I aquí tenim al nostre cronista, delerós d'acompanyar el seu amic i senyor Ferran a Grècia, amb un canvi de rumb, convertit de guerrer en mainadera.
Ordres són ordres, i aviat comprovareu als següents capítols com la seua indubtable experiència en temps de guerra també li servirà per, en temps de pau, organitzar l'expedició que li han encomanada.
Ordres són ordres, i aviat comprovareu als següents capítols com la seua indubtable experiència en temps de guerra també li servirà per, en temps de pau, organitzar l'expedició que li han encomanada.
CLXVI
Sabéis que Dios nos ha concedido este hijo, En Jacme, de madona nuestra esposa; y así, os rogamos que vos lo recibáis y lo llevéis a la reina nuestra madre, y lo dejéis en sus manos. Así que empezad a fletar una nave, o a armar galeras, o cualquier cosa que vos tengáis por más seguro. Y nos haremos una carta al honrado En Berenguer Despuig, caballero, procurador nuestro, para que os entregue todo cuanto necesitéis, y que en nuestro nombre os provea de todo cuanto vos le digáis; e igualmente escribiremos a madona la reina nuestra madre, y al señor rey de Mallorca hermano nuestro. Y nos os entregaremos carta de apoderamiento general ante las cuatro partes del mundo, a saber, de levante a poniente, y de mediodía a tramuntana, para que todo lo que vos hagáis, o prometáis en nuestro nombre a caballeros, y a hombres de a pie y a cualquier otra persona, nos lo tendremos por bueno y firme, y por nada del mundo faltaremos a ello, y a ello obligaremos todas las tierras y castillos y lugares que poseemos y que, con la ayuda de Dios, confiamos en poseer; de modo que con todo nuestro poder viajaréis. Y cuando hayáis entregado nuestro hijo a madona la reina nuestra madre, os dirigiréis a vuestro albergue, y revisaréis y pondréis en orden todos vuestros asuntos; y luego, una vez que todos vuestros asuntos estén en orden, acudiréis ante nos, con toda cuanta compañía de a caballo y de a pie podáis reunir. Y el señor rey de Mallorca, hermano nuestro, os dará todo el dinero que le pidáis para poder pagar los ejércitos que conduciréis. Y esto es lo que queremos que hagáis para nos.
Y yo, al oír estas palabras, quedé muy asustado por tan gran responsabilidad como la que recaía sobre mis espaldas, principalmente por su hijo. Y le solicité la merced de que me concediera un compañero; y él dijo que no me daría ningún compañero, y que estaba convencido de que yo lo cuidaría y lo defendería tal como uno debe defender a su señor y a su hijo. Y acto seguido me levanté y fui a besarle la mano, y él me hizo la señal de la cruz, y recibí aquel bienaventurado encargo.
Y él inmediatamente ordenó a En Not de Novelles, caballero, que custodiaba a su hijo en el castillo de Catània, que me lo librase y que de ahora en adelante lo guardase para mí y para nadie más; y que en el momento en que yo lo quisiese, me lo entregase, y de esto debía hacer juramento y homenaje. Y así lo hizo, por lo que desde aquel día el infante En Jacme, hijo del infante En Ferrando, quedó bajo mi custodia; y aquel día hacía cuarenta días que había nacido, y ni uno más. Y allí mismo me hizo entrega de la carta de apoderamiento, tal como antes se ha dicho, con sello pendiente, y con todo lo necesario.
Y yo, al oír estas palabras, quedé muy asustado por tan gran responsabilidad como la que recaía sobre mis espaldas, principalmente por su hijo. Y le solicité la merced de que me concediera un compañero; y él dijo que no me daría ningún compañero, y que estaba convencido de que yo lo cuidaría y lo defendería tal como uno debe defender a su señor y a su hijo. Y acto seguido me levanté y fui a besarle la mano, y él me hizo la señal de la cruz, y recibí aquel bienaventurado encargo.
Y él inmediatamente ordenó a En Not de Novelles, caballero, que custodiaba a su hijo en el castillo de Catània, que me lo librase y que de ahora en adelante lo guardase para mí y para nadie más; y que en el momento en que yo lo quisiese, me lo entregase, y de esto debía hacer juramento y homenaje. Y así lo hizo, por lo que desde aquel día el infante En Jacme, hijo del infante En Ferrando, quedó bajo mi custodia; y aquel día hacía cuarenta días que había nacido, y ni uno más. Y allí mismo me hizo entrega de la carta de apoderamiento, tal como antes se ha dicho, con sello pendiente, y con todo lo necesario.
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