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1 Libro = 1 Euro ~ Save The Children

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Charles Darwin quotation

Ignorance more frequently begets confidence than does knowledge: it is those who know little, and not those who know much, who so positively assert that this or that problem will never be solved by science

Jean-Baptiste Colbert quotation

L'art de l'imposition consiste à plumer l'oie pour obtenir le plus possible de plumes avec le moins possible de cris

Somebody quotation

El miedo es la via perfecta hacia el lado oscuro. El miedo lleva a Windows, Windows a la desesperacion, esta al odio hacia Bill Gates y ese odio lleva a LINUX

Vares Velles

Vares Velles
Al Tall

Això és Espanya (vara seguidilla) per Al Tall

dimarts, 21 d’octubre del 2008

El Informe de la Minoria (II) The Minority Report. Philip K. Dick

II


En la recepción, la atractiva y joven esposa de Anderton, Lisa, estaba hablando con Page. Habían entablado una animada discusión sobre cuestiones profesionales, y apenas desvió los ojos cuando entraron Witwer y su esposo.

-Hola, querida -dijo Anderton.

Witwer guardó silencio. Pero sus ojos claros pestañearon levemente mientras se posaban en la mujer de cabello castaño y su pulcro uniforme policíaco. Lisa era funcionaría ejecutiva de Precrimen, pero Witwer sabía que, hacía un tiempo, había sido secretaria de Anderton .

Percibiendo el interés de Witwer, Anderton se detuvo a reflexionar. Para introducir la tarjeta en las máquinas se requería un cómplice interno, alguien que estuviera estrechamente relacionado con Precrimen y tuviera acceso al equipo de análisis. Lisa era un elemento improbable. Pero la posibilidad existía.

Desde luego, podía tratarse de una compleja conspiración a gran escala que implicara algo más que la inserción de una tarjeta modificada, Quizá hubieran manipulado los datos originales. A decir verdad, era imposible saber hasta dónde llegaba la alteración. Le invadió un miedo helado mientras evaluaba las posibilidades. Su impulso inicial, abrir las máquinas y extraer todos los datos, era primario e inútil. Con seguridad las cintas coincidirían con la tarjeta. Sólo serviría para incriminarlo más.

Tenía aproximadamente veinticuatro horas. Luego la gente del Ejército examinaría sus tarjetas y descubriría la discrepancia. Encontrarían en sus archivos un duplicado de la tarjeta que él había sustraído. Sólo tenía una de las dos, lo cual significaba que una copia de la tarjeta plegada que llevaba en el bolsillo bien podía estar en el escritorio de Page, a la vista de todo el mundo.

Desde fuera del edificio llegó el zumbido de coches patrulla que iniciaban su ronda de rutina. ¿Cuántas horas faltaban para que uno de ellos se detuviera frente a su casa?

-¿Qué sucede, querido? -preguntó Lisa con inquietud-. Ni que hubieras visto un fantasma. ¿Te encuentras bien?

-Estoy bien -aseguró Anderton.

De pronto, Lisa pareció reparar en la mirada de admiración de Ed Witwer.

-¿Este caballero es tu nuevo colaborador, querido? -preguntó.

De mala gana, Anderton presentó a su nuevo asistente. Lisa sonrió cordialmente. ¿Existía un entendimiento tácito entre ambos? No podía asegurarlo. Cielos, empezaba a sospechar de todo el mundo, no sólo de su esposa y Witwer, sino de varios miembros de su personal.

-¿Eres de Nueva York? -preguntó Lisa.

-No –respondió Witwer-. He vivido casi toda mi vida en Chicago. Me alojo en un hotel…, uno de los grandes hoteles del centro. Espera…, tengo el nombre anotado en una tarjeta.

Mientras él hurgaba tímidamente en sus bolsillos, Lisa sugirió

-Quizá quieras cenar con nosotros. Vamos a trabajar en estrecha colaboración, y creo que deberíamos conocernos mejor.

Anderton se sobresaltó. ¿Cuántas probabilidades había de que la cordialidad de su esposa fuera inocente y accidental? Esa noche Witwer tendría una excusa para fisgonear en la residencia particular de Anderton. Profundamente perturbado, dio media vuelta y camino hacia la puerta.

-¿Adónde vas? -preguntó Lisa, asombrada.

-Vuelvo al edificio de los monos. Quiero verificar ciertas desconcertantes cintas de datos antes de que las vea el Ejército.

Llegó al corredor antes de que ella pudiera hallar una excusa plausible para retenerlo. Se dirigió a toda prisa hacia la rampa. Estaba bajando la escalera exterior a zancadas, en dirección a la acera, cuando Lisa apareció sin aliento a sus espaldas.

