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1 Libro = 1 Euro ~ Save The Children

traductor

Charles Darwin quotation

Ignorance more frequently begets confidence than does knowledge: it is those who know little, and not those who know much, who so positively assert that this or that problem will never be solved by science

Jean-Baptiste Colbert quotation

L'art de l'imposition consiste à plumer l'oie pour obtenir le plus possible de plumes avec le moins possible de cris

Somebody quotation

El miedo es la via perfecta hacia el lado oscuro. El miedo lleva a Windows, Windows a la desesperacion, esta al odio hacia Bill Gates y ese odio lleva a LINUX

Vares Velles

Vares Velles
Al Tall

Això és Espanya (vara seguidilla) per Al Tall

dissabte, 31 de gener del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CXL)

La guerra a la península s'ha acabat. Els francesos han estat expulsats. Grans festes a Barcelona.


CXL


Cuando hubo pasado la oriflama, tal como ya habéis escuchado, y la gente del señor rey de Aragón hubo muerto y capturado a todos los que se habían quedado, y ganado todo un mundo de riquezas, el señor rey regresó a Peralada, y arregló y reparó la villa, e hizo regresar a todo el mundo, y les dio muchos regales y gracias; y asimismo después a Gerona. Y el almirante marchó a Roses; y el señor rey de Aragón ordenó al almirante que devolviese Roses al conde de Empuries, y que le entregase todas las provisiones que había, que era una enormidad lo que valían; y luego ordenó al almirante que partiese hacia Barcelona. Y asimismo, cuando el señor rey hubo ordenado y arreglado la ciudad de Gerona, partió hacia Barcelona, y ordenó que todo el mundo regresara a su tierra; y así todos volvieron alegres y satisfechos y ricos a sus tierras. Y el señor rey fue a Barcelona, y el señor infante N'Anfòs, y todos los ricoshombre, salvo los que eran del Empordà, o de la montaña de els Ports (672). Y cuando entraron en Barcelona, quiso Dios que entrasen el mismo día el almirante con todas las galeras, y En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol. Y se celebró gran fiesta en Barcelona, que nunca se hizo fiesta semejante en ninguna ciudad; de modo que el señor rey, al domingo siguiente, sacó a torneo tres lanzas en cada corrida, y el señor infante N'Anfòs, hizo otro tanto. Y otros justaban, y otros cabalgaban con armas, de modo que había tal fiesta, que Dios y todo el mundo se debían alegrar. Y la fiesta comenzaba cada mañana encomendándose a Dios, ya que cada mañana se celebraba procesión por toda la ciudad, alabando y dando gracias, y bendiciendo a Dios, por la gracia que les había otorgado; y así, hasta la hora del almuerzo empleaban todo su tiempo en rezar a Dios, y después de comer celebraban los juegos de armas. ¿Qué os diré? La fiesta duró ocho días completos.

NOTAS


672. Se refiere a la sierra de la Albera, en la que se encuentran los pasos naturales entre Rosselló y Empordà.

divendres, 30 de gener del 2009

Taxista. Pau Riba

I avui acabem amb la darrera cançò de Diòptria. Taxista.

Per si us interessa aquestes són les cançons dels dos cd's que componen l'àlbum

Les he anat publicant, encara que desordenades, els darrers divendres amb les etiquetes pau riba i diòptria.

Dioptria I

1 Kithou
2 Rosa d'Abril (l'amor s'hi posa)
3 Noia de porcel·lana
4 Ars erotica (non est mihi)
5 Ja s'ha mort la besàvia
6 Helena desenganya't
7 Mareta bufona
8 Vostè (tu, tu mateixa)

Dioptria II

1 Cançó 7ª en colors
2 L'home estàtic
3 Simfonia num 1 (d'una nit d'un matí de nadal)
4 Simfonia num 2 (d'uns déus, d'uns homes)
5 Simfonia num 3 (d'un temps, d'uns botons)
6 Taxista




TAXISTA

Taxista
ja no vaig al cel
però no t'hi poses trist i queda't els diners
busca un nou passatge jo me'n vaig a peu

trobaràs potser una noia fent senyal amb una mà
tu faràs girar la porta i ella pujarà al davant
mirarà pel parabrises i tu endevinaràs on va
posaràs el cotxe en marxa i el motor se us endurà

taxista
no preguntis res
no baixis bandera tot anirà bé
fes la carretera i no pensis res més

veuràs com per les finestres els minuts es tornen d'or
com el dia es torna càlid i els colors es fan tresors
i com entre els camps de taronges i els prats verds coberts de grocs
anireu ficant-vos dintre d'una immensa flor de foc

Ah, taxista
t'he de dar un consell
que si és que aquesta història es fa realitat
oblida la pena ja no hi prendràs pas

sé que al cap de poca estona ella es posarà al volant
i el teu cotxe com un còndor es començarà a enlairar
volarà entre els núvols, tots els mars, dins dels volcans,
i per buits de nits eternes amb els astres per companys

taxista
ja no et caldran telescopis per entrar al regne del cels
ja no et caldran calidoscopis per ser un fill de l'univers
ja no et caldran microscopis per enfonsar-te en l'infern
ni et caldran estetoscopis per trobar l'amor etern

Taxista
sort
que tinguis sort

TAXISTA

Taxista
ya no voy al cielo
pero no te entristezcas y quédate el dinero
busca otro pasajero yo me largo a pie

Encontrarás quizás una muchacha levantando la mano
tu abrirás la puerta y ella subirá delante
mirará por el parabrisas y adivinarás a dónde va
pondrás el coche en marcha y el motor os llevará

taxista
no preguntes nada
no bajes bandera, todo irá bien
haz la carretera y no pienses en nada más

verás como por las ventanas los minutos se vuelven de oro
cómo el día se vuelve cálido y los colores se hacen tesoros
y cómo entre los campos de naranjas y los prados verdes cubiertos de amarillos
iréis metiéndoos dentro de una inmensa flor de fuego

Ah, taxista
te tengo que dar un consejo
que si acaso esta historia se hace realidad
olvida la pena, ya no volverás a tener

sé que al cabo de un rato ella se pondrá al volante
y tu coche como un cóndor empezará a elevarse
volará entre las nubes, todos los mares, dentro de los volcanes,
y por vacíos de noches eternas con las estrellas por compañía

taxista
ya no necesitarás telescopios para entrar en el reino de los cielos
ya no necesitarás calidoscopios para ser un hijo del universo
ya no necesitarás microscopios para hundirte en el infierno
ni necesitarás estetoscopios para encontrar el amor eterno

taxista
suerte
que tengas suerte

Pancartes a la vaga general d'ahir, a França

No he estat capaç de localitzar cap foto, i ja em sap greu, però ahir, al CNN+ vaig veure dues pancartes paral·leles

A una d'elles, la fotografia de Barak Obama i la llegenda: YES, WE CAN
a l'altra, la foto de Sarko i la llegenda: NO WEECKEND

Impagable.

Arguments per guanyar qualsevol discusió

Llegit per ahí.

I és que els argentins, quan s'hi posen, són gairebé tan bons com nosaltres.

-'Está científicamente comprobado'
-'Esto lo sabe cualquiera'
-'Esto es conocimiento básico de escuela primaria'
-'No puedo creer que te cueste aceptar algo tan obvio'
-'Esto yo no lo inventé, lo leí en algún lado'
-'Salió en todos los diarios'
-'Mirá, si salió en el diario debe ser mentira'
-'Es un dato de la realidad'
-'Esto es así, está en la Constitución'
-'Primero leé el Código Penal y después hablamos'
-'Primero leé la Biblia y después hablamos'
-'Primero leé la Enciclopedia Británica y después hablamos'
-'Vos no podés hablar porque lo votaste'
-'Vos no podés hablar porque no votaste'
-'Vos no podés hablar porque tiraste el voto votando a ese partiducho'
-'Vos no podés hablar porque votaste por descarte'
-'Vos no podés hablar porque el año pasado te hiciste el corte cubano (Advertencia: este tipo de argumentos sólo se puede usar cuando la discusión está muy avanzada)'
-'Escuchame, ¿acaso vos no comés carne? (según la audacia del usuario, con este argumento se puede justificar desde las riñas de gallos al homicidio)'
-'Escuchame, ¿acaso las plantas no son seres vivientes? (Ídem anterior, para ser usado contra un vegetariano)'
-'Esto lo dice un tipo que no me acuerdo cómo se llama pero es la MÁXIMA AUTORIDAD en este tema'
-'Yo de esto puedo hablar porque a mí este tema siempre me interesó muchísimo y leí un montón'
-'Es así como yo te digo'
-'No es tan así'
-'Yo no sé si es así como vos decís'
-'Sí, yo antes también pensaba como vos'
-'Es ridículo que estemos discutiendo esto, es como discutir que esta pared es blanca (Señalar una pared blanca)'
-'Yo nunca dije eso'
-'Estás tergiversando mis palabras'
-'No entiendo por qué te lo tomás tan personalmente'
-'Esto es cierto, a un amigo mío le pasó'
-'Si todo el mundo pensara como vos esto sería la ley de la selva'
-'Si yo pensara como vos me pegaría un tiro (O la variante menos sutil '¿Por qué no te pegás un tiro?')'
-'¿Qué querés decir, que estoy inventando esto nada más que para ganar la discusión? ¡Por favor!'
-'Sí, claro, y Holanda llegó a la final del Mundial de 1982 (recordando una discusión pasada que el interlocutor perdió, lo que le quita autoridad por completo)'
-'Vos no entendés nada'
-'Eso es mentira'
-'¡Estás… Estás totalmente loco!!! (Abriendo muy grande los ojos y recorriendo la cara del resto de los presentes con expresión de incredulidad)'
-'Sos un p*****do'
-'Devolveme la plata que te presté'
-'Ña, ña, ña, ña, ña,ña, ña (Imitando la entonación de lo que acaba de decir el interlocutor)'
-'Está bien, está bien, tenés razón. No, tenés razón, siempre tenés razón (Sarcásticamente, seguido de un suspiro de fastidio. Ideal para cuando estamos contra las cuerdas. Repetir 'tenés razón' burlonamente a cada intento del interlocutor de terminar de aclarar su punto, hasta que se enfurezca y se vaya, perdiendo por abandono)

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXIX)

Retirada de les tropes franceses amb la cua entre cames. El cronista s'ensanya amb el cardenal a qui ridiculitza cada cop que hi té ocasió. La veritat és que s'ho ben mereixia.


CXXXIX


Y monsèñer En Felip llamó a sus barones, y estableció una vanguardia (en la que estaba el conde de Foix) de quinientos caballeros armados; y detrás iba él con la oriflama, y con su hermano, y el cuerpo de su padre, y con el cardenal; y con ellos iban mil caballos armados. Y luego iban todas las acémilas, y la gente de a pie; y en la retaguardia iba el resto de la caballería que había quedado, que podían alcanzar los tres mil quinientos caballeros. Y así levantaron el campo de Pujamilot, e iniciaron la marcha hacia la Jonquera.

Y aquel mismo día, el almirante, con todos sus marineros, se encontraba en el desfiladero de Panissars. Y aquella noche sólo Dios conoce qué noche pasaron los franceses, que ni uno solo se quitó los correajes, ni durmió, sino que toda la noche se oyeron llantos y gemidos; que los almogávares, y los peones de mesnada y los marineros, atacaban por los flancos de la hueste, y mataban gentes y rompían cofres; que hubierais oído mayor astillamiento de cofres que si hubieseis estado en un bosque en el que hubiera mil hombres que no hiciesen otra cosa que astillar leña. Del cardenal os puedo decir que desde que partió de Peralada hasta que llegó a Perpinyà, no hizo sino recitar oraciones, ya que temía ser degollado. Y así pasaron aquella noche.

Y a la mañana siguiente el señor rey de Aragó lanzó pregón para que todo el mundo siguiera su señera, y que nadie, bajo pena de muerte, atacase hasta que su señera atacase y sonasen las trompas y las nácaras. De modo que todo el mundo se reunió alrededor de la señera del señor rey. Y cuando el rey de França estuvo preparado, y su vanguardia atravesaba el Pertús, el señor rey de Aragón los dejó pasar, y toda la gente del rey de Aragón gritaban: - Señor, ataquemos! Señor, ataquemos!. Y el señor rey los contenía para que no hiciesen nada. Y tras ellos llegó la oriflama con su sobrino el rey de França, y su hermano, y el cuerpo de su padre, y el cardenal, tal como habéis escuchado que había sido dispuesto, y empezaron a pasar por el mencionado lugar del Pertús. Y del mismo modo las gentes del señor rey de Aragón gritaban a grandes voces: - Señor, vergüenza! Señor, vergüenza! Ataquemos! Ataquemos!-. Y el señor rey aguantó fuerte hasta que hubo pasado el rey de França, y los que iban con él cerca de la oriflama. Y cuando empezaron a pasar las acémilas y las gentes llanas, y la gente del señor rey de Aragón vieron esto, ni siquiera el señor rey los pudo contener; así que un gran grito surgió y se extendió por toda la hueste del señor rey de Aragón: - Ataquemos! Ataquemos!-. Y entonces todo el mundo se lanzó a perseguirles, y vierais rotura de cofres, y destrucción de tiendas, y saqueo de ropa, y de oro, y de monedas de plata, y de vajillas, y de tanta riqueza, que todo el mundo, desde entonces nadó en la riqueza. ¿Qué os diré? Que los que habían pasado antes, bien les valió, que de las acémilas ni de las gentes de a pie, ni de los caballeros de la retaguardia, se salvó nadie, que todos murieron y su ropa fue saqueada. Y cuando comenzaron a atacar, los alaridos fueron tan grandes, que se oían a cuatro leguas de distancia. Y el cardenal, que los escuchó, dijo al rey de França:

- Señor, qué es esto? Todos moriremos!

