dolor, tan grande que nadie podría describirlo; y fundamentalmente cuando supo que lo había hecho gente de a pie. Y meditó en lo que podría hacer. Y ordenó a toda su gente que estuviesen listos, para que, si el rey de Aragón se atrevía a pasar, poder vengar aquella matanza. Y se mostraba muy confiado ante sus gentes; pero, sin embargo, otra cosa tenía en su corazón. Y bien podía decirse de él que era el más sabio príncipe de armas que en el mundo había. Y esto por muchas razones: la primera que era del más alto linaje del mundo; y siempre había vivido en lances de armas, ya que había estado con su hermano, el rey Lluís de França, en el pasaje de Dimiata (417) y en la expedición de Tunis (418), y luego en las muchas batallas en las que había vencido, y en muchas guerras en Toscana y en Llombardia, y en otros lugares. Y quien esto escuche, que no crea que un señor precise únicamente ser bueno en armas, sino que también necesita ser sensato, y tener bondad y sabiduría, y elegir su ventaja en las guerras; que ya sabéis que el Evangelio dice que no vive el hombre sólo de pan. Por lo que ningún señor se puede considerar excelente sólo porque se diga de él que es bueno en armas, sino que otras muchas cosas ha de tener.

Y del rey Carles se podría decir que era bueno en armas, mas no solamente en armas, sino en cualquier hecho. Y tenía que dar a conocer a todo el mundo la decisión que él tomaría en el atolladero en que se encontraba; qué haría y cómo se las arreglaría para ser considerado con mayor valor y bondad que si hubiera vencido otra batalla como la del rey Manfrè y la del rey Corralí. Y si me preguntáis por qué, me resultará fácil responderos. Que cuando él venció aquellas batallas, estaba en todo su apogeo y ahora se encontraba en gran peligro y en estrecho atolladero, por muchas razones: la primera de todas que había perdido el dominio del mar; otra, que había perdido al conde de Alençó, con la mayor parte de los barones y caballeros que tenía y en los que podía confiar; y por otra parte, existía el grave peligro de que todo Principat y Calabria y Polla y Bruç, se rebelasen por la mala señoría que sus oficiales habían ejercido. Y de este modo, si meditáis atentamente en todo esto, amén de los otros muchos peligros en que se veía, y pensáis en que tenía en su contra al más valiente príncipe del mundo, y señor de las mejores gentes y más mortíferas que en el mundo haya, y más leales a su señor (que todos se dejarían despedazar antes de que su señor sufriera el más mínimo deshonor), podéis ver que en aquel momento le era absolutamente necesario, conservar la sensatez, el esfuerzo y la bondad.

¿Qué os diré? Aquella noche, mientras los otros dormían, el permanecía en vela y meditaba, e ideó el más perfecto plan que nunca pudiera imaginar ningún otro rey ni señor, en su propio beneficio y el de su tierra.


NOTAS


417. Damietta. En árabe Dumyat. Ciudad costera en el bajo Egipto. Se refiere a la “séptima cruzada” entre 1248 y 1254 en que Luís IX el Santo, desembarcó en Egipto y tomó la ciudad de Damiata. La expedición acabó en desastre, siendo capturados por los musulmanes que exigieron un rescate para liberarlos.

418. Se refiere a la expedición contra Tunez en 1270, llamada también “octava cruzada”. En esta expedición murió Luís IX, rey de Francia.

diumenge, 16 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXVII)

Y aquí tenim ja la primera batalla naval de les moltes que aquesta història ens conta.

Continue pensant que Muntaner exagera, i que l'edat de seixanta anys quan ho conta, li aporta una perspectiva un pèl irònica.

Fixeu-vos-hi en l'última frase del capítol: "E com aço hagren feyt fo vespre, e donaren part a la nuyt."


LXVII


Y cuando el rey Carles estuvo en la Gatuna, y todas sus gentes hubieron desembarcado, los que habían podido pasar en la noche, ordenó que el conde de Alençó, sobrino suyo, hermano del rey Felip de França, permaneciese en la Gatuna con gran parte de la caballería, mientras que él iría a la ciudad de Rèjol, que se encuentra a seis millas de la Gatuna y a doce millas de Messina. Y cuando estuvo en la ciudad de Rèjol, permitió a todas sus galeras que regresaran a sus tierras; y de este modo regresaron con gran gozo cada uno a su tierra. Así que de ciento veinte galeras que había, treinta eran de Polla (404) que hacían la ruta de Brandis (405); y las otras noventa iban hacia Nàpols.

