L'ULL ESQUERRE DE TOMÀS D'ATURA (II)
-Enrera, dic!
La veu de l'home anava forta de ràbia. Tanmateix el matxo no es movia. Amb les quatre potes ertes, clavades a la terra que el carbó endolava amb pellams de nit, cap alt, ulls esverats, no feia una passa en direcció als vagons aturats a la via que s'embotia dins de la mina.
-Tira enrera!
El miner es va ajocar -la suor espessa, que regalimava del pelatge de l'animal com la mel de la bresca, va mullar-li la galta-; agafà una pota del matxo i provà d'aixecar-la. El Negre es va tibar, l'home sentí l'esbategar violent del cor de la bèstia.
-Què hi ha, Tomàs?
-Res, que aquest dimoni deu voler que m'enganxi jo als vagons.
I Tomàs d'Atura es va dreçar, tot clavant punyada al costellam del Negre.
-Està espantat. Deixa'l tranquil una estona i li passarà -digué Alexandre.
-Ha d'entrar ara, així li hagi d'arrencar la pell. De mi no se'n fot ningú, i menys un matxo.
Alexandre no va contestar; amb Tomàs no hi havia res a fer. Va deixar a terra el pic i el llum de carbur i es posà a fer el cigarret.
-Enrera!
En sentir la puntada de peu al ventre, el Negre, bruscament, ajocà el cap i disparà una potada. Amb un bram, Tomàs d'Atura va anar a caure contra els vagons buits.
-Tomàs! -va cridar Alexandre.
-Deixa'm; no em toquis...!
Premia les dents, Tomàs, i s'aixecava entre renecs.
La sang li sortia a galls de l'ull esquerre i s'ennegria -per la galta, el coll, la samarreta- de pols de carbó suat.
-Matxo malparit!
(continuarà)
La veu de l'home anava forta de ràbia. Tanmateix el matxo no es movia. Amb les quatre potes ertes, clavades a la terra que el carbó endolava amb pellams de nit, cap alt, ulls esverats, no feia una passa en direcció als vagons aturats a la via que s'embotia dins de la mina.
-Tira enrera!
El miner es va ajocar -la suor espessa, que regalimava del pelatge de l'animal com la mel de la bresca, va mullar-li la galta-; agafà una pota del matxo i provà d'aixecar-la. El Negre es va tibar, l'home sentí l'esbategar violent del cor de la bèstia.
-Què hi ha, Tomàs?
-Res, que aquest dimoni deu voler que m'enganxi jo als vagons.
I Tomàs d'Atura es va dreçar, tot clavant punyada al costellam del Negre.
-Està espantat. Deixa'l tranquil una estona i li passarà -digué Alexandre.
-Ha d'entrar ara, així li hagi d'arrencar la pell. De mi no se'n fot ningú, i menys un matxo.
Alexandre no va contestar; amb Tomàs no hi havia res a fer. Va deixar a terra el pic i el llum de carbur i es posà a fer el cigarret.
-Enrera!
En sentir la puntada de peu al ventre, el Negre, bruscament, ajocà el cap i disparà una potada. Amb un bram, Tomàs d'Atura va anar a caure contra els vagons buits.
-Tomàs! -va cridar Alexandre.
-Deixa'm; no em toquis...!
Premia les dents, Tomàs, i s'aixecava entre renecs.
La sang li sortia a galls de l'ull esquerre i s'ennegria -per la galta, el coll, la samarreta- de pols de carbó suat.
-Matxo malparit!
(continuarà)
* * * * * * * * * *
EL OJO IZQUIERDO DE TOMÀS D'ATURA (II)
EL OJO IZQUIERDO DE TOMÀS D'ATURA (II)
-¡Atrás, digo!
La voz del hombre iba repleta de rabia. Sin embargo el mulo no se movía. Con las cuatro patas tiesas, clavadas a la tierra que el carbón enlutaba con pinceladas de noche, cabeza alta, ojos asustados, no daba ni un paso en dirección a los vagones parados en la vía que se adentraba en la mina.
-¡Tira para atrás!
El minero se puso en cuclillas –el sudor espeso, que chorreaba del pelaje del animal como la miel del panal, le empapó la mejilla-; cogió una pata del mulo e intentó levanarla. El Negre se estiró, el hombre oyó el latir violento del corazón de la bestia.
-¿Qué pasa, Tomàs?
-Nada, que este demonio debe querer que me enganche yo a los vagones.
Y Tomàs d’Atura se levantó, mientras clavaba un puñetazo en el costillar del Negre.
-Está espantado. Déjalo tranquilo un rato y se le pasará –dijo Alexandre.
-Ha de entrar ahora, aunque le tenga que arrancar la piel. De mí no se burla nadie, y menos un mulo.
