Muntaner en aquest capítol ens relata els orígens del ducat d'Atenes i el principat de Morea, així com de la família de la dona d'Alfons Frederic.
Amb aquest capítol acaba la narració sobre els fets de la Companyia a Grècia. Només dir que sembla que arribaren a una relativa pau amb els veins, i que consolidaren la seua posició fins a finals del segle XIV
A partir d'aquest moment la crònica torna a relatar-nos el que passa a Espanya, nord d'Àfrica i mediterrani occidental.
Amb aquest capítol acaba la narració sobre els fets de la Companyia a Grècia. Només dir que sembla que arribaren a una relativa pau amb els veins, i que consolidaren la seua posició fins a finals del segle XIV
A partir d'aquest moment la crònica torna a relatar-nos el que passa a Espanya, nord d'Àfrica i mediterrani occidental.
CCXLIV
Es cierto que el duque de Atenes es uno de los más nobles príncipes que haya en el imperio de Romanía después del rey, y de los más ricos. Y antiguamente hubo dos hermanos, hijos del duque de Braiman (990), que pasaron a Ultramar en nombre de la santa Iglesia de Roma, con gran caballería y con mucha otra gente, con naves, y habían embarcado en Brandis y en Venecia; y les alcanzó el invierno en el puerto de Clarença. Y entonces las gentes de aquel país eran rebeldes a la Iglesia, y estos dos señores enviaron embajadores al papa que si les concedía el principado de la Morea y el ducado de Atenes, ellos aquel invierno los conquistarían; y de todas formas tampoco podían aquel invierno seguir adelante. Y el papa con gran contento se lo otorgó, así que estos dos conquistaron todo el principado de la Morea, y el ducado de Atenes. Y el mayor se autonombró príncipe de la Morea, y el otro duque de Atenes, y cada cual mantuvo su tierra salva y franca, y dieron a sus caballeros, castillos, casas, villas y aldeas, de forma que repoblaron aquello con mil caballeros franceses que hicieron venir a sus mujeres y a sus hijos; y los solteros hicieron venir a sus esposas de França, y luego siempre que han podido han tomado por esposas hijas de los más nobles barones de França, y así por directo linaje son nobles hombres y de alta sangre.
Y sucedió que el buen duque de Atenes, como ya anteriormente os he dicho, el que dejó la tierra al conde de Brenda, quiso ser armado caballero; e hizo convocar cortes por toda su tierra, y dispuso que el día de sant Joan de junio, todos cuantos hombres honrados había en su ducado, acudiesen a la ciudad de Estives, donde él quería ser armado caballero; y asimismo lo ordenó a prelados y a toda la otra buena gente; y luego hizo pregones por todo el imperio, y por el despotado (991), y por la Blaquia, que todo el mundo que quisiese acudir, que viniese y recibiría dones y gracias. Y así se ordenó la corte seis meses antes del hecho.
Y es verdad que el señor de Verona, que es una buena ciudad de Llombardia, tenía tres hijos, y uno, el mayor, heredó todo cuanto tenía; y al segundo, preparó con treinta caballeros y con treinta hijos de caballeros, y lo envió a la Morea al ducado de Atenes. Y el duque de Atenes, padre de este duque de que ahora os hablo, lo recibió de muy buen grado, y le regaló mucho de lo suyo, y lo hizo gran ricohombre, y le dio esposa, con gran riqueza; y fue un caballero muy sabio y bueno, y tuvo dos hijos y dos hijas de su esposa. Y cuando los hermanos supieron lo bien que le iba, misser Bonifaci que era el menor, dijo a su hermano mayor que quería ir a la Morea con su hermano; y al primogénito le plugo, y lo ayudó en lo que pudo. Y misser Bonifaci no tenía más que un castillo, que su padre le había legado, y lo vendió para mejor prepararse; y así se preparó con diez caballeros y con diez hijos de caballeros, y fue armado caballero por su hermano primogénito, ya que más le convenía ir como caballero que como escudero; que en aquellas tierras no es honrado ningún hijo de ricohombre ni de caballero hasta que no es caballero, y por este motivo se hizo caballero por mano de su hermano.
