Y aquí tenim ja la primera batalla naval de les moltes que aquesta història ens conta.
Continue pensant que Muntaner exagera, i que l'edat de seixanta anys quan ho conta, li aporta una perspectiva un pèl irònica.
Fixeu-vos-hi en l'última frase del capítol: "E com aço hagren feyt fo vespre, e donaren part a la nuyt."
Continue pensant que Muntaner exagera, i que l'edat de seixanta anys quan ho conta, li aporta una perspectiva un pèl irònica.
Fixeu-vos-hi en l'última frase del capítol: "E com aço hagren feyt fo vespre, e donaren part a la nuyt."
LXVII
Y cuando el rey Carles estuvo en la Gatuna, y todas sus gentes hubieron desembarcado, los que habían podido pasar en la noche, ordenó que el conde de Alençó, sobrino suyo, hermano del rey Felip de França, permaneciese en la Gatuna con gran parte de la caballería, mientras que él iría a la ciudad de Rèjol, que se encuentra a seis millas de la Gatuna y a doce millas de Messina. Y cuando estuvo en la ciudad de Rèjol, permitió a todas sus galeras que regresaran a sus tierras; y de este modo regresaron con gran gozo cada uno a su tierra. Así que de ciento veinte galeras que había, treinta eran de Polla (404) que hacían la ruta de Brandis (405); y las otras noventa iban hacia Nàpols.
Y el señor rey de Aragó que veía todo esto desde Messina, llamó a su hijo En Jacme Pere, almirante, y le dijo:
- Almirante, quiero que pongáis en vuestro lugar, al noble En Pere de Queralt, y a vuestro vicealmirante En Cortada, al mando de estas veintidós galeras, para que vayan tras aquella flota, y que ataquen entre ellos, ya que son gente que huye, y han perdido totalmente el coraje, y son de muchas naciones, y nunca han estado bajo un mando único, por lo que estad seguros que los derrotaran ya que ninguna galera defenderá a la del lado.
Respondió En Jacme Pere:
- Padre y señor, plázcaos que no ponga a nadie en mi lugar en estos asuntos, sino que yo mismo en persona vaya. Que todo esto, señor, que decís, es verdad, y todos serán muertos o presos; y así, plázcaos que yo tenga este honor.
Y el señor rey respondió:
- Almirante, nos no queremos que vayáis, ya que tenéis que ocuparos del resto de nuestra flota.
Así que el noble en Jacme Pere, con gran disgusto, se quedó, y dispuso las galeras tal como el señor rey le había ordenado. E inmediatamente zarparon con gran alegría, gritando todos: - Aür! Aür!-. Y las gentes de Sicilia y de Messina que estaban allí, todas se asombraron de esto; como el señor rey enviaba veintidós galeras contra noventa galeras y más de cincuenta, entre leños y barcas, que había más, y barcas de cruz, que van por la costa. Y vinieron todos al señor rey y le dijeron:
- Señor, ¿qué es lo que pretendéis hacer? Veintidós galeras queréis enviar contra mas de ciento cuarenta velas, que son las que se van.
Y el señor rey comenzó a reír, y dijo:
- Barones, hoy es el día en que veréis el poder de Dios y como actuará en esta hazaña. Y dejadnos hacer, que no queremos que nadie contradiga nuestra voluntad. Que nos confiamos tanto en el poder de Dios y en el buen derecho que tenemos, que aunque fueran el doble de los que son, todos los veréis hoy muertos y derrotados.
Respondieron todos:
- Señor, sea cumplida vuestra voluntad, y plazca a Dios ayudaros.
Y enseguida el señor rey cabalgó por la costa, e hizo tocar la trompeta, y todo el mundo se reunió con alegría. Y cuando estuvieron reunidos, el señor rey y el almirante con ellos subieron a las galeras, y el señor rey les predicó, y les ordenó lo que debían hacer. Y el noble En Pere de Queralt y en Cortada dijeron:
- Señor, plázcaos dejarnos marchar, que hoy realizaremos tal hazaña que la casa de Aragó será honrada, y vos y el almirante, y todos cuantos hay en Sicilia, tendréis gran gozo y alegría.
Y toda la chusma (406) de las galeras gritó:
- Persígnanos y bendícenos y mándanos que partamos, que son todos nuestros!
Y el señor rey alzó los ojos al cielo, y dijo:
- Padre y Señor, bendito seáis vos, que me habéis dado señoría sobre gente de tanto coraje. plázcaos defenderlos y guardarlos de todo mal, y darles la victoria.
Y los persignó y los bendijo, y los encomendó a Dios. Y enseguida él y el almirante, su hijo, desembarcaron de las galeras, por la escala que tenían, en la Font d'Or (407), de Messina.