Alexandre no contestó; con Tomàs no había nada que hacer. Dejó en tierra el pico y la lámpara de carburo y se puso a liarse un cigarrillo.
-¡Atrás!
Al sentir la patada en el vientre, el Negre, bruscamente, bajó la cabeza y disparó una coz. Con un bramido, Tomàs d’Atura fue a caer sobre los vagones vacíos.
-¡Tomàs! –gritó Alexandre.
-¡Déjame; no me toques...!
Apretaba los dientes, Tomàs, y se levantaba entre blasfemias.
La sangre le salía a borbotones del ojo izquierdo y se ennegrecía –por la mejilla, el cuello, la camiseta- de polvo de carbón sudado.
-¡Mula malparida!
La voz del hombre iba repleta de rabia. Sin embargo el mulo no se movía. Con las cuatro patas tiesas, clavadas a la tierra que el carbón enlutaba con pinceladas de noche, cabeza alta, ojos asustados, no daba ni un paso en dirección a los vagones parados en la vía que se adentraba en la mina.
-¡Tira para atrás!
El minero se puso en cuclillas –el sudor espeso, que chorreaba del pelaje del animal como la miel del panal, le empapó la mejilla-; cogió una pata del mulo e intentó levanarla. El Negre se estiró, el hombre oyó el latir violento del corazón de la bestia.
-¿Qué pasa, Tomàs?
-Nada, que este demonio debe querer que me enganche yo a los vagones.
Y Tomàs d’Atura se levantó, mientras clavaba un puñetazo en el costillar del Negre.
-Está espantado. Déjalo tranquilo un rato y se le pasará –dijo Alexandre.
-Ha de entrar ahora, aunque le tenga que arrancar la piel. De mí no se burla nadie, y menos un mulo.
Alexandre no contestó; con Tomàs no había nada que hacer. Dejó en tierra el pico y la lámpara de carburo y se puso a liarse un cigarrillo.
-¡Atrás!
Al sentir la patada en el vientre, el Negre, bruscamente, bajó la cabeza y disparó una coz. Con un bramido, Tomàs d’Atura fue a caer sobre los vagones vacíos.
-¡Tomàs! –gritó Alexandre.
-¡Déjame; no me toques...!
Apretaba los dientes, Tomàs, y se levantaba entre blasfemias.
La sangre le salía a borbotones del ojo izquierdo y se ennegrecía –por la mejilla, el cuello, la camiseta- de polvo de carbón sudado.
-¡Mula malparida!
(continuará)
5 comentaris:
Querido amigo antes que nada gracias por los halagos que haces sobre mis relatos y que demuestra que voy por el buen camino aunque todavía me queda mucho por aprender y segundo de nuevo gracias por haberme aconsejado ver SIBERIADA que no la había visto y es una magnífica película. De este director si había visto EL TREN DEL INFIERNO-que era un guión de Akira Kurosawa uno de mis directores favoritos-y EL CÍRCULO DEL PODER.Por cierto me gusta este relato y me gustaría saber de que libro sale para poder comprarlo o si lo tiene mi hermana me lo pueda prestar. De nuevo gracias por permitirme saber más y cuidate.
Amigo Bandama, me alegra que te haya gustado Siberiada, para mí es de la categoría de "Lo que el viento se llevó" o de "Novecento"
En cuanto al libro es "Historias de la mano izquierda" de Jesús Moncada. De acuerdo con el mcu, hay una edición en español traducida por Chuse Raúl Usón.
Pero como voy a postear todo el libro, lo que sí te aconsejo es que leas su gran novela (pequeña en extensión, pero una pasada) "Camino de Sirga" publicada en Anagrama.
Esta si que la llevo al día...!!que mala es la vanidad y el orgullo!!
Espero que ese animal,..no mate al pobre mulo...
¿y camino de Sirga de que trata?
un beso
Mequinensa, el pueblo natal de Moncada, es un pueblo de la "franja" zona aragonesa de habla catalana.
Este pueblo, donde confluyen el Ebro y el Segre fue inundado para construir un pantano.
Habia sido un pueblo minero (carbón) que bajaban en sus barcas (laúdes) por el río que entonces era navegable hasta Tortosa. Luego, subían contra corriente, arrastrados por las mulas que tiraban de ellos mediante una maroma o sirga, por el "camí de sirga"
La novela tiene un protagonista, el pueblo hundido en el pantano, que recuerda, a través de personajes fantasmales, su época de esplendor.
MUCHAS GRACIAS, VI AYER QUE SE LO COMENTAMAS A BANDAMA EN SU BLOG, LO DE LA EDICIÓN , Y YA LO HE VISTO EN LA CASA DEL LIBRO...
besos
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