I quan ja semblava que els francesos renunciarien a l'invasió de Catalunya, després del fracassat intent del coll de Panissars, uns monjos benedictins d'un monestir situat als Pirineus prop d'Argelers els hi mostren un altre pas, el coll de la Massana, molt més complicat, però pitjor vigilat.
Aquest pas que no he arribat a localitzar, per les indicacions geogràfiques sembla que deu estar entre el de Panissars i la mar, prop del de Banyuls. I és que els Pirineus, de banda a banda, més que un mur compacte semblen un formatge Emmental.
Allò de cert és que, mercès a la traïció d'uns monjos -sempre l'església pel mig- ja tenim l'exèrcit francès a aquesta banda del país, ben a prop del golf de Roses.
Desgraciadament no he estat capaç de localitzar tots els topònims emprats.
Aquest pas que no he arribat a localitzar, per les indicacions geogràfiques sembla que deu estar entre el de Panissars i la mar, prop del de Banyuls. I és que els Pirineus, de banda a banda, més que un mur compacte semblen un formatge Emmental.
Allò de cert és que, mercès a la traïció d'uns monjos -sempre l'església pel mig- ja tenim l'exèrcit francès a aquesta banda del país, ben a prop del golf de Roses.
Desgraciadament no he estat capaç de localitzar tots els topònims emprats.
CXXII
Y sucedió que cuatro monjes de Tolzà (613) que vivían en un monasterio cerca de Argilers (614), se presentaron ante el rey de França, y uno de ellos era el abad de aquel lugar (y esto era debido a que aquel monasterio es dependiente del monasterio de la Grassa (615), que se encuentra en el Narbonès, y de esta forma el abad siempre es de aquella tierra; por lo que los señores de Espanya, harían santamente si no permitiesen que hubiese prelados en su tierra que no les fuesen naturales), y dijo al rey de França:
- Señor, yo y estos otros monjes somos naturales de vuestra tierra y naturales vuestros, por lo que, señor, nos dolería mucho que vos os retirarais con tan gran deshonor. Por lo que, señor, si a vos place, os mostraremos un lugar por el que podréis pasar; y aunque ciertamente dicho lugar está fortificado, por menosprecio del mismo no se encuentra bien defendido, ya que sólo tendrá cincuenta hombres de guarnición. De modo que vos, señor, reunid mucha gente con azadas, y palas de zapa, y picos, y hachas; y que un ricohombre vuestro ataque inmediatamente con dos mil caballos armados y con mucha gente de a pie, y que a su vanguardia vayan los de las azadas y los picos y las hachas, para que vayan abriendo camino; y pueden seguirles unos mil peones, de modo que si fueran descubiertos inmediatamente inicien el ataque, de forma que a los que abren camino no les sea necesario abandonar su trabajo. Y de este modo, podéis estar seguro, señor, que vos y toda vuestra gente podréis pasar, y una vez tengáis mil hombres arriba en el paso, no temáis que nadie os lo pueda arrebatar, antes de que vos hayáis podido subir con toda vuestra caballería.
Y el rey de França le dijo:
- Abad, ¿cómo sabéis esto?
- Señor - dijo él -, porque nuestros monjes y hombres, van allí cada día para hacer leña y cal; y a veces cuando han de pasar al condado hombres a pie, pasan por allí. Y este lugar, señor, se llama el desfiladero de la Maçana (616). Y si le preguntáis al conde de Foix, que conoce bien esta tierra, o a En Ramon Roger, os lo confirmarán.
Dijo el rey de França:
- No preguntaremos a nadie, ya que confiamos totalmente en vos. Así que emprendamos esta noche lo que tengamos que hacer.
Y enseguida ordenó al conde de Armanyac (617) que se preparase, el cual poseía una buena compañía tanto de a caballo como de a pie, y al senescal de Tolosa, y los hizo venir; y les ordenó que a media noche estuviesen listos para seguir aquellos monjes con mil caballos armados y dos mil peones del Llengadoc; y que cogiesen inmediatamente a todos los hombres de la hueste con azadas, y palas, y picos y guadañas y hachas, y que empezasen a hacer lo que los frailes les dijeran. Y así lo hicieron y cumplieron. Y cuando llegó la medianoche, el conde de Armanyac y el senescal, con toda aquella gente, siguieron a los hermanos monjes, y empezaron a abrir camino en cuanto llegaron a la montaña. Y los dos monjes, por una senda que había, iban delante con la infantería; y el abad y el otro monje, con hombres del monasterio que conocían toda aquella montaña, se quedaron con los que construían el camino.
