I ací en Muntaner ens narra una història que segurament no passà ben bé així.
Després de la desfeta de Llutxent, Jaume I, molt malalt, acudeix, transportat en llitera, al camp de batalla on el seu fill Pere intenta resistir els sarraïns i recuperar la plaça perduda. Els musulmans, en veure'l, es rendeixen.
Aquesta mateixa història, en diferents versions, ja l'hem llegida referent al Cid (guanyà una batalla després de mort, muntat al seu cavall) i a d'altres personatges.
I és que, els escriptors de l'època, si d'alguna cosa no es preocupaven pas, era del plagi, de copiar-se els uns als altres. Les coses com siguin.
Després de la desfeta de Llutxent, Jaume I, molt malalt, acudeix, transportat en llitera, al camp de batalla on el seu fill Pere intenta resistir els sarraïns i recuperar la plaça perduda. Els musulmans, en veure'l, es rendeixen.
Aquesta mateixa història, en diferents versions, ja l'hem llegida referent al Cid (guanyà una batalla després de mort, muntat al seu cavall) i a d'altres personatges.
I és que, els escriptors de l'època, si d'alguna cosa no es preocupaven pas, era del plagi, de copiar-se els uns als altres. Les coses com siguin.
XXVII
Y entonces alzó las manos a Dios y dijo:
- Ah, Señor ¿por qué os place que me encuentre tan sin fuerzas en este momento? ya que no me puedo levantar, que salga enseguida mi señera y hacedme transportar en una litera hasta que estemos frente a ellos, que estoy convencido, que cuando estemos ante los malvados y ellos vean la litera donde yazgo, inmediatamente se darán por vencidos, y todos caerán muertos y presos.
Y tal como él lo dispuso, así se hizo. Pero antes que él estuviese con ellos, el señor rey En Pere, su hijo, se fue rápidamente y los atacó; y la batalla fue muy áspera y cruel, y no era asombroso, que por cada cristiano había cuatro sarracenos. Sin embargo el señor rey En Pere espoleó tan firmemente entre ellos que los derrotó; sin embargo perdió dos caballos, y dos veces descabalgaron caballeros suyos que le dieron sus caballos, y él los montaba mientras ellos quedaban a pie. Y aquel día los sarracenos quedaron todos muertos o cautivos. De modo que, cuando los cristianos levantaron el campo, la señera del señor rey En Jacme apareció en las parihuelas en las que lo transportaban.
Y el señor rey En Pere, su hijo, al verlo quedó muy desolado porque temía que dicho afán perjudicara al señor rey, su padre. Y espoleó y acudió a su presencia, y descabalgó, e hizo depositar la litera en tierra, y bajó la señera, y, llorando, besó los pies y las manos de su padre, y le dijo:
- Ah! Señor padre! ¿qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que yo ocupaba vuestro lugar y que vos no teníais que preocuparos?
- Hijo - dijo él -, no me digas eso. Pero qué ha sido de los malvados sarracenos?
- Padre y señor, Dios y vuestra bondad y vuestra buena ventura los ha vencido a todos, que todos son muertos y cautivos.
- Hijo, es cierto lo que decís?
- Padre y señor, hoc (278).
Y entonces él elevó las manos al cielo, y dio muchas gracias a nuestro señor verdadero Dios y besó tres veces en la boca a su hijo y le concedió repetidas veces su bendición.
NOTAS
- Ah, Señor ¿por qué os place que me encuentre tan sin fuerzas en este momento? ya que no me puedo levantar, que salga enseguida mi señera y hacedme transportar en una litera hasta que estemos frente a ellos, que estoy convencido, que cuando estemos ante los malvados y ellos vean la litera donde yazgo, inmediatamente se darán por vencidos, y todos caerán muertos y presos.
Y tal como él lo dispuso, así se hizo. Pero antes que él estuviese con ellos, el señor rey En Pere, su hijo, se fue rápidamente y los atacó; y la batalla fue muy áspera y cruel, y no era asombroso, que por cada cristiano había cuatro sarracenos. Sin embargo el señor rey En Pere espoleó tan firmemente entre ellos que los derrotó; sin embargo perdió dos caballos, y dos veces descabalgaron caballeros suyos que le dieron sus caballos, y él los montaba mientras ellos quedaban a pie. Y aquel día los sarracenos quedaron todos muertos o cautivos. De modo que, cuando los cristianos levantaron el campo, la señera del señor rey En Jacme apareció en las parihuelas en las que lo transportaban.
Y el señor rey En Pere, su hijo, al verlo quedó muy desolado porque temía que dicho afán perjudicara al señor rey, su padre. Y espoleó y acudió a su presencia, y descabalgó, e hizo depositar la litera en tierra, y bajó la señera, y, llorando, besó los pies y las manos de su padre, y le dijo:
- Ah! Señor padre! ¿qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que yo ocupaba vuestro lugar y que vos no teníais que preocuparos?
- Hijo - dijo él -, no me digas eso. Pero qué ha sido de los malvados sarracenos?
- Padre y señor, Dios y vuestra bondad y vuestra buena ventura los ha vencido a todos, que todos son muertos y cautivos.
- Hijo, es cierto lo que decís?
- Padre y señor, hoc (278).
Y entonces él elevó las manos al cielo, y dio muchas gracias a nuestro señor verdadero Dios y besó tres veces en la boca a su hijo y le concedió repetidas veces su bendición.
NOTAS
278. Hoc. Sí en occitano o lengua de oc, que se llama así por contraposición a la lengua de oil o francés, en la que el sí se escribía oui.
1 comentari:
Me estás encantando...
Pues sí hay mujeres diferentes, alguien me puso unavez que esa cualidad nos la aportaban los hombres,jajaajaj.
BESINES
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