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1 Libro = 1 Euro ~ Save The Children

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Charles Darwin quotation

Ignorance more frequently begets confidence than does knowledge: it is those who know little, and not those who know much, who so positively assert that this or that problem will never be solved by science

Jean-Baptiste Colbert quotation

L'art de l'imposition consiste à plumer l'oie pour obtenir le plus possible de plumes avec le moins possible de cris

Somebody quotation

El miedo es la via perfecta hacia el lado oscuro. El miedo lleva a Windows, Windows a la desesperacion, esta al odio hacia Bill Gates y ese odio lleva a LINUX

Vares Velles

Vares Velles
Al Tall

Això és Espanya (vara seguidilla) per Al Tall

dimarts, 9 de desembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (XC)

La història del duel a Bordeus va arribant a la seua fi.

Pere, davant del senescal, d'un notari, i dels testimonis requerits pel costum, certifica la seua estada a Bordeus, en fulla partida per a.b.c. i s'acomiada del senescal, de qui la hostatjat aquella nit, i galant com és, de la dona d'aquest darrer, i emprén, cremant els cavalls prèviament apostats pel comerciant i amic Domingo de la Figuera, la tornada cap a casa.

Camí que, fent cas dels consells del senescal, no passarà pel d'anada, ni tan sols pel regne de Navarra que es troba ja totalment dins l'òrbita d'influència francesa, i on governa, en qualitat de regent, Blanca d'Artois, vídua de Enric I el Gord i mare de Joana I de Navarra que acabarà sent la futura reina de França pel seu casament amb el fill de l'actual rei de França, el delfí Felip IV l'Hermós.

Açò ens deixa com a itinerari probable, Les Landes, Baiona, Biscaia (l'actual País Basc), Rioja, Sòria i finalment Saragossa.


XC


Y tanto caminaron que, a toque de oración, llegaron, a la torre de un anciano caballero, prohombre muy amigo de En Domingo de la Figuera, que se encontraba a media legua de Bordeu. Y fueron muy bien recibidos y atendidos; y en cuanto hubieron cenado, fueron a acostarse. Y a la mañana siguiente, en cuanto amaneció, se levantaron, montaron sobre sus caballos, y acudieron al campo. Y aquel era el día acordado para la batalla. Y enseguida enviaron al huésped (480) a la presencia de En Gilabert de Cruïlles, quien se alojaba en un albergue a las afueras de la ciudad, que estaba más cerca del campo que ningún otro de los que se encontraban dentro de la ciudad. Y le comunicaron que En Domingo de la Figuera y un caballero del rey de Aragón se encontraban allí, y que la noche anterior se habían alojado en su casa, y que, solo, sin nadie más, inmediatamente, acudiese a hablar con ellos. Y el huésped fue inmediatamente ante En Gilabert quien ya se había levantado y le comunicó su mensaje; y En Gilabert, que sabía que aquel era el día en que los reyes debían acudir al campo, estaba muy receloso y se temía lo peor, a causa del gran coraje y la gran fe que sabía que tenía el rey de Aragó. Y enseguida, el huésped y él únicamente, cabalgaron, sin comunicárselo a nadie más.

Y cuando llegaron donde ellos, y contempló al señor rey, y a su propio hijo, mudó de color; pero era tan sabio que no lo dejó aparentar por causa del huésped. Y el rey se retiró aparte con él, y quedaron con el huésped En Bernat de Peratallada y En Domingo de la Figuera. Y En Gilabert dijo:

- Señor - cuando se retiraron -, qué es esto que vos habéis hecho? ¿Cómo os habéis metido en tan gran aventura?

- En Gilabert - respondió él -, quiero que sepáis que, aun cuando estuviera seguro que iba a morir, no hubiera dejado de acudir bajo ningún motivo. Así que no perdamos tiempo. Vos me habéis enviado a decir que me puedo fiar del senescal; por tanto acudid ante su presencia y decidle que aquí hay un caballero del rey de Aragón que con él quiere hablar, y que traiga un notario y seis caballeros suyos, y ninguno más; y que lo haga enseguida.

