Si no hi han guerres n'hi han justes, o caceres, o festes. De totes formes, sembla que les coses no anaven gaire fines entre Aragó i Castella, ja que el rei acaba suspenent les festes quan Roger de Llòria i Berenguer Arnau s'ho prenen massa seriosament.
CLXXIX
Es cierto que cuando los reyes estaban en Calataiú, tal como antes habéis oído, todos los castellanos preguntaban:
-¿Quién es el almirante del rey de Aragó, a quien Dios ha hecho tanto honor?
Y uno se lo mostraba; de modo, que tras él iban cien o doscientos caballeros y demás gente, tal como a otra persona la seguirían dos o tres, y no se podían saciar de su vista. Y el almirante, en honor del rey de Castilla y de la reina, hizo convocar tabla redonda en Calataiú, y puso la tela para justar, y mandó construir al final del campo, un castillo de madera del cual él saldría cuando acudiese un caballero. Y el primer día que se celebró torneo, quiso participar él solo contra cualquiera que quisiera justar. Y acudieron el señor rey de Aragón, y el rey de Castilla, y don Joan, hijo del infante En Manuel y don Diego de Biscalla (771), y otros barones de todas las tierras y reinos del rey de Castilla, y ricoshombre de Aragó, y de Catalunya, y del reino de Valencia, e incluso de Gascunya (772), de la tierra del rey de Anglaterra, y otra mucha gente que había venido a ver las justas, y especialmente para ver qué haría el almirante, del que todo el mundo tanto hablaba. Así que toda aquella llanura de Calataiú donde se celebraba la tabla redonda, estaba tan lleno de gente, que apenas si cabían; y gracias a que era invierno, que si no, no hubieran podido aguantar. Y además aquel día llovió un poco.
Y así, cuando se encontraban allí los reyes y toda la gente, llegó un caballero de aventura muy bien ataviado y con buena presencia y preparado para justar; y tan pronto como lo divisaron los del castillo, tocaron la trompeta, y enseguida salió el almirante del castillo, de igual forma ataviado gentilmente, y quien lo retaba se veía caballero de alta condición. Y si alguien me pregunta quien era este caballero de aventura, les diré que era En Berenguer Arnau d'Algera, de la ciudad de Murcia, el cual era muy valiente y arrojado y uno de los mejores jinetes de Espanya, y era de la compañía del rey de Castilla, y era grande y soberbio y de buena estatura. Y lo mismo os puedo decir del almirante, que era uno de los mejores jinetes del mundo y de los más grandes caballeros. ¿Qué os diré? Los escuderos llevaron dos lanzas muy grandes al citado Berenguer Arnau d'Algera, y este escogió la que le plugo, y la otra se la dieron al almirante; tras esto los escuderos los situaron en mitad del campo, y les dieron la señal de arrancar. Y empezaron a cabalgar el uno contra el otro; y quien vio cabalgar a aquellos dos caballeros, bien pudiera decir que no eran caballeros, sino rayo y tempestad, que jamás hubo caballeros que atacaran más bravamente con todo el empuje, ni más varonilmente. Y En Berenguer Arnau d'Algera hirió al almirante en el primer cuartel del escudo, de forma que su lanza se rompió en pedazos; y el almirante le hirió en el yelmo, y el yelmo le voló de la cabeza a una distancia de más de dos astas de lanza, y su lanza se le rompió en cien pedazos. Y el golpe sobre el yelmo golpeó tan fuerte la cara del citado En Berenguer Arnau, que le hundió toda la nariz, de modo que nunca más la tuvo derecha; y corría gran cantidad de sangre por toda su cara y por sus cejas, de modo que todo el mundo pensó que había muerto. Y sin embargo era tan buen caballero que a pesar de tan gran golpe ni siquiera se desmayó. Y ambos reyes que lo conocían y lo apreciaban sobremanera temieron que hubiese muerto al verlo todo cubierto de sangre y con su nariz rota y hundida; y le preguntaron cómo se encontraba, y el les dijo que bien, y que no había sufrido ningún daño. Y levantaron el yelmo de tierra, y los reyes ordenaron que se terminase el torneo y que no querían que se celebrasen más justas, por temor a que se motivaran riñas y disputas. Y así el almirante, con sus trompas y nácaras regresó a su posada tal como iba ataviado, y toda la gente, tanto castellanos como los otros, le seguían y comentaban que era justo que Dios le hubiese concedido tal honor en todas partes, ya que era uno de los mejores caballeros del mundo. Y quedó con aquel honor, y su fama se extendió a toda Castilla.
Y dejaré de hablaros del almirante, y hablaré de los asuntos del señor rey de Aragón y Sicília (773).
NOTAS
-¿Quién es el almirante del rey de Aragó, a quien Dios ha hecho tanto honor?
