Una vegada Girona fortificada, Pere el Gran prepara el contraatac.
Sembla que els francesos es troben ben despreocupats pensant que la força naval dels catalans és petita, tal como els han induït a creure armant una flota ben reduïda. Però el que no compten és amb la flota de Sicília que és ben potent i preparada.
Escoltem els preparatius segons ens els narra el cronista.
Sembla que els francesos es troben ben despreocupats pensant que la força naval dels catalans és petita, tal como els han induït a creure armant una flota ben reduïda. Però el que no compten és amb la flota de Sicília que és ben potent i preparada.
Escoltem els preparatius segons ens els narra el cronista.
CXXIX
Y así, cuando el señor rey de Aragón vio que había ordenado la frontera, y vio que los asuntos de la guerra estaban encarrilados, y que la ciudad de Gerona estaba fortificada y bien guardada con buenas gentes, y que bastante daría que hacer a sus enemigos, se dirigió a Barcelona, y en cuanto llegó a Barcelona, hizo acudir a En Ramon Marquet y a En Berenguer Maiol y les dijo:
- Prohombres, ¿qué habéis hecho?
Respondieron ellos:
- Señor, encontraréis armadas doce galeras y cuatro leños armados, a saber, las diez galeras nuevas que hicisteis construir, y dos viejas que había, que hemos hecho reparar.
Y el señor rey dijo:
- Bien hecho. Ahora decidnos: ¿qué podemos hacer con estas galeras?
- Señor - dijeron ellos -, os lo diremos. Sabéis que hemos tenido y tenemos nuestros espías en Roses y en Cadaqués (646), que en cada uno de estos lugares hay franceses: y también los tenemos en Sent Feliu. Y hemos sabido de cierto que las galeras del rey de França son ciento cuarenta, de las que ha dispuesto el almirante del rey de França que permanezcan con él en Sent Feliu, sesenta armadas, y bajo el mando de su vicealmirante van y vienen cincuenta de Sent Feliu a Roses a por provisiones, que no hacen otra cosa que cargar con muchas provisiones, con muchas barcas y leños que las acompañan de Roses a Sant Feliu y luego regresan con ellos. Por otra parte, hay cinco en Narbona y Aigüesmortes y en Marsella para traer provisiones, que no paran de venir las naves y los leños, bajo ningún motivo. Y las restantes veinticinco permanecen en Roses, en el puerto, bien armadas y aparejadas, para defenderlo; y es su capitán un buen caballero de Proença llamado En Guillem de Loderva. Y de este modo, señor, han sido dispuestas y aparejadas las galeras por el almirante. Y hemos pensado que si vos, señor, lo permitís, con estas doce galeras nuestras y cuatro leños, saldremos a alta mar, y cuando nos encontremos frente al cabo de Creus (647), durante el día permaneceremos en alta mar, en rueda, y por la noche nos acercaremos a Cadaqués. Y en Cadaqués yo he dispuesto con En Gras, que es el mejor hombre de Cadaqués, y tiene dos sobrinos que se han criado conmigo, que todas las noches estén en la punta de Portlligat, y allí me informarán; y yo he dispuesto con En Gras que tenga cuatro hombres que no hagan sino ir y venir de Roses a Cadaqués, y todos los días le informen de lo que se cuece. Y nosotros sabemos que las cincuenta galeras han partido de Sent Feliu para ir a Roses hace ya cuatro días; y cuando están en Roses, al cabo de seis días como mucho, vuelven a salir; y tan pronto como sepamos que han pasado les Medes de Torrella (648), entraremos en el golfo de Roses, y al amanecer, atacaremos a las veinticinco galeras que estarán en la punta del puerto, y con la gracia de Dios y con vuestra buena ventura, las capturaremos o pereceremos todos. Que estad seguro, señor, que con esta decisión vamos: o nos despedazan a todos, o les capturaremos; que la misericordia de Dios es tan grande, y el derecho que nos asiste, señor, es tal, que no tememos fallar de ninguna forma, sino que confiamos en que Dios abatirá el orgullo y la maldad de esta ruin gente. Por lo que encomendadnos a Dios, señor, y dadnos licencia, para que mañana mismo podamos zarpar.