Dijo el rey de França:

- Tened por cierto que nuestro tío no ha podido contener por más tiempo a su gente, que bastante trabajo ha tenido para dejarnos pasar a nosotros. Que ya lo habéis podido oír; cómo cuando nuestra vanguardia pasó, todo el mundo gritaba: "Señor, ataquemos!", y él los contenía con una azcona montera en la mano; y luego, cuando pasamos, gritaron: "Señor, vergüenza! Ataquemos, ataquemos!", y él todavía se contenía más, y se esforzaba en contenerlos; y en cuanto hubimos pasado nosotros y sus gentes vieron las acémilas, con su carga y ropajes, les ha entrado por los ojos y ya no los ha podido contener. Por lo que tened por seguro que de los que han quedado no podrá escapar nadie. Así que continuemos.

Y cuando hubieron pasado el Pertús, en una elevación que hay sobre la ribera, divisaron al señor rey de Mallorca con su caballería y mucha gente de Rosselló, y de Confleent y de Cerdanya; y estaban en aquel collado con la señera real ondeando. Y el cardenal, que los vio, se acercó al rey de França, y dijo:

- Ah, señor! ¿Qué haremos? Ved al rey de Aragón que viene.

Y el rey de França le dijo:

- No os preocupéis, que aquel es nuestro tío el rey de Mallorca, que sale a acompañarnos, que ya sabemos que de este modo ha sido dispuesto por el rey de Aragó y por el rey de Mallorca.

Y entonces el cardenal sintió gran alegría, pero todavía no se sentía muy seguro. ¿Qué os diré? El rey de França se acercó al rey de Mallorca, y el rey de Mallorca a él, y se besaron y se abrazaron; y luego besó y abrazó a misser Carles, y luego al cardenal. Y el cardenal le dijo:

- Ah, señor rey de Mallorca! ¿Qué será de nosotros? ¿Moriremos ahora?

Y el señor rey de Mallorca, cuando lo vio tan demudado que parecía un moribundo, no pudo evitar sonreír, y le dijo:

- Cardenal, no temáis. Sobre nuestra cabeza, vos os encontráis a salvo y seguro.

Y entonces él se tuvo por asegurado, y nunca en su vida había pasado tanto miedo.

Y empezaron a caminar, y los alaridos que se escuchaban por las montañas, y los gritos de la gente del rey de Aragón, eran tan grandes que parecía que el mundo se acababa. ¿Qué os diré? Con un hermoso trote, allí donde era posible, marcharon hasta haber rebasado la Clusa, y no se tuvieron por seguros hasta que llegaron a es Veló. Y aquella noche acamparon en el Veló el rey de França y toda su compañía; pero el cardenal no paró hasta llegar a Perpinyà. Y no tuvieron que esperar a la retaguardia que habían dejado atrás, ya que las gentes del señor rey de Aragón los habían enviado al paraíso. Y a la mañana siguiente el rey de França, con el cuerpo de su padre, y con su hermano y con el rey de Mallorca, que no los abandonó, llegaron a Perpinyà. Y allí el señor rey de Mallorca atendió durante ocho días a todas sus necesidades; y cada día hacia cantar misas por el rey de França, y todos los días salía procesión para rezar por su alma; y de noche y de día, mientras permanecieron en su tierra, el señor rey de Mallorca, hizo quemar mil hachones grandes de cera. Y tanto honor hizo al cuerpo del rey de França, y a sus hijos, y a todos los que con ellos iban, y al cardenal, que la casa de França debería sentirse siempre muy obligada, y la casa de Roma, lo mismo.

¿Qué os diré? Cuando hubieron pasado ocho días de permanencia en Perpinyà, y se hubieron repuesto, marcharon. Y el señor rey de Mallorca los acompañó hasta que salieron de su tierra, y atendió a sus necesidades; y luego se separó de ellos y regresó a Perpinyà. Y los franceses se marcharon en tal situación, que sólo un diez por ciento se salvó, y el resto todos murieron de enfermedad. Y el cardenal, se marchó tan atemorizado, que no se quitó el miedo del cuerpo hasta que al cabo de muy pocos días murió; y se fue al paraíso con los que había hecho ir antes, gracias a sus sermones. ¿Qué os diré? En tal situación volvieron, que mientras el mundo dure, en Francia, y en todas sus tierras, cada vez que oigan hablar de Catalunya, se acordarán de esto.

Y ahora dejaré de hablar de ellos, y volveré a hablaros del señor rey de Aragón y de su gente.

dijous, 29 de gener del 2009

Olé tus huevos, Molt Honorable Francisco Camps. Quins collons.

No és per res, però a açò li dic jo precisió en l'anàlisi, i comprensió de la notícia.

El molt honorable president de la Generalitat de Baix, més que anar a classes de EpC, que també, li convindria acudir a classes d'alfabetització per aprendre a llegir.

O potser que tot siga efecte del vi de missa que deu fotre's cada matí.

Així ens va la vida...

Llegit al Levante-Emv

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA

Camps dice que el fallo del Supremo es un "varapalo" al Gobierno

A juicio del President de la Generalitat, queda demostrado "que era una asignatura que lo único que quería era adoctrinar a los jóvenes españoles como no correspondía con la España democrática y plural"

EFE.

El presidente valenciano, Francisco Camps, ha señalado hoy que la sentencia del Tribunal Supremo sobre Educación para la Ciudadanía es un "varapalo" para el Gobierno porque la asignatura "ha sido destrozada de arriba a abajo" y se ha demostrado que lo único que quería era "adoctrinar" a los jóvenes.

En rueda de prensa tras visitar el stand de la Comunidad Valenciana en FITUR, Camps ha agregado que el Supremo ha dicho a los socialistas que la asignatura "está mal planteada", por lo que les insta a que se reordenen los contenidos, porque "da la sensación de que (...) se han pasado a un campo que no les corresponde".

Según el presidente valenciano, el fallo del alto tribunal recoge todas las "inquietudes" que la Generalitat valenciana tuvo en su momento para evitar que la asignatura fuera "una doctrina de la izquierda impuesta por una parte de la sociedad española a otra parte de la sociedad española".

Por ello, ha dicho, su Gobierno elaboró una orden de desarrollo de la asignatura para ajustar sus contenidos a la Constitución, con la que se "adelantaron" a la sentencia.

Para el presidente valenciano, independientemente de lo que está diciendo el Gobierno, "en La Moncloa deben estar pasándolo muy mal, porque la asignatura ha sido destrozada de arriba a abajo tal y como la habían propuesto los socialistas".

Preguntado por qué va a pasar a partir de ahora con los casos en los que se ha planteado el derecho a la objeción de conciencia, que el Supremo dice "no existe" en este caso, Camps ha dicho que esta cuestión se debe preguntar a los promotores de la asignatura, y no a quienes están intentado aplicar la ley en función de los principios constitucionales.

"Éste es un problema de la ministra de Educación y de Rodríguez Zapatero, haber creado tanta tensión en las aulas como han creado", ha añadido.

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXVIII)

Mort de Felip III de França, l'Ardit.

Finals de setembre o primers d'octubre de 1285. Encara que la història oficial el fa morir ja al Rosselló, passats els Pirineus, la història que ens conta Muntaner és verossímil, fent-lo morir, encara a aquesta banda, a pocs quilòmetres de Peralada.

Assistim també a les maniobres de Felip IV l'Hermós, per tal d'aconseguir salvar tot allò que puga de les seues forces. Com deia el meu paisà Bernat i Baldoví, l'autor del Virgo de Visanteta: "sea nuestra divisa conservar, cuando menos, la camisa". I és que a les crisis cal ser creatiu.


CXXXVIII


Y en cuanto el rey de Aragón supo esta noticia, inmediatamente, con todas sus gentes que estaban en las fronteras, tanto las de a caballo como las de a pie, se dirigió al desfiladero de Panissars, para que ni el rey de França, ni nadie de sus huestes lograse escapar. Y en cuanto el rey de França supo todas estas cosas, levantó el sitio de Gerona y, enfermo y atrapado como se encontraba, fue al llano de Peralada; y allí reunió a toda su gente, y ciertamente no encontró que en toda su hueste quedasen más de tres mil caballos armados, y de gente de a pie, ninguno, que ya todos habían muerto, quien en batalla, quien de enfermedad; de modo que se tuvo por perdido. Y no me preguntéis por el cardenal, que con gusto absolvería al señor rey de Aragón de pena y culpa, con tal que le dejara abandonar a salvo su tierra.

¿Qué os diré? Que el rey de França se encontró tan enfermo, que con la enfermedad que tenía, se le envenenó su mal. E hizo acudir a sus hijos, y dijo a monsèñer En Felip.

- Sire (670) Felip, vos habéis sido siempre más sabio en estos asuntos que nos, que si os hubiésemos hecho caso, no moriríamos aquí (que antes que la noche transcurra habremos muerto), ni hubiera muerto, y morirá, tanta buena gente por nuestra culpa. Por lo que nos os damos nuestra gracia y nuestra bendición, y os rogamos que os cuidéis de que a esta gente de Castelló, que se rindieron a nosotros, ni la de estos otros lugares de alrededor, que no les sea inferido mal alguno; y les absolvéis de todo cuanto a nos estuvieran obligados, y que cada cual vuelva con su señor. Todavía os aconsejamos que secretamente enviéis un mensajero a vuestro tío, el rey de Aragón, para que os dé salvoconducto, y que podáis pasar a salvo vos y vuestro hermano y mis despojos; ya que estoy seguro que, si él no quiere, ni uno solo de vosotros podrá escapar sin ser muerto o apresado. Y nos sabemos que el rey de Aragón os estima tanto, y conoce que vos a él otro tanto, que no se os podrá negar. Y así haréis bien a mi alma y a la vuestra. Todavía, hijo, os ruego que me concedáis una petición.

- Señor - dijo él -, se hará todo lo que habéis dicho. Y en cuanto al regalo solicitado, ordenad lo que os plazca, que yo estoy listo para cumplirlo.

- Hijo - dijo él -, bien decís. Bendito seáis por Dios y por mi! ¿Sabéis, hijo, cual es el regalo que os pedimos? Que no odiéis a vuestro hermano Carles, aquí presente, por haber usurpado el reino de vuestro tío y suyo; que bien sabéis que él no tiene la culpa, y que toda la culpa fue nuestra y de nuestro tío, el rey Carles. Os ruego que lo améis y honréis como un buen hermano debe amar a su hermano, ya que ambos sois hijos de una madre que desciende del mejor linaje de reyes del mundo al que pertenecen los mejores caballeros; por lo que vos lo debéis amar encarecidamente. Y todavía os ruego que tratéis y hagáis todo el esfuerzo posible para que la casa de Aragón restablezca la paz para siempre con el rey de França, y con el rey Carles, y que nuestro primo el príncipe salga de la cárcel; y si vos lo intentáis de veras, se firmará la paz.

Y tras esto lo tomó y le besó, y otro tanto hizo con Carles, e hizo que ambos se besaran. Y una vez hecho esto, levantó los ojos al cielo, y pidió que le trajeran el cuerpo de Dios y lo recibió con gran devoción; y luego se hizo ungir con la extremaunción. Y cuando hubo recibido todos los sacramentos que un buen cristiano debe recibir, cruzó las manos sobre el pecho, y dijo:

- Señor verdadero Dios, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Y así murió dulcemente, y tuvo un buen fin. Y si me pedís donde murió, os lo diré: murió en un albergue de En Sord de Vilanova, a menos de media legua de Peralada, el año 1285.