¿Qué os diré? Que cuando amaneció, los dos mil infantes se hallaban en lo alto del puerto, y antes de que los que lo defendían los oyeran, cargaron contra ellos. Pero ciertamente, si mal vigilaron, bien despedazados quedaron, que de cincuenta que había, sólo pudieron escapar cinco, que gritaron via fora (618), y huyeron hacia donde el ejército de Castelló, que se encontraba en el desfiladero de Banyuls. Y cuando los de la hueste de Castelló los oyeron, empuñaron las armas; y tuvieron suerte de que el conde de Empuries había ido a Castelló para pasar revista a sus aldeas y castillos, y que con él había ido la mayor parte de la caballería y de los buenos hombres de Castelló. Sin embargo, los que estaban de guardia en el desfiladero de Banyuls, acudieron hacia el puerto de la Maçana, y cuando lo escrutaron, divisaron gran cantidad de gente armada que ya había subido, y a los que ya era imposible enfrentárseles. Y regresaron al desfiladero de Banyuls, y al de Tornavels (619), donde también había algunos hombres, y levantaron sus tiendas y se replegaron cada cual a su lugar. E inmediatamente enviaron mensajeros al rey de Aragón al desfiladero de Panissars, por los que le hacían saber que los franceses habían cruzado el paso de la Maçana. Y el señor rey de Aragón no lo podía creer, y envió mil almogávares a aquel lugar; pero encontraron que el paso ya se encontraba en poder de una verdadera multitud, así que dijeron:
- Por nada del mundo nos podemos marchar sin noticias. Resguardémonos esta noche, y al alba los atacaremos, y les haremos gran daño, y nos llevaremos vivos a tres o cuatro prisioneros para que le expliquen al señor rey como ha podido suceder esto.
Y así lo decidieron, pero ni aquel día ni aquella noche lo pudieron descubrir.
Ahora volveré a la hueste del rey de França, que había visto cumplido lo que el abad y los monjes le habían dicho. Así que en cuanto hubieron enviado a la caballería, comunicaron al rey de França con gran alegría, que el paso se encontraba seguro y en su poder, y que el camino estaba de tal modo reparado, que hasta las carretas podrían pasar, de modo que se apresurase a venir con todo su ejército. Y el rey de França se alegró sobremanera de esto, y enseguida desplegó la oriflama, y todo el ejército empezó a montar. ¿Qué os diré? Observad lo que es el poder: que en cuatro días hicieron tal camino, que hasta las carretas cargadas subieron.
Y cuando llegó la mañana siguiente, al alba, los mil almogávares atacaron, y se armó tal estruendo enorme en la hueste del rey de França que creyeron que había llegado el rey de Aragó. Y hubierais visto despeñarse caballos armados, y acémilas, y todos creían estar perdidos; y así hubiera sido sólo con que hubiera habido tres mil almogávares. ¿Qué os diré? Los dos mil peones del Llengadoc, batallaron con valentía y tomaron una loma, y allí se defendieron hasta que fue día claro, que no quisieron abandonar el paso. Y cuando amaneció, vieron que los que habían lanzado el ataque eran pocos, y entonces si hubo hazañas de armas, no hay ni que decirlo; aunque las lanzas y los dardos de los almogávares, cumplieron su cometido. Pero cuando los almogávares vieron el gran ejército que tenían y que seguían subiendo (que ya había con ellos arriba en el puerto más de mil caballos armados), se retiraron por una montaña. Y los almogávares se llevaron consigo más de diez prisioneros buenos y honrados, después de haber muerto y despeñado, entre de a caballo y de a pie, a más de tres mil; e hicieron su camino, y llegaron al señor rey y le contaron lo que había, y le entregaron los prisioneros, quienes le contaron cómo había ocurrido todo. Y el señor rey hizo un llamamiento por toda la hueste, para que todos recogiesen las tiendas y se retirasen a sus lugares; y enseguida fue cumplida la orden del señor rey.
Y el señor rey, con el infante N'Anfòs, y con el conde de Pallars, y el conde de Urgell, y el vizconde de Cardona, y el vizconde de Rocabertí, y los otros ricoshombre de Catalunya, fueron a Peralada. Y cuando llegaron a Peralada, les llegó mensajero del monasterio de Sent Quirc (620), que se encontraba en el llano, pasada la montaña del desfiladero de la Maçana, con la noticia de que el rey de França estaba en el monasterio de Sent Quirc con toda su caballería. ¿Qué os diré? Que el rey de França permaneció en dicho monasterio de Sent Quirc ocho días, y no quiso moverse de allí hasta que toda su hueste, de a caballo y de a pie, y las carretas y las acémilas, no hubieran pasado, y hasta que supo que su flota había llegado al puerto de Roses, que es el mejor y mayor puerto de Catalunya, donde podían atracar todos los barcos que había construido; y esto lo hacía para que no le faltasen las provisiones.
