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1 Libro = 1 Euro ~ Save The Children

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Charles Darwin quotation

Ignorance more frequently begets confidence than does knowledge: it is those who know little, and not those who know much, who so positively assert that this or that problem will never be solved by science

Jean-Baptiste Colbert quotation

L'art de l'imposition consiste à plumer l'oie pour obtenir le plus possible de plumes avec le moins possible de cris

Somebody quotation

El miedo es la via perfecta hacia el lado oscuro. El miedo lleva a Windows, Windows a la desesperacion, esta al odio hacia Bill Gates y ese odio lleva a LINUX

Vares Velles

Vares Velles
Al Tall

Això és Espanya (vara seguidilla) per Al Tall

divendres, 1 de maig del 2009

Crònica de Ramon Muntaner (CCXXX)

Frederic de Sicília que no havia reaccionat quan els grecs massacraren Roger de Flor i la major part de l'oficialitat de la Companyia, ara, en vista dels èxits, hi envia el seu cosí segon, Ferran, fill del seu oncle, Jaume II de Mallorca, per fer-se càrrec en nom de Sicília dels territoris conquerits a la Tràcia i la Macedònia.

Maniobres de Bernat de Rocafort contra aquesta solució que li restarà poder en benefici de Berenguer d'Entença


CCXXX


Y encontrándonos en esta situación, vino a Romanía el infante en Ferrando (949), con cuatro galeras, en nombre del señor rey Frederic, rey de Sicília, que lo enviaba con el siguiente acuerdo: que el señor rey disponía que el señor infante no pudiese tomar señoría de la compañía, ni de ciudades, ni de villas, ni de castillos, ni de cualquier otro lugar, sino en nombre del señor rey de Sicília, y, además, que no pudiese tomar esposa en Romanía sin el conocimiento y previo consentimiento del señor rey de Sicília. Y el rey de Sicília envió una copia de los documentos de este acuerdo a En Rocafort, y otros a mí; y no había nadie en toda la hueste que más supiese de esto.

Y así el señor infante llegó a Gal·lípol, y trajo cartas a En Berenguer d'Entença, y a En Ferran Xemenis, y a En Rocafort, y a mí, de parte del señor rey, para que recibiésemos al citado señor infante, como señor, tal como a su persona; y semejante carta fue enviada asimismo para su lectura pública y general a la compañía. Así que yo recibí, e hice que todos los que estaban en Gal·lípol recibieran al señor infante como jefe y mayor, en nombre del señor rey de Sicília, y le hice entrar en posesión de mi albergue, y le compré inmediatamente cincuenta caballos, y tantas acémilas como necesitaba, y mulos y mulas para que pudiera cabalgar a su gusto. Y le di todo cuanto necesitaba, tiendas, y armas y cualquier cosa que necesitase para salir.

Y enseguida envié dos hombres a caballo a En Berenguer d'Entença, que se encontraba sitiando el Megareix, que se encuentra a treinta millas de Gal·lípol, y otros dos a En Rocafort, a la ciudad de Nova, la cual tenía sitiada, y se encontraba a sesenta millas de Gal·lípol, y lo mismo a En Ferran Xemenis, que estaba en su castillo de Màdito, que está a veinticuatro millas de Gal·lípol. E inmediatamente En Berenguer d'Entença acudió a Gal·lípol con toda su compañía, y abandonó el sitio; y recibió al señor infante, él y todos los que con él iban, como jefe y señor en nombre del señor rey de Sicília. E igualmente acudió a Gal·lípol En Ferran Xemenis d'Arenòs con su compañía, y recibió al señor infante como jefe y señor, en nombre del señor rey. Y de esta forma todos obedecimos el mandato del señor rey de Sicília, y acatamos al señor infante como jefe y señor y mayor. Y todos quedamos muy contentos y satisfechos, y tuvimos nuestra empresa por ganada, puesto que Dios nos había traído al señor infante, que era de la recta casa de Aragón, por cuanto que era hijo del señor rey de Mallorca, y por otra parte, era uno de los mejores caballeros del mundo, en su persona, y uno de los más sabios, y quien más arduamente perseguía hacer verdadera justicia; de forma que por muchas razones era un señor que nos venía como anillo al dedo.