Y el señor rey quedó muy satisfecho del coraje que estos dos prohombres mostraban, y vio que todo era obra de Dios, ya que no parecían hombres que pudieran imaginar tan grandes propósitos. Y con buena cara y riendo les respondió, y dijo:
- Prohombres, nos nos sentimos muy satisfecho de vosotros y de vuestro buen sentido y valentía, y plácenos que así se haga tal como habéis dispuesto. Y así, mantened en todo momento vuestra fe en Dios, y Dios nos concederá honor a nos y a vosotros por esta hazaña y otras, porque no hay otra cosa que el poder de Dios. Pero, prohombres, con mucho dolor, os tenemos que retirar una galera y dos leños, la cual queremos enviar a Sicília, a la reina, y al infante En Jacme, y al almirante, para hacerles conocer nuestro estado, y les ordenaremos que inmediatamente acuda el almirante con cincuenta o sesenta galeras bien armadas. Y vosotros le enviaréis a decir en nuestro nombre, y por vuestro consejo, qué rumbo debe tomar, y como debe comportarse, y que no se detenga por nada del mundo; y hacedle saber la disposición de la flota del almirante del rey de França; que con la voluntad de Dios, cuando las galeras salgan, caeremos sobre ellas; y si pierden el mar, perderán la tierra y la vida. Y ahora, prohombres, debéis y podéis ver, si ha sucedido lo que os dijimos: que cuando los del rey de França conocieran las pocas galeras de que disponíamos, desperdiciarían las suyas como no lo hubieran hecho si hubiésemos tenido cincuenta, y de este modo, con la voluntad de Dios y su ayuda, nuestro plan se llevará a cabo. Queremos que la galera vaya por medio del mar, y que no se acerque a la Barbaría ni a Sardenya; y que uno de los leños armados vaya costeando la Barbaría; y el otro por la Sardenya. Y así, por uno o por otro recibirán nuestras órdenes; y las mismas cartas deben llevar uno y otro. Y de aquí a mañana por la noche los habréis despedido y deben haber zarpado. Y nos enviaremos a nuestro canciller, para que mande escribir en nuestro nombre las cartas que vosotros enviaréis; y nos ahora dictaremos las cartas que nos enviaremos a la reina, y al infante En Jacme y al almirante; y les ordenaremos que obedezcan vuestras cartas como si fueran las nuestras, y que vosotros aconsejaréis al almirante, sobre su ruta de venida.
- Señor - dijeron ellos -, no os sepa mal de la galera y de los dos leños que nos quitáis, que buen plan es el que habéis ideado. Y nosotros, con la voluntad de Dios, tanto haremos, sin la galera y los dos leños, como con ellos hubiéramos hecho.
Y así el señor rey hizo venir al canciller, y le dictó sus cartas, comunicándole también, que cualquier cosa que En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol le dijeran, en su nombre lo hacían. Y el fin de las cartas era este (tanto la del señor rey, como la de En Ramon Marquet y la de En Berenguer Maiol): escribieron al almirante que acudiese inmediatamente con cincuenta o sesenta galeras armadas, y que no se retrasase por nada del mundo, bajo pena de la gracia del señor rey. Y así aquel día fueron escritas todas las cartas, cerradas y selladas. Y por otra parte En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol escribieron al almirante, de parte del señor rey y por su consejo, que hiciese la ruta de Cabrera, y que cuando estuviera en Cabrera que enviase un leño a Barcelona, y que no trajese noticias, sino que acudiese el mensajero a casa de En Ramon Marquet, y que allí encontraría al citado Ramon Marquet y a Berenguer Maiol, quienes le dirían lo que había que hacer y qué ruta seguir. Y si ellos no se encontraban en Barcelona, le habrían dejado noticias ciertas, tan buenas como si estuviesen. Y así hicieron.