Y el señor rey de Aragó que veía todo esto desde Messina, llamó a su hijo En Jacme Pere, almirante, y le dijo:

- Almirante, quiero que pongáis en vuestro lugar, al noble En Pere de Queralt, y a vuestro vicealmirante En Cortada, al mando de estas veintidós galeras, para que vayan tras aquella flota, y que ataquen entre ellos, ya que son gente que huye, y han perdido totalmente el coraje, y son de muchas naciones, y nunca han estado bajo un mando único, por lo que estad seguros que los derrotaran ya que ninguna galera defenderá a la del lado.

Respondió En Jacme Pere:

- Padre y señor, plázcaos que no ponga a nadie en mi lugar en estos asuntos, sino que yo mismo en persona vaya. Que todo esto, señor, que decís, es verdad, y todos serán muertos o presos; y así, plázcaos que yo tenga este honor.

Y el señor rey respondió:

- Almirante, nos no queremos que vayáis, ya que tenéis que ocuparos del resto de nuestra flota.

Así que el noble en Jacme Pere, con gran disgusto, se quedó, y dispuso las galeras tal como el señor rey le había ordenado. E inmediatamente zarparon con gran alegría, gritando todos: - Aür! Aür!-. Y las gentes de Sicilia y de Messina que estaban allí, todas se asombraron de esto; como el señor rey enviaba veintidós galeras contra noventa galeras y más de cincuenta, entre leños y barcas, que había más, y barcas de cruz, que van por la costa. Y vinieron todos al señor rey y le dijeron:

- Señor, ¿qué es lo que pretendéis hacer? Veintidós galeras queréis enviar contra mas de ciento cuarenta velas, que son las que se van.

Y el señor rey comenzó a reír, y dijo:

- Barones, hoy es el día en que veréis el poder de Dios y como actuará en esta hazaña. Y dejadnos hacer, que no queremos que nadie contradiga nuestra voluntad. Que nos confiamos tanto en el poder de Dios y en el buen derecho que tenemos, que aunque fueran el doble de los que son, todos los veréis hoy muertos y derrotados.

Respondieron todos:

- Señor, sea cumplida vuestra voluntad, y plazca a Dios ayudaros.

Y enseguida el señor rey cabalgó por la costa, e hizo tocar la trompeta, y todo el mundo se reunió con alegría. Y cuando estuvieron reunidos, el señor rey y el almirante con ellos subieron a las galeras, y el señor rey les predicó, y les ordenó lo que debían hacer. Y el noble En Pere de Queralt y en Cortada dijeron:

- Señor, plázcaos dejarnos marchar, que hoy realizaremos tal hazaña que la casa de Aragó será honrada, y vos y el almirante, y todos cuantos hay en Sicilia, tendréis gran gozo y alegría.

Y toda la chusma (406) de las galeras gritó:

- Persígnanos y bendícenos y mándanos que partamos, que son todos nuestros!

Y el señor rey alzó los ojos al cielo, y dijo:

- Padre y Señor, bendito seáis vos, que me habéis dado señoría sobre gente de tanto coraje. plázcaos defenderlos y guardarlos de todo mal, y darles la victoria.

Y los persignó y los bendijo, y los encomendó a Dios. Y enseguida él y el almirante, su hijo, desembarcaron de las galeras, por la escala que tenían, en la Font d'Or (407), de Messina.

Y tan pronto como el señor rey bajó a tierra, las galeras batieron sus remos; y en el momento en que ellos batían los remos, la flota del rey Carles todavía no había rebasado la Coa de la Volp (408). Y las veintidós galeras arbolaron (409) y alzaron velas (410); y a remo y a vela (411) decidieron ir contra la flota del rey Carles. Y la flota del rey Carles, los vieron venir, y pusieron rumbo a Nicòtena (412) y, cuando llegaron al golfo de Nicòtena, se reunieron, y dijeron:

- Hete aquí las veintidós galeras que había en Messina, del rey de Aragó. ¿Qué hacemos?

Respondieron los napolitanos, que sentían gran temor de que los provenzales no les desamparasen, mientras que los genoveses y los pisanos, eran partidarios de prepararse para la batalla. Y si me preguntarais cuantas galeras había en cada lugar, os lo diré: había veinte galeras de provenzales, bien armadas, y quince galeras de genoveses, y diez de pisanos, y cuarenta y cinco de Nàpols, además de las barcas y los leños de la costa de Principat y de Calabria.

