Roger de Lòria continua les seues correries pel sud de Calàbria abans d'acomplir l'encàrrec de Pere d'anar a Malta.
Tornant a Sicília, atrapa tres galeres espies dels marsellesos, front a Messina, i continua el cabotatge cap al Sud, Messina, Siracusa, Pozzallo, a la marina del qual desembarquen per carregar aigua en Scicli.
La batalla de Malta es prepara.
Tornant a Sicília, atrapa tres galeres espies dels marsellesos, front a Messina, i continua el cabotatge cap al Sud, Messina, Siracusa, Pozzallo, a la marina del qual desembarquen per carregar aigua en Scicli.
La batalla de Malta es prepara.
LXXXII
Ahora dejaré de hablar de ellos, y hablaré de En Roger de Lòria, que tenía armadas las veinticinco galeras que el señor rey de Aragón le había ordenado; y envió cuatro y un leño armado a Tràpena, al señor rey de Aragón, tal como antes habéis oído; y así habían quedado veintiuna bien preparadas y dos leños. Y tan pronto como fueron armadas, envió las cuatro y un leño al señor rey, y luego, con las veintiuna y dos leños, batió la costa de Calabria hasta les Castelles (441), que está cerca del golfo de Tàranto. Y en muchas partes desembarcaron y tomaron villas y caseríos y el mencionado lugar de les Castelles, donde mucho ganaron. Y hubieran hecho mucho daño, si hubiesen querido, pero los calabreses acudían al almirante y le decían:
- Santo almirante, no nos hagáis daño! Que tened por cierto que todos hemos decidido que si Dios libra al santo rey de Aragón en la batalla que ha emprendido contra el rey Carles, todos a una nos rebelaremos contra el rey Carles. Por lo que, plázcaos que no nos hagáis el mal que podríais.
Y el almirante, viendo esto (y entendía que decían la verdad), hacía el menor daño posible. Que, en verdad, aquellas gentes del país, eran, en aquella época, legos en hechos de armas, que cien almogávares ganarían a mil, si con mil se encontrasen, puesto que no tenían ni idea. Y los hombres que iban con el almirante, almogávares y marinos y peones de mesnada, eran tales, que en una noche entraban en incursión ochenta o cien millas tierra adentro, y se llevaban al mar todo lo que querían; así que lo que ganaban era inenarrable. Y si alguien os lo quisiera todo contar, sería tan largo libro, que todo el mundo se cansaría de oírlo. Por lo que yo os hago un resumen; que, en verdad, solo con esta salida que el almirante hizo con estas veintiuna galeras y dos leños, os podría narrar más de treinta incursiones que hicieron; y se encontraron, en cada una, con caballería y muchos peones, que a todos vencieron; un gran libro se podría hacer. Por lo que basta con que os resuma los viajes.
¿Qué os diré? Cuando el almirante hubo batido toda Calabria, y hubo realizado muchas hazañas, con gran beneficio regresó a Messina. Y cuando llegó al cabo del Arma, que está a la entrada de Boca de Far (442), a levante, se encontró, al alba, con las tres galeras de provenzales que En Guillem Cornut, almirante de Marsella, había enviado para espiar. Y los dos leños armados que iban delante del almirante En Roger de Lòria, vieron las tres galeras ancladas, que dormían y esperaban noticias; y tan pronto como los dos leños las avistaron, con boga sorda volvieron al almirante y se lo dijeron. E inmediatamente, el almirante dividió las galeras en grupos, y rodeó las tres galeras, para que no pudiesen escapar de ninguna forma, y enseguida, él en persona, con tres galeras, se les acercó. Y ellos que lo oyeron, fueron a tomar los remos, que más confiaban en los remos que en Dios ni en las armas. Y el almirante las atacó. ¿Qué os diré? Cuando ellos rolaron, se encontraron frente a las otras galeras; y enseguida se rindieron y fueron apresados. Y así consiguieron las noticias que habían ido a buscar, que bien pudieron decir que habían tenido noticias fidedignas de En Roger. Así que tan pronto como el almirante los hubo apresado, se hizo de día; y él quiso conocer el alcance de su hazaña, y lo supo, que nada le fue ocultado.