Y así, la galera y los dos leños embarcaron y se despidieron del señor rey y de sus amigos, y cada uno con sus cartas. Y cada cual tomó el rumbo que se le había ordenado, y partieron con la gracia de Dios.
NOTAS
- Prohombres, ¿qué habéis hecho?
Respondieron ellos:
- Señor, encontraréis armadas doce galeras y cuatro leños armados, a saber, las diez galeras nuevas que hicisteis construir, y dos viejas que había, que hemos hecho reparar.
Y el señor rey dijo:
- Bien hecho. Ahora decidnos: ¿qué podemos hacer con estas galeras?
- Señor - dijeron ellos -, os lo diremos. Sabéis que hemos tenido y tenemos nuestros espías en Roses y en Cadaqués (646), que en cada uno de estos lugares hay franceses: y también los tenemos en Sent Feliu. Y hemos sabido de cierto que las galeras del rey de França son ciento cuarenta, de las que ha dispuesto el almirante del rey de França que permanezcan con él en Sent Feliu, sesenta armadas, y bajo el mando de su vicealmirante van y vienen cincuenta de Sent Feliu a Roses a por provisiones, que no hacen otra cosa que cargar con muchas provisiones, con muchas barcas y leños que las acompañan de Roses a Sant Feliu y luego regresan con ellos. Por otra parte, hay cinco en Narbona y Aigüesmortes y en Marsella para traer provisiones, que no paran de venir las naves y los leños, bajo ningún motivo. Y las restantes veinticinco permanecen en Roses, en el puerto, bien armadas y aparejadas, para defenderlo; y es su capitán un buen caballero de Proença llamado En Guillem de Loderva. Y de este modo, señor, han sido dispuestas y aparejadas las galeras por el almirante. Y hemos pensado que si vos, señor, lo permitís, con estas doce galeras nuestras y cuatro leños, saldremos a alta mar, y cuando nos encontremos frente al cabo de Creus (647), durante el día permaneceremos en alta mar, en rueda, y por la noche nos acercaremos a Cadaqués. Y en Cadaqués yo he dispuesto con En Gras, que es el mejor hombre de Cadaqués, y tiene dos sobrinos que se han criado conmigo, que todas las noches estén en la punta de Portlligat, y allí me informarán; y yo he dispuesto con En Gras que tenga cuatro hombres que no hagan sino ir y venir de Roses a Cadaqués, y todos los días le informen de lo que se cuece. Y nosotros sabemos que las cincuenta galeras han partido de Sent Feliu para ir a Roses hace ya cuatro días; y cuando están en Roses, al cabo de seis días como mucho, vuelven a salir; y tan pronto como sepamos que han pasado les Medes de Torrella (648), entraremos en el golfo de Roses, y al amanecer, atacaremos a las veinticinco galeras que estarán en la punta del puerto, y con la gracia de Dios y con vuestra buena ventura, las capturaremos o pereceremos todos. Que estad seguro, señor, que con esta decisión vamos: o nos despedazan a todos, o les capturaremos; que la misericordia de Dios es tan grande, y el derecho que nos asiste, señor, es tal, que no tememos fallar de ninguna forma, sino que confiamos en que Dios abatirá el orgullo y la maldad de esta ruin gente. Por lo que encomendadnos a Dios, señor, y dadnos licencia, para que mañana mismo podamos zarpar.
