Es reinicien les hostilitats entre Frederic de Mallorca i Robert d'Anjou.
Corre l'any 1325
Corre l'any 1325
CCLXXXII
Y luego, con la ayuda del diablo que trabaja en hacer siempre el mal, volvió a iniciarse la guerra entre estos dos señores. ¿De quién fue la culpa? No me toca a mí señalar a nadie, porque de tales señores, nadie debiera hablar sino de las cosas buenas que se les conoce; de modo que no es mi intención declarar de cual de ambas partes fue la culpa. Pero volvió la guerra, y las galeras del rey Robert destrozaron almadrabas de Sicília, y capturaron leños y barcas de mercancías sicilianas; y tras esto, los de Sicília hicieron lo mismo con las propiedades del rey Robert. Y el señor rey de Sicília envió a Calàbria a En Blasco d'Alagó, y a En Bernat Senesterra y a otros ricoshombre y caballeros, quienes corrieron gran parte de Calàbria, y tomaron por la fuerza Terranova (1089) y la saquearon, y otros lugares, y luego regresaron a Sicília alegres y satisfechos, con gran botín.
Y cuando esto sucedió, el rey Robert preparó un gran ejército para pasar a Sicília; y el señor rey de Sicília, que lo supo, se preparó para defenderse, y fortificó bien la ciudad de Messina, y Palerm, y Tràpena y todos los lugares de la costa; y lo mismo hizo con todos los caseríos de la isla de tierra adentro, y puso en las villas y los castillos guarnición suficiente, de forma que estuviesen pertrechados y bien defendidos; y así dejó la isla de Sicília bien preparada para la defensa. Y el señor rey dispuso que la caballería de catalanes y de aragoneses y de sicilianos no se separase de los ricoshombre y caballeros sabios; y asimismo ordenó que no se separasen del señor infante En Pere, su hijo, y que todos ellos estuviesen listos para correr a ayudar allá donde se necesitase. Y asimismo ordenó a misser Simon de Vallgornera, un caballero de Peralada que le había servido largo tiempo, que con cien hombres de a caballo, catalanes y aragoneses, y con doscientos almogávares, recorriese toda la isla y que acudiese a cada lugar a donde el ejército del rey Robert llegase.
Y una vez dispuesto ésto, no transcurrió mucho tiempo que el rey Robert envió a su hijo, el duque, con todo su ejército, como jefe y mayor a Sicília; y tomaron tierra frente a la ciudad de Palerm, en el puente del Almirall. Y eran ciento veinticuatro galeras armadas, y seis naves grandes, y muchas taridas, y muchos leños y barcas; y transportaban tres mil caballeros armados, y un sin fin de gentes de a pie. Y una vez desembarcados, y tras pasar cuatro días haciendo daño, se aproximaron a la ciudad; y esto fue en el mes de junio del año mil trescientos veinticinco. Y se encontraba dentro de ella el conde de Clarmunt, y don Blasco d'Alagó, y otros ricoshombre y caballeros y En Simon de Vallguarnera, que en cuanto observó que la flota tomaba tierra en Palerm, acudió con sus cien hombres de a caballo y los doscientos almogávares que con él iban. Y si nunca se viera ciudad bien dispuesta para la defensa, esa era Palerm; que los de dentro dispusieron que nadie se asomara a las murallas cuando alzaran las escalas y las gruas y los otros artefactos que habían construido para combatir, pero que en cuanto las escalas estuviesen colocadas, y los otros artificios, y los hombres estuviesen en ellas, que todas a una tocasen las trompas y nácaras por las murallas, y que todo el mundo, con pedruscos y con ballestas de poleas de palanca, y con brea y con alquitrán fundido, y con fuego, los atacasen. Y así se hizo, de forma que al cuarto día que ellos habían desembarcado, se acercaron a las murallas y levantaron sus escalas y sus aparatos, y una vez los hombres subidos en los mismos, tal como antes habéis oído que se había dispuesto, cayeron sobre ellos los de la ciudad, de forma que aquel día murió el almirante de las veinticinco galeras armadas genovesas, y con él murieron más de mil genoveses; y del mismo modo, murieron más de dos mil personas de las otras gentes. Y sufrieron tal castigo que siempre lo recordarán.