Y ya muerto el rey de França, el rey Felip ordenó que se ocultara este hecho; y envió mensajeros secretos a su tío el rey de Aragón, que se encontraba en el desfiladero de Panissars, y le hizo saber que su padre había muerto, y le rogaba que lo dejase pasar con sus gentes, ya que más le valía que fuese él el rey de França que no otro. Y dicen que el señor rey de Aragón, en cuanto oyó este mensaje, inmediatamente lo hizo saber a su hermano el rey de Mallorca, que se encontraba en es Veló, a una legua de donde él estaba, y le hizo saber que él, con su caballería y gentes de Rosselló, debía salir a recibir a su sobrino, el rey de França, en la Clusa (671), para que los almogávares y marineros que iban con En Roger de Lòria, y que se encontraban en el paso, no los destruyeran; y él, desde el Pertús y el puerto, tal como podría, impediría que se acercasen al lugar por donde pasara la oriflama; de modo que él aconsejaría a su sobrino el rey de França que siempre marchase al lado de la oriflama, él, su hermano y el cuerpo de su padre; y así, haciéndolo de esta forma, sus gentes no le causarían todo el daño que de otra forma podrían infligirle. Y tal como el señor rey lo ordenó, tal se cumplió; y puso este consejo en conocimiento de su sobrino el rey de França.

Y cuando monsèñer En Felip hubo oído esto, que el señor rey los protegía a él y a su hermano y a las gentes que fueran cerca de él, y que además había ordenado que el señor rey de Mallorca le esperara con su caballería en La Clusa, pensó qué hacer; y llamó al cardenal y a su hermano, y les dijo:

- He recibido respuesta de nuestro tío el rey de Aragón, y me hace saber que me asegura a mí y a mi hermano y a los que alrededor de la oriflama vayan, pero que no puede proteger al resto, porque sus gentes son tantas, que le será imposible atarlas corto. De modo que entiendo que perderemos la mayor parte de las gentes que nos quedan.

Y el cardenal respondió:

- Señor, puesto que él os concede esta gracia, empezad a pasar, que más vale vuestra persona y la de vuestro hermano y el cuerpo de vuestro padre, que el resto de la gente. Y no nos demoremos, que los que aquí mueran, irán al paraíso con los otros.


NOTAS


670. Sire. Tratamiento tradicional de los reyes de Francia.

671. Municipio del Vallespir, en el valle del Rom, vía de comunicación entre el Rosselló y el Empordà, a través de los puertos o desfiladeros del Pertús y de Panissars. En francés, l'Ecluse.

dimecres, 28 de gener del 2009

Un dia Aznar, com a tots ens passa, morirà...

M'ho han passat, jo no tinc tan mala bava, ho jure.

Dimecres, relats d'altri. Estremida memòria. Jesús Moncada

Fa unes setmanes vaig acabar de rellegir l'última novel·la del desafortunadament desaparegut Jesús Moncada: "Estremida memòria".

Es tracta del relat d'un crim ocorregut a la vila de Mequinensa i el trasbals que per aquest poble ha suposat, narrat, cent divuit anys més tard, per un fill del poble que treballa a Barcelona, i que hom identificaria amb el propi autor de la novel·la, en base a uns papers inèdits de l'època, escrits per l'escrivà del jutjat de Casp que han arribat a les seues mans, postil·lat i corregit amb l'ajut de la inestimable memòria d'un vell amic encara viu a Mequinensa, i coneixedor dels fets perquè, de xiquet, li'ls va narrar l'Ulisses, avi seu.

Com de costum, i com ja heu pogut comprovar aquells que seguiu aquestes narracions de dimecres, Moncada fa gala d'un llenguatge absolutament viu, esplèndid, el català de la Franja, sense caure per ço en estèrils dialectalismes. Reconec que si m'agrada tant és perquè el llenguatge d'aquests pobles aragonesos de parla catalana, es troba encara menys aviciat pel barceloní que el de Lleida, i s'assembla més a la parla del meu poble a València.

A continuació deixe el capítol on un venedor d'imatges, el Brumari, intenta encolomar-li'n una al secretari del jutjat de Casp, que ha arribat, malalt de grip, a Mequinensa amb motiu del proper ajusticiament dels culpables de l'assassinat, i que intenta forçar una repetició del judici enmig del foc creuat entre les dues faccions irreconciliables en què ha quedat dividit el poble.

ESTREMIDA MEMÒRIA

Jesús Moncada

SEGONA PART. LA VELA VERMELLA. II. 2


Quan s’espavila, sacsejat per la tos, l’espectacle el desconcerta: una munió d’imatges religioses, sants i santes de carones galtudes, el contempla amb ulls embadalits. Mentre, esmaperdut, parpelleja davant la catèrvola celestial, recorda l’arribada a Mequinensa, el pas de l’Ebre amb el transbordador, la fonda... La fatiga l’ha vençut. Magolat pel viatge, tot i la parsimònia de la mula canònica, ha acabat adormint-se abocat a la taula.

- Vol comprar-me’n una, mestre?

La proposta sembla amollada per una de les imatges. Entre un bisbe amb dalmàtica vermella i un asceta cadavèric de llarguíssimes barbes, unes ninetes negres, vives, bellugadisses, l’escodrinyen. Estupefacte, sent que la veu reitera l’oferta.

- Vol comprar-me una imatge, mestre? Les tinc molt bé de preu, allò que se’n diu tirades. Guaiti: per una misèria pot convertir-se en propietari de qualsevol de les que veu. Miri que ben pintades. Fixi-s’hi: quines galtes, quins ulls, quins nassos! Ningú no diria que són de guix, semblen vives de debò, com si respiressin. Ara bé, si vostè és persona de gust i de possibles, en tinc d’altres, de fusta, una mica més cares, però també més ben acabades i polides. I la part diguem-ne artística n’és el més petit dels mèrits, el principal és que fan miracles. Sí, senyor, el que sent: miracles. No faci aquesta cara d’incredulitat, redéu! Que vol cremar a l’infern? El Sant Blai, per exemple, li traurà el mal de gola sense haver d’anar al metge, que, a sobre de no curar-lo, perquè no saben on toquen, li sagnarà la butxaca. La santa Llúcia, miri que bufona!, li provarà d’allò més si no hi guipa prou; veure-hi bé és essencial en un món de pocavergonyes on te la foten així que bades. Si la seva dona té una malaltia als pits, sigui dit amb tot el respecte del món, santa Àgata, sí, aquesta tan eixerida, la del mantell taronja, li solucionarà el problema. Ara, si vostè, encara que no en té l’aspecte, treballa a les mines, el que necessita, cregui’m, és la santa Bàrbara aquí present: el preservarà de les estimbades, no morirà esclafat com un cuc. Què més vol, digui’m, per una misèria?

Atabalat pel discurs, mira en silenci les imatges. No acaba d’eixorivir-se.

- Ja ho veig, no farem fira – diu el desconegut amb una certa impaciència – . Bé, mestre, com vulgui. Ara, quan tingui unes angines de cavall o se li entravessi una espina de peix a la gola o un mal de queixals li faci veure la padrina o, amb tots els respectes, la dona tingui algun problema al pit, no comenci a lamentar-se i a dir, millor dit a pensar, perquè, si es tracta d’una espina a la gola, no estarà per gaire discursos: “Ai, no em veuria en aquesta refotuda situació si hagués comprat una imatge miraculosa al Brumari Montornès quan me la va oferir!”

L’anomenat Brumari Montornès fa una pausa, mira Montolí de fit a fit, continua:

- No vull ni pensar-hi! Quina catàstrofe! Com que no puc permetre que caigui en l’error de rebutjar una ocasió segurament irrepetible, perquè, qui sap si tindrà la fortuna de tornar-me a trobar mai de la vida, i, com que també he de considerar que potser no accepta l’oferta perquè va curt de saula, i no vull sobre la consciència, ja prou carregada de desastres, la responsabilitat de privar-lo de la gran sort que ara té a l’abast per un problema de diners, li donaré l’última oportunitat. L’última, mestre, guaiti el que li dic, no badi. Miri, si no arriba al preu d’aquestes imatges, aquí en tinc un parell un pèl defectuoses: una està una mica escantellada de portar-la amunt i avall; l’altra li va sortir guenya al pintor que la policromava. Ara bé, quant a virtuts curatives, també fan el fet, van tan bé com les altres, i, de vegades, millor: miracle segur. Les hi ofereixo gairebé regalades. Què me’n diu? Fem fira? No, oi? Si vol que li digui la veritat, abans de començar ja sabia que no aconseguiria entabanar-lo. A còpia de temps, aprens a ensumar la parròquia, però, com que també m’he equivocat més d’una vegada – sota una aparença de descregut empedreït trobes un babau acoquinat per la por de l’infern, i al revés –; i tampoc no puc negar-me una certa capacitat de persuasió, per si de cas ho provo. Aquesta vegada, sortosament per a vostè, que demostra no tenir un pa a l’ull, i per a desgràcia meva, que acabo de perdre una venda. L’he encertada de mig a mig.

Fa una altra pausa per refer-se de la tirallonga i comença a encabir curosament la mercaderia celestial en una capsa de fusta sobre un llit d’encenalls.

- Bé, ara que veig que no hi ha res a fer – continua mentre col·loca un sant amb dalmàtica blava al costat d’un angelet bufador –; li confesso que m’he quedat molt més tranquil. Hi ha llanuts a gavadals, però no tants com sembla. I, si trobo algú que no es deixa albardar, encara que sigui a costelles meves (al capdavall he de menjar cada dia), me n’alegro pels ciutadans d’aquest món desgraciat. Sóc ateu i miri a què em veig forçat, a vendre imatges de sants fent creure que fan prodigis. Bé, vaig a veure si xollo algun enze, si més no per pagar la fonda. Fa anys que vinc regularment a Mequinensa, sap, i sempre hi faig fira. D’ençà que la gent d’aquí va començar a treballar a les mines de lignit i va descobrir una nova manera de morir, les dones em demanen imatges de santa Bàrbara perquè els protegeixi els homes. El fabricant va solucionar-ho sense manies canviant quatre detalls a una verge italiana que no tenia sortida i, au, santa nova i miracles a dojo! En fi, mestre, dispensi’m per haver-lo marejat. Ah, i no es prengui malament el que li vaig a dir. Encara seré aquí una setmana. Si mentrestant canvia d’opinió, perquè això de la fe té sorpreses – de vegades t’adorms ateu i et despertes menjaciris, o al contrari, en un tres i no res, passes de llepa-sants a descregut –, no ha de fer sinó avisar-me. Compti amb una bona rebaixa, el que se’n diu preu d’amic. Si els ateus no ens ajudem entre nosaltres, qui ho farà? Ara me’n vaig a continuar la feina, m’he de guanyar les garrofes. Encara que, aquesta vegada, em sembla que tindré mal dau. La vila està trasbalsada, això sempre és dolent per als negocis. En fi, no vull queixar-me. Pitjor ho tenen els desgraciats que acaben de portar al castell. Tal com pinta l’assumpte, no en tindran prou ni amb tots els miracles junts dels sants que porto. Perquè suposo que vostè ja sap el que va succeir aquí el vint-i-cinc d’agost.

El vint-i-cinc d’agost... Les paraules del venedor el traslladen a aquella tarda lenta, d’un groc pastós i mosques apegaloses, quan un pagès esverat va presentar-se al jutjat de Casp, on ell, ensopit per la nyonya, feia esforços, com ara, per no adormir-se.


ESTREMECIDA MEMORIA

Jesús Moncada

SEGUNDA PARTE. LA VELA ROJA. II. 2


Cuando espabila, sacudido por la tos, el espectáculo lo desconcierta: una multitud de imágenes religiosas, santos y santas de caritas mofletudas, lo contempla con ojos embelesados. Mientras, desconcertado, parpadea ante la caterva celestial, recuerda la llegada a Mequinensa, el paso del Ebro en el transbordador, la fonda... La fatiga lo ha vencido. Magullado por el viaje, a pesar de la parsimonia de la mula de canónigo, ha acabado por dormirse reclinado sobre la mesa.

- ¿Desea comprar una, caballero?

La propuesta parece lanzada por una de las imágenes. Entre un obispo con dalmática roja y un asceta cadavérico de larguísimas barbas, una pupilas negras, vivas, movedizas, lo escudriñan. Estupefacto, escucha como la voz reitera la oferta.

- ¿Quiere comprar una imagen, caballero? Las tengo muy bien de precio, lo que se dice tiradas. Mire: por una miseria puede convertirse en propietario de cualquiera de las que ve. Observe que bien pintadas. Fíjese: ¡qué mejillas, qué ojos, qué narices! Nadie diría que son de escayola, parecen vivas de verdad, como si respiraran. Ahora que si usted es persona de gusto y posibles, tengo otras, de madera, un poco más caras, pero también mejor acabadas y más bonitas. Y la parte digamos artística es el más pequeño de sus méritos. Lo principal es que hacen milagros. Sí, señor, lo que escucha: milagros. ¡No ponga esa cara de incredulidad, cristo! ¿O es que quiere ir a parar al infierno? El san Blai, por ejemplo, le quitará el dolor de garganta sin tener que ir al médico, que, aparte de no curarlo, porque no tienen ni idea, le sangrará el bolsillo. La santa Llúcia, ¡mire que preciosa!, le irá de perillas si no guipa bien; ver bien es esencial en este mundo de sinvergüenzas donde en cuanto te descuidas te la meten doblada. Si su mujer tiene una enfermedad en los pechos, dicho sea con todo el respeto del mundo, santa Àgata, sí, ésta tan espabilada, la del manto anaranjado, le solucionará el problema. Y si usted, aunque no lo parece, trabaja en las minas, lo que necesita, créame, es la santa Bàrbara aquí presente: lo preservará de los hundimientos, no morirá aplastado como un gusano. ¿Qué más quiere, diga, por una miseria?