¿Qué os diré? Que tan pronto como la flota del rey Carles se encontró frente a Nicòtena, todos desarbolaron, y se pusieron en orden de batalla. Y cuando las veintidós galeras estuvieron a dos tiros de ballesta también desarbolaron y despejaron cubiertas e izaron el estandarte en la galera del almirante. Y se armaron todas y trabaron una galera con otra; de modo que, las veintidós galeras trabadas y armadas, bogaron, listas para la batalla, contra la flota del rey Carles. Y las de la flota del rey Carles no podían suponer, bajo ningún concepto, que se atreviesen a combatir, más bien pensaban que estaban haciendo teatro. Pero, cuando vieron que el ataque iba en serio, las diez galeras de los pisanos abandonaron la formación, arbolaron y en redondo, con viento fresco, empezaron la huida. En cuanto los pisanos hubieron hecho esto, los genoveses actuaron de forma parecida, y lo mismo los provenzales, ya que todos ellos tenían galeras ligeras y bien armadas.

Y cuando las cuarenta y cinco galeras, y los leños armados, y las barcas del Principat vieron esto, se tuvieron por muertos y retrocedieron hacia la playa de Nicòtena. Y las veintidós galeras atacaron entre ellos. ¿Qué os diré? Que hirieron a tanta gente que el número de heridos era innombrable; y capturaron más de seis mil personas vivas; y apresaron las cuarenta y cinco galeras, y los leños armados y las barcas. Y no bastó con esto, sino que desembarcaron en Nicòtena y la tomaron; y allí mataron a más de doscientos hombres de a caballo, franceses de la hueste del rey Carles, que ya habían acudido; puesto que de Messina a Nicòtena no hay más de treinta millas.

Y cuando acabaron con esto, era ya tarde, y se entregaron al merecido descanso.


NOTAS


404. Apulia, en italiano Puglia. Región del sudeste de Italia con capital en Bari.

405. Brindisi. Puerto del sur de Italia.

406. Chusma: Conjunto de galeotes que servían en las galeras reales.

407. Fuente de Oro.

408. La traducción de este accidente geográfico sería la rabo del lobo.

409. Arbolar: poner los árboles a una embarcación.

410. Alzar velas: disponerse para navegar.

411. Esta locución marinera ha pasado a significar la entrega total, con toda ansia y diligencia para ejecutar algo.

412. Nicotera. Población en Calabria.

dissabte, 15 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXVI)

Continua Muntaner narrant-nos la batalla de Messina, i la fugida de les tropes de Carles a Reggio-Calàbria.


LXVI


Cuando el rey Carles se escabulló del sitio de Messina, que se levantó al primer sueño de la noche, se instaló en la Gatuna, ya que es la tierra más cercana a Calabria, desde Messina, que de Messina a la Gatuna no hay más de seis millas. Y esto hizo para que las galeras y las barcas hiciesen muchos viajes en la noche: sin embargo no pudieron hacer tantos viajes, como para impedir que mucha gente, tanto de a caballo como de a pie, quedasen al alba en Sicilia, todos los cuales murieron a manos de los dos mil almogávares que había en Messina. Y quiero que sepáis además que ninguna tienda, ni vino, ni viandas, ni nada que hubiera en la hueste, se pudieron llevar; que sabed que mientras los almogávares no pensaban más que en las gentes del rey Carles que habían permanecido en tierra, los de Messina se afanaban en recoger la ropa de las tiendas. Sin embargo los almogávares se afanaban en matarlos prontamente, de forma que todavía consiguieron parte de las telas que había en las tiendas. Sin embargo habían obtenido tanto botín de los que habían matado, que no era posible contarlo; y ya podéis imaginar que cuando uno huye y se quiere poner a salvo, no deja oro ni plata, sino que quiere llevárselo consigo. De modo que aquellos que los mataban lo conseguían todo; y así todos ganaron lo indecible.

