Carles d'Anjou, sabent que Pere d'Aragó avança cap a Messina, fuig i passa amb les seues tropes a Calàbria.
Segona escabetxina dels almogàvers amb els francesos que no han pogut fugir a temps.
Segona escabetxina dels almogàvers amb els francesos que no han pogut fugir a temps.
LXV
Y llegó aquella noche un mensajero al rey Carles con la noticia de que el rey de Aragón acudía con todo el ejército de Sicilia y con todo su ejército por mar y por tierra, y que ya se encontraba a cuarenta millas. Y el rey Carles cuando oyó esto, y era muy sabio señor de hechos de armas y de cualquier hecho, pensó que si el rey de Aragón venía, era imposible que viniese sin que algunos de su hueste lo supiesen, y del mismo modo que habían traicionado al rey Manfré, igualmente lo podrían traicionar. Y aparte de esto, tenía miedo que la tierra de Calabria se rebelase, por lo que aquella noche decidió embarcarse y pasar a Rèjol (402). Y al zarpar al alba, vieron los de Messina que se habían marchado aunque todavía quedaban muchos.
Y los almogávares cargaron contra ellos, y todos cuantos habían permanecido en tierra, de a pie y de a caballo, murieron. Y después cargaron contra las tiendas, y ganaron tanto que Messina fue rica para siempre; y los almogávares no es preciso decirlo, que manejaban los florines igual que uno manejaría la calderilla. Y enseguida fueron contra las atarazanas en Sant Salvador, donde había más de ciento cincuenta entre galeras y taridas en el varadero que el rey Carles estaba haciendo construir para su expedición a Romanía, tal como antes os he contado. Y las incendiaron todas, y el fuego fue tan grande que parecía que todo el mundo ardía. De lo que el rey Carles sintió gran dolor, ya que él lo contemplaba todo desde Gatuna (403), donde se encontraba.
¿Qué os diré? Que llegaron mensajeros al señor rey de Aragón y de Sicilia y lo encontraron con las huestes a treinta millas de Messina y le narraron todo lo ocurrido tal como había sucedido, de lo que el señor rey quedó muy descontento, ya que de todas todas él quería combatir con el rey Carles, y con aquella ilusión venía él y sus gentes; pero sin embargo pensó que todo era obra de Dios, y que Dios sabía lo que era mejor para él.
Y así entró en Messina. Y si se le había hecho fiesta en Palerm, mucho mayor fue en Messina, de forma que la fiesta duró más de quince días. Sin embargo aunque se hiciese fiesta, el señor rey pensaba en sus asuntos. Y al día siguiente al que el señor rey entrara en Messina, veintidós galeras de las suyas entraron bien armadas.
Ahora os hablaré del rey Carles, y dejaré al señor rey de Aragón.
NOTAS
Y los almogávares cargaron contra ellos, y todos cuantos habían permanecido en tierra, de a pie y de a caballo, murieron. Y después cargaron contra las tiendas, y ganaron tanto que Messina fue rica para siempre; y los almogávares no es preciso decirlo, que manejaban los florines igual que uno manejaría la calderilla. Y enseguida fueron contra las atarazanas en Sant Salvador, donde había más de ciento cincuenta entre galeras y taridas en el varadero que el rey Carles estaba haciendo construir para su expedición a Romanía, tal como antes os he contado. Y las incendiaron todas, y el fuego fue tan grande que parecía que todo el mundo ardía. De lo que el rey Carles sintió gran dolor, ya que él lo contemplaba todo desde Gatuna (403), donde se encontraba.
¿Qué os diré? Que llegaron mensajeros al señor rey de Aragón y de Sicilia y lo encontraron con las huestes a treinta millas de Messina y le narraron todo lo ocurrido tal como había sucedido, de lo que el señor rey quedó muy descontento, ya que de todas todas él quería combatir con el rey Carles, y con aquella ilusión venía él y sus gentes; pero sin embargo pensó que todo era obra de Dios, y que Dios sabía lo que era mejor para él.
Y así entró en Messina. Y si se le había hecho fiesta en Palerm, mucho mayor fue en Messina, de forma que la fiesta duró más de quince días. Sin embargo aunque se hiciese fiesta, el señor rey pensaba en sus asuntos. Y al día siguiente al que el señor rey entrara en Messina, veintidós galeras de las suyas entraron bien armadas.
Ahora os hablaré del rey Carles, y dejaré al señor rey de Aragón.
NOTAS
402. Reggio di Calabria.
403. La Catona.
1 comentari:
"Manejaban los florines igual que uno manejaría la calderilla". ¡ESTA ME LA QUEDO!
Sahha, amigo.
Daniel.
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