Recordem que Muntaner havia dut l'infant Ferran de Mallorca a l'illa de Thassos (Taix) abans d'anar a Kavala (Cristòfol) a intentar lliurar els seguidors i els bens de Berenguer i Eixemenis. Però, com havia arribat aquesta important illa a ser aliada dels catalans?
En aquest capítol retrocedeix una mica en el temps i ens ho conta.
Atenció al robatori i repartiment de les relíquies de Sant Joan, conservades a Foça (Fulla). Coneixent Muntaner, supose que hagués preferit el llibre de l'Apocalipsi, però no es pot tenir tot.
En aquest capítol retrocedeix una mica en el temps i ens ho conta.
Atenció al robatori i repartiment de les relíquies de Sant Joan, conservades a Foça (Fulla). Coneixent Muntaner, supose que hagués preferit el llibre de l'Apocalipsi, però no es pot tenir tot.
CCXXXIV
Y es cierto que antes de que el señor infante arribase a Gal·lípol, llegó un prohombre genovés, llamado Tesí Jaqueria, que era sobrino de misser Boneto Jaqueria, y arribó con un leño de ochenta remos, armado sobre cubierta. Y cuando llegó a Gal·lípol solicitó protección y hablar conmigo; y yo se la concedí, y él me dijo:
- Capitán: cierto es que yo he poseído Fulla (954) durante cinco años, en nombre de mi tío misser Boneto Jaqueria, y ahora misser Boneto ha fallecido, y su hermano, a quién legó dicho lugar, y que también es tío mío, arribó a Fulla con cuatro galeras y me pidió que le rindiera cuentas; y aunque yo se las rendí, al final no nos pusimos de acuerdo con las cuentas. Ahora he oído decir que regresa con otras cuatro galeras, y que me quiere apresar, y se dispone a instalar otro capitán en Fulla; y yo he recibido carta de su hijo para que no lo espere por nada en el mundo, y que tenga por seguro, que si él me puede prender, se me llevará a Génova. De modo que he venido aquí ante vos, y estoy dispuesto, yo y todos los que conmigo vienen, para rendiros homenaje y fe y ser uno con vuestra compañía.
Y yo, que conocía que era un hombre honrado y lo juzgué como muy sabio y bueno, lo recibí, y le di albergue bueno y honrado, y le hice inscribir con diez caballeros armados en el libro de la compañía; puesto que yo tenía este poder en nombre de toda la compañía, cosa que ningún otro tenía.
Y en cuanto quedó incorporado a nuestra compañía, me pidió que armase una galera que tenía yo en el puerto, y dos leños, y que le diese tropas; y él haría de forma que capturaría el castillo de Fulla, y que ganaríamos todo el tesoro del mundo. E inmediatamente armé la galera, y su leño, y otros dos leños armados y una barca armada; de modo que así hubo cinco leños. Y embarcaron toda su compañía, que eran unas cincuenta personas, todos hombres buenos y diestros; y puse como capitán un primo hermano mío, llamado En Joan Muntaner, al cual di poder para hacer cualquier cosa en mi nombre, y que todo lo que yo haría, hiciese y que tomase consejo en todo momento del citado ser Tesí Jaqueria y de otros cuatro hombres buenos, catalanes, que yo le asigné como consejo.
Y así partieron de Gal·lípol la mañana de la fiesta de Ramos. ¿Qué os diré? Que ser Tesí, hizo, y dispuso que arribaran al castillo de Fulla la noche de la fiesta de Pascua, y que a hora de maitines apoyaran sus escalas en el muro, que él las llevaba ya a medida, ya que conocía perfectamente la altura exacta de las murallas. ¿Qué os diré? Que antes de que nadie les pudiese oír habían escalado las murallas, treinta hombres entre los suyos y los nuestros, listos y preparados. Y en cuanto se encontraron arriba, se hizo de día; y él, con hachas, y ayudado del resto de la compañía empezó a golpear las puertas. Y cuando los que se encontraban dentro los oyeron, echaron mano a las armas; y rompieron las puertas, y los nuestros que ya se encontraban arriba de las murallas empezaron a matar a todos los que se encontraban en el muro y en las torres. ¿Qué os diré? Que mataron a ciento cincuenta personas, y al resto los capturaron a todos, y al menos había dentro quinientos hombres combatientes. Y una vez hubieron tomado el castillo, salieron fuera, a la villa donde vivían los griegos que eran más de tres mil personas, todos ellos recolectores del alumbre que en aquel lugar se extraía. Y saquearon toda la villa, y capturaron y dejaron lo que les plugo. ¿Qué os diré? Que fue una enormidad lo que se ganó.