Sin embargo podéis calcular cuanto poder tenía el ejército del rey Carles que estaba sitiando Messina: que había más de ciento veinte galeras, y un sinfín de leños armados, y barcas armadas, y barcas de ribera, que pasaban seis caballos de una vez cada una; y sin embargo en toda la noche no pudieron pasar a toda la gente; y era en el mes de septiembre, cuando la noche es tan larga como el día, y el trayecto es tan corto como ya os he dicho, de seis millas. Y para que todos entiendan esto, aunque no sepan cuanto son seis millas, quiero que sepan que dista tan poco la tierra de Sant Reiner de Messina del hoyo de la Gatuna, que de una parte a otra veríais un hombre a caballo y sabríais si se dirige a levante o a poniente; para que veáis cuan cerca está, y cuanta gente había, que a pesar de tanto navío no pudieron pasar en una noche.

Por lo que las gentes del mundo critican al rey Carles por no haber querido esperar a la batalla con el señor rey de Aragó, pero aquellos que saben dicen que ningún señor del mundo obró más sabiamente que el rey Carles, por los motivos que ya os he dicho, su temor a la traición de los que con él iban. Por otra parte, conocía el coraje del rey En Pere, que era el mejor caballero del mundo, y que traía consigo a sus buenos caballeros de su tierra, que ni el rey Artús los tenía en la Tabla Redonda, y gentes de a pie, más de treinta mil de su tierra, que cada uno valía por un caballero. Y de este modo, meditando esto, obró muy sabiamente ateniéndose a lo seguro, que él sabía que tan grande era su ejército, que en poco tiempo pensaba recobrarlo todo. ¿Qué os diría? Que ciertamente eligió lo mejor, que si se hubiese quedado, hubiera sido muerto y derrotado, ya que Dios estaba al lado del señor rey de Aragó y de sus gentes y por esto lo había conducido hasta aquel lugar.

divendres, 14 de novembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (LXV)

Carles d'Anjou, sabent que Pere d'Aragó avança cap a Messina, fuig i passa amb les seues tropes a Calàbria.

Segona escabetxina dels almogàvers amb els francesos que no han pogut fugir a temps.


LXV


Y llegó aquella noche un mensajero al rey Carles con la noticia de que el rey de Aragón acudía con todo el ejército de Sicilia y con todo su ejército por mar y por tierra, y que ya se encontraba a cuarenta millas. Y el rey Carles cuando oyó esto, y era muy sabio señor de hechos de armas y de cualquier hecho, pensó que si el rey de Aragón venía, era imposible que viniese sin que algunos de su hueste lo supiesen, y del mismo modo que habían traicionado al rey Manfré, igualmente lo podrían traicionar. Y aparte de esto, tenía miedo que la tierra de Calabria se rebelase, por lo que aquella noche decidió embarcarse y pasar a Rèjol (402). Y al zarpar al alba, vieron los de Messina que se habían marchado aunque todavía quedaban muchos.

Y los almogávares cargaron contra ellos, y todos cuantos habían permanecido en tierra, de a pie y de a caballo, murieron. Y después cargaron contra las tiendas, y ganaron tanto que Messina fue rica para siempre; y los almogávares no es preciso decirlo, que manejaban los florines igual que uno manejaría la calderilla. Y enseguida fueron contra las atarazanas en Sant Salvador, donde había más de ciento cincuenta entre galeras y taridas en el varadero que el rey Carles estaba haciendo construir para su expedición a Romanía, tal como antes os he contado. Y las incendiaron todas, y el fuego fue tan grande que parecía que todo el mundo ardía. De lo que el rey Carles sintió gran dolor, ya que él lo contemplaba todo desde Gatuna (403), donde se encontraba.

¿Qué os diré? Que llegaron mensajeros al señor rey de Aragón y de Sicilia y lo encontraron con las huestes a treinta millas de Messina y le narraron todo lo ocurrido tal como había sucedido, de lo que el señor rey quedó muy descontento, ya que de todas todas él quería combatir con el rey Carles, y con aquella ilusión venía él y sus gentes; pero sin embargo pensó que todo era obra de Dios, y que Dios sabía lo que era mejor para él.

Y así entró en Messina. Y si se le había hecho fiesta en Palerm, mucho mayor fue en Messina, de forma que la fiesta duró más de quince días. Sin embargo aunque se hiciese fiesta, el señor rey pensaba en sus asuntos. Y al día siguiente al que el señor rey entrara en Messina, veintidós galeras de las suyas entraron bien armadas.

Ahora os hablaré del rey Carles, y dejaré al señor rey de Aragón.


NOTAS


402. Reggio di Calabria.

403. La Catona.

dimecres, 15 d’octubre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (XXXV)

Un altre capítol curt on Muntaner ens narra la fi del domini imperial sobre Sicília. Corria l'any 1268, quan, Cornradí Hohenstauffen és derrotat a la batalla de Tagliacozzo, empresonat i decapitat.