Y tras haber sufrido esta mala jornada, tres días estuvieron sin acercarse a los muros de la ciudad. Y al cuarto día vinieron listos para dar la batalla; aunque si en la primera jornada sufrieron un mal día, mucho peor fue este, en el que del mismo modo perdieron mucha gente. Y cuando el duque vio que nada podían conseguir en Palerm, se marchó de allí descontento y partió, por mar y por tierra, hacia Marsara (1090). Y antes de que pudiera arribar, ya misser Simon de Valgornera había entrado en ella con su compañía, y enseguida les salió al encuentro. ¿Qué os diré? Que intentaron combatir en Marsara del mismo modo, e igual que antes grandes bajas sufrieron. Y alzaron el campamento y fueron a Matzara (1091), y similarmente ya misser Simon de Vallguarnera había entrado antes de que ellos llegaran, y también sufrieron grandes daños. Y luego, abandonando Matzara, fueron a Xaca (1092), y misser Simon con su compañía, como antes, había llegado antes que ellos y también sufrieron gran daño. ¿Qué os diré? Que, partiendo de Xaca, fueron a Calatabel·lot (1093), y a la Crestina (1094), y luego a Gergent (1095), y luego a la Licata, y a Naro, y a Terranova, y al Carseliat, y a Xicle (1096), y a Mòdica, y a Saragossa (1097), y a Not (1098), y a Barsi, y a la Ferla, y a Palasol (1099), y a Baixoma, y a Avola y a Agosta (1100), a Lentí (1101), a Catània. Y en cada uno de estos lugares misser Simon de Vallgornera con su compañía se les adelantó, y causó grandes bajas a su ejército, y luego ayudaba a defender los lugares, y tanto les acosaba que nadie de la hueste se podía alejar, ni para recoger hierba ni para cualquier otra cosa, sin que él inmediatamente no lo capturara o lo matara. Y en cada uno de estos lugares sufrieron grandes bajas, de forma que tuvo que abandonar Catània y llevar su flota a la tierra de Màscara (1102); y saliendo de aquí, tomó tierra en Cobogròs (1103), que esta a quince millas de Messina; y de allí fuese a un monasterio llamado Rocamador (1104), a una legua de Messina. Y allí permaneció algunos días, sin acercarse a la ciudad de Messina; y pasó revista a su compañía, y encontró que, había perdido la mitad de su gente, unos en batalla y otros por enfermedad. Y llegó a sus oídos que el señor rey de Sicília, su tío, se encontraba en la llanura de Millàs (1105), preparándose para acudir a combatir con él; y comprendió que el señor rey llegaría con gente de refresco además de sana, y que encima estaban unidos en un solo corazón y una sola voluntad; y sin embargo él se encontraba con gente cansada y que habían sufrido muchas desgracias, y que eran de diversas naciones y regiones, y de distintas voluntades, por lo que la batalla no se les presentaba favorable; de modo que embarcó y regresó a Calàbria, a la ciudad de Rèjol, muy apenado. Y motivo tenía, puesto que, en toda Sicília, no había podido tomar ni una torre, ni un caserío, ni castillo ni villa; y recordó el gran desastre que había sufrido.
Y así, señores que este libro escucháis, imaginad el tesoro y las gentes que se consumieron en esta expedición, y qué amarga fruta ha sido para los cristianos. Por lo que si pluguiese a Dios, y a los gobernantes, mucho más hubiera valido que este empeño hubiese sido invertido en honor de la santa Fe católica contra Granada, y que allí se hubiese gastado y consumido. Y creed que el mismo fin tendrán todos aquellos que de aquí en adelante decidan arrebatarle la isla al señor rey de Sicília y a los suyos, los cuales sirven a la santa Iglesia romana en todo cuanto deben servirla.
Ahora dejaré de hablaros de estos asuntos de Sicília, y volveré a hablar del gran engaño y gran maldad que hay en las repúblicas. Ya anteriormente os he contado algunas cosas; pero, si alguien quisiese poner por escrito sus maldades, no bastaría para su libro todo el papel que se fabrica en la villa de Xàtiva. Mas a pesar de todo, con el fin de que las maldades de las repúblicas sean conocidas en todo el mundo, os quiero contar lo que los genoveses y la república de Pisa le han hecho al señor rey de Sicília, y también la que le han hecho al señor rey de Aragón. Y por esto obrarán muy sabiamente todos los reyes del mundo si se guardan y no se fían de los hombres de las repúblicas; ya que si lo hacen, siempre acabaran engañados.
