El contraatac dels francesos a la península italiana esdevé un fracàs. Atents als costums bèl·lics de l'època respecte al comportament amb els vençuts (tallada de mans i arrancada d'ulls)
Segons Muntaner, els catalans només acaben fent-ho (què bons que eren!) com a resposta a l'indigne comportament francès. No crec que sigui gaire de fiar aquesta notícia. Sembla, però, que a la fi arriben a un acord de "si tu no ho fas, jo tampoc no ho faré"
I al final del capítol, Muntaner ens informa de la mort de Carles d'Anjou. Curiosament el fill, Carles el Coix, es troba empresonat a Barcelona, però aquest avantatge no pot ser aprofitat, per les pressions bèl·liques a què assistirem en pròxims capítols.
Segons Muntaner, els catalans només acaben fent-ho (què bons que eren!) com a resposta a l'indigne comportament francès. No crec que sigui gaire de fiar aquesta notícia. Sembla, però, que a la fi arriben a un acord de "si tu no ho fas, jo tampoc no ho faré"
I al final del capítol, Muntaner ens informa de la mort de Carles d'Anjou. Curiosament el fill, Carles el Coix, es troba empresonat a Barcelona, però aquest avantatge no pot ser aprofitat, per les pressions bèl·liques a què assistirem en pròxims capítols.
CXVIII
Cuando el rey Carles hubo oído todas estas malas noticias, tanto sobre la prisión del príncipe, como sobre la batalla de los condes, y sobre la batalla de Agosta, así como sobre todos los otros desastres que había sufrido y sufría cada día, recurrió al papa y luego al rey de França, con el fin de conseguir alianzas y solucionar todo lo que pudiese contra el rey de Aragó. Y cuando hubo tramado y dispuesto todo lo que estaba en sus manos para que el rey de França se moviese contra el rey de Aragón, acudió a Nàpols, ya que temía que los napolitanos también se rebelasen; y con él venía el conde de Artès y otros condes y barones, y unos dos mil caballeros. Y cabalgaron sin descanso hasta que llegaron a Nàpols; y llegaron en tan mal momento, que podéis creer que de los dos mil no consiguieron regresar a França más que unos doscientos, que el resto murieron en la guerra, en Calabria y en Tàranto. Y un solo día murieron en Otrento más de trescientos caballeros, e igualmente murieron muchos en Tàranto; y en el llano de Sent Martí murieron en un día, a manos de los almogávares, más de quinientos caballeros. ¿Qué os diré? Que en cualquier lugar en el que topasen con catalanes y aragoneses, acababan muertos y derrotados. Y esto ocurría por la voluntad de Dios, que así abatía su orgullo, y exaltaba la humildad que mostraba el señor rey de Aragón, y sus hijos y su gente.
Y podéis entenderlo por tal como se comportaban con los prisioneros a los que, por honor de Dios, dejaban ir libremente; cosa que nunca se pudo decir que el rey Carles soltara a nadie que en su poder cayese, ni en el de los suyos, sino que cuando capturaban a alguien, le cortaban las manos y le sacaban los ojos. Y esta enormidad sufrieron el almirante y los del señor rey de Aragón durante demasiado tiempo, de modo que al final se hartaron del gran despropósito que los franceses cometían. Y el almirante empezó a cortar las manos y a sacar los ojos; y cuando vieron esto, se enmendaron y lo mismo el almirante; y se enmendaron por causa del mal recibido y no por el honor de Dios ni por compasión. Y esto ocurre así con muchas gentes, que más se consigue de ellas mediante amenazas y castigos que con premios; y sin embargo más le valdría a cada cual que se enmendase de sus vicios, si los tiene, por honor y temor de Dios, que no esperar a que la ira de Dios caiga sobre ellos.