Carles d'Anjou se les promet molt felices. No sap que Pere II d'Aragó, el Gran, li la té jurada.


XXXV


Y no pasó mucho tiempo que el rey Corral (323) vino desde Alemanya con gran ejército, contra el rey Carles, para vengar al rey Manfrè y al rey Enç que habían muerto en la batalla. Y asimismo se combatió a fecha fija con el rey Carles; y tal como a Dios plugo, la derrota recayó sobre el rey Corral y sus gentes. Y el rey Carles fue el vencedor y levantó el campo, y apresó con vida al rey Corral; y con mala decisión, le cortó la cabeza en Nàpols, cosa por la que todos los príncipes del mundo y las otras gentes le censuraron mucho, pero así sucedió.

De modo que el rey Carles, no tuvo en su tierra oposición de nadie, y nadie intentó vengarse, hasta que el rey En Pere d'Aragó, por el honor de su esposa y de sus hijos, decidió firmemente que aquellas muertes serían vengadas.

Y dejaré ahora de hablar de esto, que ya retornaré cuando sea tiempo y lugar, y volveré a hablar del señor rey En Pere de Aragón.


NOTAS


323. Se trata de Conrado V o Conrado el Joven, también llamado Conradino (Corralí según Muntaner) Hohenstauffen. Derrotado el 1268 por Carlos d’Anjou en la batalla de Tagliacozzo, fue decapitado por el francés.

dimarts, 14 d’octubre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (XXXIV)

Com haureu observat als dos capítols anteriors, el cronista ha tornat enrere en el temps, amb la clara intenció de millor explicar-nos l'origen i la legitimitat de la guerra que Pere II el Gran mantindrà contra Carles d'Anjou i els seus aliats francesos per la possessió de Sicília.

Avui assistim a la mort de Manfrè, rei de Sicília i pare de Constança, o el què és el mateix, la mort del sogre de Pere, a mans de Carles d'Anjou.

Corre l'any 1266 i Sicília, amb el recolzament de l'Església de Roma, ja ha quedat en poder d'una dinastia francesa. Recordem que Carles d'Anjou era germà de Lluís IX el Sant, rei de França.


XXXIV


Y cuando el rey Manfré supo que el rey Carles le venía encima, tal como el gran señor que era, entre los más valientes reyes que había en el mundo, se preparó y acudió con todo su ejército a las fronteras de su reino; y ambos acudieron a la batalla muy gustosamente. Y probablemente el rey Manfré hubiera vencido la batalla, si no hubiera sido por el conde de Casarta, y el conde de la Serra y otros barones suyos, que al atacar desde la vanguardia se pasaron al rey Carles y vinieron contra su señor el rey Manfré, de modo que las gentes del rey Manfrè quedaron desorientadas. Aunque el rey Manfrè no se amilanó por nada, sino que atacó valientemente allá donde vio la señera del rey Carles; y la batalla, en aquel lugar donde ambos reyes estaban, fue muy cruel y airada y duró de la mañana hasta la noche. Y plugo a nuestro Señor que el rey Manfrè muriese. Y cuando llegó la noche, y su gente vio que no encontraban al rey Manfrè, derrotados, huyeron cada uno a su país.

Y así el rey Carles poseyó el reino. De esto no quiero hablaros más, ni de cómo ni de qué manera, que no toca ni corresponde a la materia de que yo os quiero hablar; pero solamente os diré que él fue, desde esta batalla, señor de Sicilia y de todo el resto de sus tierras. Y esto ocurrió el año mil doscientos sesenta y seis, a veintisiete de febrero.

dilluns, 13 d’octubre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (XXXIII)

Carles d'Anjou, d'amagat (segons ens diu Muntaner, tan diplomàtic ell) de Lluís IX el Sant, rei de França, pacta amb el papa, el nomenament com a rei de Sicília, i li demana diners per poder expulsar la família Hohenstaffen de l'illa.

Tot per a què la seua dona sigui reina, i pugui seure a la mateixa altura que la cunyada reina de França. Quines coses...!