NOTAS
Y cuando esto sucedió, el rey Robert preparó un gran ejército para pasar a Sicília; y el señor rey de Sicília, que lo supo, se preparó para defenderse, y fortificó bien la ciudad de Messina, y Palerm, y Tràpena y todos los lugares de la costa; y lo mismo hizo con todos los caseríos de la isla de tierra adentro, y puso en las villas y los castillos guarnición suficiente, de forma que estuviesen pertrechados y bien defendidos; y así dejó la isla de Sicília bien preparada para la defensa. Y el señor rey dispuso que la caballería de catalanes y de aragoneses y de sicilianos no se separase de los ricoshombre y caballeros sabios; y asimismo ordenó que no se separasen del señor infante En Pere, su hijo, y que todos ellos estuviesen listos para correr a ayudar allá donde se necesitase. Y asimismo ordenó a misser Simon de Vallgornera, un caballero de Peralada que le había servido largo tiempo, que con cien hombres de a caballo, catalanes y aragoneses, y con doscientos almogávares, recorriese toda la isla y que acudiese a cada lugar a donde el ejército del rey Robert llegase.
Y una vez dispuesto ésto, no transcurrió mucho tiempo que el rey Robert envió a su hijo, el duque, con todo su ejército, como jefe y mayor a Sicília; y tomaron tierra frente a la ciudad de Palerm, en el puente del Almirall. Y eran ciento veinticuatro galeras armadas, y seis naves grandes, y muchas taridas, y muchos leños y barcas; y transportaban tres mil caballeros armados, y un sin fin de gentes de a pie. Y una vez desembarcados, y tras pasar cuatro días haciendo daño, se aproximaron a la ciudad; y esto fue en el mes de junio del año mil trescientos veinticinco. Y se encontraba dentro de ella el conde de Clarmunt, y don Blasco d'Alagó, y otros ricoshombre y caballeros y En Simon de Vallguarnera, que en cuanto observó que la flota tomaba tierra en Palerm, acudió con sus cien hombres de a caballo y los doscientos almogávares que con él iban. Y si nunca se viera ciudad bien dispuesta para la defensa, esa era Palerm; que los de dentro dispusieron que nadie se asomara a las murallas cuando alzaran las escalas y las gruas y los otros artefactos que habían construido para combatir, pero que en cuanto las escalas estuviesen colocadas, y los otros artificios, y los hombres estuviesen en ellas, que todas a una tocasen las trompas y nácaras por las murallas, y que todo el mundo, con pedruscos y con ballestas de poleas de palanca, y con brea y con alquitrán fundido, y con fuego, los atacasen. Y así se hizo, de forma que al cuarto día que ellos habían desembarcado, se acercaron a las murallas y levantaron sus escalas y sus aparatos, y una vez los hombres subidos en los mismos, tal como antes habéis oído que se había dispuesto, cayeron sobre ellos los de la ciudad, de forma que aquel día murió el almirante de las veinticinco galeras armadas genovesas, y con él murieron más de mil genoveses; y del mismo modo, murieron más de dos mil personas de las otras gentes. Y sufrieron tal castigo que siempre lo recordarán.
Y tras haber sufrido esta mala jornada, tres días estuvieron sin acercarse a los muros de la ciudad. Y al cuarto día vinieron listos para dar la batalla; aunque si en la primera jornada sufrieron un mal día, mucho peor fue este, en el que del mismo modo perdieron mucha gente. Y cuando el duque vio que nada podían conseguir en Palerm, se marchó de allí descontento y partió, por mar y por tierra, hacia Marsara (1090). Y antes de que pudiera arribar, ya misser Simon de Valgornera había entrado en ella con su compañía, y enseguida les salió al encuentro. ¿Qué os diré? Que intentaron combatir en Marsara del mismo modo, e igual que antes grandes bajas sufrieron. Y alzaron el campamento y fueron a Matzara (1091), y similarmente ya misser Simon de Vallguarnera había entrado antes de que ellos llegaran, y también sufrieron grandes daños. Y luego, abandonando Matzara, fueron a Xaca (1092), y misser Simon con su compañía, como antes, había llegado antes que ellos y también sufrieron gran daño. ¿Qué os diré? Que, partiendo de Xaca, fueron a Calatabel·lot (1093), y a la Crestina (1094), y luego a Gergent (1095), y luego a la Licata, y a Naro, y a Terranova, y al Carseliat, y a Xicle (1096), y a Mòdica, y a Saragossa (1097), y a Not (1098), y a Barsi, y a la Ferla, y a Palasol (1099), y a Baixoma, y a Avola y a Agosta (1100), a Lentí (1101), a Catània. Y en cada uno de estos lugares misser Simon de Vallgornera con su compañía se les adelantó, y causó grandes bajas a su ejército, y luego ayudaba a defender los lugares, y tanto les acosaba que nadie de la hueste se podía alejar, ni para recoger hierba ni para cualquier otra cosa, sin que él inmediatamente no lo capturara o lo matara. Y en cada uno de estos lugares sufrieron grandes bajas, de forma que tuvo que abandonar Catània y llevar su flota a la tierra de Màscara (1102); y saliendo de aquí, tomó tierra en Cobogròs (1103), que esta a quince millas de Messina; y de allí fuese a un monasterio llamado Rocamador (1104), a una legua de Messina. Y allí permaneció algunos días, sin acercarse a la ciudad de Messina; y pasó revista a su compañía, y encontró que, había perdido la mitad de su gente, unos en batalla y otros por enfermedad. Y llegó a sus oídos que el señor rey de Sicília, su tío, se encontraba en la llanura de Millàs (1105), preparándose para acudir a combatir con él; y comprendió que el señor rey llegaría con gente de refresco además de sana, y que encima estaban unidos en un solo corazón y una sola voluntad; y sin embargo él se encontraba con gente cansada y que habían sufrido muchas desgracias, y que eran de diversas naciones y regiones, y de distintas voluntades, por lo que la batalla no se les presentaba favorable; de modo que embarcó y regresó a Calàbria, a la ciudad de Rèjol, muy apenado. Y motivo tenía, puesto que, en toda Sicília, no había podido tomar ni una torre, ni un caserío, ni castillo ni villa; y recordó el gran desastre que había sufrido.
