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1 Libro = 1 Euro ~ Save The Children

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Charles Darwin quotation

Ignorance more frequently begets confidence than does knowledge: it is those who know little, and not those who know much, who so positively assert that this or that problem will never be solved by science

Jean-Baptiste Colbert quotation

L'art de l'imposition consiste à plumer l'oie pour obtenir le plus possible de plumes avec le moins possible de cris

Somebody quotation

El miedo es la via perfecta hacia el lado oscuro. El miedo lleva a Windows, Windows a la desesperacion, esta al odio hacia Bill Gates y ese odio lleva a LINUX

Vares Velles

Vares Velles
Al Tall

Això és Espanya (vara seguidilla) per Al Tall

dimecres, 24 de desembre del 2008

Crònica de Ramon Muntaner (CV)

Roger de Llòria, per fi, rep notícies de que la flota francesa, armada a Nàpols, avança en cabotatge cap a Calàbria. Ràpidament, avança amb la seua des de Lípari cap a Palinuro, amb el mateix sistema de cabotatge. Allà es produeix la trobada de les dues flotes i esdevé la batalla.

Triomf absolut de l'estol català que retorna a Sicília amb totes les naus enemigues capturades, i un gran botí en homes (l'altre Roger ha ordenat que se'l repartesquen, sencer, el mariners de la seua tripulació).


CV


Una vez el almirante hubo tomado Líper y hubo enviado los dos leños armados y las dos barcas armadas de Líper a espiar, al cabo de pocos días regresaron cada una por su cuenta, con noticias de que habían salido de Nàpols treinta y seis galeras con muchos condes y barones, y con ellas iban tantas barcas, que llevaban al menos trescientos caballos; y que, al mismo tiempo, llegaba por tierra gran caballería hasta el Amantea (518), y que esta caballería venía a socorrer a Xifal.ló (519), ya que el castillo de Xifal.ló que es de los mejor fortificados de Sicília, todavía era partidario del rey Carles (aunque no así la ciudad, que se encuentra al pie de la montaña); y así, que venían para socorrer el castillo y tomar la ciudad de Xifal.ló, y cuando hubieran desembarcado la caballería, volverían al Amantea, y harían los viajes necesarios hasta que todos hubieran pasado. Y seguramente así hubiera ocurrido, si Dios no hubiese concedido su ayuda; y en verdad, que estuvieron en un tris de ocasionar un gran desastre a la isla de Sicília.

Y cuando el almirante oyó esta nueva, inmediatamente hizo sonar la trompeta, e hizo reunir a la gente a popa de la galera, y les contó todo lo que había oído; y luego les exhortó, y les dijo muy buenas palabras; y finalmente, entre otras, les dijo:

- Señores: habéis oído como madona la reina de Aragón ha venido a Sicília y ha traído con ella al señor infante En Jacme y al señor infante En Frederic, por lo que todos debemos sentir gran gozo y alegría. Y de este modo, es necesario que nos comportemos de tal guisa que, con la ayuda de Dios, capturemos estas galeras y esta gente que vienen contra nosotros con tan gran orgullo. Que cada uno puede imaginar que donde acuden ocho condes y seis señores de bandera, gran orgullo y poder hay. Por lo que ahora será preciso que cada cual doble su coraje; que en buena fe, todos alcanzaremos gran honor si combatimos contra tan buena gente.

Y todos gritaron:

- Almirante! Vayamos, que cada día nos parece un año hasta que estemos frente a ellos.

Y enseguida sonó la trompeta; y todos embarcaron, y marcharon en buena hora. E hicieron la ruta de Estràngol (520), y de Estràngol pasaron a Calabria. Y luego que llegaron a Calabria, costearon la Calabria, y vinieron directamente al Amantea, y del Amantea a Xomofred (521); y después a Santo Noixent (522), y después al Citrar (523); y luego llegaron a Castragut (524) y a Maratia (525). Y cuando llegaron a la playa de la ciudad de Nicastre (526), divisaron la flota de los condes sobre el cabo de la Pel·lunuda (527); y en cuanto los vieron, todos gritaron: - Aür! Aür!-; y preparándose muy bien para la batalla, cargaron contra sus enemigos.