XXXIII


- Santo Padre, he oído que vos habéis solicitado a todos los reyes e hijos de reyes de cristianos, a que emprendiesen la guerra contra el rey Manfré, y todos os han dicho que no. Por lo que yo, en vuestro honor y el de la santa Iglesia romana y en el de la santa fe católica, emprendo dicha conquista en las condiciones en las que la ofrecíais a los reyes, y es por esto que he venido, sin haber pedido consejo a mi hermano el rey de França, y nadie más sabe que he venido aquí. Y así yo, con que me proporcionéis dinero del tesoro de la Iglesia, estoy decidido a emprender inmediatamente dicha conquista, que de otro modo, santo padre, si no me proporcionáis dinero, no podría hacer nada; ya que mi riqueza no es tanta que baste para esta conquista; y fundamentalmente porque vos sabéis que el rey Manfré es uno de los grandes señores del mundo y el que más honradamente vive y con muy buena caballería; por lo que es necesario que con gran ejército iniciemos la guerra.

Y el papa entonces lo fue a besar en la boca, y le dijo:

- Hijo de la santa Iglesia, bienvenido seas! Yo, de parte de Dios, por el poder que Dios me ha concedido, por san Pedro y por san Pablo, te doy muchas gracias por el ofrecimiento que me has hecho. Y en este momento te impongo la corona del reino de Sicilia y de todo cuanto posee el rey Manfré, y te hago rey y señor por tres generaciones; y te prometo que te proveeré de tanto dinero como necesites, del tesoro de san Pedro, hasta que la conquista hayas finalizado.

Y así le fue otorgado aquel día, día que fue maldito para las necesidades de los cristianos, ya que con aquella donación se ha perdido toda la tierra de ultramar y todo el reino del Natolí (322), que los turcos han arrebatado al emperador de Constantinoble, y ha habido y habrá grandes matanzas de cristianos; por lo que bien se puede decir que aquel fue día de llanto y de dolor.

Y así el conde salió del consistorio con la corona en la cabeza y otra corona que llevaba en la mano, que el papa le dio para que se la pusiera a la condesa en cuanto llegara a Marsella, y la coronase reina. Y le facilitó un cardenal, que hizo de legado del papa, para que, en nombre del papa, junto con el rey Carles, se la pusiera en la cabeza y la coronase reina de Sicilia. Y así se cumplió.

Y cuando esto acabó, se despidió del papa. Y el papa publicó esta donación y esta coronación, y entregó mucho dinero al rey Carles, y al cardenal, con el encargo de que no lo abandonara. Y el rey Carles regresó a Marsella, donde encontró a la condesa, quien tuvo gran alegría y gozo, sobre todo cuando fue coronada reina.

Y cuando todo esto acabó, el rey Carles y la reina su esposa entraron en França y se fueron a París. Y las reinas se sentaron en un asiento juntas, de lo que se alegraron mucho ambas. Y si ellas se alegraron, el rey de França tuvo gran disgusto por lo que el rey Carles había hecho, que si lo hubiese podido deshacer, lo hubiera hecho gustosamente, pero no podía traicionar a su hermano, así que le dio todo el socorro y ayuda que pudo. Y asimismo todos los barones de França le dieron ayuda, quién con dinero, quién con personas, de tal modo que reunió un gran ejército y vino contra el rey Manfré y entró en su tierra.


NOTAS


322. Anatolia

diumenge, 12 d’octubre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (XXXII)

En aquest capítol, una mica més llarg d'allò que resulta habitual en aquesta crònica, Muntaner ens dona la seua particular versió del conflicte entre els reis "naturals" de Sicília (la familia Hohenstoffen, a la que, casualment, pertanyia Constança, la dona de Pere el Gran) i els francesos, recolzats pel papa.

Com sempre, tota la culpa, de les dones. I és que, no hem canviat tant, des d'Adam i Eva...


XXXII


Verdad es que el emperador Frederic fue el hombre de mejor sangre y linaje del mundo, y el más sabio y el mejor en cualquier hazaña; y fue elegido emperador de Alemanya con la concordia y aquiescencia del santo padre apostólico, y fue elegido allá donde debía ser elegido y por quienes debían elegirlo, y luego fue confirmado en Milán y en Roma por el santo padre apostólico y por todos aquellos a quienes correspondía confirmarlo. Y entró en legítima y cabal posesión de todo lo que pertenecía al imperio.

Y como a Dios place que en este mundo nadie pueda tener gozo ni placer cumplido, por obra del diablo nació entre él y el papa discordia; y sobre quien de los dos tuvo la culpa, no me corresponde a mí decirlo, y nada os diré. Pero los conflictos y la guerra crecieron y se multiplicaron entre la santa Iglesia y el emperador, y esto duró mucho tiempo.