Y En Gilabert inmediatamente fue ante el senescal y se lo dijo. Y el senescal acudió al rey de França y le dijo::

- Sèñer (481), un caballero del rey de Aragón ha llegado y ha dicho que quería hablar conmigo. Y con vuestra licencia quiero ir, si así os place.

Y el rey de França, como cada día ocurría lo mismo, le respondió:

- Id con buena ventura, y cuando hayáis hablado con él, hacednos saber lo que os haya dicho.

- Señor - dijo él -, así lo haré.

E inmediatamente el senescal, acompañado de un notario, el mejor y más antiguo de Bordeu y de la corte del rey de Anglaterra, marchó, con seis caballeros, los más honrados que él tenía en su compañía; y cuando llegaron al campo, encontraron al rey, y a En Bernat de Peratallada y a En Domingo de la Figuera en el campo. Y el senescal y los que con él venían, entraron en el campo, y lo mismo hicieron el huésped que se encontraba con el rey, y En Gilabert, que venía con el senescal.

Y cuando el senescal entró en el campo, el señor rey le salió al encuentro con sus compañeros, y lo saludó en nombre del rey de Aragón; y él muy cortésmente le devolvió el saludo, y le dijo:

- Senescal, sèñer, he comparecido aquí, ante vos, por cuenta del señor rey de Aragó, ya que hoy es el día en que él y el rey Carles habían jurado y prometido estar en el campo, este día de hoy. Y así, os solicito si podéis proteger y asegurar al rey de Aragón si hoy acude a este campo.

Y él dijo:

- Sèñer, os responderé con brevedad, en nombre de mi señor el rey de Anglaterra y en el mío propio, que me resulta imposible defenderle, por lo que en el nombre de Dios y en el del rey de Anglaterra lo damos por excusado, y por bueno y leal y libre, puesto que no lo podríamos asegurar de ninguna forma. Por el contrario, sabemos a ciencia cierta que si se atreviese a acudir, nada lo podría salvar, ni a él ni a los que con él vinieran, que todos morirían; que he aquí que el rey de França y el rey Carles, se encuentran aquí con doce mil hombres a caballo armados. Por lo que ya podéis comprender que ni monsèñer el rey de Anglaterra, ni yo en su lugar, podamos mantenerlo a salvo.

- Así pues - dijo el rey de Aragón -, plázcaos, senescal, dictar una carta al escribano.

Y el senescal respondió:

- Me place- y dio sus instrucciones al notario.

Y enseguida el notario escribió todo lo que el senescal había dicho. Y cuando llegó el momento de preguntar al rey como se llamaba, dijo al senescal:

- Senescal, ¿me aseguráis a mí y a todos los que conmigo vienen?

- Sèñer - dijo él- sí, sobre la fe de monseñor el rey de Anglaterra y la mía propia.

Y entonces el señor rey se echó atrás el capirote , y le dijo:

- Senescal, me reconocéis?

Y entonces él lo contempló y supo que era el rey de Aragó. Y puso pie en tierra, y pretendió besarle el pie; y el rey no lo permitió, sino que lo hizo montar, y una vez montado le dio la mano que éste le besó. Y dijo:

- Ah, señor! ¿qué es lo que habéis hecho?

- Yo - dijo él- he venido aquí para salvar mi fe, y quiero que todo lo que habéis dicho, y yo diré, lo escriba el notario aquí presente con todo detalle; cómo yo, en persona, he comparecido y he buscado en todo el campo.

Y entonces él espoleó a su caballo, y dio la vuelta a todo el campo, por fuera y por dentro, en presencia del senescal y de los que con él estaban. Y mientras tanto el notario escribió todo lo que venía al caso y excusaba al rey de Aragó. Y ciertamente, el señor rey no cesaba de espolear por el campo, que todo lo pisó, con la azcona montera en la mano. De modo que todos decían:

- Ah, Dios! Qué caballero hay aquí! Jamás nació caballero que se le pueda comparar, cuerpo a cuerpo.