Y enseguida regresó con gran alegría a Messina; y condujo las tres galeras, arrastrándolas de la popa y las señeras arriadas. Y a continuación, aquel mismo día, desembarcó todo lo que tenía en las galeras, y todos los hombres enfermos y heridos que había; y refrescó de gente. Y a la mañana siguiente zarpó de Messina con sus veintiún galeras y dos leños, rumbo a Malta. ¿Qué os diré? Que aquel día fue hasta Saragossa (443); y se acercó hasta el cabo de Capupàsser (444) aquel día, y allí durmió; y cuando hubo dormido, costeando la tierra, fue hasta el cabo de Rasalcaran (445). Y tomaba este rumbo para que si las galeras de los provenzales habían partido de Malta, poderlas avistar siempre; ya que él sabía que las tres galeras que había apresado tenían que reunirse allí con ellos, y él no quería que por nada del mundo se le pudiesen escapar, ni dispersar. Y cuando llegó a la Font de Xicle (446), tuvieron gran refresco del castillo, así que él hizo a todo el mundo refrescarse y arreglarse, que cada cual revisase sus armas, y los ballesteros las cuerdas de las ballestas, y las naves, y todo lo que fuera preciso. Así, aquella tarde tuvieron gran refresco de carne, y de pan, y de vino y de frutas; que entre las graciosas tierras de Sicilia, de las mejores es Xicle. Y todos bebieron agua, que es de las mejores y más sanas aguas del mundo. Y cada uno quedó listo y a punto para la batalla.
Y cuando todos hubieron cenado y bebido agua, el almirante les predicó, y les dijo muy buenas palabras que hacían al caso, y principalmente les dijo:
- Barones, antes de que el día claree llegaremos al puerto de Malta, donde encontraremos veintidós galeras de provenzales y dos leños armados, y son la flor de toda Proença, y el orgullo de los marselleses. Y así, es preciso que cada uno de nosotros tenga valentía sobre valentía, y coraje sobre coraje, y que obremos de tal forma que para siempre abatamos el orgullo de los marselleses, que siempre han menospreciado a los catalanes más que a nadie en el mundo. Y de este modo, vendrá gran honor y provecho de esta batalla para el señor rey de Aragón, y para toda Catalunya, y para toda Sicília; que una vez hayamos vencido a éstos, nuestro es el mar. Y así, que cada uno actúe correctamente.
Y enseguida respondieron todos:
- Almirante, zarpemos ya, que ciertamente son todos nuestros. Y éste será el día que siempre habíamos deseado; que con ellos podremos combatir!
Y todos comenzaron a gritar a una voz: - Aür! Aür!-, y enseguida embarcaron.
NOTAS
- Santo almirante, no nos hagáis daño! Que tened por cierto que todos hemos decidido que si Dios libra al santo rey de Aragón en la batalla que ha emprendido contra el rey Carles, todos a una nos rebelaremos contra el rey Carles. Por lo que, plázcaos que no nos hagáis el mal que podríais.
Y el almirante, viendo esto (y entendía que decían la verdad), hacía el menor daño posible. Que, en verdad, aquellas gentes del país, eran, en aquella época, legos en hechos de armas, que cien almogávares ganarían a mil, si con mil se encontrasen, puesto que no tenían ni idea. Y los hombres que iban con el almirante, almogávares y marinos y peones de mesnada, eran tales, que en una noche entraban en incursión ochenta o cien millas tierra adentro, y se llevaban al mar todo lo que querían; así que lo que ganaban era inenarrable. Y si alguien os lo quisiera todo contar, sería tan largo libro, que todo el mundo se cansaría de oírlo. Por lo que yo os hago un resumen; que, en verdad, solo con esta salida que el almirante hizo con estas veintiuna galeras y dos leños, os podría narrar más de treinta incursiones que hicieron; y se encontraron, en cada una, con caballería y muchos peones, que a todos vencieron; un gran libro se podría hacer. Por lo que basta con que os resuma los viajes.
¿Qué os diré? Cuando el almirante hubo batido toda Calabria, y hubo realizado muchas hazañas, con gran beneficio regresó a Messina. Y cuando llegó al cabo del Arma, que está a la entrada de Boca de Far (442), a levante, se encontró, al alba, con las tres galeras de provenzales que En Guillem Cornut, almirante de Marsella, había enviado para espiar. Y los dos leños armados que iban delante del almirante En Roger de Lòria, vieron las tres galeras ancladas, que dormían y esperaban noticias; y tan pronto como los dos leños las avistaron, con boga sorda volvieron al almirante y se lo dijeron. E inmediatamente, el almirante dividió las galeras en grupos, y rodeó las tres galeras, para que no pudiesen escapar de ninguna forma, y enseguida, él en persona, con tres galeras, se les acercó. Y ellos que lo oyeron, fueron a tomar los remos, que más confiaban en los remos que en Dios ni en las armas. Y el almirante las atacó. ¿Qué os diré? Cuando ellos rolaron, se encontraron frente a las otras galeras; y enseguida se rindieron y fueron apresados. Y así consiguieron las noticias que habían ido a buscar, que bien pudieron decir que habían tenido noticias fidedignas de En Roger. Así que tan pronto como el almirante los hubo apresado, se hizo de día; y él quiso conocer el alcance de su hazaña, y lo supo, que nada le fue ocultado.