Y tras esto hubo paz entre la santa Iglesia y él, acordando que él pasaría a Ultramar para conquistar la Tierra santa y sería jefe y comandante de todos los cristianos que allí habían o acudieran, y todo el imperio se atendría a su señoría y mandato.

Y luego de ésta paz el pasó a Ultramar con gran poder, e hizo mucho bien y conquistó ciudades y lugares, que arrebató a los sarracenos. Y después de haber permanecido allí durante mucho tiempo, se vio obligado a regresar, a causa de quien ni por qué motivo, no os lo sabría decir. Y cuando estuvo de regreso, volvió a comenzar la guerra entre la santa Iglesia y él, es decir, la guerra con los dirigentes de la santa Iglesia. Y os repito que no oiréis de mis labios de quién fue la culpa de esta guerra, ni por qué sucedió, ni quién la empezó: no me está permitido hablar. ¿Qué os diré? Que duró tanto la guerra como años vivió.

Y al morir dejó tres hijos, los más sabios y mejores que nunca salieran de señor alguno, salvo del señor rey En Jacme d'Aragó, de quien ya os he hablado. Y, de los tres hijos, hizo heredero a Corralí (311) de su patrimonio en Alemanya; y a otro hizo rey y heredero de Sicilia y de Principat, y de Terra de Llavor, y de Calabria, y de Polla y de Bruç (312) (tal como antes os he narrado), y se llamaba rey Manfré (313); y al otro lo hizo rey de Sardenya (314) y Còrsega (315), y se llamaba Enç (316).

Y así, cada uno de estos tres señores poseyeron sus tierras con gran fe y rectitud. Sin embargo los clérigos trataron de desposeerlos de todo cuanto tenían, apoyándose en la sentencia que el santo padre había dictado contra su padre, el emperador; y acudieron a cuantos reyes de cristianos había en el mundo, para que preparasen la conquista; y no encontraron a nadie que quisiese acometerla, y principalmente el santo rey Lluís de França (317), que estaba en aquel tiempo en alianza y gran amistad con el emperador Frederic, y el rey N'Enduard d'Anglaterra (318), y también el rey de Castilla, y asimismo el rey En Pere d'Aragón, desposado con la hija del rey Manfré. Y con estas intenciones anduvieron mucho tiempo, sin encontrar quien quisiera desposeerlos.

Y es cierto que en aquellos tiempos el rey Lluís de França tenía un hermano, llamado Carles (319), que era conde de Anjou (320); y ambos hermanos tenían sendas hermanas por esposas, hijas del conde de Proença (321), que era primo hermano del rey En Pere d'Aragó, padre del buen rey En Jacme. Y en vida del conde de Proença, el rey Lluís de França tomó su hija mayor por esposa. Y cuando el conde de Proença murió, quedó la otra hija, y el rey de França concertó que la desposara el conde de Anjou, su hermano, quien de este modo adquirió todo el condado de Proença; y así fue conde de Anjou y conde de Proença.

Y cuando esté matrimonio fue consumado, la reina de França tuvo gran deseo de ver a la condesa su hermana, y la condesa igualmente tenía gran deseo de ver a la reina. Así que, finalmente, la reina envió a rogar al conde y a la condesa que cuando el conde viniera a França al condado de Anjou, que trajese a la condesa para así poderla ver. Y el conde y la condesa se lo otorgaron.

Y no transcurrió mucho tiempo que el conde llevó a la condesa a París, donde estaban el rey y la reina. Y el rey y la reina hicieron reunir grandes cortes para su contento e hicieron acudir a condes y barones, con su respectivas esposas. Y cuando la corte fue llena de condes, y de barones, y de condesas y de baronesas, el asiento de la reina fue hecho sólo para ella, y a sus pies se dispusieron el asiento de la condesa su hermana y los de las otras condesas; de modo que la condesa de Proença estuvo tan dolida de que su hermana la reina no la sentase a su lado, que por poco no revienta de dolor. Y en cuanto hubo estado un poco tiempo, dijo que le dolía el corazón y que se quería volver a la posada, de modo que ni la reina ni nadie la pudo retener. Y cuando llegó a la posada, se echó sobre la cama y lloró y suspiró e hizo gran duelo. El conde que supo que la condesa se había marchado, sin esperar la comida, se sintió muy contrariado, ya que la amaba más que ningún otro señor pudiera amar a su esposa. Y fue a ella y la encontró en la cama llorando. Y él, inflamado de ira, pensó que alguno o alguna le hubiese dicho algo que la molestase, la besó y le dijo:

- Amiga, decidme qué tenéis, o si alguien os ha dicho algo que os haya molestado; que si es así, sabed bien cierto que inmediatamente os daré venganza, sea quien sea.