Mareado por la verborrea, mira en silencio las imágenes. No acaba de despejarse.

- Ya veo, no haremos nada – dice el desconocido con cierta impaciencia –. Bien, caballero, como prefiera. Ahora que, cuando tenga unas anginas de caballo, o se le atraviese una espina de pescado en la garganta, o un dolor de muelas le haga ver las estrellas o, con todo respeto, su parienta tenga algún problema en el pecho, no empiece a lamentarse y a decir, mejor dicho a pensar, ya que si se trata de una espina en la garganta no estará para muchos discursos: “¡Ay, no me encontraría en esta jodida situación si le hubiera comprado una imagen milagrosa al Brumari Montornès, cuando me la ofreció!”

El llamado Brumari Montornès hace una pausa, mira fijamente a Montolí, continúa:

- No me atrevo ni a imaginarlo. ¡Qué catàstrofe! Como no puedo permitir que cometa el error de rechazar una oportunidad seguramente irrepetible, porque quién sabe si tendrá la fortuna de volverme a encontrar nunca jamás en la vida, y, como también he de considerar que a lo mejor no acepta mi oferta porque anda escaso de parnés, y no quisiera sobre mi conciencia, ya demasiado cargada de desastres, la responsabilidad de privarlo de la gran fortuna que ahora tiene al alcance de la mano por un problema de dinero, le daré una última oportunidad. La última, caballero, mire lo que le digo, no se me distraiga. Mire, si no llega al precio de estas imágenes, tengo aquí un par algo defectuosas: una está un poco descascarillada de tanto ir arriba y abajo; la otra le salió bizca al pintor que la policromaba. Ahora bien, en cuanto a virtudes curativas, son tan buenas como las otras, y, a veces, mejor incluso: milagro seguro. Se las doy casi regaladas. ¿Qué me dice? ¿Hay trato? ¿No, verdad? Si quiere que le diga la verdad, antes de empezar ya sabía yo que no conseguiría atraparlo. Con el tiempo aprendes a conocer a los parroquianos, pero como también más de una vez me he equivocado – bajo una apariencia de descreído empedernido te encuentras un simplón acogotado por el pánico al infierno, y al contrario –; y no se me puede negar una cierta capacidad de persuasión, por si acaso lo intento. Esta vez, afortunadamente para usted, que demuestra no tener los ojos vendados, y para mi mala suerte, que acabo de perder una venta. Veo que he acertado de pleno.

Hace otra pausa para reponerse de la perorata y comienza a meter cuidadosamente la mercancía celestial en una caja de madera sobre un lecho de virutas.

- Bien, ahora que veo que no hay nada que rascar – continúa mientras coloca un santo con dalmàtica azul al lado de un angelote soplador –; le confieso que me he quedado mucho más tranquilo. Hay borregos a montones, pero no tantos como parece. Y, cuando encuentro a alguien que no se deja engatusar, aunque sea a mi costa (a fin de cuentas he de comer a diario), me alegro por los ciudadanos de este desgraciado mundo. Soy ateo y mire a lo que me veo forzado, a vender imágenes de santos haciendo ver que hacen prodigios. Bien voy a ver si trasquilo a algún bobalicón, si otra cosa no para pagar la fonda. Años hace que vengo regularmente a Mequinensa, sabe, y siempre vendo algo. Desde que la gente de aquí empezó a trabajar en las minas de lignito y descubrió un nuevo modo de morir, las mujeres me piden imágenes de santa Bàrbara para que les proteja a sus hombres. El fabricante lo solucionó rápidamente cambiando cuatro detalles a una virgen italiana que no tenía salida y, hala, ¡nueva santa y milagros a porrillo! En fin, caballero, discúlpeme por haberle entretenido. Ah, y no se tome a mal lo que voy a decirle. Todavía estaré por aquí una semana. Si entretanto cambia de opinión, porque esto de la fe a veces sorprende – un día te acuestas ateo y te levantas meapilas, o al contrario, en un santiamén, pasas de besasantos a descreído –, no tiene que hacer más que avisarme. Cuente con una buena rebaja, lo que se dice precio de amigo. Si los ateos no nos ayudamos entre nosotros, ¿quién lo hará?. Ahora me voy a continuar el trabajo, bien me he de ganar los garbanzos. Aunque, esta vez, me parece que no tendré buenos dados. El pueblo está trastornado, y eso siempre es malo para los negocios. En fin, no quiero quejarme. Peor lo tienen los desgraciados que acaban de llevar al castillo. Tal como pinta el tema, no tendrán bastante ni juntando los milagros de todos los santos que traigo. Porque supongo que usted ya sabe lo que sucedió aquí el veinticinco de agosto.

El veinticinco de agosto... Las palabras del vendedor lo trasladan a aquella lenta tarde, de un amarillo pastoso y pegajosas moscas, cuando un payés asustado se presentó en el juzgado de Casp, donde él, amodorrado por la galbana, hacía esfuerzos, como ahora, para no dormirse.

Epc vs objecció dels pares. 22-7. Triomfa la sensatesa

Després de més de 20 hores de deliberacions en dos dies i mig, el Tribunal Suprem ha decidit que no hi troba cap motiu real que permeta l'objecció a l'assignatura Educació per la Ciutadania.

La votació dels jutges (el ple de la sala tercera: 30 jutges menys un, excusat per motius mèdics) ha estat de 22 vots a favor (contra la possibilitat d'objecció) i 7 en contra.

Encara que tinc molt clar que els pares objectors, atiats per la caverna religioso-mediàtica, no quedaran gaire contents amb aquesta sentència i intentaran apelar al constitucional -inclús parlaven de continuar avant, si aquest darrer no els hi fera cas (cosa bastant possible, tot siga dit), amb instàncies europees: tot pot ésser, sembla que no tinguen sentit del ridícul...- a mi, personalment, em sembla una sentència no ja justa (qui seria tan ingenu de demanar justícia a la Justícia?) que també, sinó sobretot, sensata.

Consulte una enquesta feta a Levante-Emv i trobe, amb sorpresa, que la proporció dels que l'han respost, 73% contra 27% coincideix, si fa no fa, amb la proporció que han mostrat aquests jutges de la sala tercera del Suprem. Curiós, oi?

Post scriptum. Torne a consultar l'enquesta i ja van 82 a 18, se m'està rompent la gràcia del comentari. Cagon dena...

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXVII)

L'acció es precipita. L'exèrcit francès es prepara per creuar novament els Pirineus, aquest cop cap al nord en retirada, i l'almirall Roger de Llòria no es vol perdre la festa de cap de les maneres.

Faig notar que el botí no només consistia en diners, vestits, armes i joies, sinó a més a més en persones que, evidentment, acabarien sent rescatades amb diners, o bé treballarien d'esclaus


CXXXVII


E inmediatamente, junto con En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol, y con todas las galeras armadas, iniciaron el regreso a Roses, suponiendo que el rey de França ya no podría mantener el asedio, y convenía, por tanto, que él, con sus marineros, estuviesen en el puerto de Panissars a fin de conseguir su parte del botín y de hombres. Y tal como lo pensó lo cumplió, que vino a Roses, y de Roses a els Graells (669) de Castelló. Y no me preguntéis si las gentes de Castelló y de toda la tierra, sintieron alegría, que la alegría que reinaba en Empordà era inenarrable; e igualmente en Rosselló, si bien no osaban demostrarlo, ya que el rey de França mantenía retenidos en París a dos hijos del rey de Mallorca, a saber, el infante En Jacme, primogénito, y el infante En Sanxo, que era el segundo. Y por este motivo el señor rey de Mallorca y sus gentes no se atrevían a mostrar su alegría por las mercedes que Dios concedía al señor rey de Aragón.

Ahora dejaré de hablaros del almirante, que está listo para acudir al desfiladero de Panissars, o allá donde sepa que el rey de França y sus gentes tengan intención de pasar para salir hacia França, y volveré a hablar del señor rey de Aragón. Y estad seguros que inmediatamente envió a contar a Sicília, por medio de un leño armado, todo lo que había ocurrido, y la situación del señor rey de Aragón, y la del rey de França, y en qué estrecheces andaba éste.


NOTAS


669. Topónimo no localizado, aunque pudiera ser diminutivo plural de Grau, puerto, Caletas resguardadas de Castelló d'Empúries. Quizá se trate de la desembocadura del riu Grau.

dimarts, 27 de gener del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXVI)

Desfeta la flota francesa a Les Formigues, Roger de Llòria ataca Roses on acabarà de capturar la flota allí aixoplugada.

No content amb això, desembarca i ataca les tropes que hi havien arribat per carregar els subministres i vívers esperats. Roses ha retornat a mans catalanes.

Com podem veure, les tàctiques de l'almirall, no són excessivament ortodoxes, però ja se sap, a l'amor i a la guerra... tot hi és permès.


CXXXVI


Y cuando esto acabó el almirante puso rumbo a Roses.

¿Qué os diré? Ese mismo día en que se celebró la batalla, a hora de vísperas, llegaron junto al almirante En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol. Y el almirante les entregó todas las galeras que había capturado, y les dijo que pasasen por Palamós y por Sant Feliu, y que se llevasen a Barcelona todo cuanto navío encontrasen, junto con las galeras; y que lo hiciesen inmediatamente, y que él mientras tanto partiría hacia Roses para capturar los navíos que hubiese en Roses, y las veinticinco galeras y todas las provisiones que hubiese en tierra, y que él no se marcharía hasta haber tomado Roses. De modo que En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol cumplieron lo que el almirante les había ordenado; y fueron enseguida a Palamós y a Sent Feliu, y capturaron todos los navíos que encontraron. Y luego desembarcaron en Sent Feliu, y quemaron todas las provisiones que allí había; y los hombres que habían quedado del rey de França todos huyeron. Y En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol enviaron diez hombres por separado al señor rey de Aragón, a Hostalric, para hacerle saber esta buena nueva, y tras esto siguieron hasta la ciudad de Barcelona para dar a conocer esta buena noticia. Y cuando hubieron hecho esto, dijeron:

- Esperemos al almirante aquí, aunque nos haya dicho que vayamos a Barcelona, que es mucho mejor que vayamos junto con él, para que sea él el que reciba el honor, puesto que es a quien realmente le pertenece.

Y así lo hicieron, y bien me parece su hombría de pro.

Y cuando En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol se hubieron despedido del almirante, este puso rumbo a Roses. Y en Roses, creyendo que era su flota, salieron a recibirles las veinticinco galeras, en regata, con gran algazara. Y el almirante hizo izar las señeras del rey de França, para que se adentraran en mar abierto y no hubiera riesgo de dañar a la gente de tierra; y cuando se hubieron aproximado lo suficiente, el almirante hizo bogar los remos, y arrió esas señeras e izó las del señor rey de Aragón. Y las galeras de los franceses, cuando vieron esto, quisieron virar, pero el almirante las atacó. ¿Qué os diré? Que las capturó a todas, con su tripulación. Y tras esto entró en el puerto de Roses, donde encontró más de ciento cincuenta, entre naves, leños y taridas, capturándolas todas. Y luego saltó a tierra, donde había quinientos caballeros franceses y muchas acémilas, que habían acudido a por provisiones; y atacó entre ellos, y los derrotó, de forma que mataron a más de doscientos caballeros franceses y muchas acémilas de las que había. Y los otros con toda aquella gente que les pudo seguir, huyeron hacia Gerona, donde encontraron que ya el rey de França había recibido las malas noticias. Y estos todavía le traían más.

Y el almirante combatió la villa de Roses, y la tomó, y estableció una guarnición para defender las provisiones que allí había. Y en cuanto lo hubo hecho, partió hacia Barcelona, y encontró a En Ramon Marquet y a En Berenguer Maiol en Sent Feliu; y le contaron el motivo por el qué lo habían esperado, de lo que él quedó muy satisfecho. Y así el almirante envió todos los navíos que había capturado, tanto las galeras como los otros leños, y naves y taridas, a Barcelona, puesto que siendo suyo, como ya lo era, el mar, nada había que temer.

dilluns, 26 de gener del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXV)

Les ordres del rei en Pere arriben a Sicília. L'almirall Roger de Llòria surt directament via Cabrera cap a Barcelona amb quaranta sis galeres.

