Preparatius de la festa de coronació a Saragossa. El nostre cronista hi serà present en representació de la ciutat de València de la qual era jurat.
CCXCV
Y hecho esto, partió de Barcelona y fue a la ciudad de Lleida, visitando gran parte de los lugares que había en aquel territorio. Y todo el mundo empezó a prepararse para acudir a la bendita fiesta de su coronación. Y no os diré que se prepararan únicamente los barones de su tierra, sino que de Sardenya acudieron el hijo del juez de Arborea, y el arzobispo de Arborea, y dos sobrinos del juez de Arborea; y junto con ellos acudieron, en tres galeras armadas, el honrado En Boixadors, almirante del señor rey y gobernador de Sardenya, y otros muchos hombres honrados. Y llegaron también embajadores, con grandes presentes y joyas, del rey de Tiremsé (1129), y embajadores del rey de Granada, también con grandes presentes y joyas. Y acudieron muchos hombres honrados de Castella; y muchos más hubieran venido de no ser por la guerra que había entre el rey de Castella y el noble En Joan Manuel, hijo del infante En Manuel. Y además acudieron muchos hombres honrados de Navarra, y de Gascunya, y de Proença y de muchos otros lugares; de modo que fue tan grande la congregación de gentes en la ciudad de Saragossa, el día de Pascua, que todo el mundo calculaba que habría más de treinta mil hombres a caballo.
Y el señor rey acudió a Saragossa la semana de Ramos. Y luego acudió el señor arzobispo de Toledo, su hermano. Luego acudió el señor infante En Pere, su hermano, conde de Ribacurça y de Empúries, con más de ochocientos hombres a caballo; y el señor infante En Ramon Berenguer, también hermano suyo, conde de Prades, que acudió con quinientos hombres a caballo. Luego vino el noble En Jacme de Xèrica, con quinientos hombres a caballo; y su hermano, el noble don Pedro de Xèrica, con doscientos hombres a caballo. Y luego el noble En Ramon Folc, vizconde de Cardona, también con mucha caballería. Luego vino el noble N'Arnau Roger, conde de Pallars, con gran compañía de a caballo y de a pie. Y luego, el noble En Llop de Luna, con gran caballería. Y luego, el noble En Dalmau, vizconde de Castellnou, también con gran compañía de a caballo y de otra buena gente. Y luego, el noble En Not de Montcada, con mucha compañía de buenos caballeros. Y luego, el noble En Guillem d'Angleola, con gran compañía. Y luego acudió el noble En Berenguer d'Angleola, y el noble En Ramon de Cardona, y el noble En Guillem de Cervelló, y el noble N'Eixemèn Cornell, y el noble En Pere Cornell, y En Ramon Cornell, y el noble En Pedro de Luna, y el noble En Joan Eixemenis d'Urrea, y el noble En Felip de Castre, y el noble N'Amoròs de Ribelles, y el noble En Guillem d'Erill, y el noble vizconde de Vilamur, y el noble En Ponç de Caramany, y el noble En Gilabert de Cruïlles, y el noble N'Alfonso Ferrandis d'Hixar, y el noble En Pere Ferrandis d'Hixar, y el noble En Bertran de Castellet, y el noble En Pere d'Almenara, y el noble En Gombau de Trameset, y el noble N'Artalet de Foces, y el noble N'Eixemèn Peris d'Arenós, y el noble En Sadorta d'Arenós, y el noble En Ferrer d'Abella. Y asimismo el noble En Jofré, vizconde de Rocabertí, y el noble En Bernat de Cabrera, vizconde de Montsoriu; y venía muy bien aparejados de buena caballería y buena gente, pero les llegó mensaje que la condesa d'Empúries, tía del noble En Bernat de Cabrera, había muerto, y se tuvieron que quedar; pero de sus compañías muchas acudieron. Asimismo acudió el noble En Pere d'Aragall, y muchos otros nobles de Aragón, y de Catalunya, y del reino de València, y de Murcia y de otras provincias, todos con gran caballería que sería excesivo nombrar y escribir.
Y además vino, con gran caballería, el maestre de la orden de Calatrava, y el maestre de la orden de Montesa, y el comendador de Montalbà, y el noble fraile Sanxo d'Aragón, castellano de Amposta, de la orden de caballería del Hospital de sent Joan. Y también estuvieron, el ya mencionado señor arzobispo de Toledo, y el señor arzobispo de Saragossa, y el arzobispo de Arborea ya citado, y el señor obispo de València, y el señor obispo de Lleida, y el señor obispo de Osca (1130), y el señor arzobispo de Tarragona, y muchos otros obispos, y abades y priores.
E igualmente acudimos nosotros seis que fuimos delegados por la ciudad de València, y que íbamos con gran compañía; y cada día dábamos avena a nuestros propios caballos, que eran cincuenta y dos, y con nosotros iban ciento quince personas. Y llevábamos trompeteros, y atabalero (1131), y añafil (1132) y dulzaina (1133), vestidos con la enseña real, con los pendones reales, y a caballo. Y los seis llevábamos con nosotros a nuestros hijos o a nuestros sobrinos, con armas de justar. Y mantuvimos casa abierta, desde el día que partimos de València hasta que regresamos, para que todo el mundo que quisiera comer con nosotros, pudiera hacerlo, y ya en la corte dimos a los juglares vestidos de tela de oro y otros. Y llevábamos ciento cincuenta hachones (1134) de València, cada uno de ellos de doce libras; y los pintamos de verde, con escudos reales.