Y así dejó Llombardía, y vino a Venecia, y embarcó aquí, y vino al ducado de Atenes. Y cuando llegó al ducado, se presentó ante el duque, que lo recibió muy bien, y encontró que su hermano había muerto no hacía todavía un mes, y que había dejado dos hijos y dos hijas. Y así el ricohombre se tuvo por acabado, ya que de sus sobrinos nada le aprovechaba, que los que eran sus tutores nada le podían dar de los herederos, y así podréis entender cuan derrotado se sintió. Y el buen duque de Atenes, que lo vio tan desconsolado, lo reconfortó, y le dijo que no se desanimara, que lo recibiría en su casa y lo nombraría consejero, con todos los que con él habían venido. Y así el ricohombre se reanimó del todo; y el duque de Atenes le asignó una buena ración, para sí y para su compañía. ¿Qué os diré? En esta vida vivió siete años, que nunca hubo nadie, en la corte del duque, que más gentilmente vistiese, él y su compañía, ni que mejor armado fuese, de modo que daban brillantez a la corte. Y el duque de Atenes observaba su sensatez y su buena educación, y encontraba muy sabios y buenos sus consejos.
Y en aquellos momentos en que se aproximaba la corte convocada por el duque, y cada cual se esforzaba en hacer vestidos para sí y para su compañía, que diesen honor a la corte, en boca de los juglares. ¿Qué os diré? El día de la corte llegó, y en toda la corte no hubo nadie mejor vestido, ni más honradamente que misser Bonifaci y su compañía; y llevaba cien blandones (992), a costa de la asignación futura. ¿Qué os diré? Comenzó la fiesta, y cuando llegaron a la iglesia mayor, donde el duque debía ser ordenado caballero, y el arzobispo de Estives celebraba misa, y sobre el altar estaban las armas del duque, todo el mundo esperaba que el duque tomase caballería por él mismo, y se asombraron; que el rey de França y el emperador tuvieron el placer y se lo tomaron como honor, que de ellos quisiese recibir la caballería.
Y así cuando todos estaban esperando, hizo llamar a misser Bonifaci de Verona, y él acudió enseguida; y el duque le dijo:
- Misser Bonifaci, sentaos aquí, cerca del arzobispo, que quiero que vos me hagáis caballero.
Y misser Bonifaci le dijo:
- Ah señor! ¿Qué es lo que vos decís? ¿Queréis burlaros de mí?
- Me parece que no - dijo el duque -. Quiero que así sea.
Y misser Bonifaci, que vio que tan decidido lo decía, se acercó al altar, al arzobispo, y allí hizo caballero al duque.
Y cuando lo hubo armado caballero, el duque dijo ante todos:
- Misser Bonifaci: es costumbre que aquellos que arman caballeros regalen siempre alguna cosa a los nuevos caballeros armados por ellos. Pero yo quiero hacer lo contrario: vos me habéis hecho caballero, y yo os doy aquí mismo como presente, una renta de cincuenta mil sueldos de torneses (993) a partir de ahora y para siempre, a vos y a los vuestros, en castillos y buenas posesiones, para que sean vuestros y de los vuestros en franca posesión, donde podáis realizar toda vuestra voluntad. Y además os doy por esposa a la hija de un barón que se encuentra bajo mi poder, y que es señora de la tercera parte de la isla de Negrepont.
Y así podéis ver como y cuanto heredó en un día y una hora; y éste fue el más honrado regalo que jamás hiciese ningún príncipe, y fue algo nuevo y extraño.
Y desde aquel día vivió misser Bonifaci rico y sobrado, y al morir el duque le nombró albacea y procurador del ducado hasta que llegase el conde de Brenda. Y así podéis saber de quien era hija la esposa de N'Alfons Frederic.
Ahora dejaré de hablar de todas las hazañas en Romanía, y volveré a hablaros del señor rey de Aragón, y del señor rey de Mallorca y del señor rey de Sicília.
NOTAS
Y sucedió que el buen duque de Atenes, como ya anteriormente os he dicho, el que dejó la tierra al conde de Brenda, quiso ser armado caballero; e hizo convocar cortes por toda su tierra, y dispuso que el día de sant Joan de junio, todos cuantos hombres honrados había en su ducado, acudiesen a la ciudad de Estives, donde él quería ser armado caballero; y asimismo lo ordenó a prelados y a toda la otra buena gente; y luego hizo pregones por todo el imperio, y por el despotado (991), y por la Blaquia, que todo el mundo que quisiese acudir, que viniese y recibiría dones y gracias. Y así se ordenó la corte seis meses antes del hecho.
Y es verdad que el señor de Verona, que es una buena ciudad de Llombardia, tenía tres hijos, y uno, el mayor, heredó todo cuanto tenía; y al segundo, preparó con treinta caballeros y con treinta hijos de caballeros, y lo envió a la Morea al ducado de Atenes. Y el duque de Atenes, padre de este duque de que ahora os hablo, lo recibió de muy buen grado, y le regaló mucho de lo suyo, y lo hizo gran ricohombre, y le dio esposa, con gran riqueza; y fue un caballero muy sabio y bueno, y tuvo dos hijos y dos hijas de su esposa. Y cuando los hermanos supieron lo bien que le iba, misser Bonifaci que era el menor, dijo a su hermano mayor que quería ir a la Morea con su hermano; y al primogénito le plugo, y lo ayudó en lo que pudo. Y misser Bonifaci no tenía más que un castillo, que su padre le había legado, y lo vendió para mejor prepararse; y así se preparó con diez caballeros y con diez hijos de caballeros, y fue armado caballero por su hermano primogénito, ya que más le convenía ir como caballero que como escudero; que en aquellas tierras no es honrado ningún hijo de ricohombre ni de caballero hasta que no es caballero, y por este motivo se hizo caballero por mano de su hermano.