Un cop a Catalunya rep instruccions de posar rumb a les illes Formigues on el 3 de Setembre de 1285 es trobarà amb la flota francesa a la que derrotarà.

Els francesos amb aquest cop de mà, han perdut la seua via de subministrament. A partir d'aquest moment tenen la guerra perduda.


CXXXV


En cuanto la galera y los dos leños que el señor rey enviaba a Sicília hubieron zarpado de Barcelona, cada cual siguió el rumbo que se le había dado. Y tanto navegaron que llegaron a Messina, donde encontraron a madona la reina, y los señores infantes, y el almirante; y le entregaron las cartas que el señor rey y En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol les enviaban. De modo que inmediatamente el señor infante ordenó al almirante que hiciese armar las cuarenta galeras que tenía, sin tardanza, y el almirante hizo sonar la trompeta seguidamente para que todo el mundo acudiese a alistarse con paga de cuatro meses; y todos, con gran alegría recibieron la paga.

¿Qué os diré? En quince días había cuarenta y seis galeras armadas y listas que ya habían sido reparadas, y no quiso esperar a reparar más; y embarcó las tripulaciones, y se despidió de madona la reina y de los infantes. Y se apresuró tanto para que no hubiera tiempo de que se pudieran esparcir las noticias, y durante aquellos quince días no dejó salir ninguna vela con dirección a poniente. Y tomó el rumbo de Cabrera, y tuvo buen tiempo, de modo que en pocos días alcanzó Cabrera. Y cuando llegó a Cabrera, envió uno de los dos leños que el señor rey le había enviado desde Barcelona; y allá localizó a En Ramon Marquet y a En Berenguer Maiol, y ellos le dieron la orden de que tomase el rumbo del cabo de Aiguafreda, y que en aquel mar encontrarían ochenta y cinco galeras que hacían la ruta de Sent Feliu a Roses con las provisiones, y que con ellas iba el almirante del rey de França, en persona. Y le hicieron saber que esto era así a raíz de que ellos hubieran capturado las veinticinco galeras en Roses; y le instaban a que se apresurara antes de que se enteraran, y ellos sabían que los tenían que encontrar en ese mar, según sus espías, y que ellos con todas las galeras que tenían en Barcelona, una vez reparadas, acudirían junto a él. Y así el leño armado partió con esta respuesta, y En Ramon Marquet, y En Berenguer Maiol dieron a conocer estas nuevas al rey, quien se encontraba en Hostalric.

Y cuando el leño armado hubo zarpado de Barcelona, En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol hicieron embarcar a todo el mundo, y armaron dieciséis galeras que habían reparado. Y el leño armado encontró al almirante en el mar; y cuando el almirante hubo leído la carta de En Ramon Marquet y de En Berenguer Maiol, puso rumbo al cabo de Aiguafreda; y de noche anclaron en les Formigues (668), y se echaron a dormir. Y había ordenado a todas sus galeras que cada una tuviera encendidas tres farolas; una a popa, otra en medio, y otra a proa, para que, si las galeras del rey de França llegaban de noche, se encontrasen las farolas encendidas, y cuando avistasen a sus galeras, pensaran que por cada farola había una galera. Y con este truco del almirante, se ganó la batalla, ya que ocurrió tal como imaginaba.

Y poco antes del amanecer, la flota del rey de França pasaba con la linterna delante, y en cuanto el almirante los vio venir, hizo armar a la gente; e inmediatamente envió dos leños armados para vigilar, y regresaron enseguida y le dijeron al almirante que era la flota entera del rey de França. Y el almirante puso proa a ellos, interponiéndose entre ellos y la tierra; y cuando se encontró con ellos, encendieron de golpe todas las farolas y atacaron. Y aquí vierais volar lanzas y dardos y disparar a los ballesteros profesionales. ¿Qué os diré? Que antes de que se hiciese de día, el almirante los había derrotado, y apresado cincuenta y cuatro galeras, y quince más, de pisanos, que embarrancaron y hubo otras dieciséis, de genoveses, que huyeron mar adentro, por miedo a embarrancar; y no esperaron nada ni a nadie, sino que pusieron proa a mar abierta y se largaron a su tierra. Y en cuanto amaneció, el almirante revisó las galeras y vio que en tierra estaban embarrancadas las quince de los pisanos, y las abordaron; y los galeotes del almirante sacaron toda la ropa que había en ellos y les prendieron fuego.


NOTAS


668. Illes Formigues. Archipiélago de cuatro islotes a tres millas de Palamós.

diumenge, 25 de gener del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXIV)

El rei En Pere cau en una emboscada francesa. Descripció de la batalla que acaba sent guanyada pels catalans.

Atenció a la descripció d'una de les formes de combatre dels almogàvers: "trencar llances", amb aquesta tècnica escurçaven les seues llances i esventraven els cavalls, fent caure els cavallers que un cop en terra quedaven a mercè dels soldats d'a peu.

Junt amb la narració, Muntaner es permet uns quants consells, com ara que les distraccions en la batalla poden costar la vida. Com deia mon pare "el cabet en la feina"


CXXXIV


Y el día de madona santa María de Agosto, yendo hacia Besuldó, cayó, al amanecer, en una emboscada de cuatrocientos caballeros franceses, que se habían escondido porque llegaba caravana con provisiones desde Roses. Y por aquellos lugares, los asaltaban cada vez hombres a caballo y a pie; y por eso se habían ocultado en aquel lugar por la noche, para que no los pudieran asaltar. Y el señor rey iba hablando de lo que veía; que en cada lugar de la frontera sus gentes estaban ricas y acomodadas debido a las muchas incursiones que cada día hacían contra los franceses, y mataban mucha gente, y ganaban un sinfín, y ganaban mucho, así que todos se encontraban alegres y satisfechos. Y de este modo, en un momento en que el señor rey iba confiado, Dios que todo lo hace bien, y quería proteger de la muerte y de la prisión al señor rey, hizo que los almogávares que con él iban, que eran unos doscientos, fueran por las laderas de la montaña, y levantaran dos o tres liebres, y al levantarlas comenzaran a gritar a grandes voces y a jalear. Y el señor rey y los que con él iban, que eran unos sesenta hombres a caballo, enseguida echaron mano a las armas, porque temieron que hubiesen descubierto caballería; y los franceses que se encontraban emboscados, creyeron que los habían descubierto, y salieron inmediatamente de su escondite. Y el rey que los vio, dijo:

- Barones, hagamos lo correcto. Juntémonos a nuestros hombres de a pie, que aquí hay una gran caballería, y vienen a por nosotros. Y empezad todos a batallar, que hoy haremos tal que todo el mundo lo comentará, con la ayuda de nuestro señor Dios Jesucristo.

Y todos respondieron:

- Señor, permitid que subamos a aquella montaña, de modo, señor, que vuestra persona quede a salvo; que no tememos más que por vuestra persona. Y cuando vos estéis allá arriba, veréis lo que somos capaces de hacer.

Dijo el señor rey:

- Dios no puede haber dispuesto nunca, que por su causa nos tengamos que apartar de nuestro camino.

Enseguida los almogávares, aquellos que se encontraban cerca del señor rey, se acercaron, pero no eran más de cien, y al atacar rompieron las lanzas (664). El señor rey espoleó el primero, y atacó con su lanza al primero que encontró, de tal guisa que lo traspaso por mitad del escudo, y ya no necesitó buscar ningún médico; y después echó mano a la espada, y repartió mandobles acá y acullá, y tal hueco hizo, que nadie se atrevía a esperar sus mandobles, en cuanto hubieron sufrido su manera de atacar. Y los que con él iban atacaban del mismo modo, y ningún caballero era capaz de hacer mayores maravillas que ellos. De los almogávares es bueno que os diga que igual hacían ellos con sus medias lanzas, que no quedaba ningún caballo por destripar. Y esto hicieron una vez hubieron gastado todos sus dardos, que no hubo ninguno que con su dardo no matase al menos a un caballero o a un caballo; y luego con las medias lanzas hicieron maravillas.

Y el señor rey estaba unas veces aquí y otras allá, ora a diestra ora a siniestra, y tanto atacó con la espada, que ésta acabó a trozos, y entonces echó mano de la maza, con la que atacaba mejor que cualquier otro caballero del mundo. Y se acercó al conde de Nivers, que era el jefe de aquella compañía y le dio tal mazazo sobre el yelmo, que lo dejó inconsciente en tierra; y enseguida se volvió, y dijo a un buen macero que no se apartaba de él, llamado En Guillemó (665) Escrivà, de Xàtiva, que iba montado a la jineta:

- Guillemó, descabalga y mátalo.

Y aquel echó pie a tierra y lo mató. Y una vez lo hubo matado, para su desgracia, se prendó de la espada del conde, que era muy rica; y mientras se la desceñía, un caballero del conde que había muerto, vio que aquel había matado a su señor, y vino, y le dio tal bordonazo en los hombros, que lo mató. Y el señor rey se volvió, y vio que aquel caballero había muerto a En Guillemó Escrivà, y le dio tal golpe con la maza sobre el casco, que le sacó los sesos por las orejas, y cayó muerto en tierra. Y en aquel lugar, a causa del conde muerto, vierais dar y recibir golpes. Y el señor rey, que vio a su gente en tal confusión, se abalanzó contra los enemigos, e hizo tal hueco, que en aquel ataque mató con su propia maza a más de quince caballeros; y creedme, al que alcanzaba de pleno, no necesitaba más de un golpe.

Y estando en aquella confusión, un caballero francés que vio que el rey les hacía tanto daño, con la espada en la mano vino y le cortó las riendas; y el rey pensó estar perdido. Por lo que ningún caballero debería acudir a batallar sin dos pares de riendas, unas de cadena y otras de cuero; y las de cadena que estuvieran recubiertas de cuero. ¿Qué os diré? Que el señor rey iba descontrolado, ya que el caballo lo llevaba de acá para allá, hasta que cuatro almogávares que se encontraban cerca del señor rey, se acercaron y le ataron las riendas. Y el señor rey se acordaba muy bien del caballero que le había cortado las riendas, y fue a donde se encontraba, y se lo agradeció de tal forma que nunca más pudo pensar en cortar riendas, sino que quedó, como su señor, muerto.

Y entonces, cuando el señor rey hubo retornado al centro de la batalla, vierais atacar y golpear; y había en la compañía del señor, rey ricoshombre y caballeros que nunca habían participado en ninguna batalla, y que no obstante, aquel día hicieron maravillas todos ellos. ¿Qué os diré? Que un caballero joven de Tràpena, llamado En Palmer Abat, al que el señor rey había recibido en Sicília, en su casa, quien no había visto ni participado nunca en ninguna batalla, se comportó de igual modo que lo hubiera hecho Rotlan, si estuviera vivo. Y todo esto ocurría por el gran amor que tenían al señor rey, y por lo que le veían hacer con sus propias manos. Que lo que el rey hacía no era obra de caballero, sino obra propiamente de Dios; que ni Galeàs, ni Tristany, ni Llancelot, ni Galvany, ni Boors, ni Palamides, ni Perceval lo Galois, ni el Cavaller ab la Cota mal Tallada, ni Estor de Mares, ni el Morant de Gaunes (666), ni tan siquiera todos ellos juntos con una compañía tan escasa como la de los pocos caballeros que con el señor rey de Aragón iban, hubieran podido hacer tanto en un día, contra cuatrocientos caballeros tan buenos como los franceses, que eran la flor del rey de França, como hizo el señor rey de Aragó y los que con él iban en aquella ocasión.

¿Qué os diré? Que los franceses se quisieron retirar hacia una loma, pero el señor rey espoleó hacia el que llevaba la señera del conde, y le dio tal mazazo en el yelmo que lo dejó frío y muerto en el acto, y por tierra; y los almogávares inmediatamente arrancaron la señera del asta, a trozos. Y los franceses que vieron la señera de su señor por tierra, hicieron todos una piña, y el señor rey atacó entre ellos con toda su gente. Y los franceses habían tomado un montículo y estaban tan compactos que ni el señor rey ni ninguno de los suyos podía entrar entre ellos, con lo que la batalla duró hasta que llegó la noche. Y no habían quedado más de ochenta caballeros franceses. Y el señor rey dijo:

- Barones, ya es de noche, y nos podríamos herir unos a otros, cuando los atacáramos. Repleguémonos!