Y enseguida regresó con gran alegría a Messina; y condujo las tres galeras, arrastrándolas de la popa y las señeras arriadas. Y a continuación, aquel mismo día, desembarcó todo lo que tenía en las galeras, y todos los hombres enfermos y heridos que había; y refrescó de gente. Y a la mañana siguiente zarpó de Messina con sus veintiún galeras y dos leños, rumbo a Malta. ¿Qué os diré? Que aquel día fue hasta Saragossa (443); y se acercó hasta el cabo de Capupàsser (444) aquel día, y allí durmió; y cuando hubo dormido, costeando la tierra, fue hasta el cabo de Rasalcaran (445). Y tomaba este rumbo para que si las galeras de los provenzales habían partido de Malta, poderlas avistar siempre; ya que él sabía que las tres galeras que había apresado tenían que reunirse allí con ellos, y él no quería que por nada del mundo se le pudiesen escapar, ni dispersar. Y cuando llegó a la Font de Xicle (446), tuvieron gran refresco del castillo, así que él hizo a todo el mundo refrescarse y arreglarse, que cada cual revisase sus armas, y los ballesteros las cuerdas de las ballestas, y las naves, y todo lo que fuera preciso. Así, aquella tarde tuvieron gran refresco de carne, y de pan, y de vino y de frutas; que entre las graciosas tierras de Sicilia, de las mejores es Xicle. Y todos bebieron agua, que es de las mejores y más sanas aguas del mundo. Y cada uno quedó listo y a punto para la batalla.
Y cuando todos hubieron cenado y bebido agua, el almirante les predicó, y les dijo muy buenas palabras que hacían al caso, y principalmente les dijo:
- Barones, antes de que el día claree llegaremos al puerto de Malta, donde encontraremos veintidós galeras de provenzales y dos leños armados, y son la flor de toda Proença, y el orgullo de los marselleses. Y así, es preciso que cada uno de nosotros tenga valentía sobre valentía, y coraje sobre coraje, y que obremos de tal forma que para siempre abatamos el orgullo de los marselleses, que siempre han menospreciado a los catalanes más que a nadie en el mundo. Y de este modo, vendrá gran honor y provecho de esta batalla para el señor rey de Aragón, y para toda Catalunya, y para toda Sicília; que una vez hayamos vencido a éstos, nuestro es el mar. Y así, que cada uno actúe correctamente.
Y enseguida respondieron todos:
- Almirante, zarpemos ya, que ciertamente son todos nuestros. Y éste será el día que siempre habíamos deseado; que con ellos podremos combatir!
Y todos comenzaron a gritar a una voz: - Aür! Aür!-, y enseguida embarcaron.
NOTAS
441. Es posible que se refiera a la actual Castellaneta Marina frente al Golfo de Tarento
442. Torre Faro, a la entrada del golfo de Messina
443. Siracusa. Sicilia. De ahora en adelante y mientras nos encontremos en las batallas de Sicilia, Saragossa siempre se referirá a Siracusa y no a Zaragoza.
444. Capo Passero, junto a Siracusa. Sicilia.
445. Topónimo no localizado. Podría tratarse del cabo frente a la Isola delle Correnti, que es el más meridional de Sicilia y, por tanto, el más cercano a Malta.
446. Scicli. Sicilia
4 comentaris:
¿Fue cierta esa rivaldad entre catalanes y marselleses?
Amigo Julio, ¡83 ya! Gracias por el esfuerzo.
Pau y te seguimos leyendo.
Daniel.
"Rivalidad", quise decir. ¡Menuda jornada de tarugo y parvulitos que llevo!
¡Magníficas las fotos y el reportaje de ayer, y gracias por tu comentario -bien acertado, por cierto- de hoy en mi "lección" de inglés! Se agradece.
Sahha.
Daniel.
No queda mucho para que Roger de Lauria, mientras Felipe el Atrevido invade Girona, ataque el puerto de Marsella, les destruya la flota allí amarrada y se lleve como trofeo las cadenas que cerraban el puerto de noche.
Cadenas que, por cierto, se conservan en la Catedral de València, en la capilla del Santo Cáliz (o Santo Grial)
Sahha
!!que barbaridad!!, la vida entonces era luchar y luchar,...no entendía de otra cosa,..aumentar sus propiedades,..y derrotar a los considerados enemigo..
Si, como parvulitos...!!qué mentes!!
besos
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