El Senescal comunica al rei de França i a Carles d'Anjou, tot allò que ha fet Pere d'Aragó, i van tots junts al camp d'honor a comprovar-ho.
Aquella nit reforcen la guàrdia, no fos cas d'un atac per part de l'aragonès. Com?, Amb quines forces?
Com és possible que perdin aquest temps que hagués pogut servir-los per capturar el d'Aragó?
Alguna cosa no m'acaba d'encaixar, alguna cosa no està clara en aquesta història, d'altra banda preciosa.
Aquella nit reforcen la guàrdia, no fos cas d'un atac per part de l'aragonès. Com?, Amb quines forces?
Com és possible que perdin aquest temps que hagués pogut servir-los per capturar el d'Aragó?
Alguna cosa no m'acaba d'encaixar, alguna cosa no està clara en aquesta història, d'altra banda preciosa.
XCI
Cuando el senescal se hubo separado del señor rey de Aragó y de los que con él iban, acompañaron a En Gilabert de Cruïlles hasta su posada; y después el senescal, con el resto de la compañía fueron donde el rey de França y el rey Carles, y les contaron todo lo que había sucedido, cómo el rey de Aragón había espoleado dentro del campo, mientras el escribano escribía, y como había buscado alrededor del campo, y en el centro y por todas partes, y como descabalgó para rezar en la capilla, y finalmente, todo lo que hizo y dijo. Y cuando los reyes oyeron esto se persignaron más de cien veces, y enseguida dijo el rey de Francia:
Es menester que todo el mundo se ponga esta noche a vigilar; y que se armen los caballos, que mil caballos armados hagan la vigilancia esta noche; y que todos estemos alerta. Que casi seguro que esta noche nos atacará, que vosotros no lo conocéis tan bien como yo; que este es el mejor caballero y el de más elevado corazón que haya en el mundo; y ya podéis imaginar cómo es, después de lo que ha intentado y hecho. Y así, senescal, disponed la vigilancia con vuestras gentes, que nos dispondremos la nuestra, en nuestro ejército.
Y el senescal respondió:
- Señor, tal como ordenáis se hará.
Y el rey Carles dijo al rey de França:
- Vamos al campo, y veamos las huellas de su caballo, y comprobemos si es cierto lo que el senescal cuenta.
Y el rey de França dijo que:
- Estoy contento, y os digo que esta ha sido la más alta caballería que nunca haya realizado ningún caballero. Por lo que todo el mundo debe temerle mucho.
Dijo el senescal:
- Señores, no dudéis de lo que os digo, que hete aquí que el notario ha redactado la carta, y estos seis caballeros son testigos, puesto que lo conocían desde hace mucho tiempo. Y he aquí el caballero que fue su huésped anoche; y le hizo la mas valiosa cortesía que nunca viese hacer a señor, ya que fue a despedirse de su esposa, y descabalgó, y subió a las habitaciones, como si se encontrara en el lugar más seguro del mundo. Y todo esto con sus ojos lo han contemplado.
- En verdad - dijo el rey de França -, aquí hay gran valor y valentía y cortesía. Cabalguemos.
Y cabalgaron y llegaron al campo; y vieron las huellas del caballo y todo lo que el senescal les había narrado.
¿Qué os diré? Que corrió la voz por todo el ejército y por todo el país, y aquella noche hubierais podido contemplar preparativos, y como todo el mundo permaneció armado, y los caballos armados; que nadie en la hueste durmió aquella noche. Y a la mañana siguiente levantaron las tiendas y marcharonse ambos reyes juntos; y llegaron hasta Tolosa, donde encontraron al cardenal, de nombre En Xaudet, que era el legado del papa, y monsèñer En Felip, hijo del rey de França, el primogénito, y monsèñer Carles, su hermano. E hicieron gran fiesta a su padre y al rey Carles, y también al cardenal. Y cuando el rey de França y el rey Carles hubieron narrado al cardenal lo que el rey de Aragó había hecho, mucho se maravilló, y se persignó más de cien veces, y dijo:
- Ah Dios, ¡y que gran pecado hizo el santo padre, y todos nosotros, cuando le negamos la ayuda a aquel señor! Que éste es otro Alexandri que ha nacido en el mundo.
Ahora dejaré de hablar del rey de França, y del rey Carles y del cardenal, y volveré a hablar del señor rey de Aragón.
Es menester que todo el mundo se ponga esta noche a vigilar; y que se armen los caballos, que mil caballos armados hagan la vigilancia esta noche; y que todos estemos alerta. Que casi seguro que esta noche nos atacará, que vosotros no lo conocéis tan bien como yo; que este es el mejor caballero y el de más elevado corazón que haya en el mundo; y ya podéis imaginar cómo es, después de lo que ha intentado y hecho. Y así, senescal, disponed la vigilancia con vuestras gentes, que nos dispondremos la nuestra, en nuestro ejército.
Y el senescal respondió:
- Señor, tal como ordenáis se hará.
Y el rey Carles dijo al rey de França:
- Vamos al campo, y veamos las huellas de su caballo, y comprobemos si es cierto lo que el senescal cuenta.
Y el rey de França dijo que:
- Estoy contento, y os digo que esta ha sido la más alta caballería que nunca haya realizado ningún caballero. Por lo que todo el mundo debe temerle mucho.
Dijo el senescal:
- Señores, no dudéis de lo que os digo, que hete aquí que el notario ha redactado la carta, y estos seis caballeros son testigos, puesto que lo conocían desde hace mucho tiempo. Y he aquí el caballero que fue su huésped anoche; y le hizo la mas valiosa cortesía que nunca viese hacer a señor, ya que fue a despedirse de su esposa, y descabalgó, y subió a las habitaciones, como si se encontrara en el lugar más seguro del mundo. Y todo esto con sus ojos lo han contemplado.
- En verdad - dijo el rey de França -, aquí hay gran valor y valentía y cortesía. Cabalguemos.
Y cabalgaron y llegaron al campo; y vieron las huellas del caballo y todo lo que el senescal les había narrado.
¿Qué os diré? Que corrió la voz por todo el ejército y por todo el país, y aquella noche hubierais podido contemplar preparativos, y como todo el mundo permaneció armado, y los caballos armados; que nadie en la hueste durmió aquella noche. Y a la mañana siguiente levantaron las tiendas y marcharonse ambos reyes juntos; y llegaron hasta Tolosa, donde encontraron al cardenal, de nombre En Xaudet, que era el legado del papa, y monsèñer En Felip, hijo del rey de França, el primogénito, y monsèñer Carles, su hermano. E hicieron gran fiesta a su padre y al rey Carles, y también al cardenal. Y cuando el rey de França y el rey Carles hubieron narrado al cardenal lo que el rey de Aragó había hecho, mucho se maravilló, y se persignó más de cien veces, y dijo:
- Ah Dios, ¡y que gran pecado hizo el santo padre, y todos nosotros, cuando le negamos la ayuda a aquel señor! Que éste es otro Alexandri que ha nacido en el mundo.
Ahora dejaré de hablar del rey de França, y del rey Carles y del cardenal, y volveré a hablar del señor rey de Aragón.
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