Y cuando los condes vieron llegar la flota del almirante con las señeras al viento, ciertamente sintieron gran placer. Pero si ellos se alegraban, no así la chusma de las galeras; aunque tuvieron que actuar como forzados, sin osar oponerse, los débiles, a lo que los condes y los otros barones querían. Y así, listos para la batalla, se embistieron. Y si nunca se vio atacar con gran vigor, allí se vio; y cuando se hubieron mezclado, pudierais ver dar golpes, y a los ballesteros catalanes, disparar en formación, sin errar disparo. ¿Qué os diré? Dura cosa es querer combatir contra el poder de Dios; y Dios estaba con el almirante y con los catalanes y latinos que con él luchaban. Así que de nada sirvió el linaje y la riqueza, sino que los catalanes atacaron con tal brío, que las galeras de los condes se rindieron. Y las que tuvieron la ocasión de zafarse de la batalla, huyeron; y fueron once las galeras bien preparadas que en lugar de cantar laudes, huyeron. Y el almirante cuando las vio alejarse, separó a seis galeras suyas para que las siguieran; y estas las persiguieron hasta el castillo de Pixota (528), y allá atacaron en tierra; y había tanta caballería en tierra, que no pudieron apresar ninguna. Pero daba lo mismo, ya que la caballería que había, y que tenían a sus señores en las galeras, dijeron:

- Oh traidores! ¿Cómo habéis desamparado tan buena gente como había en las galeras?

Y los degollaron a todos.

Y el almirante y sus galeras se animaban cada vez más y gritaban: - Aragó! Aragó! Vía sus! Vía sus!-. Y abordaron las galeras, y murieron todos los que encontraron sobre cubierta, salvo los condes y barones, y escaparon vivos quienes se rindieron al almirante. Y así, el almirante apresó a los condes y a los barones y a toda la otra gente, muertos o presos, de las veinticinco galeras, y capturó las galeras y todo lo que en ellas había. Y después envió a por las barcas que transportaban los caballos; y todas las tomó, que no escaparon ni diez; que escaparon cuando la batalla era más dura, y pusieron rumbo al citado castillo de Pixota. Y así, el almirante, con gran gozo y gran alegría, tomó las veinticinco galeras que habían quedado, y todas las barcas y leños, y todos los condes y barones, salvo el conde de Montfort, y un hermano suyo, y dos primos hermanos, que se dejaron despedazar antes que rendirse. Y cierto es que obraron correctamente, puesto que sabían que no hubieran podido salvar la cabeza, si hubieran quedado con vida. Pero el resto de condes y barones se rindieron al almirante.

Y cuando todo esto acabó, el almirante puso rumbo a Messina. Y envió un leño armado a Catalunya al señor rey de Aragó, y otro a Sicília a madona la reina y los infantes. Y si hubo gran alegría en cada una de estas regiones, ni me lo preguntéis, que ya os lo podéis imaginar; y así mismo podéis suponer cuánto ganaron la gente de la flota del señor rey de Aragó, que ganó tanto cada uno, del menor al mayor, que sería imposible describirlo; ya que el almirante concedió a todo el mundo la plena posesión de cuanto habían cogido. Y con estas franquicias que el almirante les concedía, les hacía redoblar los ánimos, y esto lo había aprendido de lo que el señor rey había hecho con las diez galeras de los sarracenos que En Corral Llança capturara, tal como habéis escuchado antes. Por lo que todo almirante y jefe mayor de gentes de armas, debe esforzarse en mantener alegres y ricos a los que con él van; que si les quita el botín que consiguen, les quita el coraje, cosa que más tarde, necesariamente, le pesará. Por lo que muchos jefes se han perdido y se perderán, por no ser espléndidos y generosos con aquellos con los que tienen que ganar honor y victoria.

Y satisfechos de esta forma, tal como podéis suponer, llegaron a Messina. Y si nunca se vio fiesta, aquella fue la mayor que nunca en tierra se hiciera. Y el señor infante En Jacme y el infante En Frederic salieron a caballo, con gran séquito, a la Font D'or; donde toda Messina acudió. Y cuando el almirante vio a los infantes, subió en una barca, y saltó a tierra, y se acercó al señor infante En Jacme y le besó la mano, y el señor infante lo besó en la boca; e inmediatamente después, repitió lo mismo con el señor infante En Frederic. Y el almirante dijo al señor infante En Jacme:

- Señor, qué ordenáis que haga?

Dijo el señor infante:

- Subid inmediatamente a las galeras y celebrad vuestra fiesta; y luego id a saludar a palacio, y bajad a reverenciar a madona la reina. Y una vez hecho todo esto celebraremos consejo con vos, y con nuestros consejeros, sobre lo que debéis hacer.

Y así el almirante volvió a sus galeras, y fue haciendo fiesta, y toando (529) las galeras y las barcas y los leños que había apresado con la popa por delante y sus banderas arrastradas por cubierta. Y cuando llegó ante la Duquena, cantó laudes, y toda Messina le respondía; y había tal algazara que parecía que el cielo se estrellara contra la tierra.