Y así, señores que este libro escucháis, imaginad el tesoro y las gentes que se consumieron en esta expedición, y qué amarga fruta ha sido para los cristianos. Por lo que si pluguiese a Dios, y a los gobernantes, mucho más hubiera valido que este empeño hubiese sido invertido en honor de la santa Fe católica contra Granada, y que allí se hubiese gastado y consumido. Y creed que el mismo fin tendrán todos aquellos que de aquí en adelante decidan arrebatarle la isla al señor rey de Sicília y a los suyos, los cuales sirven a la santa Iglesia romana en todo cuanto deben servirla.
Ahora dejaré de hablaros de estos asuntos de Sicília, y volveré a hablar del gran engaño y gran maldad que hay en las repúblicas. Ya anteriormente os he contado algunas cosas; pero, si alguien quisiese poner por escrito sus maldades, no bastaría para su libro todo el papel que se fabrica en la villa de Xàtiva. Mas a pesar de todo, con el fin de que las maldades de las repúblicas sean conocidas en todo el mundo, os quiero contar lo que los genoveses y la república de Pisa le han hecho al señor rey de Sicília, y también la que le han hecho al señor rey de Aragón. Y por esto obrarán muy sabiamente todos los reyes del mundo si se guardan y no se fían de los hombres de las repúblicas; ya que si lo hacen, siempre acabaran engañados.
NOTAS
1089. Hay un Terranova entre Cirò i Cirò Marina.
1090. Marsala
1091. Mazara del Vallo
1092. Sciacca
1093. Caltabellota
1094. La Crestina. Topónimo no localizado. A medio camino entre Caltabellotta y Agrigento se encuentra Ribera.
1095. Agrigento
1096. Scicli
1097. Siracusa
1098. Noto
1099. Palazzolo Acreide
1100. Augusta
1101. Lentini
1102. Probablemente los alrededores de Mascali
1103. Cobogròs o Cabogròs.Topónimo no localizado. Podría tratarse del cabo en el que se encuentra Torre Achirafi, en el municipio de Riposto.
1104. Rocamador. Podría tratarse de Rocalufera que se encuentar a medio camino entre Mascali y Messina
1105. Milazzo
3 comentaris:
Si ya lo decía yo, caray, que ese parto político de las repúblicas no era bueno. Nada como la...
mon-anarquía.;-)
¿Es esta la primera vez que menciona al Diablo?
Sahha, Julio, y feliz semana para ti y todos tus seres queridos.
Daniel.
me gusta como se relata la batalla. Parece un texto antiguo por la forma de expresarse ¿es asi?
rosa
Si, Rosa, el texto está escrito entre 1325 y 1328, yo lo único que he hecho ha sido traducirlo lo mejor que he sabido.
Besos
Daniel, el amigo Muntaner era un monárquico como la copa de un pino, y con una fidelidad a prueba de bomba al casal de Barcelona. Ya lo has ido viendo. En cuanto a las repúblicas: Venecia, Pisa y Génova, no las podía ni ver.
No es que las considerara enemigas: enemigos eran los árabes o los turcos, o los franceses, es que eran felones, porque no respetaban ningún pacto. Casi peor que los griegos, que ya es decir.
Salut
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