NOTAS
- Señor, yo y estos otros monjes somos naturales de vuestra tierra y naturales vuestros, por lo que, señor, nos dolería mucho que vos os retirarais con tan gran deshonor. Por lo que, señor, si a vos place, os mostraremos un lugar por el que podréis pasar; y aunque ciertamente dicho lugar está fortificado, por menosprecio del mismo no se encuentra bien defendido, ya que sólo tendrá cincuenta hombres de guarnición. De modo que vos, señor, reunid mucha gente con azadas, y palas de zapa, y picos, y hachas; y que un ricohombre vuestro ataque inmediatamente con dos mil caballos armados y con mucha gente de a pie, y que a su vanguardia vayan los de las azadas y los picos y las hachas, para que vayan abriendo camino; y pueden seguirles unos mil peones, de modo que si fueran descubiertos inmediatamente inicien el ataque, de forma que a los que abren camino no les sea necesario abandonar su trabajo. Y de este modo, podéis estar seguro, señor, que vos y toda vuestra gente podréis pasar, y una vez tengáis mil hombres arriba en el paso, no temáis que nadie os lo pueda arrebatar, antes de que vos hayáis podido subir con toda vuestra caballería.
Y el rey de França le dijo:
- Abad, ¿cómo sabéis esto?
- Señor - dijo él -, porque nuestros monjes y hombres, van allí cada día para hacer leña y cal; y a veces cuando han de pasar al condado hombres a pie, pasan por allí. Y este lugar, señor, se llama el desfiladero de la Maçana (616). Y si le preguntáis al conde de Foix, que conoce bien esta tierra, o a En Ramon Roger, os lo confirmarán.
Dijo el rey de França:
- No preguntaremos a nadie, ya que confiamos totalmente en vos. Así que emprendamos esta noche lo que tengamos que hacer.
Y enseguida ordenó al conde de Armanyac (617) que se preparase, el cual poseía una buena compañía tanto de a caballo como de a pie, y al senescal de Tolosa, y los hizo venir; y les ordenó que a media noche estuviesen listos para seguir aquellos monjes con mil caballos armados y dos mil peones del Llengadoc; y que cogiesen inmediatamente a todos los hombres de la hueste con azadas, y palas, y picos y guadañas y hachas, y que empezasen a hacer lo que los frailes les dijeran. Y así lo hicieron y cumplieron. Y cuando llegó la medianoche, el conde de Armanyac y el senescal, con toda aquella gente, siguieron a los hermanos monjes, y empezaron a abrir camino en cuanto llegaron a la montaña. Y los dos monjes, por una senda que había, iban delante con la infantería; y el abad y el otro monje, con hombres del monasterio que conocían toda aquella montaña, se quedaron con los que construían el camino.
¿Qué os diré? Que cuando amaneció, los dos mil infantes se hallaban en lo alto del puerto, y antes de que los que lo defendían los oyeran, cargaron contra ellos. Pero ciertamente, si mal vigilaron, bien despedazados quedaron, que de cincuenta que había, sólo pudieron escapar cinco, que gritaron via fora (618), y huyeron hacia donde el ejército de Castelló, que se encontraba en el desfiladero de Banyuls. Y cuando los de la hueste de Castelló los oyeron, empuñaron las armas; y tuvieron suerte de que el conde de Empuries había ido a Castelló para pasar revista a sus aldeas y castillos, y que con él había ido la mayor parte de la caballería y de los buenos hombres de Castelló. Sin embargo, los que estaban de guardia en el desfiladero de Banyuls, acudieron hacia el puerto de la Maçana, y cuando lo escrutaron, divisaron gran cantidad de gente armada que ya había subido, y a los que ya era imposible enfrentárseles. Y regresaron al desfiladero de Banyuls, y al de Tornavels (619), donde también había algunos hombres, y levantaron sus tiendas y se replegaron cada cual a su lugar. E inmediatamente enviaron mensajeros al rey de Aragón al desfiladero de Panissars, por los que le hacían saber que los franceses habían cruzado el paso de la Maçana. Y el señor rey de Aragón no lo podía creer, y envió mil almogávares a aquel lugar; pero encontraron que el paso ya se encontraba en poder de una verdadera multitud, así que dijeron:
- Por nada del mundo nos podemos marchar sin noticias. Resguardémonos esta noche, y al alba los atacaremos, y les haremos gran daño, y nos llevaremos vivos a tres o cuatro prisioneros para que le expliquen al señor rey como ha podido suceder esto.