Y la condesa que sabía que él la amaba más que a nada en el mundo, a fin de que no se enfriase su enojo, le dijo:

- Señor, ya que me lo pedís, os lo diré, que yo a vos no puedo ocultaros nada. ¿Qué mujer hay en el mundo que deba estar tan dolida como yo, que hoy he recibido la mayor afrenta que nunca ninguna mujer recibiera? Vos sabéis y es cierto, que sois hermano, de padre y de madre, del rey de França, y asimismo yo soy hermana, de padre y de madre, de la reina; y hoy que toda la corte estaba a rebosar, la reina se sentó en su trono, y yo con las otras condesas me senté a sus pies, de lo que estoy verdaderamente dolida y deshonrada; así que inmediatamente os ruego que mañana nos volvamos a nuestra tierra, que por nada del mundo quiero quedarme aquí.

Y al respecto el conde le respondió:

- Ah, condesa! No lo toméis a mal, que es costumbre que con la reina no puede ni debe sentarse nadie si no es reina. Por tanto consolaos, que os juro por el sacramento de la santa Iglesia y por el buen amor que os tengo, que si estoy vivo, antes de que pase un año, tendréis corona en la cabeza; que seréis reina y podréis sentaros en el asiento de la reina, vuestra hermana. Y de esto os hago juramento y os beso en la boca.

Y con esto la condesa se consoló, pero no tanto que el dolor no permaneciera, y en cuatro días se despidió del rey y de la reina y regresó con el conde a Proença; de lo que mucho se entristeció el rey, y la reina, ya que tan pronto se marcharon.

Y en cuanto el conde hubo regresado con la condesa a Proença, hizo armar cinco galeras y fue a Roma a ver al papa. Y cuando llegó a Roma, el papa y los cardenales se asombraron cuando supieron que había venido, ya que no habían tenido noticias, aunque con gran honor lo recibieron y le hicieron gran fiesta. Y a la mañana siguiente envió a decir al papa que reuniese su colegio, que les quería exponer el por qué había venido. Y el papa así lo hizo.

Y cuando el papa y los cardenales estuvieron reunidos, le enviaron a decir que viniese. Y él acudió, y ellos se levantaron y le condujeron a un buen y hermoso asiento bueno tal como correspondía a hijo de rey. Y cuando todos se hubieron sentado, comenzó así su discurso:


NOTAS


311. Conrado IV. (Andria, Pulla 1228 - Lavello, Basilicata 1254). Hijo del emperador Federico II, fue depuesto como su padre por el papa Inocencio IV. No llegó a ser coronado emperador.

312. Para estos topónimos, ver capítulo XI, donde se detallan las posesiones de Manfredo I en Italia.

313. Manfredo I. Hijo natural legitimado de Federico II. Ver capítulo XI.

314. Cerdeña.

315. Córcega.

316. Enzo. Hijo natural de Federico II. No llegó a tomar posesión de estas islas.

317. Luís IX de Francia, llamado el Santo. Hijo de Luís VIII y de Blanca de Castilla.

318. Eduardo I de Inglaterra. Hijo de Enrique III y de Eleonor de Provenza. Casado con Eleonor de Castilla, y más tarde al enviudar, con Margarita hermana de Felipe IV de Francia.

319. Carlos I de Nápoles, o Carlos de Anjou. Hijo de Luís VIII. Propuesto por los papas para oponerse a los descendientes de Federico II en Sicilia.

320. Provincia de Francia que ha sido más una unidad política que geográfica. Sus fronteras coincidían aproximadamente con las del actual departamento del Maine y Loira.

321. Provenza. País occitano limitado al oeste por los territorios del Languedoc, al este por la Liguria y el Piamonte, al norte por el Delfinado y al sur por el mediterráneo. El conde de Provenza al que se refiere es Ramón Berenguer V, padre de Margarita, esposa de Luís IX de Francia, y de Beatriz esposa de Carlos I de Nápoles, otras dos hijas suyas fueron Eleonor esposa de Enrique III de Inglaterra y Sancha esposa de Ricardo de Inglaterra.