La flota francesa rep notícies de la desfeta de Roses, i torna per combatre els catalans. Aquests s'endinsen en alta mar i abandonen part del botí (s'enduien preses totes les vint-i-cinc naus franceses, i acaben quedant-se'n només onze) per millor escapar.
CXXXI
Y cuando la gente de las galeras se hubo refrescado, y hubieron inventariado a todos los prisioneros que habían hecho, y contado todo lo que habían conseguido, tocó la trompeta y empezaron a subir a bordo.
Y ocurrió que, mientras se libraba esta batalla, dos barcas armadas zarparon de Roses hacia las cincuenta galeras para contarles lo que ocurría; y las barcas alcanzaron a las cincuenta galeras más allá del cabo de Aiguafreda, en una cala que se llama Tamariu (657), y que pertenece a Palafrugell (658); y les comunicaron estas nuevas. Y las cincuenta galeras, inmediatamente, viraron hacia Roses; y cuando hubieron rebasado el cabo de Aiguafreda, avistaron las galeras de En Ramon Marquet en la mar, remolcando a las veinticinco galeras, y pusieron proa hacia ellas. Y En Ramon Marquet que era uno de los mejores marineros del mundo, se imaginó lo sucedido: que los hombres de Roses les habían enviado barcas de aviso, y de esta forma las habían hecho regresar; por lo que él, de noche, aprovechando el viento, se internó en alta mar tanto como el viento les llevó, de forma que si las cincuenta galeras se decidían a atacar, ellos se encontrarían a suficiente distancia y con el viento a favor. Y así ocurrió, que cuando las cincuenta galeras les avistaron, tal como antes he dicho, pusieron proa a ellas, a remo, y estaban muy bien dotadas. Entonces En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol vieron que si querían toar todas las veinticinco galeras, no les sería posible escapar, por lo que hundieron catorce galeras con todo lo que tenían, y se quedaron con once, una por galera. Y el viento aumentó, e izaron vela las veintidós; y escoraron (659) tanto como pudieron, de modo que las cincuenta galeras, cuando vieron esto, y que el viento se encrespaba, comprendieron que no las podrían alcanzar, puesto que les llevaban mucha ventaja. Y así con gran dolor retornaron a Roses, donde encontraron naves y leños abandonados, y sólo con que los catalanes hubieran tenido otras once galeras, hubieran quemado y saqueado toda la flota. De modo que fortificaron el lugar, y dejaron veinticinco galeras, y las otras veinticinco fueron a Sent Feliu con las barcas y los leños que habían dejado en Tamariu.
NOTA
Y ocurrió que, mientras se libraba esta batalla, dos barcas armadas zarparon de Roses hacia las cincuenta galeras para contarles lo que ocurría; y las barcas alcanzaron a las cincuenta galeras más allá del cabo de Aiguafreda, en una cala que se llama Tamariu (657), y que pertenece a Palafrugell (658); y les comunicaron estas nuevas. Y las cincuenta galeras, inmediatamente, viraron hacia Roses; y cuando hubieron rebasado el cabo de Aiguafreda, avistaron las galeras de En Ramon Marquet en la mar, remolcando a las veinticinco galeras, y pusieron proa hacia ellas. Y En Ramon Marquet que era uno de los mejores marineros del mundo, se imaginó lo sucedido: que los hombres de Roses les habían enviado barcas de aviso, y de esta forma las habían hecho regresar; por lo que él, de noche, aprovechando el viento, se internó en alta mar tanto como el viento les llevó, de forma que si las cincuenta galeras se decidían a atacar, ellos se encontrarían a suficiente distancia y con el viento a favor. Y así ocurrió, que cuando las cincuenta galeras les avistaron, tal como antes he dicho, pusieron proa a ellas, a remo, y estaban muy bien dotadas. Entonces En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol vieron que si querían toar todas las veinticinco galeras, no les sería posible escapar, por lo que hundieron catorce galeras con todo lo que tenían, y se quedaron con once, una por galera. Y el viento aumentó, e izaron vela las veintidós; y escoraron (659) tanto como pudieron, de modo que las cincuenta galeras, cuando vieron esto, y que el viento se encrespaba, comprendieron que no las podrían alcanzar, puesto que les llevaban mucha ventaja. Y así con gran dolor retornaron a Roses, donde encontraron naves y leños abandonados, y sólo con que los catalanes hubieran tenido otras once galeras, hubieran quemado y saqueado toda la flota. De modo que fortificaron el lugar, y dejaron veinticinco galeras, y las otras veinticinco fueron a Sent Feliu con las barcas y los leños que habían dejado en Tamariu.
NOTA
657. Cala y pueblo perteneciente al municipio de Palafrugell. Baix Empordà. Girona.
658. Municipio del Baix Empordà. Girona.
659. Escorar. Hacer que un buque se incline de costado.
2 comentaris:
Qué triste lo del hundimiento de las catorce galeras, ¿no?
Sahha, amigo, y garcias por la crónica.
Daniel.
Estimado amigo:
¿Te importaría enviarme un enlace a la crónica de la heroína "Mercadera"?
Te lo agradecería.
Sahha.
Publica un comentari a l'entrada