Y tan pronto como el señor rey bajó a tierra, las galeras batieron sus remos; y en el momento en que ellos batían los remos, la flota del rey Carles todavía no había rebasado la Coa de la Volp (408). Y las veintidós galeras arbolaron (409) y alzaron velas (410); y a remo y a vela (411) decidieron ir contra la flota del rey Carles. Y la flota del rey Carles, los vieron venir, y pusieron rumbo a Nicòtena (412) y, cuando llegaron al golfo de Nicòtena, se reunieron, y dijeron:
- Hete aquí las veintidós galeras que había en Messina, del rey de Aragó. ¿Qué hacemos?
Respondieron los napolitanos, que sentían gran temor de que los provenzales no les desamparasen, mientras que los genoveses y los pisanos, eran partidarios de prepararse para la batalla. Y si me preguntarais cuantas galeras había en cada lugar, os lo diré: había veinte galeras de provenzales, bien armadas, y quince galeras de genoveses, y diez de pisanos, y cuarenta y cinco de Nàpols, además de las barcas y los leños de la costa de Principat y de Calabria.
¿Qué os diré? Que tan pronto como la flota del rey Carles se encontró frente a Nicòtena, todos desarbolaron, y se pusieron en orden de batalla. Y cuando las veintidós galeras estuvieron a dos tiros de ballesta también desarbolaron y despejaron cubiertas e izaron el estandarte en la galera del almirante. Y se armaron todas y trabaron una galera con otra; de modo que, las veintidós galeras trabadas y armadas, bogaron, listas para la batalla, contra la flota del rey Carles. Y las de la flota del rey Carles no podían suponer, bajo ningún concepto, que se atreviesen a combatir, más bien pensaban que estaban haciendo teatro. Pero, cuando vieron que el ataque iba en serio, las diez galeras de los pisanos abandonaron la formación, arbolaron y en redondo, con viento fresco, empezaron la huida. En cuanto los pisanos hubieron hecho esto, los genoveses actuaron de forma parecida, y lo mismo los provenzales, ya que todos ellos tenían galeras ligeras y bien armadas.
Y cuando las cuarenta y cinco galeras, y los leños armados, y las barcas del Principat vieron esto, se tuvieron por muertos y retrocedieron hacia la playa de Nicòtena. Y las veintidós galeras atacaron entre ellos. ¿Qué os diré? Que hirieron a tanta gente que el número de heridos era innombrable; y capturaron más de seis mil personas vivas; y apresaron las cuarenta y cinco galeras, y los leños armados y las barcas. Y no bastó con esto, sino que desembarcaron en Nicòtena y la tomaron; y allí mataron a más de doscientos hombres de a caballo, franceses de la hueste del rey Carles, que ya habían acudido; puesto que de Messina a Nicòtena no hay más de treinta millas.
Y cuando acabaron con esto, era ya tarde, y se entregaron al merecido descanso.
NOTAS
Y el señor rey de Aragó que veía todo esto desde Messina, llamó a su hijo En Jacme Pere, almirante, y le dijo:
- Almirante, quiero que pongáis en vuestro lugar, al noble En Pere de Queralt, y a vuestro vicealmirante En Cortada, al mando de estas veintidós galeras, para que vayan tras aquella flota, y que ataquen entre ellos, ya que son gente que huye, y han perdido totalmente el coraje, y son de muchas naciones, y nunca han estado bajo un mando único, por lo que estad seguros que los derrotaran ya que ninguna galera defenderá a la del lado.
Respondió En Jacme Pere:
- Padre y señor, plázcaos que no ponga a nadie en mi lugar en estos asuntos, sino que yo mismo en persona vaya. Que todo esto, señor, que decís, es verdad, y todos serán muertos o presos; y así, plázcaos que yo tenga este honor.
Y el señor rey respondió:
- Almirante, nos no queremos que vayáis, ya que tenéis que ocuparos del resto de nuestra flota.
Así que el noble en Jacme Pere, con gran disgusto, se quedó, y dispuso las galeras tal como el señor rey le había ordenado. E inmediatamente zarparon con gran alegría, gritando todos: - Aür! Aür!-. Y las gentes de Sicilia y de Messina que estaban allí, todas se asombraron de esto; como el señor rey enviaba veintidós galeras contra noventa galeras y más de cincuenta, entre leños y barcas, que había más, y barcas de cruz, que van por la costa. Y vinieron todos al señor rey y le dijeron:
- Señor, ¿qué es lo que pretendéis hacer? Veintidós galeras queréis enviar contra mas de ciento cuarenta velas, que son las que se van.
Y el señor rey comenzó a reír, y dijo:
- Barones, hoy es el día en que veréis el poder de Dios y como actuará en esta hazaña. Y dejadnos hacer, que no queremos que nadie contradiga nuestra voluntad. Que nos confiamos tanto en el poder de Dios y en el buen derecho que tenemos, que aunque fueran el doble de los que son, todos los veréis hoy muertos y derrotados.