Y cuando todos hubimos jurado al señor infante, recibimos mensaje de En Rocafort que no podía abandonar el sitio que tenía, pero que suplicaba al señor infante que acudiese allí, que toda la compañía quedaría muy satisfecho con su llegada. Y el señor infante recabó consejo sobre esto, y todos le aconsejamos que fuese allá, y que todos lo seguiríamos, salvo En Berenguer d'Entença y En Ferran Xemenis, que permanecerían en Gal·lípol, ya que ambos estaban a malas con En Rocafort; y que tan pronto como el señor infante se hubiese entrevistado con En Rocafort y con toda su compañía, ellos acudirían. Y así el señor infante, conmigo y con toda la compañía que permanecía en Gal·lípol, excepto los pocos que quedaron con los dos ricoshombre, fuimos donde En Rocafort tenía montado el asedio, a saber, a la ciudad de Nova. Y cuando supieron que el señor infante acudía a ellos, con gran honor lo recibieron, con el gran gozo y alegría que todos tuvieron.

Y cuando el señor infante hubo pasado dos días con ellos con gran fiesta, dio sus cartas a su compañía. Y En Rocafort, que únicamente conocía la alianza existente entre el señor rey de Sicília y el señor infante, consideró que el señor infante provenía de tan alto linaje, y era en tal forma bueno y recto, que por nada del mundo cabía oponerse a la alianza y pactos entre el señor infante y el señor rey de Sicília. Y pensó en su conveniencia y no en el provecho común; y pensó: "Si este señor se queda aquí como jefe y comandante, tu estás perdido; que aquí están En Berenguer d'Entença y En Ferran Xemenis, que lo han recibido antes que tu, y ambos son nobles, y en todo momento el infante los honrará: tanto en consejos como en cualquier otra cosa valen más que tu; y ellos desean tu muerte, de modo que te perseguirán e intentarán hacerte todo el mal y el daño que puedan, a través de él. Y hoy eres comandante y señor de esta hueste, y mandas sobre la mayor parte de los francos que hay en Romanía, tanto de a caballo como de a pie; y además tienes los turcos y los turcoples, que no aceptan otro señor. Y así, siendo como eres señor, ¿cómo te conformarás a volver a no ser nada? Menester es que hagas lo posible para que este señor no se quede, pero habrá que hacerlo con gran maestría, ya que todos han tenido tan gran gozo por la llegada de este señor y lo quieren todos como jefe y comandante. Así pues, ¿qué harás? No tienes más que un camino: que con buen semblante, hagas de forma que no se quede." Y ya veréis qué ardides utilizó; que no creo que nunca nadie diese tantas vueltas y tan escondidas como él hizo.

El señor infante, tal como a quien tenía gran confianza, le comunicó todas sus intenciones, y le mandó reunir consejo general, ya que quería entregar las cartas que portaba del señor rey, a la compañía, ya que las dirigidas a En Rocafort, ya se las había entregado. Y En Rocafort le dijo que a la mañana siguiente haría reunir consejo general. Y mientras tanto En Rocafort reunió a todos los jefes de la compañía, tanto los de a caballo como los de a pie, y les dijo:

- El señor infante quiere que mañana reunamos consejo, porque desea entregaros las cartas que trae del señor rey de Sicília, y os quiere decir personalmente por qué ha venido. De modo que estad todos instruidos, e instruid personalmente a vuestras compañías, para que lo escuchen atentamente, y cuando haya acabado su parlamento, que no le responda nadie, y yo le responderé en vuestro nombre que habéis entendido las cartas y sus buenas palabras, y que vaya a su posada, y nosotros celebraremos consejo sobre lo que nos ha expuesto.

Y así el señor infante se presentó ante el consejo, y a todos les dio las cartas, y les dijo palabras buenas y sabias a la compañía. Y le respondieron lo que En Rocafort les había ordenado, a saber que se pondrían de acuerdo; y así el señor infante regresó a su posada, y el consejo permaneció en la plaza. ¿Qué os diré? En Rocafort les dijo:

- Barones, estos hechos no pueden ser discutidos por todo el mundo. Elijamos cincuenta hombres buenos que acuerden nuestra respuesta, y luego, cuando la hayan acordado, os la comuniquen por si os parece correcta; y si os parece correcta, la harán seguir; y si necesita mejorarse, se mejorará.