Y uno se lo mostraba; de modo, que tras él iban cien o doscientos caballeros y demás gente, tal como a otra persona la seguirían dos o tres, y no se podían saciar de su vista. Y el almirante, en honor del rey de Castilla y de la reina, hizo convocar tabla redonda en Calataiú, y puso la tela para justar, y mandó construir al final del campo, un castillo de madera del cual él saldría cuando acudiese un caballero. Y el primer día que se celebró torneo, quiso participar él solo contra cualquiera que quisiera justar. Y acudieron el señor rey de Aragón, y el rey de Castilla, y don Joan, hijo del infante En Manuel y don Diego de Biscalla (771), y otros barones de todas las tierras y reinos del rey de Castilla, y ricoshombre de Aragó, y de Catalunya, y del reino de Valencia, e incluso de Gascunya (772), de la tierra del rey de Anglaterra, y otra mucha gente que había venido a ver las justas, y especialmente para ver qué haría el almirante, del que todo el mundo tanto hablaba. Así que toda aquella llanura de Calataiú donde se celebraba la tabla redonda, estaba tan lleno de gente, que apenas si cabían; y gracias a que era invierno, que si no, no hubieran podido aguantar. Y además aquel día llovió un poco.
Y así, cuando se encontraban allí los reyes y toda la gente, llegó un caballero de aventura muy bien ataviado y con buena presencia y preparado para justar; y tan pronto como lo divisaron los del castillo, tocaron la trompeta, y enseguida salió el almirante del castillo, de igual forma ataviado gentilmente, y quien lo retaba se veía caballero de alta condición. Y si alguien me pregunta quien era este caballero de aventura, les diré que era En Berenguer Arnau d'Algera, de la ciudad de Murcia, el cual era muy valiente y arrojado y uno de los mejores jinetes de Espanya, y era de la compañía del rey de Castilla, y era grande y soberbio y de buena estatura. Y lo mismo os puedo decir del almirante, que era uno de los mejores jinetes del mundo y de los más grandes caballeros. ¿Qué os diré? Los escuderos llevaron dos lanzas muy grandes al citado Berenguer Arnau d'Algera, y este escogió la que le plugo, y la otra se la dieron al almirante; tras esto los escuderos los situaron en mitad del campo, y les dieron la señal de arrancar. Y empezaron a cabalgar el uno contra el otro; y quien vio cabalgar a aquellos dos caballeros, bien pudiera decir que no eran caballeros, sino rayo y tempestad, que jamás hubo caballeros que atacaran más bravamente con todo el empuje, ni más varonilmente. Y En Berenguer Arnau d'Algera hirió al almirante en el primer cuartel del escudo, de forma que su lanza se rompió en pedazos; y el almirante le hirió en el yelmo, y el yelmo le voló de la cabeza a una distancia de más de dos astas de lanza, y su lanza se le rompió en cien pedazos. Y el golpe sobre el yelmo golpeó tan fuerte la cara del citado En Berenguer Arnau, que le hundió toda la nariz, de modo que nunca más la tuvo derecha; y corría gran cantidad de sangre por toda su cara y por sus cejas, de modo que todo el mundo pensó que había muerto. Y sin embargo era tan buen caballero que a pesar de tan gran golpe ni siquiera se desmayó. Y ambos reyes que lo conocían y lo apreciaban sobremanera temieron que hubiese muerto al verlo todo cubierto de sangre y con su nariz rota y hundida; y le preguntaron cómo se encontraba, y el les dijo que bien, y que no había sufrido ningún daño. Y levantaron el yelmo de tierra, y los reyes ordenaron que se terminase el torneo y que no querían que se celebrasen más justas, por temor a que se motivaran riñas y disputas. Y así el almirante, con sus trompas y nácaras regresó a su posada tal como iba ataviado, y toda la gente, tanto castellanos como los otros, le seguían y comentaban que era justo que Dios le hubiese concedido tal honor en todas partes, ya que era uno de los mejores caballeros del mundo. Y quedó con aquel honor, y su fama se extendió a toda Castilla.
Y dejaré de hablaros del almirante, y hablaré de los asuntos del señor rey de Aragón y Sicília (773).
NOTAS
771. Vizcaya.
772. Recordemos que en aquellas fechas la Gascuña pertenecía, nominalmente al menos, al rey de Inglaterra.
773. Aunque la reina de Sicilia seguía siendo su madre Constança, y el regente efectivo su hermano Frederic, a Jaume se le seguía considerando como heredero de la corona siciliana, de ahí lo de rey de Aragó i Sicília que dice Muntaner.
1 comentari:
¡Todo un George Foreman , el señor Almirante!
Un abrazo, Julio, y muchas gracias nuevamente por esos dos estupendos enlaces que he tenido la suerte de disfrutar -¡o sufrir!- esta mañana.
Sahha, gran amigo.
Daniel.
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