Y el señor rey quedó muy satisfecho del coraje que estos dos prohombres mostraban, y vio que todo era obra de Dios, ya que no parecían hombres que pudieran imaginar tan grandes propósitos. Y con buena cara y riendo les respondió, y dijo:
- Prohombres, nos nos sentimos muy satisfecho de vosotros y de vuestro buen sentido y valentía, y plácenos que así se haga tal como habéis dispuesto. Y así, mantened en todo momento vuestra fe en Dios, y Dios nos concederá honor a nos y a vosotros por esta hazaña y otras, porque no hay otra cosa que el poder de Dios. Pero, prohombres, con mucho dolor, os tenemos que retirar una galera y dos leños, la cual queremos enviar a Sicília, a la reina, y al infante En Jacme, y al almirante, para hacerles conocer nuestro estado, y les ordenaremos que inmediatamente acuda el almirante con cincuenta o sesenta galeras bien armadas. Y vosotros le enviaréis a decir en nuestro nombre, y por vuestro consejo, qué rumbo debe tomar, y como debe comportarse, y que no se detenga por nada del mundo; y hacedle saber la disposición de la flota del almirante del rey de França; que con la voluntad de Dios, cuando las galeras salgan, caeremos sobre ellas; y si pierden el mar, perderán la tierra y la vida. Y ahora, prohombres, debéis y podéis ver, si ha sucedido lo que os dijimos: que cuando los del rey de França conocieran las pocas galeras de que disponíamos, desperdiciarían las suyas como no lo hubieran hecho si hubiésemos tenido cincuenta, y de este modo, con la voluntad de Dios y su ayuda, nuestro plan se llevará a cabo. Queremos que la galera vaya por medio del mar, y que no se acerque a la Barbaría ni a Sardenya; y que uno de los leños armados vaya costeando la Barbaría; y el otro por la Sardenya. Y así, por uno o por otro recibirán nuestras órdenes; y las mismas cartas deben llevar uno y otro. Y de aquí a mañana por la noche los habréis despedido y deben haber zarpado. Y nos enviaremos a nuestro canciller, para que mande escribir en nuestro nombre las cartas que vosotros enviaréis; y nos ahora dictaremos las cartas que nos enviaremos a la reina, y al infante En Jacme y al almirante; y les ordenaremos que obedezcan vuestras cartas como si fueran las nuestras, y que vosotros aconsejaréis al almirante, sobre su ruta de venida.
- Señor - dijeron ellos -, no os sepa mal de la galera y de los dos leños que nos quitáis, que buen plan es el que habéis ideado. Y nosotros, con la voluntad de Dios, tanto haremos, sin la galera y los dos leños, como con ellos hubiéramos hecho.
Y así el señor rey hizo venir al canciller, y le dictó sus cartas, comunicándole también, que cualquier cosa que En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol le dijeran, en su nombre lo hacían. Y el fin de las cartas era este (tanto la del señor rey, como la de En Ramon Marquet y la de En Berenguer Maiol): escribieron al almirante que acudiese inmediatamente con cincuenta o sesenta galeras armadas, y que no se retrasase por nada del mundo, bajo pena de la gracia del señor rey. Y así aquel día fueron escritas todas las cartas, cerradas y selladas. Y por otra parte En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol escribieron al almirante, de parte del señor rey y por su consejo, que hiciese la ruta de Cabrera, y que cuando estuviera en Cabrera que enviase un leño a Barcelona, y que no trajese noticias, sino que acudiese el mensajero a casa de En Ramon Marquet, y que allí encontraría al citado Ramon Marquet y a Berenguer Maiol, quienes le dirían lo que había que hacer y qué ruta seguir. Y si ellos no se encontraban en Barcelona, le habrían dejado noticias ciertas, tan buenas como si estuviesen. Y así hicieron.
Y así, la galera y los dos leños embarcaron y se despidieron del señor rey y de sus amigos, y cada uno con sus cartas. Y cada cual tomó el rumbo que se le había ordenado, y partieron con la gracia de Dios.
NOTAS
646. Cadaqués, municipio en el Alt Empordà. Girona.
647. Cap de Creus. Girona.
648. Les Medes. Islas del litoral de Girona.
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