Y cuando se hubieron reunido en otro montículo, vigilaron, y vieron venir quinientos caballeros franceses con tres señeras. Y si me preguntáis quiénes eran, os lo diré: eran tres condes parientes del conde de Nivers, que estaban preocupados por su primo quien había salido a montar la emboscada, y era mediodía y todavía no había regresado, que era cuando tenía previsto regresar a la hueste; por lo que ellos, con el permiso del rey de França, habían salido a buscarle. Y vieron a los caballeros en una loma y al rey de Aragón en otra; entonces fueron hacia los suyos que les salieron al encuentro; y escucharon las malas noticias que confirmaban su inquietud; y se acercaron allá donde el conde y otros caudillos, seis de ellos parientes suyos, yacían muertos, y los levantaron con grandes llantos y lamentaciones; y caminaron toda la noche hasta llegar a la hueste. Y cuando llegaron al campamento, vierais tales duelos y llantos que parecía que el cielo se venía abajo. De modo que En Ramon Folc, vizconde de Cardona, que se encontraba en Gerona, envió diez hombres fuera de la ciudad, para conseguir noticias; y capturaron dos hombres de la hueste que trajeron a la ciudad; y cuando En Ramon Folc los vio les preguntó el motivo de tales llantos y lamentaciones, y ellos le contaron lo que había ocurrido y entonces En Ramon Folc hizo hacer gran luminaria por toda la ciudad de Gerona.

Ahora los dejaré estar, y volveré al señor rey de Aragó.

El señor rey de Aragó dijo a los suyos:

- Barones, permanezcamos aquí toda la noche, y mañana al amanecer levantaremos el campo e inspeccionaremos cuanta caballería han perdido, ya que sería gran deshonor para nosotros, abandonar de esta forma el campo.

- Señor - dijeron los que con él estaban -, ¿qué decís? ¿No basta con lo que hoy habéis hecho? Por ventura quizás tendríais más que hacer mañana.

Y el señor rey respondió que él levantaría el campo al día siguiente, que no quería que nadie se lo echara en cara. Y así, cuando amaneció, los otros almogávares que iban por las montañas y más de quinientos hombres a caballo de su caballería, se acercaron al señor rey. Y el señor rey, con la señera al viento, fue por el campo, con los que habían batallado con él, y no permitió que bajase nadie más. Y los que levantaron el campo, ganaron tan bellos arneses, y florines y torneses (667), que para siempre fueron ricos. Y el señor rey pasó revista a su gente, y encontró que habían perdido doce caballeros y aquel Guillemó Escrivà, que murió a causa de su codicia por aquella espada. Por lo que todo el mundo debe cuidarse de que, mientras está en la batalla, no puede permitirse otro pensamiento más que el de alcanzar la victoria, y que no codicie oro ni plata ni nada que pueda ver, sino que desee tan solo ganar por la mano a sus enemigos; que si vence, alcanzará inmediatamente su parte del botín; y si es derrotado, poco provecho le hará nada de lo que posea, puesto que se quedará junto con su cuerpo. Por lo que todos debéis tener presente lo que os digo; y si así lo haceis, Dios os concederá siempre honor en el campo.

E igualmente vieron que habían perdido veinticinco hombres de a pie. Y bien podéis suponer qué batalla sería esta, de tan escasa gente contra tan buenos caballeros, que quedaron en el campo más de trescientos veinte caballeros franceses muertos, y lo que dijeron aquellos que habían participado en la batalla, es que el señor rey, con sus propias manos, había muerto a más de sesenta.

Y una vez levantado el campo, y recogidos los arneses y la moneda (que no se pudo capturar ningún caballo, ya que no había caballo que no tuviese siete u ocho lanzazos), el señor rey continuó hacia Besuldó. Y encontraron que también las guarniciones de aquellas fronteras estaban ricas y abastecidas de todo, lo mismo que ocurría en las otras fronteras visitadas. ¿Qué os diré? Cuando el señor rey hubo reconocido todo cuanto poseía, regresó a Hostalric, donde se encontraba el señor infante N'Anfòs.

Ahora dejaré de hablar de ellos y volveré a hablar de madona la reina, y del señor infante En Jacme, y del almirante, y de la galera y los dos leños que el señor rey les había enviado desde Barcelona.


NOTAS


664. Romper las lanzas. Como más tarde explica Muntaner, se trataba de una táctica de combate que les permitía atacar con lanzas de menor longitud y destripar a los caballos del enemigo, haciendo que los caballeros cayeran a tierra.

665. Guillemó. Diminutivo de Guillem.

666. Aquí Muntaner cita a buena parte de los principales personajes de las novelas de caballería de la época, que evidentemente se tomaban como referencia y espejo de todas las virtudes.

667. Tornés. Aplícase a la moneda francesa que se fabricó en la ciudad de Tours.

dissabte, 24 de gener del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXIII)

La flota catalana arriba a Barcelona amb les onze galeres franceses capturades. Exemplar repartiment del botí: els presoners són del rei i la resta, sense quinta, dels mariners que han participat a la batalla.


CXXXIII


Cuando En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol vieron que las cincuenta galeras abandonaban la caza, desplegaron las velas, y soltaron la osta (660), y pusieron rumbo a Barcelona. ¿Qué os diría? Que entre aquel día, y la noche, y al día siguiente a hora de tercia, avistaron Barcelona; y cuando los de la ciudad los vieron, les entró gran pánico temiendo que hubiesen perdido las once galeras a manos de los franceses, de modo que todos andaban deprimidos. Pero el señor rey, a quien también oprimía el corazón este temor, acudió con gran acompañamiento de caballería a la playa, y las contempló, y las contó y vio que eran veintidós velas grandes y dos leños. Y lo mismo contaron los demás, y se reconfortaron, por lo que el señor rey les dijo:

- Barones, reconfortaos y tened buen ánimo, que estas son nuestras once galeras, que arrastran otras once; y ved sus dos leños que llegan con ellas.

Y entre tanto tomaron tierra los dos leños y acudieron a presencia del rey, al que vieron que estaba a la orilla del mar; y le dieron la buena nueva, y el señor rey les hizo dar buenas albricias. Y cuando las galeras llegaron a la orilla, desarbolaron y limpiaron la cubierta, y a remo, entraron con las otras, a las que remolcaban de la popa, y con sus señeras arrastrándose. Y grande fue la fiesta que se hizo en Barcelona. Y En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol se acercaron al señor rey, y le besaron el pie; y el señor rey descabalgó, y les abrazó, y les recibió con hermoso semblante. Y ellos le dijeron:

- Señor, ¿qué ordenáis que hagamos?

- Os ordeno - dijo el señor rey- que les dejéis conservar a todos el botín que han ganado, y que no hagáis ningún registro en las galeras; y que los prisioneros sean nuestros, y todo lo restante vuestro, y repartidlo y dad lo que queráis a los buenos hombres sobresalientes (661) que iban con vosotros.

Y tras esto ellos le besaron el pie, y volvieron a las galeras con gran alegría, y contaron a todos la gracia que el señor rey les había otorgado. Y todos comenzaron a gritar:

- Señor, ¡Dios os de vida!

Y así todo el mundo bajó a tierra, de franco, y con todo lo que había ganado.

Y una vez acabado esto, En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol acudieron ante el señor rey y le dijeron:

- Señor, si lo consideráis oportuno, sacaremos a tierra las veintidós galeras, y las repararemos, porque todas necesitan ser reparadas.

Dijo el señor rey:

- Bien pensado: y poned enseguida nuestro estandarte sobre la mesa (662), y empezad a pagar a todo el mundo paga de cuatro meses; de forma que en cuanto estén reparadas, tengáis armamento y tripulación, ya que en cuanto arribe el almirante, deseo que vayáis con él.

- Señor - dijeron ellos -; esto está hecho, y estad seguro que de ahora en adelante, aunque el almirante no arribara, nosotros, con la ayuda de Dios, los derrotaríamos con estas veintidós galeras.

Dijo el señor rey:

- Plazca a nuestro señor Dios que así sea.

Y así sacaron las galeras a dique seco, y las repararon; y emplazaron la mesa de enganche, y abonaron cuatro meses de sueldo.

Y una vez dispuesto esto, el señor rey partió de Barcelona y fue a donde se encontraban el señor infante N'Anfòs, y los caporales, y los caballeros, y el resto de buena gente que había dejado en la frontera. E iba de unos a otros, con poca gente de a caballo y de a pie, para revistar (663) lo que hacían.


NOTAS


660. Osta. Cabos o aparejos que mantienen firmes los picos cangrejos en los balances o cuando van orientadas sus velas, y que sirven también para guiarlos cuando se izan o arrían.

661. Ver nota en el capítulo LXXXI. Se refiere a hombres de armas embarcados pero que no participan en los trabajos de la tripulación.

662. Mesa de contratación con banderín de enganche.

663. Revistar. Ejercer un jefe las funciones de inspección.

divendres, 23 de gener del 2009

Homenatge a un amic que ens acaba de deixar

Ahir va morir un amic, un bon amic. Duia un any malalt, tenia si fa no fa la meua edat, i ahir ens va trucar un fill seu, per comunicar-nos la trista notícia.

I avui, hem agafat l'ave Tere i jo, i hem acudit als funerals. Els fills desolats, la dona desfeta. Ens hem abraçat fort i hem plorat junts.

Manta vegada he pregonat que no sóc creient, però avui, a l'església, m'hagués agradat que allò que els capellans deien i que en Josep creia, i na Roser, que es queda sola, creu, fos veritat.

Com a petit homenatge, aquesta cançó de Brel.

Vull pensar que aquest hagués estat el seu desig per nosaltres que restem aquí:

Vull que rieu, vull que balleu, vull que us divertiu com a bojos
vull que rieu, vull que balleu, quan hom em fota al clot




LE MORIBOND

Adieu l'Émile je t'aimais bien
Adieu l'Émile je t'aimais bien tu sais
On a chanté les mêmes vins
On a chanté les mêmes filles
On a chanté les mêmes chagrins
Adieu l'Émile je vais mourir
C'est dur de mourir au printemps tu sais
Mais je pars aux fleurs la paix dans l'âme
Car vu que tu es bon comme du pain blanc
Je sais que tu prendras soin de ma femme
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Je veux qu'on s'amuse comme des fous
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Quand c'est qu'on me mettra dans le trou

Adieu Curé je t'aimais bien
Adieu Curé je t'aimais bien tu sais
On n'était pas du même bord
On n'était pas du même chemin
Mais on cherchait le même port
Adieu Curé je vais mourir
C'est dur de mourir au printemps tu sais
Mais je pars aux fleurs la paix dans l'âme
Car vu que tu étais son confident
Je sais que tu prendras soin de ma femme
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Je veux qu'on s'amuse comme des fous
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Quand c'est qu'on me mettra dans le trou

Adieu l'Antoine je t'aimais pas bien
Adieu l'Antoine je t'aimais pas bien tu sais
J'en crève de crever aujourd'hui
Alors que toi tu es bien vivant
Et même plus solide que l'ennui
Adieu l'Antoine je vais mourir
C'est dur de mourir au printemps tu sais
Mais je pars aux fleurs la paix dans l'âme
Car vu que tu étais son amant
Je sais que tu prendras soin de ma femme
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Je veux qu'on s'amuse comme des fous
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Quand c'est qu'on me mettra dans le trou

Adieu ma femme je t'aimais bien
Adieu ma femme je t'aimais bien tu sais
Mais je prends le train pour le Bon Dieu
Je prends le train qui est avant le tien
Mais on prend tous le train qu'on peut
Adieu ma femme je vais mourir
C'est dur de mourir au printemps tu sais
Mais je pars aux fleurs les yeux fermés ma femme
Car vu que je les ai fermés souvent
Je sais que tu prendras soin de mon âme
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Je veux qu'on s'amuse comme des fous
Je veux qu'on rie
Je veux qu'on danse
Quand c'est qu'on me mettra dans le trou

Simfonia num 3 (d'un temps, d'uns botons). Pau Riba

A poc a poc el disc va arribant a la seua fi. Avui, de Diòptria, us porte la Simfonia num 3 (d'un temps, d'uns botons)

Una de les lletres més surrealistes i hippies del disc. O pot ser horaciana?

Segur que el seu avi Carles Riba, el gran poeta de Súnion, o d'Elegies de Bierville, se'n sentiria orgullós del net.




SIMFONIA NUM 3 (D'UN TEMPS, D'UNS BOTONS)

Amb les sabates descordades
sense mitjons als peus
amb un barret de palla al cap
ple de botons
he anat a seure al jardinet dels lliris
en espera del bon temps.(bis)

Anava per la regadora de zenc
que es mor de set de l’estiu
però en decantar el cos
de la cadira
se n’han anat tots els botons
I m’he posat a riure
de tant babau com sóc.(bis)

El terra ple de botons blancs
el sol encara fresc i l’aire fresc l l’aire fi
com una mandra i com una son
m’han fet posar malalt de poesia
us pensareu que és tot una mentida
però jo no us diré ni si ni no. (bis)

Només m’he tret una sabata
perquè se m’ha adormit un peu
i ha vingut una mosca
segurament la del bon temps
i m’ha semblat significatiu
i m’he posat content.(bis)

Diria que ja som a la Primavera
perquè sento l’olor que fa
i és l’hòstia de bonic el terra ple de botons.
els cucs de Sant Antoni
el peu adormit, el sol, la regadora
i les herbes del jardí. (bis)

Però quina por si vingués algú
i em trobés adormit el peu
i tots els botons per terra
i la regadora de zenc
i sense mitjons
i el barret al cap, i el barret al cap tot ple de botons.
Oh quina por, quina por que em fa...