Y así todos tuvieron por bueno lo que En Rocafort había dicho; y antes de partir, eligieron a los cincuenta; y cuando fueron elegidos, juraron secreto. Y cuando lo hubieron hecho, En Rocafort les dijo:

- Barones, gran amor nos ha demostrado Dios enviándonos a este señor, que no hay en el mundo otro que tanto nos valiese; que este es del recto linaje de la casa de Aragón, y es de los mejores caballeros del mundo, y de los que más aman la verdad y la justicia. Por lo que yo aconsejaría que nosotros, sin dudarlo, lo recibiésemos como señor. Y él nos ha dicho que lo recibamos en nombre del rey de Sicília como señor, y no debemos hacer esto por nada del mundo; que nos conviene mucho más que él sea nuestro señor que no el rey de Sicília; ya que como este señor no tiene ni tierra ni nada, en todo momento estará a nuestro lado y nosotros con él. Y el rey de Sicília ya sabéis que galardón nos ha dado en premio al servicio que nosotros y nuestros padres le prestamos; que en cuanto se firmó la paz, nos echó de Sicília con un quintal de pan por hombre; y así, esto es una cosa que no debemos olvidar. Por lo que nuestra respuesta debe ser claramente que nunca lo recibiremos en nombre del rey de Sicília, sino que estamos listos para recibirlo por él mismo, tal como aquel que ha nacido de nuestro señor natural, y que nos tenemos por muy honrados, y estamos listos para prestarle juramente y homenaje. Y esto nos dará gran alegría, y habremos pagado nuestra deuda con él, y daremos a conocer al rey de Sicília que no olvidamos lo que nos hizo cuando firmó la paz.

Y así, finalmente, todos dijeron que tenía razón; aunque nadie sabía, salvo En Rocafort, las alianzas y pactos existentes entre el señor rey y el señor infante. Y él sabía muy bien que estaban tan fuertemente firmados, que por nada del mundo, el infante, podría recibir señoría de ciudad, ni de villa, ni de castillo, ni de aldea, en su propio nombre. Que si la compañía lo hubiese sabido no lo hubiesen dejado marcharse, sino que lo hubieran recibido de buen grado en nombre del rey de Sicilia. Pero en Rocafort les dijo:

- Barones, si os dice que no, que no tomaría nada en su propio nombre, no paséis cuidado, que al final lo asumirá.

¿Qué os diré? Tal como habían acordado, lo sometieron al consejo de la comunidad, y les dijeron extensamente todo lo que anteriormente se ha narrado; pero no fue Rocafort quien lo comunicó sino dos de los cincuenta los que lo expusieron en nombre de todos. Y toda la compañía gritó:

- Bien decís! Bien decís!

Y así se transmitió esta respuesta al señor infante.

Y cuando el señor infante hubo escuchado la respuesta, seguramente creyó que en su honor lo decían; y sin embargo podéis ver que la intención era muy otra. ¿Y qué os diré? Que en tal parlamento lo entretuvieron quince días. Y cuando el señor infante vio que en esto persistían, les respondió que tuviesen por seguro que si no lo aceptaban en nombre del señor rey de Sicília, él regresaría a Sicília. Y cuando esto hubo respondido y quiso despedirse, En Rocafort y toda la compañía le rogaron que no se marchase de ellos hasta que llegasen al reino de Salònic, y que hasta allí lo defenderían como a señor, y una vez allí él haría su voluntad y ellos la suya, y que si a Dios placía, enviaría entre ellos concordia. Y al mismo tiempo le informaron de la discordia existente entre En Rocafort, y En Berenguer d'Entença y En Ferran Eixemenis, y que le pluguiese mediar entre ellos. Y él de buen grado dijo que le placía.


NOTA


949. Infante Ferrando. Se trata de Ferran de Mallorca, hijo de Jaume II de Mallorca y primo segundo, por tanto de Frederic III de Sicília. Nacido en 1278 tiene en el momento de su llegada a Grecia (1307) 19 años

1 comentari:

Daniel Yanez-Gonzalez ha dit...

Jodé con el Roque, ¡parece recién salido de un drama conspiratorio de la BBC! Magnífico. ¡Y yo que pensaba que de aquella lo arreglábamos todo a espadazos!

Sahha, Julio, y muchas gracias por la cróncia de hoy.