Y asimismo había seis prohombres de la ciudad de Barcelona, muy bien arreglados y muy bien vestidos, con muchos hachones. Y lo mismo de la ciudad de Tortosa, que había cuatro; y asimismo de otras ciudades y villas honradas, y de todas las provincias del señor rey, y todos se esforzaban en que acudiesen muy honradamente. ¿Qué os diría? Nunca en España se celebró en ningún lugar tan gran fiesta, con tan buena gente, como lo fue esta.
NOTAS
Y el señor rey acudió a Saragossa la semana de Ramos. Y luego acudió el señor arzobispo de Toledo, su hermano. Luego acudió el señor infante En Pere, su hermano, conde de Ribacurça y de Empúries, con más de ochocientos hombres a caballo; y el señor infante En Ramon Berenguer, también hermano suyo, conde de Prades, que acudió con quinientos hombres a caballo. Luego vino el noble En Jacme de Xèrica, con quinientos hombres a caballo; y su hermano, el noble don Pedro de Xèrica, con doscientos hombres a caballo. Y luego el noble En Ramon Folc, vizconde de Cardona, también con mucha caballería. Luego vino el noble N'Arnau Roger, conde de Pallars, con gran compañía de a caballo y de a pie. Y luego, el noble En Llop de Luna, con gran caballería. Y luego, el noble En Dalmau, vizconde de Castellnou, también con gran compañía de a caballo y de otra buena gente. Y luego, el noble En Not de Montcada, con mucha compañía de buenos caballeros. Y luego, el noble En Guillem d'Angleola, con gran compañía. Y luego acudió el noble En Berenguer d'Angleola, y el noble En Ramon de Cardona, y el noble En Guillem de Cervelló, y el noble N'Eixemèn Cornell, y el noble En Pere Cornell, y En Ramon Cornell, y el noble En Pedro de Luna, y el noble En Joan Eixemenis d'Urrea, y el noble En Felip de Castre, y el noble N'Amoròs de Ribelles, y el noble En Guillem d'Erill, y el noble vizconde de Vilamur, y el noble En Ponç de Caramany, y el noble En Gilabert de Cruïlles, y el noble N'Alfonso Ferrandis d'Hixar, y el noble En Pere Ferrandis d'Hixar, y el noble En Bertran de Castellet, y el noble En Pere d'Almenara, y el noble En Gombau de Trameset, y el noble N'Artalet de Foces, y el noble N'Eixemèn Peris d'Arenós, y el noble En Sadorta d'Arenós, y el noble En Ferrer d'Abella. Y asimismo el noble En Jofré, vizconde de Rocabertí, y el noble En Bernat de Cabrera, vizconde de Montsoriu; y venía muy bien aparejados de buena caballería y buena gente, pero les llegó mensaje que la condesa d'Empúries, tía del noble En Bernat de Cabrera, había muerto, y se tuvieron que quedar; pero de sus compañías muchas acudieron. Asimismo acudió el noble En Pere d'Aragall, y muchos otros nobles de Aragón, y de Catalunya, y del reino de València, y de Murcia y de otras provincias, todos con gran caballería que sería excesivo nombrar y escribir.
Y además vino, con gran caballería, el maestre de la orden de Calatrava, y el maestre de la orden de Montesa, y el comendador de Montalbà, y el noble fraile Sanxo d'Aragón, castellano de Amposta, de la orden de caballería del Hospital de sent Joan. Y también estuvieron, el ya mencionado señor arzobispo de Toledo, y el señor arzobispo de Saragossa, y el arzobispo de Arborea ya citado, y el señor obispo de València, y el señor obispo de Lleida, y el señor obispo de Osca (1130), y el señor arzobispo de Tarragona, y muchos otros obispos, y abades y priores.
E igualmente acudimos nosotros seis que fuimos delegados por la ciudad de València, y que íbamos con gran compañía; y cada día dábamos avena a nuestros propios caballos, que eran cincuenta y dos, y con nosotros iban ciento quince personas. Y llevábamos trompeteros, y atabalero (1131), y añafil (1132) y dulzaina (1133), vestidos con la enseña real, con los pendones reales, y a caballo. Y los seis llevábamos con nosotros a nuestros hijos o a nuestros sobrinos, con armas de justar. Y mantuvimos casa abierta, desde el día que partimos de València hasta que regresamos, para que todo el mundo que quisiera comer con nosotros, pudiera hacerlo, y ya en la corte dimos a los juglares vestidos de tela de oro y otros. Y llevábamos ciento cincuenta hachones (1134) de València, cada uno de ellos de doce libras; y los pintamos de verde, con escudos reales.
Y asimismo había seis prohombres de la ciudad de Barcelona, muy bien arreglados y muy bien vestidos, con muchos hachones. Y lo mismo de la ciudad de Tortosa, que había cuatro; y asimismo de otras ciudades y villas honradas, y de todas las provincias del señor rey, y todos se esforzaban en que acudiesen muy honradamente. ¿Qué os diría? Nunca en España se celebró en ningún lugar tan gran fiesta, con tan buena gente, como lo fue esta.
NOTAS
1129. Tilimsen, en Argelia, al sudeste de Melilla.
1130. Huesca
1131. Atabalero. El que toca el atabal, timbal semiesférico de un parche.
1132. Añafil. Trompeta recta morisca de unos 80 cm. que se usó también en Castilla y otros reinos cristianos.
1133. Dulzaina. Instrumento músico de viento parecido a la chirimía, pero más corto y de tonos más altos.
1134. Hachón. Vela gruesa de cera.
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