Amb les sabates descordades
sense mitjons als peus
amb un barret de palla al cap
ple de botons
he anat a seure al jardinet dels lliris
en espera del bon temps.(bis)

SINFONÍA NUM 3 (DE UN TIEMPO, DE UNOS BOTONES)

Con los zapatos desatados
sin calcetines en los pies
con un sombrero de paja en la cabeza
lleno de botones
he ido a sentarme en el jardincito de los lirios
a esperar el buen tiempo (bis)

Iba a coger la regadera de cinc
que se muere de sed en el verano
pero al inclinar el cuerpo
desde la silla
se me han caído todos los botones
y me he echado a reir
de lo tonto que estoy (bis)

El suelo lleno de botones blancos
el sol todavía fresco y el aire fresco y el aire fino
como una pereza y como una somnolencia
me han hecho ponerme enfermo de poesía
creeréis que todo es mentira
pero yo no os diré ni sí ni no. (bis)

Sólo me he quitado un zapato
porque se me ha dormido un pie
y ha llegado una mosca
seguro que la del buen tiempo
y me ha parecido significativo
y me he alegrado. (bis)

Diría que ya estamos en primavera
porque siento el olor que hace
y es la hostia de bonito ver el suelo lleno de botones
las cochinillas
el pie dormido, el sol, la regadera
y las hierbas del jardín (bis)

Pero qué miedo si viniera alguien
y me viera con el pie dormido
y todos los botones por tierra
y la regadera de cinc
y sin calcetines
y el sombrero en la cabeza, y el sombrero en la cabeza lleno de botones
Oh qué miedo, qué miedo me da...

Con los zapatos desatados
sin calcetines en los pies
con un sombrero de paja en la cabeza
lleno de botones
he ido a sentarme en el jardincito de los lirios
a esperar el buen tiempo (bis)

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXII)

Els francesos, comprovada la gosadia dels catalans, reforcen els combois de subministrament, i tornen a deixar vint-i-cinc galeres defenent Roses.


CXXXII


Y cuando el rey de França y el cardenal lo supieron, se tuvieron por muertos, así que dijo el cardenal:

- Ay, Dios! ¿Qué demonios son estos que tales hazañas van haciendo?

Y dijo el rey de França:

- Cardenal, estos son la gente más leal a su señor que haya en el mundo, que vos los podríais descuartizar a todos antes de que ellos permitieran que su señor, el rey de Aragón, perdiera su tierra. Y así, tanto por mar como por tierra, contemplaréis muchas de estos varapalos; por lo que os digo que en loca empresa nos hemos embarcado, nos y vos. Y vos sois responsable en parte de lo que pasa, y quien lo habéis tramado y tratado con nuestro tío, el rey Carles, al que esta gente y sus hazañas han hecho morir de dolor. Y Dios quiera que no obtengamos el premio que él ha alcanzado.

Y el cardenal no supo qué responder, ya que bien sabía que el rey de França decía la verdad; de modo que callaron ambos.

Y al almirante del rey de França, cuando se enteró de esto, no hay ni que decir que le entró gran temor; sin embargo dispuso que del mismo modo que las cincuenta galeras iban de Sent Feliu a Roses, que de la misma forma iría y vendría él, con ochenta y cinco galeras, y que permaneciesen siempre las veinticinco en Roses. Y así se hizo de ahí en adelante, de modo que, a la hora de combatir, el almirante En Roger de Lòria se habrá de medir con más galeras de las que el señor rey de Aragó y En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol imaginaban.

Y así dejaremos estar por ahora al almirante del rey de França, y volveré a hablar de En Ramon Marquet y de En Berenguer Maiol.

dijous, 22 de gener del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CXXXI)

La flota francesa rep notícies de la desfeta de Roses, i torna per combatre els catalans. Aquests s'endinsen en alta mar i abandonen part del botí (s'enduien preses totes les vint-i-cinc naus franceses, i acaben quedant-se'n només onze) per millor escapar.


CXXXI


Y cuando la gente de las galeras se hubo refrescado, y hubieron inventariado a todos los prisioneros que habían hecho, y contado todo lo que habían conseguido, tocó la trompeta y empezaron a subir a bordo.

Y ocurrió que, mientras se libraba esta batalla, dos barcas armadas zarparon de Roses hacia las cincuenta galeras para contarles lo que ocurría; y las barcas alcanzaron a las cincuenta galeras más allá del cabo de Aiguafreda, en una cala que se llama Tamariu (657), y que pertenece a Palafrugell (658); y les comunicaron estas nuevas. Y las cincuenta galeras, inmediatamente, viraron hacia Roses; y cuando hubieron rebasado el cabo de Aiguafreda, avistaron las galeras de En Ramon Marquet en la mar, remolcando a las veinticinco galeras, y pusieron proa hacia ellas. Y En Ramon Marquet que era uno de los mejores marineros del mundo, se imaginó lo sucedido: que los hombres de Roses les habían enviado barcas de aviso, y de esta forma las habían hecho regresar; por lo que él, de noche, aprovechando el viento, se internó en alta mar tanto como el viento les llevó, de forma que si las cincuenta galeras se decidían a atacar, ellos se encontrarían a suficiente distancia y con el viento a favor. Y así ocurrió, que cuando las cincuenta galeras les avistaron, tal como antes he dicho, pusieron proa a ellas, a remo, y estaban muy bien dotadas. Entonces En Ramon Marquet y En Berenguer Maiol vieron que si querían toar todas las veinticinco galeras, no les sería posible escapar, por lo que hundieron catorce galeras con todo lo que tenían, y se quedaron con once, una por galera. Y el viento aumentó, e izaron vela las veintidós; y escoraron (659) tanto como pudieron, de modo que las cincuenta galeras, cuando vieron esto, y que el viento se encrespaba, comprendieron que no las podrían alcanzar, puesto que les llevaban mucha ventaja. Y así con gran dolor retornaron a Roses, donde encontraron naves y leños abandonados, y sólo con que los catalanes hubieran tenido otras once galeras, hubieran quemado y saqueado toda la flota. De modo que fortificaron el lugar, y dejaron veinticinco galeras, y las otras veinticinco fueron a Sent Feliu con las barcas y los leños que habían dejado en Tamariu.


NOTA


657. Cala y pueblo perteneciente al municipio de Palafrugell. Baix Empordà. Girona.

658. Municipio del Baix Empordà. Girona.

659. Escorar. Hacer que un buque se incline de costado.

dimecres, 21 de gener del 2009

Dimecres, relats d'altri. Les històries naturals. Joan Perucho

Fa poc he rellegit la novel·la de Joan Perucho, Les històries naturals. Una història de vampirs ambientada a la Catalunya de mitjan segle XIX, en plena primera guerra carlina.

Com de costum, deixe ací un fragment, perquè vos en feu una lleugera idea. Es tracta de la carta que Onofre de Dip, el vampir, dirigeix al seu perseguidor. Ni Francis F. Coppola aconsegueix una humanització tan profunda del personatge.

LES HISTÒRIES NATURALS

JOAN PERUCHO

QUARTA PART – CAPÍTOL VI – LA CARTA

Una vegada a la seva cambra, Montpalau es tragué la levita, que col·locà curosament en un armari, omplí una palangana d’aigua i s’ensabonà les mans. Tot seguit, es mullà la cara amb delícia i, un cop eixugat, es friccionà enèrgicament el cabell amb aigua d’olor.

Feia el temps calorós. Damunt de la calaixera hi havia unes quantes ampolles. Se serví una copa de xerès reconfortant, mentre encenia un cigar. Després es tragué la carta de la butxaca i, seient a la vora d’un quinqué, rompé el sobre. Llegí:

“Senyor Antoni de Montpalau.
“Distingit senyor de la meva més gran consideració:
“Espero de la vostra perspicaç sensibilitat que endevinareu enseguida qui us adreça aquesta lletra. Malauradament, no us equivoqueu. Sóc Onofre de Dip, l’infortunat, el “declassé”; més comunament conegut per un nom terrible que em resisteixo a escriure. Ai las!
“Sé que ha arribat la meva hora. En certa manera, encara podria dilatar-ne el final: tinc mitjans suficients per a fer-ho. Sé que em creureu, perquè sou un cavaller. No puc alliberar-me de la meva sort, però en virtut dels màgics poders que m’assisteixen podria, si volgués, perllongar aquest llòbrec joc del gat i la rata. Però no vull.
“Escric aquesta lletra amb l’única intenció que, en aquesta hora suprema, hom no vegi en mi exclusivament l’ésser abominable i diabòlic que la imaginació popular ha fet de mi. Marxo com el cavall davant del carro, lligat al carro, però enyorant una llibertat secularment perduda, gairebé sense consciència d’aquesta llibertat. Marxo, doncs, pel món plorant a llàgrima viva.
“Vós coneixeu la meva història. És, però, la història oficial, la que diuen els documents, certament verídica, però no completa. És una història externa, que oblida la part d’home que encara resta en mi. Perquè sota la diabòlica contextura fantasmal que les circumstàncies m’obligaren a prendre, i en un racó amagat de la meva ànima, encara hi sóc jo, Onofre de Dip, el d’abans, el de sempre, el qui estima el seu poble i la seva gent, el qui respira l’aire meravellós i únic d’aquest país, el qui s’ennuega sentint una cançó de la infantesa.
“Què voleu! Les coses no són mai tan senzilles com hom les imagina. Al principi, quan l’astuta i bellíssima duquessa Meczyr em convertí, aprofitant la meva inqualificable i vergonyosa luxúria, en un ésser maleït, vaig sentir, passada la primera i tremenda impressió, un sentiment, si no de joia, almenys de tolerable conformitat. Me n’acuso públicament. El fet de poder volar, de tenir la facultat de transformar-me en qualsevol de les bèsties d’un repertori establert, però gairebé il·limitat, la intercanviable sensació de conjurar els elements atmosfèrics, els mil i un petits i esgarrifosos beneficis del nou estat, desllumenaren la inexperiència de la meva joventut. Cap dels mortals no sap el que significa el deliciós transport que esdevé a la sang, quan us transformeu, per exemple, en un elefant, o –en sentit contrari- en formiga.
“Vaig passar set-cents anys ostentant la condició de consort il·legítim d’un cadàver. Alegrement –com he dit- potser, al començ, oblidant que jo mateix era cadàver. Alternava la meva permanència als Càrpats amb petites i fugisseres escapades a la terra natal, a Pratdip, el lloc on vaig néixer i tinc –o tenia- el meu patrimoni. Crec que vaig deixar memòria dels meus sojorns intermitents. La gent és molt poruga.
“A mesura, però, que passaven els anys quelcom s’anava acomplint en el lloc més recòndit del meu ésser. Ja no era la fuga exaltada de la novetat ni la possessió concupiscent d’un cos eternament jove com era el de la duquessa: era l’enyorança de la meva anterior condició humana i un cansament total d’aquesta esgarrifosa existència. Vaig estar a dues passes de caure en la més negra follia.
“Llavors s’esdevingué el calvari que encara no ha cessat. Sota una aparença juvenil, sóc en realitat un vell de set-cents anys, desenganyat de tot, avorrit de tot, que únicament aspira a la pau. M’horroritza la meva indefugible vocació per la sang, i tinc present, en cada cas, els ulls indescriptibles de les meves víctimes. Patètica situació, la meva! Car, malgrat tot, no puc evitar-ho i m’haig de beure, en maledicció satànica, la fresca sang escolada.
“La duquessa morí. De mort autèntica, s’entén. Fou horrorosament escapçada i mutilada en un folklòric –diguem-ne- acte de fe. La profecia començava a complir-se, car essent saquejat, incendiat i conjurat el castell de Meczyr, no em restava altre recurs que Pratdip. Vaig tornar, doncs –aquesta vegada, definitivament-, al país natal, però sabent ara el que m’esperava. Per aquesta raó –per una mena d’instint de conservació- vaig procurar retardar, en allò que fos possible, l’anihilament de la meva singular naturalesa malèfica, tot i el fàstic que aquesta em causava. Així s’expliquen les constants aparicions que heu tingut de bèsties diabòliques, els atemptats de què he estat objecte com també d’altres variats refinaments. S’explica també, d’aquesta manera, l’adopció, per part meva, d’una nova personalitat, destinada a despistar-vos. Em refereixo, naturalment, a la meva conversió en el guerriller reialista el Mussol, mascarada tràgica i terrible. Posat a disfressar-me, vaig escollir allò que tenia un caire heroic pronunciat i que estava en concordança amb els meus sentiments autoritaris i monàrquics.
“Tot era inútil, és clar. El que està escrit està escrit. Ara, però, que ha arribat l’hora definitiva, només desitjo una cosa: descansar. Em pertoca, em sembla, després de set-cents anys de viure sense viure, és a dir: sense dormir de manera normal, sense refredar-me, sense poder menjar una delicada becada, sense poder acariciar un infant. Almenys vull aconseguir la pau eterna, i que Déu em perdoni.
“Per tal de fer-ho factible, i d’evitar-vos la continuació d’una innecessària recerca, us notifico solemnement que, demà, durant tot el temps que va de la naixença a la posta del sol, seré en posició latent de No-Mort a la cripta desafectada del castell de Mataplana, amb un dels antics propietaris del qual m’unia un estret companyonatge. No defalliu. Sigueu conseqüent amb tota aquesta vertiginosa activitat científica vostra. Doneu-me la pau que tant necessito. És inútil intentar defugir el que ha de venir. El que està escrit està escrit.
“Només us imploro una cosa: estalvieu-me l’espantosa carnisseria prescrita per la llegenda. Sóc feble davant de segons quines coses. Addueixo, en justificació pròpia, la meva edat senil. En substitució de la carnisseria en projecte, i amb els mateixos efectes eliminatoris, existeix, no tan divulgada potser, una altra fórmula més civilitzada: la de l’exorcisme. Aquesta, acompanyada de la cantarella


Hi dorm amb la lluna i el sol,
El vampir és al llençol
Un cadafal és son bressol.


destruirà la meva abominable existència. Gràcies.
“I ara sols em resta, abans d’acomiadar-me, dir-vos que, contra tota previsió, m’heu estat i em sou altament simpàtic. Us comprenc i us justifico a bastament. El vostre gran amor a la Ciència us honora i m’admira. Que sigueu, tal com mereixeu, molt feliç.
“El vostre atent servidor,
Onofre de Dip”.