Y en aquel lugar se ganaron las tres reliquias que el bienaventurado sant Joan Evangelista dejó al altar de Èfesso cuando se enterró en el sepulcro. Y cuando los turcos capturaron aquel lugar, sacaron las tres reliquias, y luego las pignoraron en Fulla para obtener trigo. Y las reliquias eran estas: la primera un trozo de la Vera Cruz, que monsèñer sant Joan Evangelista arrancó con su mano de la Vera Cruz, del lugar donde Jesucristo había apoyado la cabeza; y aquel trozo estaba muy ricamente encastado en oro, con piedras preciosas, que valían una fortuna (que muy difícil os resultaría creer a quien os lo contara, todo lo que alrededor se le había encastado de pedrería); y con una cadena de oro que tenía, monsèñer sant Joan en todo momento la llevaba al cuello. Y otra reliquia era una camisa muy preciosa, sin ninguna costura, que madona santa María hizo con sus benditas manos, y que le dio; y con aquella decía misa siempre el bienaventurado sant Joan. Y la tercera reliquia era un libro llamado L'Apocalipsi, escrito en letras de oro de la propia mano del bienaventurado sant Joan; y en las cubiertas de aquel había asimismo un gran fortuna en piedras preciosas. Y así entre otras muchas cosas ganaron estas tres reliquias, las cuales se ganaron porque ser Tesí Jaqueria ya conocía donde se encontraban. Y así, con gran botín, regresaron a Gal·lípol; y aquí repartieron todo el botín, y repartimos las reliquias a suertes. Y a mí me tocó la Vera Cruz, y a él la camisa y el libro llamado Apocalipsi; y el resto se repartió a continuación tal como debía repartirse.
Y así podéis ver como nos fue con la compañía de ser Tesí. Y luego ser Tesí, con lo que había ganado, armó su leño con su gente y la nuestra, y se vino a la isla del Taix, donde había un hermoso castillo despoblado; y tomó aquel castillo, y lo arregló, y lo reparó. Y yo acudí a aquel castillo, y allí encontré al señor infante con las cuatro galeras, y allí me esperó él cuando yo fui a la compañía a despedirme, y aquí regresé junto al señor infante. Y si nunca vio nadie acoger bien a sus amigos, eso hizo misser Tesí conmigo, ya que inmediatamente me libró el castillo y todo cuanto había, y tomó a su cargo recibir al señor infante y a todos nosotros, muy ricamente, todos los tres días que nos hizo permanecer allí. Y luego se me ofreció personalmente, y también el castillo, y todo lo que tenía, y yo le di muchos arneses que poseía, y muchas armas de diversas maneras, y le di una barca armada, de veinticuatro remos, y le dejé cuarenta hombres que quisieron quedarse con él a sueldo; y así lo dejé bien abastecido y armado. Y bien es cierto el refrán que dice: "Haz bien y no mires a quien"; que en aquel lugar donde yo nunca hubiera imaginado estar, recibí yo tan gran placer. Y si hubiera necesidad en aquel castillo nos podríamos todos salvar, y por él podríamos permanecer más tiempo de aquí en adelante.
NOTAS
- Capitán: cierto es que yo he poseído Fulla (954) durante cinco años, en nombre de mi tío misser Boneto Jaqueria, y ahora misser Boneto ha fallecido, y su hermano, a quién legó dicho lugar, y que también es tío mío, arribó a Fulla con cuatro galeras y me pidió que le rindiera cuentas; y aunque yo se las rendí, al final no nos pusimos de acuerdo con las cuentas. Ahora he oído decir que regresa con otras cuatro galeras, y que me quiere apresar, y se dispone a instalar otro capitán en Fulla; y yo he recibido carta de su hijo para que no lo espere por nada en el mundo, y que tenga por seguro, que si él me puede prender, se me llevará a Génova. De modo que he venido aquí ante vos, y estoy dispuesto, yo y todos los que conmigo vienen, para rendiros homenaje y fe y ser uno con vuestra compañía.
Y yo, que conocía que era un hombre honrado y lo juzgué como muy sabio y bueno, lo recibí, y le di albergue bueno y honrado, y le hice inscribir con diez caballeros armados en el libro de la compañía; puesto que yo tenía este poder en nombre de toda la compañía, cosa que ningún otro tenía.
Y en cuanto quedó incorporado a nuestra compañía, me pidió que armase una galera que tenía yo en el puerto, y dos leños, y que le diese tropas; y él haría de forma que capturaría el castillo de Fulla, y que ganaríamos todo el tesoro del mundo. E inmediatamente armé la galera, y su leño, y otros dos leños armados y una barca armada; de modo que así hubo cinco leños. Y embarcaron toda su compañía, que eran unas cincuenta personas, todos hombres buenos y diestros; y puse como capitán un primo hermano mío, llamado En Joan Muntaner, al cual di poder para hacer cualquier cosa en mi nombre, y que todo lo que yo haría, hiciese y que tomase consejo en todo momento del citado ser Tesí Jaqueria y de otros cuatro hombres buenos, catalanes, que yo le asigné como consejo.
