Bé, ja ho han fet. Ja han sobresseït el cas Camps. Ara ja li podrem dir Cas de l'amigüito De la Rua.
Aquests dos jutges De la Rua i Ceres (hi ha un tercer, Montero, que té els seus dubtes), el primer dels quals Molt Més que Amic del Molt Honorable (caldria inventar una paraula per definir la relació especial entre Camps i de La Rua -Camps dixit-) han decidit que no hi havia cas.
Malgrat que sembla molt probable que Camps no haja pagat les seues compres de roba
Malgrat que els qui probablement han pagat aquesta roba s'han beneficiat de múltiples contractes amanyats per poder atorgar-los a dit i que no fossin necessàriament públics.
Malgrat que les contradiccions dels imputats els acusaven clarament.
Supose que ara caldrà recòrrer al TS i esperar sense gaire confiança (gos no mossega gos)
La cosa que més clara em queda és que el raonament lògic no és una qualitat imprescindible per l'exercici de la judicatura.
I que, com diuen al meu poble: Ojos que no ven, cagalló que xafen.
Ens han deixat plens de merda.
Aquests dos jutges De la Rua i Ceres (hi ha un tercer, Montero, que té els seus dubtes), el primer dels quals Molt Més que Amic del Molt Honorable (caldria inventar una paraula per definir la relació especial entre Camps i de La Rua -Camps dixit-) han decidit que no hi havia cas.
Malgrat que sembla molt probable que Camps no haja pagat les seues compres de roba
Malgrat que els qui probablement han pagat aquesta roba s'han beneficiat de múltiples contractes amanyats per poder atorgar-los a dit i que no fossin necessàriament públics.
Malgrat que les contradiccions dels imputats els acusaven clarament.
Supose que ara caldrà recòrrer al TS i esperar sense gaire confiança (gos no mossega gos)
La cosa que més clara em queda és que el raonament lògic no és una qualitat imprescindible per l'exercici de la judicatura.
I que, com diuen al meu poble: Ojos que no ven, cagalló que xafen.
Ens han deixat plens de merda.
3 comentaris:
Los peores ojos que no ven, son los que no quieren ver.
Por otra parte, o los ciudadanos normales y corrientes somos tontos, o nuestros jueces son evidentemente seres muy superiores a nosotros. Los ciudadanos solemos llamar al pan pan y al vino vino. Cuando uno roba, no decimos que "se apropia indebidamente de algo". Y cuando uno favorece descaradamente a alguien, entendemos perfectamente que éste le corresponda con regalitos y demás, aunque nos joda. Pero los jueces, dependiendo el caso, lo ven así o asá. Está claro, la justicia es igual para todos ... los ricos y poderosos.
A mi todo este caso me parece muy raro, al menos en lo que se refiere a Camps. A éste -salvo error u omisión por mi parte, tampoco he seguido el caso al dedillo- nunca se le ha acusado de favorecer a los que le regalaban los trajes. Se le estaba juzgando por otra cosa, que es la de recibir regalos en atención a su condición de autoridad; pero sin que se haya planteado que esos regalos fuesen causa de beneficios a quienes le regalaban. Así que los jueces no podían condenarle ni juzgarle por algo de lo que no se le acusaba. Si el Fiscal hubiera tenido indicios o pruebas de esos favorecimientos los hubiera presentado me imagino.
Así pues, la cosa se reduce a si cometió o no el delito de aceptar regalos, delito para el que la pena no pasa de una multa. Que todo el país esté perdiendo el tiempo (y me incluyo, ya que estoy escribiendo este comentario) en relación a un delito que solamente podía llevar, como mucho, a una multa me parece que es indicio de que se está usando la justicia para resolver responsabilidades políticas.
A partir de ahí, hay que reconocer que la regulación del delito del que se acusa a Camps se las trae, tal como decía en otro comentario. En el Auto del TSJ de Valencia se salva el obstáculo de que cualquier regalo (incluso un bolígrafo promocional) sería delito excluyendo aquellos regalos que son concordes con los usos sociales. A mi esta parte del fallo me parece buena.
El problema es que trajes de varios miles de euros no parecen ajustarse a los usos sociales, por lo que el Tribunal, para exculpar a Camps y a los demás se inventa que tiene que haber una relación de causalidad entre el regalo y la condición de funcionario o autoridad de quien lo recibe; y ahí es donde la sentencia patina -a mi juicio- no creo que de ningún sitio salga esa necesaria relación de causalidad y menos en la forma en que la interpreta el Tribunal. Esto daría para comentar bastante.
Veremos que dice el TS. Yo sí creo que perro come carne de perro. De cada 10 sentencias que se recurren, 2 son revocadas, y no son pocos los casos en los que el TS anula las sentencias que le llegan por vía del recurso de casación. A mi no me sorprendería que el TS revocase el auto, sobre todo porque el razonamiento del Auto es discutible.
Ahora bien, a mi me parece que tampoco es de recibo que el recurso de la Fiscalía sea anunciado por la Vicepresidenta primera del Gobierno. Decían que la mujer del César no solamente debe ser honrada, sino parecerlo; yo, a estas alturas ya me conformo con que las cosas parezcan lo que debieran ser, aunque no lo sean.
Un abrazo.
Tenemos un entramado de empresas que hacen, con cargo a sus cuentas, regalos al jefe (y no solo al jefe, pero éste está aforado) de un gobierno que las está contratando preferentemente, y que, evita que algunos contratos salgan a concurso mediante el hábil (y extendido) truco de fraccionarlos.
Como el jefe citado está aforado, se fracciona la causa seguida contra dichas empresas, y se separa la parte del jefe, pero solo en cuanto a receptor, obviando por tanto, por decreto, conocer si ha existido o no beneficio relacionado con dichos regalos.
Se admite que los regalos existen y que por tanto una de las partes seguro que ha mentido, se constata que hay diferencias entre las declaraciones de unos y de otros, y se llega a la conclusión de que dichas contradicciones tienen igual valor aunque el imputado haya mentido. Como tienen igual valor mejor no continuar investigando no sea cosa que la balanza (¿no es el símbolo de la justicia?) se incline por la parte que no debe, esto es, por la parte del MUYYYY amigo del juez que decide.
De modo que: Caso cerrado.
A mí, Rafa, me parece una tomadura de pelo.
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