Y cuando todo esto acabó, el almirante desembarcó en la Duquena, y entró en palacio y fue a cumplimentar a madona la reina; y besó la tierra ante ella tres veces antes de acercarse, y luego le besó la mano. Y madona la reina le recibió con buen y alegre semblante. Y una vez hubo cumplimentado a madona la reina, fue a besar la mano de dona Bella, su madre; y su madre lo besó más de diez veces, llorando de alegría y tan apretado lo tenía, que no lo podían separar, hasta que madona la reina se levantó y los separó. Y así, cuando los hubo separado, el almirante, con la gracia de madona la reina y de su madre dona Bella, fuese a su posada, donde se celebró gran fiesta en su honor.

Y el almirante hizo encerrar a los condes y barones en el castillo de Matagrifó y los hizo aherrojar, con buenos grilletes, y dispuso buenas guardias; y encerró a los caballeros en otros lugares conocidos, asimismo bien aherrojados y vigilados; y al resto de la gente los hizo encerrar en prisiones comunes, también con buenas guardias; y envió los caballos que eran al menos trescientos, al infante En Jacme, para que con ellos hiciese lo que le pluguiese. Y el señor infante, antes de que los metiese en el establo, dio treinta al almirante; y los regaló todos a condes, barones y caballeros y ciudadanos honrados; sin retener ni uno para su servicio, salvo cuatro bellos palafrenes que había, que regaló al infante En Frederic.

Y cuando todo esto acabó, el señor infante En Jacme reunió su consejo en el palacio; en el cual participaron el almirante y los demás que él había convocado. Y cuando estuvieron todos reunidos, madona la reina envió a decir al señor infante En Jacme que él, acompañado de su consejo, acudiese a su presencia, y ellos inmediatamente fueron. Y cuando estuvieron ante ella, dijo:

- Hijo, os ruego en nuestro honor y por amor de Dios, que antes de nada dispongáis de los prisioneros, y que liberéis a todos cuantos prisioneros haya de la tierra de Principat, y de Calabria, y de Polla y de Bruç, y que los enviéis a cada uno a su tierra, tal como el rey vuestro padre hizo con aquellos que habían sido hechos prisioneros en la Gatuna y en la derrota de las galeras de Nicòtena (530). Puesto que, hijo, vuestro padre, y nos, y vos, podemos estar seguros de que, ninguno de ellos, vienen contra nosotros voluntariamente, sino que lo hacen forzados; ya que bien saben ellos que son nuestros naturales, y si se les abriera en canal, encontraríamos escrito el nombre de nuestro abuelo, el emperador Frederic; y el de nuestro padre el rey Manfrè, y el nuestro y el de todos vosotros; y sería gran pecado que esta gente muriese a nuestras manos.

Y tras esto, el señor infante dijo a madona la reina:

- Sea hecho tal como vos ordenáis.

Y enseguida, ante madona la reina, el señor infante ordenó al almirante que así lo cumpliese; y el almirante respondió que sería ejecutado tal como ellos ordenaban, y así se cumplió; por lo que no necesito decir más, que realmente se siguió la misma disposición que el señor rey había hecho con los otros, y así se esparció el gran nombre y la gran fama de santidad de madona la reina por todo el país, y luego por todo el mundo. Y una vez se hubo concedido esto, el señor infante y su consejo regresaron a celebrar el parlamento allá donde solían, y a tratar sobre todo lo ocurrido, y se decidió no hacer nada con los condes, corregidores, caballeros ni barones, sin el conocimiento del señor rey de Aragó; y que se armase enseguida una galera con mensajeros que fuesen a Catalunya, llevando el nombre de todos, y que el señor rey ordenase lo que le pluguiese. Y tal como se decidió, tal se cumplió; que la galera se armó y partió de Messina.

Y así, dejaré de hablaros de la galera, y volveré a hablar de otro hecho que no debemos olvidar.


NOTAS


518. Municipio de la costa italiana, entre Cosenza y Nicastro, en Calabria.

519. Cefalú. Sicilia.

520. Stromboli. Isla italiana frente a Calabria, aproximadamente a la altura de Nicastro.

521. Fiumefreddo Bruzzio. Italia.

522. Topónimo no localizado.

523. Cetraro. Italia.

524. Topónimo no localizado.

525. Maratea. Italia.

526. Aunque el nombre parecería indicar que se trata de Nicastro, ciudad de la Calabria, por la ruta que sigue la flota catalana, desde Amantea van en sentido inverso habiendo llegado al golfo de Policastro, por lo que seguramente se trata de Policastro.

527. Cabo Palinuro al lado del golfo de Policastro.

528. Pisciotta.

529. Toar. Llevar a remolque una nave.

530 Ver capítulo 74

1 comentari:

Anònim ha dit...

Julio, me paso simplemente para desearos, a ti y a toda la familia, Felices Pascuas (como decimos aquí en Murcia) y que lo paséis bien estos días.



Un fuerte abrazo.