Y así dejó Llombardía, y vino a Venecia, y embarcó aquí, y vino al ducado de Atenes. Y cuando llegó al ducado, se presentó ante el duque, que lo recibió muy bien, y encontró que su hermano había muerto no hacía todavía un mes, y que había dejado dos hijos y dos hijas. Y así el ricohombre se tuvo por acabado, ya que de sus sobrinos nada le aprovechaba, que los que eran sus tutores nada le podían dar de los herederos, y así podréis entender cuan derrotado se sintió. Y el buen duque de Atenes, que lo vio tan desconsolado, lo reconfortó, y le dijo que no se desanimara, que lo recibiría en su casa y lo nombraría consejero, con todos los que con él habían venido. Y así el ricohombre se reanimó del todo; y el duque de Atenes le asignó una buena ración, para sí y para su compañía. ¿Qué os diré? En esta vida vivió siete años, que nunca hubo nadie, en la corte del duque, que más gentilmente vistiese, él y su compañía, ni que mejor armado fuese, de modo que daban brillantez a la corte. Y el duque de Atenes observaba su sensatez y su buena educación, y encontraba muy sabios y buenos sus consejos.
Y en aquellos momentos en que se aproximaba la corte convocada por el duque, y cada cual se esforzaba en hacer vestidos para sí y para su compañía, que diesen honor a la corte, en boca de los juglares. ¿Qué os diré? El día de la corte llegó, y en toda la corte no hubo nadie mejor vestido, ni más honradamente que misser Bonifaci y su compañía; y llevaba cien blandones (992), a costa de la asignación futura. ¿Qué os diré? Comenzó la fiesta, y cuando llegaron a la iglesia mayor, donde el duque debía ser ordenado caballero, y el arzobispo de Estives celebraba misa, y sobre el altar estaban las armas del duque, todo el mundo esperaba que el duque tomase caballería por él mismo, y se asombraron; que el rey de França y el emperador tuvieron el placer y se lo tomaron como honor, que de ellos quisiese recibir la caballería.
Y así cuando todos estaban esperando, hizo llamar a misser Bonifaci de Verona, y él acudió enseguida; y el duque le dijo:
- Misser Bonifaci, sentaos aquí, cerca del arzobispo, que quiero que vos me hagáis caballero.
Y misser Bonifaci le dijo:
- Ah señor! ¿Qué es lo que vos decís? ¿Queréis burlaros de mí?
- Me parece que no - dijo el duque -. Quiero que así sea.
Y misser Bonifaci, que vio que tan decidido lo decía, se acercó al altar, al arzobispo, y allí hizo caballero al duque.
Y cuando lo hubo armado caballero, el duque dijo ante todos:
- Misser Bonifaci: es costumbre que aquellos que arman caballeros regalen siempre alguna cosa a los nuevos caballeros armados por ellos. Pero yo quiero hacer lo contrario: vos me habéis hecho caballero, y yo os doy aquí mismo como presente, una renta de cincuenta mil sueldos de torneses (993) a partir de ahora y para siempre, a vos y a los vuestros, en castillos y buenas posesiones, para que sean vuestros y de los vuestros en franca posesión, donde podáis realizar toda vuestra voluntad. Y además os doy por esposa a la hija de un barón que se encuentra bajo mi poder, y que es señora de la tercera parte de la isla de Negrepont.
Y así podéis ver como y cuanto heredó en un día y una hora; y éste fue el más honrado regalo que jamás hiciese ningún príncipe, y fue algo nuevo y extraño.
Y desde aquel día vivió misser Bonifaci rico y sobrado, y al morir el duque le nombró albacea y procurador del ducado hasta que llegase el conde de Brenda. Y así podéis saber de quien era hija la esposa de N'Alfons Frederic.
Ahora dejaré de hablar de todas las hazañas en Romanía, y volveré a hablaros del señor rey de Aragón, y del señor rey de Mallorca y del señor rey de Sicília.
NOTAS
990. Duque de Brabante.
991. Despotado de Artà.
992. Blandón. Hacha de cera de un pabilo. Candelero donde se ponen estas hachas.
993. Tornés: moneda de Tours
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