¿Qué os diré? Que cada día llegaban al rey Carles tales malas noticias; que se comenta que no hubo señor en el mundo, que tras la gran prosperidad que había alcanzado, sufriera tal amargura en su fin. Por lo que todos debéis conocer cuan inútil resulta esforzarse en protegerse de la ira de Dios, puesto que nada puede subsistir contra la ira de Dios. ¿Qué os diré? Que era tal la postración en la que cayó que plugo a nuestro señor Dios que acabara sus días; y abandonó esta vida. Y bien puede decirse de él, que el día en que murió, murió el mejor caballero del mundo, salvo el señor rey de Aragón y el señor rey de Mallorca; y sólo os pongo como excepción a estos dos. Y así, quedó en gran penalidad su tierra, con motivo de su muerte y de que el príncipe que tenía que heredar su tierra, se encontraba preso en Barcelona. Sin embargo el príncipe tenía muchos infantes; entre otros, tres infantes mayores, a saber: monsèñer En Lluís, que después fue obispo de Tolosa y fraile minorita (591), y murió obispo, y hoy ha sido proclamado santo y canonizado por el santo padre apostólico, el cual hizo celebrar fiesta por él en todas las tierras de cristianos. Y también tenía otro hijo, llamado monsèñer En Robert, cuyo título era duque de Calabria; y otro hijo que se llamaba, y todavía se llama, príncipe de Tàranto. Y estos dos hijos, con el conde de Artès y con otros barones honrados de su misma sangre, regentaron la tierra hasta que su padre, el príncipe salió de la prisión; que salió en paz, de acuerdo con lo que más tarde oiréis.
Y dejaré de hablaros del rey Carles y de sus nietos, que regentaban su tierra, y volveré a hablaros del rey de França.
NOTAS
Y podéis entenderlo por tal como se comportaban con los prisioneros a los que, por honor de Dios, dejaban ir libremente; cosa que nunca se pudo decir que el rey Carles soltara a nadie que en su poder cayese, ni en el de los suyos, sino que cuando capturaban a alguien, le cortaban las manos y le sacaban los ojos. Y esta enormidad sufrieron el almirante y los del señor rey de Aragón durante demasiado tiempo, de modo que al final se hartaron del gran despropósito que los franceses cometían. Y el almirante empezó a cortar las manos y a sacar los ojos; y cuando vieron esto, se enmendaron y lo mismo el almirante; y se enmendaron por causa del mal recibido y no por el honor de Dios ni por compasión. Y esto ocurre así con muchas gentes, que más se consigue de ellas mediante amenazas y castigos que con premios; y sin embargo más le valdría a cada cual que se enmendase de sus vicios, si los tiene, por honor y temor de Dios, que no esperar a que la ira de Dios caiga sobre ellos.
¿Qué os diré? Que cada día llegaban al rey Carles tales malas noticias; que se comenta que no hubo señor en el mundo, que tras la gran prosperidad que había alcanzado, sufriera tal amargura en su fin. Por lo que todos debéis conocer cuan inútil resulta esforzarse en protegerse de la ira de Dios, puesto que nada puede subsistir contra la ira de Dios. ¿Qué os diré? Que era tal la postración en la que cayó que plugo a nuestro señor Dios que acabara sus días; y abandonó esta vida. Y bien puede decirse de él, que el día en que murió, murió el mejor caballero del mundo, salvo el señor rey de Aragón y el señor rey de Mallorca; y sólo os pongo como excepción a estos dos. Y así, quedó en gran penalidad su tierra, con motivo de su muerte y de que el príncipe que tenía que heredar su tierra, se encontraba preso en Barcelona. Sin embargo el príncipe tenía muchos infantes; entre otros, tres infantes mayores, a saber: monsèñer En Lluís, que después fue obispo de Tolosa y fraile minorita (591), y murió obispo, y hoy ha sido proclamado santo y canonizado por el santo padre apostólico, el cual hizo celebrar fiesta por él en todas las tierras de cristianos. Y también tenía otro hijo, llamado monsèñer En Robert, cuyo título era duque de Calabria; y otro hijo que se llamaba, y todavía se llama, príncipe de Tàranto. Y estos dos hijos, con el conde de Artès y con otros barones honrados de su misma sangre, regentaron la tierra hasta que su padre, el príncipe salió de la prisión; que salió en paz, de acuerdo con lo que más tarde oiréis.
Y dejaré de hablaros del rey Carles y de sus nietos, que regentaban su tierra, y volveré a hablaros del rey de França.
NOTAS
591. Minorita. Religioso de la orden de san Francisco.
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