Y así partieron de Gal·lípol la mañana de la fiesta de Ramos. ¿Qué os diré? Que ser Tesí, hizo, y dispuso que arribaran al castillo de Fulla la noche de la fiesta de Pascua, y que a hora de maitines apoyaran sus escalas en el muro, que él las llevaba ya a medida, ya que conocía perfectamente la altura exacta de las murallas. ¿Qué os diré? Que antes de que nadie les pudiese oír habían escalado las murallas, treinta hombres entre los suyos y los nuestros, listos y preparados. Y en cuanto se encontraron arriba, se hizo de día; y él, con hachas, y ayudado del resto de la compañía empezó a golpear las puertas. Y cuando los que se encontraban dentro los oyeron, echaron mano a las armas; y rompieron las puertas, y los nuestros que ya se encontraban arriba de las murallas empezaron a matar a todos los que se encontraban en el muro y en las torres. ¿Qué os diré? Que mataron a ciento cincuenta personas, y al resto los capturaron a todos, y al menos había dentro quinientos hombres combatientes. Y una vez hubieron tomado el castillo, salieron fuera, a la villa donde vivían los griegos que eran más de tres mil personas, todos ellos recolectores del alumbre que en aquel lugar se extraía. Y saquearon toda la villa, y capturaron y dejaron lo que les plugo. ¿Qué os diré? Que fue una enormidad lo que se ganó.
Y en aquel lugar se ganaron las tres reliquias que el bienaventurado sant Joan Evangelista dejó al altar de Èfesso cuando se enterró en el sepulcro. Y cuando los turcos capturaron aquel lugar, sacaron las tres reliquias, y luego las pignoraron en Fulla para obtener trigo. Y las reliquias eran estas: la primera un trozo de la Vera Cruz, que monsèñer sant Joan Evangelista arrancó con su mano de la Vera Cruz, del lugar donde Jesucristo había apoyado la cabeza; y aquel trozo estaba muy ricamente encastado en oro, con piedras preciosas, que valían una fortuna (que muy difícil os resultaría creer a quien os lo contara, todo lo que alrededor se le había encastado de pedrería); y con una cadena de oro que tenía, monsèñer sant Joan en todo momento la llevaba al cuello. Y otra reliquia era una camisa muy preciosa, sin ninguna costura, que madona santa María hizo con sus benditas manos, y que le dio; y con aquella decía misa siempre el bienaventurado sant Joan. Y la tercera reliquia era un libro llamado L'Apocalipsi, escrito en letras de oro de la propia mano del bienaventurado sant Joan; y en las cubiertas de aquel había asimismo un gran fortuna en piedras preciosas. Y así entre otras muchas cosas ganaron estas tres reliquias, las cuales se ganaron porque ser Tesí Jaqueria ya conocía donde se encontraban. Y así, con gran botín, regresaron a Gal·lípol; y aquí repartieron todo el botín, y repartimos las reliquias a suertes. Y a mí me tocó la Vera Cruz, y a él la camisa y el libro llamado Apocalipsi; y el resto se repartió a continuación tal como debía repartirse.
Y así podéis ver como nos fue con la compañía de ser Tesí. Y luego ser Tesí, con lo que había ganado, armó su leño con su gente y la nuestra, y se vino a la isla del Taix, donde había un hermoso castillo despoblado; y tomó aquel castillo, y lo arregló, y lo reparó. Y yo acudí a aquel castillo, y allí encontré al señor infante con las cuatro galeras, y allí me esperó él cuando yo fui a la compañía a despedirme, y aquí regresé junto al señor infante. Y si nunca vio nadie acoger bien a sus amigos, eso hizo misser Tesí conmigo, ya que inmediatamente me libró el castillo y todo cuanto había, y tomó a su cargo recibir al señor infante y a todos nosotros, muy ricamente, todos los tres días que nos hizo permanecer allí. Y luego se me ofreció personalmente, y también el castillo, y todo lo que tenía, y yo le di muchos arneses que poseía, y muchas armas de diversas maneras, y le di una barca armada, de veinticuatro remos, y le dejé cuarenta hombres que quisieron quedarse con él a sueldo; y así lo dejé bien abastecido y armado. Y bien es cierto el refrán que dice: "Haz bien y no mires a quien"; que en aquel lugar donde yo nunca hubiera imaginado estar, recibí yo tan gran placer. Y si hubiera necesidad en aquel castillo nos podríamos todos salvar, y por él podríamos permanecer más tiempo de aquí en adelante.
NOTAS
954. Parece que se trate de Focea, la actual Foça en Turquía.
1 comentari:
¡Dónde irían a parar dichas reliquias... y las piedras preciosas!
Espero que Ramón nos hable un poco más de su hermano.
Sahha, querido Julio, ¡y gracias por la crónica!
Publica un comentari a l'entrada