Y así lo decidieron, pero ni aquel día ni aquella noche lo pudieron descubrir.
Ahora volveré a la hueste del rey de França, que había visto cumplido lo que el abad y los monjes le habían dicho. Así que en cuanto hubieron enviado a la caballería, comunicaron al rey de França con gran alegría, que el paso se encontraba seguro y en su poder, y que el camino estaba de tal modo reparado, que hasta las carretas podrían pasar, de modo que se apresurase a venir con todo su ejército. Y el rey de França se alegró sobremanera de esto, y enseguida desplegó la oriflama, y todo el ejército empezó a montar. ¿Qué os diré? Observad lo que es el poder: que en cuatro días hicieron tal camino, que hasta las carretas cargadas subieron.
Y cuando llegó la mañana siguiente, al alba, los mil almogávares atacaron, y se armó tal estruendo enorme en la hueste del rey de França que creyeron que había llegado el rey de Aragó. Y hubierais visto despeñarse caballos armados, y acémilas, y todos creían estar perdidos; y así hubiera sido sólo con que hubiera habido tres mil almogávares. ¿Qué os diré? Los dos mil peones del Llengadoc, batallaron con valentía y tomaron una loma, y allí se defendieron hasta que fue día claro, que no quisieron abandonar el paso. Y cuando amaneció, vieron que los que habían lanzado el ataque eran pocos, y entonces si hubo hazañas de armas, no hay ni que decirlo; aunque las lanzas y los dardos de los almogávares, cumplieron su cometido. Pero cuando los almogávares vieron el gran ejército que tenían y que seguían subiendo (que ya había con ellos arriba en el puerto más de mil caballos armados), se retiraron por una montaña. Y los almogávares se llevaron consigo más de diez prisioneros buenos y honrados, después de haber muerto y despeñado, entre de a caballo y de a pie, a más de tres mil; e hicieron su camino, y llegaron al señor rey y le contaron lo que había, y le entregaron los prisioneros, quienes le contaron cómo había ocurrido todo. Y el señor rey hizo un llamamiento por toda la hueste, para que todos recogiesen las tiendas y se retirasen a sus lugares; y enseguida fue cumplida la orden del señor rey.
Y el señor rey, con el infante N'Anfòs, y con el conde de Pallars, y el conde de Urgell, y el vizconde de Cardona, y el vizconde de Rocabertí, y los otros ricoshombre de Catalunya, fueron a Peralada. Y cuando llegaron a Peralada, les llegó mensajero del monasterio de Sent Quirc (620), que se encontraba en el llano, pasada la montaña del desfiladero de la Maçana, con la noticia de que el rey de França estaba en el monasterio de Sent Quirc con toda su caballería. ¿Qué os diré? Que el rey de França permaneció en dicho monasterio de Sent Quirc ocho días, y no quiso moverse de allí hasta que toda su hueste, de a caballo y de a pie, y las carretas y las acémilas, no hubieran pasado, y hasta que supo que su flota había llegado al puerto de Roses, que es el mejor y mayor puerto de Catalunya, donde podían atracar todos los barcos que había construido; y esto lo hacía para que no le faltasen las provisiones.
NOTAS
613. Tolzà. Región de Toulouse (Tolosa de Llenguadoc).
614. Argelers. Municipio del Vallespir.
615. Abadía benedictina, Santa María de la Grassa, situado cerca de la población de la Grassa, en francés Lagrasse.
616. No he sido capaz de encontrar el desfiladero, aunque sí el nacimiento del río Massana que se encuentra a medio camino entre Le Perthus y Cerbère. Esto coincide con la estancia de las tropas francesas, una vez atravesado el paso, en el monasterio de San Quirze de Colera
617. Armagnac.
618. Via fora. Grito de alerta.
619. Tornavels. Topónimo no localizado.
620. Sant Quirc de Colera. Abadía benedictina en el término municipal de Rabós d'Empordà. Alt Empordà. Girona.
1 comentari:
Querido amigo,ya he vuelto de las vacaciones y la verdad es que ahora, entre motivos de trabajo-escribir una novela a cuatro manos con un compañero de la carrera-, y motivos personales-la difícil situación de mi hermana, en donde las cosas no van muy bien en su matrimonio- me han dejado muy atareado en estas fechas y lo que me queda. Simplemente, es para que sepas que aunque no pueda hacer todos los comentarios que quiera y que a lo mejor no podré hacer todos los relatos que deseo, detrás de estas líneas que escribes en tu blog, estoy yo, porque es este uno de los mejores refugios en los cuales puedo estar ahora.
Cuidate.
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