Y cuando hubo buscado en todo el campo muchas veces, mientras el notario escribía, fue a la capilla; y desmontó, sujetó al caballo de las riendas, y adoró a Dios, y dijo las oraciones que tenía que decir, y alabó y bendijo a Dios que aquel día le había llevado a cumplir con su juramento. Y cuando hubo terminado su oración, volvió al senescal y al resto de la compañía; y el notario había terminado de escribir todo lo que venía al caso, y lo leyó en presencia de todos, y levantó su testimonio. Y cuando lo hubo hecho, el rey requirió tres veces al senescal si lo podía asegurar, y si era así, se quedaría para la batalla, y él le respondió que no, y todo ello se puso por escrito; y también el modo en que él varonilmente, montado en su caballo, con la azcona montera en la mano buscó por todo el campo, alrededor y por medio y a través, y como había ido a rezar a la capilla. Y cuando todo esto fue escrito en forma pública, el rey requirió al senescal que ordenase al notario que hiciese de aquel documento dos cartas públicas partidas por a.b.c.

- Una os la quedáis vos, y la otra la daréis a En Gilabert de Cruïlles.

- Señor - dijo el senescal -; así lo ordeno yo al notario, que se haga.

Y así se cumplió.

Y hecho esto, el rey tomó de la mano al senescal y se pusieron en camino; y fueron hasta donde habían dormido. Y cuando estuvieron ante la torre, dijo el rey al senescal:

- Senescal - dijo él -, este caballero nos ha hecho mucho honor y placer en su albergue; por lo que os ruego que, por nuestro honor y amor, le conceda el rey de Anglaterra, y vos, tales dones que él y su linaje valgan todavía más que en el presente.

- Señor - dijo el senescal -, así se hará.

Y el caballero corrió a besar la mano del rey. Y cuando esto hubo dicho, el señor rey dijo al senescal:

- Esperadnos aquí, que desmontaremos para despedirnos de la esposa de quien, esta noche, tan bien nos ha acogido.

- Señor - dijo el senescal -; haced lo que os plazca; que bien me parece vuestra cortesía.

Y así, el rey descabalgó, y se despidió de la mujer; y cuando la mujer supo que era el rey de Aragó, se agachó a sus pies y dio gracias a Dios y a él, por el honor que les había hecho. Y así se despidió y cabalgó con el senescal; y se alejaron, conversando, a una legua, y le dio las gracias por la buena voluntad que en él había encontrado; y el senescal se le ofreció, y se despidieron. Y el senescal dijo a En Domingo de la Figuera:

- En Domingo - dijo -, vos conocéis los caminos; de modo que os aconsejo que por nada del mundo volváis por donde vinisteis, ni siquiera por Navarra; que yo sé que el rey de França ha escrito cartas a todas partes, para que de aquí en adelante se capture a cualquier hombre del rey de Aragón, tanto si va como si viene.

Y En Domingo de la Figuera dijo:

- Sèñer, bien decís; y si a Dios place, seguiremos vuestro consejo.

Y entonces se despidieron los unos de los otros; y el señor rey, con la gracia de Dios, se puso en marcha y tomó el camino de Castilla.

Ahora dejaré de hablar de él, y volveré a hablar del senescal, del rey de França y del rey Carles.


NOTAS


480. Huésped. Persona que hospeda en su casa a uno.

481. Sènyer. He respetado el original, ya que lo utiliza de forma prácticamente exclusiva cuando habla de nobles franceses. En español quizá sería señor, pero con un sentido no sólo de cortesía sino de nobleza.

1 comentari:

Anònim ha dit...

y al final todos contentos...todo se arreglaba invocando a Dios y besándose las manos..

besos