Respondieron todos:
- Señor, sea cumplida vuestra voluntad, y plazca a Dios ayudaros.
Y enseguida el señor rey cabalgó por la costa, e hizo tocar la trompeta, y todo el mundo se reunió con alegría. Y cuando estuvieron reunidos, el señor rey y el almirante con ellos subieron a las galeras, y el señor rey les predicó, y les ordenó lo que debían hacer. Y el noble En Pere de Queralt y en Cortada dijeron:
- Señor, plázcaos dejarnos marchar, que hoy realizaremos tal hazaña que la casa de Aragó será honrada, y vos y el almirante, y todos cuantos hay en Sicilia, tendréis gran gozo y alegría.
Y toda la chusma (406) de las galeras gritó:
- Persígnanos y bendícenos y mándanos que partamos, que son todos nuestros!
Y el señor rey alzó los ojos al cielo, y dijo:
- Padre y Señor, bendito seáis vos, que me habéis dado señoría sobre gente de tanto coraje. plázcaos defenderlos y guardarlos de todo mal, y darles la victoria.
Y los persignó y los bendijo, y los encomendó a Dios. Y enseguida él y el almirante, su hijo, desembarcaron de las galeras, por la escala que tenían, en la Font d'Or (407), de Messina.
Y tan pronto como el señor rey bajó a tierra, las galeras batieron sus remos; y en el momento en que ellos batían los remos, la flota del rey Carles todavía no había rebasado la Coa de la Volp (408). Y las veintidós galeras arbolaron (409) y alzaron velas (410); y a remo y a vela (411) decidieron ir contra la flota del rey Carles. Y la flota del rey Carles, los vieron venir, y pusieron rumbo a Nicòtena (412) y, cuando llegaron al golfo de Nicòtena, se reunieron, y dijeron:
- Hete aquí las veintidós galeras que había en Messina, del rey de Aragó. ¿Qué hacemos?
Respondieron los napolitanos, que sentían gran temor de que los provenzales no les desamparasen, mientras que los genoveses y los pisanos, eran partidarios de prepararse para la batalla. Y si me preguntarais cuantas galeras había en cada lugar, os lo diré: había veinte galeras de provenzales, bien armadas, y quince galeras de genoveses, y diez de pisanos, y cuarenta y cinco de Nàpols, además de las barcas y los leños de la costa de Principat y de Calabria.
¿Qué os diré? Que tan pronto como la flota del rey Carles se encontró frente a Nicòtena, todos desarbolaron, y se pusieron en orden de batalla. Y cuando las veintidós galeras estuvieron a dos tiros de ballesta también desarbolaron y despejaron cubiertas e izaron el estandarte en la galera del almirante. Y se armaron todas y trabaron una galera con otra; de modo que, las veintidós galeras trabadas y armadas, bogaron, listas para la batalla, contra la flota del rey Carles. Y las de la flota del rey Carles no podían suponer, bajo ningún concepto, que se atreviesen a combatir, más bien pensaban que estaban haciendo teatro. Pero, cuando vieron que el ataque iba en serio, las diez galeras de los pisanos abandonaron la formación, arbolaron y en redondo, con viento fresco, empezaron la huida. En cuanto los pisanos hubieron hecho esto, los genoveses actuaron de forma parecida, y lo mismo los provenzales, ya que todos ellos tenían galeras ligeras y bien armadas.
Y cuando las cuarenta y cinco galeras, y los leños armados, y las barcas del Principat vieron esto, se tuvieron por muertos y retrocedieron hacia la playa de Nicòtena. Y las veintidós galeras atacaron entre ellos. ¿Qué os diré? Que hirieron a tanta gente que el número de heridos era innombrable; y capturaron más de seis mil personas vivas; y apresaron las cuarenta y cinco galeras, y los leños armados y las barcas. Y no bastó con esto, sino que desembarcaron en Nicòtena y la tomaron; y allí mataron a más de doscientos hombres de a caballo, franceses de la hueste del rey Carles, que ya habían acudido; puesto que de Messina a Nicòtena no hay más de treinta millas.
Y cuando acabaron con esto, era ya tarde, y se entregaron al merecido descanso.
NOTAS
404. Apulia, en italiano Puglia. Región del sudeste de Italia con capital en Bari.
405. Brindisi. Puerto del sur de Italia.
406. Chusma: Conjunto de galeotes que servían en las galeras reales.
407. Fuente de Oro.
408. La traducción de este accidente geográfico sería la rabo del lobo.
409. Arbolar: poner los árboles a una embarcación.
410. Alzar velas: disponerse para navegar.
411. Esta locución marinera ha pasado a significar la entrega total, con toda ansia y diligencia para ejecutar algo.
412. Nicotera. Población en Calabria.
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