-¿Qué demonios te sucede? -Sujetándole el brazo, se plantó ante él-. Sabía que pensabas marcharte -exclamó, cerrándole el paso-. ¿Qué pasa contigo? Todos creen que estás... -Se contuvo- . No sé, tu conducta es desconcertante.

Pasaba gente por su lado, las personas habituales por la tarde. Ignorándolas, Anderton obligó a su esposa a soltarle el brazo.

-Salgo -le dijo-. Mientras todavía estoy a tiempo.

-¿Pero por qué?

-Me han tendido una trampa..., deliberada y maliciosa. Ese sujeto quiere apoderarse de mi puesto, y el Senado me ataca a través de él.

Lisa lo miró desconcertada.

-Pero parece un joven encantador.

-Encantador como una serpiente.

La consternación de Lisa se convirtió en incredulidad.

-No lo creo. Querido, toda esta tensión que has sufrido... -Sonriendo con incertidumbre, tartamudeó-: No es creíble que Ed Witwer intente tenderte una trampa. ¿Cómo podría hacerlo, aunque quisiera? Sin duda Ed no...

-Conque ahora es Ed.

-Así se llama, ¿verdad?

Los ojos castaños de Lisa relampaguearon, incrédulos, en una enérgica protesta.

-Santo cielo, sospechas de todo el mundo. Realmente crees que estoy implicada, ¿verdad?

Anderton reflexionó.

-No estoy seguro.

Ella se le acercó con una mirada acusatoria.

-Eso no es cierto. Lo crees de veras. Quizá deberías marcharte unas semanas. Necesitas desesperadamente un descanso. Tantas tensiones y traumas, el ingreso de un hombre joven... Actúas como un paranoico. ¿No lo entiendes? Gente conspirando contra ti... Dime, ,¿tienes alguna prueba concreta?

Anderton sacó la billetera y extrajo la tarjeta plegada.

-Examínala con atención -dijo, entregándosela.

Ella palideció y soltó un jadeo áspero y seco.

-La trampa es bastante obvia -dijo Anderton, con la mayor serenidad posible-. Esto le dará a Witwer un pretexto legal para relevarme de inmediato. No tendrá que esperar a que yo renuncie. -y añadió con amargura-: Saben que aún puedo continuar varios años.

-Pero...

-Terminará con el sistema de control de doble dirección. Precrimen dejará de ser una agencia independiente. El Senado controlará la policía, y después... -Apretó los labios-. También absorberán el Ejército. Bien, visto desde fuera parece bastante lógico. Por supuesto que siento hostilidad y resentimiento hacia Witwer..., claro que tengo un motivo. A nadie le gusta ser reemplazado por una persona más joven, sentirse prescindible. Todo es muy plausible..., salvo que no tengo la más remota intención de matar a Witwer. Pero no puedo probarlo. ¿Qué puedo hacer entonces?

Lisa, con el rostro muy pálido, sacudió la cabeza.

-No sé, querido. Si tan sólo...

-Iré a casa a hacer el equipaje -dijo abruptamente Anderton-. De momento no puedo hacer otros planes.

-¿De veras piensas tratar de esconderte?

-Sí. Llegaré hasta los planetas de la colonia de Centauro, si es necesario. Hubo quienes lo lograron, y yo tengo una ventaja de veinticuatro horas. -Se volvió con resolución- Regresa dentro. No tiene sentido que vengas conmigo.

-¿Pensabas que te acompañaría? -preguntó Lisa con vehemencia.

Anderton la miró alarmado.

-¿No vendrías? -Luego murmuró con asombro-: No, ya veo que no me crees. Todavía piensas que he imaginado todo esto -dijo, agitando la tarjeta-, ni siquiera esta prueba te convence.

-No -convino Lisa-, no me convence. No la miraste con suficiente atención, querido. El nombre de Witwer no figura en ella.

Anderton, incrédulo, le arrebató la tarjeta.

-Nadie afirma que matarás a Ed Witwer -continuó Lisa con voz frágil-. Esta tarjeta debe de ser auténtica, ¿entiendes? Y no tiene nada que ver con Ed. Él no está conspirando contra ti, ni Ed ni nadie más.

Demasiado confundido para responder, Anderton estudió la tarjeta. Ella tenía razón, Ed Witwer no figuraba como víctima. En la línea cinco, la máquina había escrito claramente otro nombre:


LEOPOLD KAPLAN


Aturdido, guardó la tarjeta. Jamás había oído hablar de ese hombre.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

ufffff...!que suspense!!!...huele a conspiración ...veremos si es Ed o no...yo diría que si...

Nekane ha dit...

LO SABÍA COMIENZA UNA NUEVA AVENTURA..
BESINES