Ja tenim un nom per les possessions dels nostres amics de la Companyia: Regne de Macedònia.
I ara, què? Saben perfectament que la seua posició és molt compromesa i inestable mentre no derroten les tropes estrangeres que ajuden l'emperador.
I això només passarà si aconsegueixen escarmentar els alans que assassinaren el cèsar Roger de Flor i tants i tants companys i amics.
Interessant també com conserven l'impost real de la quinta, i el seu repartiment en terços entre Muntaner que restarà a Gal·lípoli, les tropes de defensa de la ciutat i Rocafort, cap nominal de la Companyia
I ara, què? Saben perfectament que la seua posició és molt compromesa i inestable mentre no derroten les tropes estrangeres que ajuden l'emperador.
I això només passarà si aconsegueixen escarmentar els alans que assassinaren el cèsar Roger de Flor i tants i tants companys i amics.
Interessant també com conserven l'impost real de la quinta, i el seu repartiment en terços entre Muntaner que restarà a Gal·lípoli, les tropes de defensa de la ciutat i Rocafort, cap nominal de la Companyia
CCXXV
Y mientras esto sucedía, En Rocafort había salido con el ánimo de atacar, una jornada más allá de Contastinoble, a un lugar que se encuentra a la entrada del Mar Major, llamado l'Estenyaire , donde se construyen todas las naves, y los leños, y taridas y galeras que se fabrican en Romanía. Y había en los astilleros más de ciento cincuenta leños entre unas y otras, y los quemaron todos; y además, capturaron a todos los maestres, y arrasaron toda la villa y los caseríos de aquel lugar. Y regresaron con gran botín, y ganaron tanto que era incontable.
Y transcurridos unos pocos días decidimos unánimemente, En Rocafort, y En Ferran Eixemenis, y yo y el resto, que todo cuanto poseíamos nada valía, si no nos decidíamos a combatir contra los alanos, que habían matado al césar. Y finalmente se tomó el acuerdo de combatir, de modo que inmediatamente pusimos manos a la obra; y se dispuso lo siguiente: que las compañías que se encontraban en el Panido y en el Rodistó, con sus mujeres y sus hijos, regresasen todos a Gal·lípol, con sus mujeres y amigas e hijos y con todas sus posesiones, y que dejasen allí a sus mujeres y amigas, y a sus hijos, y todas sus posesiones, y que saliesen con las señeras desde allí. Y así se cumplió.
Porque Gal·lípol era la capital de las tropas, y en Gal·lípol me encontraba yo en mi albergue y todos los escribanos de la tropa. Y yo era el capitán de Gal·lípol, y cuando la hueste se encontraba en Gal·lípol, todos habían de acatar mis órdenes, del mayor al menor. Y yo era canciller y maestro racional de la hueste, y los escribanos de la hueste estaban siempre conmigo; de modo que nadie conocía en ningún momento, cuantas personas había en la compañía, más que yo. Y yo guardaba por escrito cuanto se gastaba por caballo armado y cuanto por caballo ligero, y lo mismo respecto a los hombres de a pie; de modo que en base a mis libros se tenían que repartir las cabalgadas, y a mí me correspondía la quinta de aquellas, tanto de mar como de tierra. Y además yo guardaba el sello de la compañía; ya que en cuanto el césar murió y capturaron a En Berenguer d'Entença, la compañía decidió hacer un gran sello, en el que figuraba el bienaventurado monsèñer sant Jordi, y cuya leyenda decía así: "Sello de la hueste de los francos que reinan en el reino de Macedonia." De modo que Gal·lípol fue en todo momento la capital de la compañía, a saber, siete años desde la muerte del césar en los que nos mantuvimos en ella. Y durante cinco años vivimos de las rentas, ya que nada sembramos, ni plantamos, ni cavamos. Y en cuanto toda la compañía estuvo reunida en Gal·lípol, me tocó la suerte de quedarme a defender Gal·lípol, y a las mujeres y los niños, y todo lo de la compañía, y me dejaron doscientos hombres de a pie y veinte hombres de a caballo de mi compañía. Y se ordenó que me entregasen el tercio de la quinta de lo que ganaran, y otro tercio que se repartiese entre los que conmigo se quedaban, y el otro tercio que fuese para En Rocafort.
NOTAS
Y transcurridos unos pocos días decidimos unánimemente, En Rocafort, y En Ferran Eixemenis, y yo y el resto, que todo cuanto poseíamos nada valía, si no nos decidíamos a combatir contra los alanos, que habían matado al césar. Y finalmente se tomó el acuerdo de combatir, de modo que inmediatamente pusimos manos a la obra; y se dispuso lo siguiente: que las compañías que se encontraban en el Panido y en el Rodistó, con sus mujeres y sus hijos, regresasen todos a Gal·lípol, con sus mujeres y amigas e hijos y con todas sus posesiones, y que dejasen allí a sus mujeres y amigas, y a sus hijos, y todas sus posesiones, y que saliesen con las señeras desde allí. Y así se cumplió.
Porque Gal·lípol era la capital de las tropas, y en Gal·lípol me encontraba yo en mi albergue y todos los escribanos de la tropa. Y yo era el capitán de Gal·lípol, y cuando la hueste se encontraba en Gal·lípol, todos habían de acatar mis órdenes, del mayor al menor. Y yo era canciller y maestro racional de la hueste, y los escribanos de la hueste estaban siempre conmigo; de modo que nadie conocía en ningún momento, cuantas personas había en la compañía, más que yo. Y yo guardaba por escrito cuanto se gastaba por caballo armado y cuanto por caballo ligero, y lo mismo respecto a los hombres de a pie; de modo que en base a mis libros se tenían que repartir las cabalgadas, y a mí me correspondía la quinta de aquellas, tanto de mar como de tierra. Y además yo guardaba el sello de la compañía; ya que en cuanto el césar murió y capturaron a En Berenguer d'Entença, la compañía decidió hacer un gran sello, en el que figuraba el bienaventurado monsèñer sant Jordi, y cuya leyenda decía así: "Sello de la hueste de los francos que reinan en el reino de Macedonia." De modo que Gal·lípol fue en todo momento la capital de la compañía, a saber, siete años desde la muerte del césar en los que nos mantuvimos en ella. Y durante cinco años vivimos de las rentas, ya que nada sembramos, ni plantamos, ni cavamos. Y en cuanto toda la compañía estuvo reunida en Gal·lípol, me tocó la suerte de quedarme a defender Gal·lípol, y a las mujeres y los niños, y todo lo de la compañía, y me dejaron doscientos hombres de a pie y veinte hombres de a caballo de mi compañía. Y se ordenó que me entregasen el tercio de la quinta de lo que ganaran, y otro tercio que se repartiese entre los que conmigo se quedaban, y el otro tercio que fuese para En Rocafort.
NOTAS
938. Posiblemente Sariyer, a la entrada del Bósforo.
1 comentari:
Sahha, Julio.
Un abrazo.
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