Antoni de Montpalau restà emocionat amb aquesta lectura i, per primera vegada, sentí la humana presència del vampir. L’envaí una gran compassió per aquell ésser miserable, Onofre de Dip, i la seva tragèdia. Restà un instant meditabund.

Hores més tard tenia lloc una secreta entrevista amb Cabrera. Romangueren molt de temps tancats en el despatx del quarter general. Els ordenances somicaven. A vegades eren desvetllats per timbres sorollosos. Quan sortiren, Cabrera feia una cara rutilant i optimista. Tenia encara, però, la lividesa vampírica. S’ajustà el mocador al coll i aspirà la fragància d’una flor d’all silvestre.

Se sentí un soroll de fullaraca. “L’àurea picuda” –La negligida, la manyaga, la tímida – eixí d’algun lloc amagat, inaccessible a la mirada traïdora i baixa dels homes. S’allissà unes plomes que esdevingueren noves, lluents. Llavors, entonà el cant. El cant d’harmonia i de pau, d’amor i de llibertat, de justícia i d’honor. El cant inaudible.

Montpalau escriví una llarga carta al canonge Pasqual Matons; una carta en la qual posà, a més de tot l’entusiasme científic, una gran i profunda meditació sobre la caritat i l’amor al proïsme. És a dir, hi posà el cor i el cervell. Li demanava un gran servei, no exempt de risc, un servei, però, necessari i sublim. L’afer era urgent. No calia dir res més.

Amadeu partí aquella mateixa nit, disfressat de pagesa camperola – per estalviar molestes explicacions - , cap a Barcelona amb la carta d’Antoni de Montpalau. Viatjà a la gropa del cavall d’un marxant de vetes-i-fils, pagat especialment per aquesta finalitat. La nit era fosca i paorosa com la gola d’un llop.

Montpalau se n’anà a dormir profundament entristit. S’acostava el despuntar del dia.


LAS HISTORIAS NATURALES

JOAN PERUCHO

CUARTA PARTE – CAPÍTULO VI – LA CARTA

Una vez en su habitación, Montpalau se quitó la levita, que colgó cuidadosamente en un armario, llenó una palangana de agua y se enjabonó las manos. Inmediatamente se remojó la cara con agrado y, una vez seco, se friccionó el cabello con agua de colonia.

Hacía un tiempo caluroso. Sobre la cajonera había unas cuantas botellas. Se sirvió una copa de jerez reconstituyente, mientras encendía un puro. Luego se sacó la carta del bolsillo y, sentándose bajo un quinqué, rompió el sobre. Leyó:

“Señor Antoni de Montpalau.
“Distinguido señor de mi más grande consideración:
“Espero de vuestra perspicaz sensibilidad que adivinaréis de inmediato quién os dirige esta carta. Desgraciadamente, no os equivocáis. Soy Onofre de Dip, el infortunado, el “declassé”; más comunmente llamado por un terrible nombre que me resisto a escribir. ¡Ay las!
“Sé que ha llegado mi hora. En cierto modo, todavía podría dilatar su final: tengo medios suficientes para conseguirlo. Sé que me creeréis, porque sois un caballero. No puedo librarme de mi destino, pero en virtud de los mágicos poderes que me asisten podría, si así lo quisiera, alargar este lóbrego juego del gato y el ratón. Pero no quiero.
“Escribo esta carta con la única intención que, en esta hora postrera, la gente no vea en mí exclusivamente el ser abominable y diabólico en que la imaginación popular me ha convertido. Marcho como el caballo delante del carro, atado al carro, pero añorando una libertad secularmente perdida, casi sin conciencia de esta libertad. Marcho, pues, por el mundo llorando a lágrima viva.
“Vos conocéis mi historia. Es, no obstante, la historia oficial, la que cuentan los documentos, ciertamente verídica, pero incompleta. Es una historia externa, que olvida la parte humana que todavía subsiste en mí. Porque bajo la diabólica contextura fantasmal que las circunstancias me obligaron a tomar, y en un rincón escondido de mi alma, todavía estoy yo, Onofre de Dip, el de antes, el de siempre, el que ama a su pueblo y a su gente, el que respira el aire maravilloso y único de este país, el que se le hace un nudo en la garganta cuando escucha una canción de la infancia.
“¡Qué queréis! Las cosas no son nunca tan sencillas como uno las imagina. Al principio, cuando la astuta y bellísima duquesa Meczyr me convirtió, aprovechando mi incalificable y vergonzosa lujuria, en un ser maldito, experimenté, una vez pasada la primera y tremenda impresión, un sentimiento, si no de alegría, al menos de tolerable conformidad. Me acuso públicamente de ello. El hecho de poder volar, de tner la facultad de transformarme en cualesquiera de las bestias de un repertorio establecido, pero casi ilimitado, la intercambiable sensación de conjurar los elementos atmosféricos, los mil y un pequeños y horrorosos beneficios del nuevo estado, deslumbraron la inexperiencia de mi juventud. Ningún mortal sabe lo que significa el delicioso arrebato que experimenta la sangre, cuando uno se transforma, por ejemplo, en un elefante, o –en sentido contrario- en hormiga.
“Pasé setecientos años ostentando la condición de consorte ilegítimo de un cadáver. Alegremente –como he dicho- quizás, al principio, olvidando que yo mismo era cadáver. Alternaba mi permanencia en los Cárpatos con pequeñas y breves escapadas a la tierra natal, a Pratdip, el lugar que me vio nacer y donde tengo –o tenía- mi patrimonio. Creo que dejé memoria de mis estancias intermitentes. La gente es muy miedica.
“Pero a medida que pasaban los años algo se iba transformando en el lugar más oculto de mi ser. Ya no era la fuga exaltada de la novedad ni la posesión concupiscente de un cuerpo eternamente joven como el de la duquesa: era la añoranza de mi anterior condición humana y un cansancio total de esta espantosa existencia. Estuve a un tris de caer en la más negra locura.
“Entonces se inició el calvario que todavía no ha cesado. Bajo una apariencia juvenil, soy, realmente, un viejo de setecientos años, desengañado de todo, aburrido de todo, que sólo aspira a la paz. Me horroriza mi inevitable vocación por la sangre, y tengo presente, en cada caso, los indescriptibles ojos de mis víctimas. ¡Patética situación, la mía! Porque, a pesar de todo, no puedo evitarlo y tengo que beber, en satànica maldición, la fresca sangre vertida.
“La duquesa murió. De muerte auténtica, se entiende. Fue horrorosamente degollada y mutilada en un folclórico –digamos- acto de fe. La profecía empezaba a cumplirse, porque habiendo sido saqueado, incendiado y conjurado el castillo de Meczyr, no me quedaba otro refugio que Pratdip. Regresé, pues –esta vez definitivamente-, al país natal, pero ahora sabiendo lo que me esperaba. Por este motivo –por un tipo de instinto de conservación- procuré retrasar, en lo que fue posible, el aniquilamiento de mi singular naturaleza maléfica, a pesar del asco que esta me causaba. Así se explican las constantes apariciones que habéis tenido de bestias diabólicas, los atentados de que habéis sido objeto, así como de otros variados refinamientos. Se explica también, de este modo, la adopción, por mi parte, de una nueva personalidad, destinada a despistaros. Me refiero, naturalmente, a mi conversión en el guerrillero realista el Mussol, mascarada tràgica y terrible. Puestos a disfrazarme, escogí lo que tenía un aspecto heroico pronunciado y que estaba en concordancia con mis sentimientos autoritarios y monárquicos.
“Todo fue inútil, claro. Lo que está escrito está escrito. Pero ahora que ha llegado la hora definitiva, sólo deseo una cosa: descansar. Ya me toca, me parece, tras setecientos años de vivir sin vivir, es decir: sin dormir de modo normal, sin resfriarme, sin poder comer una delicada becada, sin poder acariciar a un niño. Al menos quiero conseguir la paz eterna, y que Dios me perdone.
“A fin de facilitároslo, y de evitaros la continuación de una innecesaria búsqueda, os notifico solemnemente que, mañana, durante todo el tiempo que va del nacimiento a la puesta del sol, estaré en posición latente de No-Muerto en la cripta desafecta del castillo de Mataplana, con uno de cuyos antiguos propietarios me unía una estrecha camaradería. No desfallezcáis. Sed consecuente con toda esa vertiginosa actividad ciéntifica que desplegáis. Dadme la paz que tanto anhelo. Es inútil intentar evitar lo que ha de suceder. Lo que está escrito está escrito.
“Únicamente os imploro una cosa: evitadme la espantosa carnicería prescrita por la leyenda. Soy débil ante según qué cosas. Alego, en mi propia justificación, mi vetusta edad. En sustitución de la carnicería proyectada, y con los mismos efectos eliminatorios, existe, no tan divulgada quizás, otra fórmula más civilizada: la del exorcismo. Éste, acompañado por la cantinela


Duerme con la luna y el sol,
El vampiro está entre las sábanas
Un monumento funerario es su cuna.


destruirá mi abominable existencia. Gracias.
“Y ahora únicamente me queda, antes de despedirme, comunicaros que, contra toda lógica, me habéis resultado y me resultáis altamente simpático. Os comprendo y os justifico absolutamente. Vuestro gran amor a la Ciencia os honra y me admira. Que seaís, tal como merecéis, muy feliz.
“Vuestro atento servidor.
Onofre de Dip”.

Antoni de Montpalau quedó emocionado con esta lectura y, por primera vez, sintió la presencia humana del vampiro. Lo embargó una gran compasión por aquel miserable ser, Onofre de Dip, y su tragedia. Quedó meditabundo por un instante.

Horas más tarde tenía lugar una entrevista secreta con Cabrera. Permanecieron mucho tiempo encerrados en el despacho del cuartel general. Los ordenanzas dormiscaban. A veces eran despertados por ruidosos timbres. Cuando salieron Cabrera traía una cara rutilante y optimista. No obstante todavía presentaba la lividez vampírica. Se ajustó el pañuelo al cuello y aspiró la fragancia de una flor de ajo silvestre.

Se escuchó un ruído de hojarasca. “El áurea picuda” – la negligida, la dócil, la tímida –salió de algún escondico lugar, inaccesible a la mirada traidora y baja de los hombres. Se alisó unas plumas que quedaron nuevas, relucientes. Entonces, entonó el canto. El canto de armonía y de paz, de amor y de libertad, de justicia y de honor. El canto inaudible.

Montpalau escribió una larga carta al canónigo Pasqual Matons; una carta en la que puso, además de todo el entusiasmo científico, una gran y profunda meditación sobre la caridad y el amor al prójimo. Es decir, puso en ella el corazón y la cabezal. Le pedía un gran servicio, no exento de riesgo, un servicio, no obstante, necesario y sublime. El asunto era urgente. Nada más podía añadir.

Amadeu partió aquella misma noche, disfrazado de payesa campesina –para evitar explicaciones indiscretas-, hacia Barcelona con la carta de Antoni de Montpalau. Viajó a grupas del caballo de un marchante de textiles, pagado especialmente para este fin. La noche era oscura y pavorosa como la boca de un lobo.

Montpalau se fue a dormir profundamente entristecido. Quedaba poco para el amanecer.