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1 Libro = 1 Euro ~ Save The Children

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Charles Darwin quotation

Ignorance more frequently begets confidence than does knowledge: it is those who know little, and not those who know much, who so positively assert that this or that problem will never be solved by science

Jean-Baptiste Colbert quotation

L'art de l'imposition consiste à plumer l'oie pour obtenir le plus possible de plumes avec le moins possible de cris

Somebody quotation

El miedo es la via perfecta hacia el lado oscuro. El miedo lleva a Windows, Windows a la desesperacion, esta al odio hacia Bill Gates y ese odio lleva a LINUX

Vares Velles

Vares Velles
Al Tall

Això és Espanya (vara seguidilla) per Al Tall

dijous, 23 d’octubre del 2008

El Informe de la Minoria (IV) (The minority report). Philip K. Dick

IV


Una llovizna fría repiqueteaba contra la acera mientras el coche atravesaba las oscuras calles de Nueva York, dirigiéndose al edificio de la policía.

-Usted lo entenderá -le dijo a Anderton uno de los hombres-. Si estuviera en su lugar, actuaría con la misma determinación.

El hosco y resentido Anderton miraba hacia delante.

-De todos modos -continuó el hombre-, usted es sólo uno entre muchos. Miles de personas han ido al campo de detención. No se sentirá solo. Más aún, quizá no quiera marcharse de allí.

Anderton, impotente, observaba a los peatones que corrían por las aceras barridas por la lluvia. No sentía nada, salvo una abrumadora fatiga. Miraba, embotado, los números de la calle: se estaban acercando a la jefatura.

-Este Witwer sabe aprovechar una oportunidad -comentó en tono cordial uno de los hombres-. ¿Lo conoce?

-Desde hace poco -respondió Anderton.

-Él quería su puesto, así que le tendió una trampa. ¿Está seguro de eso?

Anderton hizo una mueca.

-¿Tiene eso importancia?

-¡Sólo sentía curiosidad! -El hombre lo miró con languidez-.

-¿Así que usted es el ex inspector de policía? La gente del campamento se alegrará de verle. Seguro que se acordarán de usted.

-Sin duda -convino Anderton.

-Ese Witwer no perdió el tiempo. Kaplan tuvo suerte con un funcionario así. -El hombre miró a Anderton con ojos casi implorantes-. Está realmente convencido de que es una conspiración, ¿eh?

-Claro que sí.

-¿No tocaría un pelo de la cabeza de Kaplan? ¿Por primera vez en la historia Precrimen se equivoca? ¿Un hombre inocente es víctima de una de esas tarjetas? Quizá hubo antes otros inocentes, ¿verdad?

-Es posible -admitió con indiferencia Anderton.

-Quizá todo el sistema pueda irse al traste. Claro, usted no cometerá un homicidio... , y quizá pasaba lo mismo con todos los demás. ¿Por eso le dijo a Kaplan que quería marcharse? ¿Esperaba demostrar que el sistema está equivocado? No tengo prejuicios, sí lo desea puede hablar de ello.

Otro de los hombres se inclinó para preguntarle:

-Entre nosotros, ¿hay algo de cierto en esta teoría de la conspiración? ¿De veras le han tendido una trampa?
.
Anderton suspiró. A esas alturas ni siquiera él estaba seguro. Quizá estaba atrapado en un círculo cerrado, sin sentido ni motivo ni principio. Más aún, estaba dispuesto a conceder que era víctima de una fantasía neurótica generada por su creciente inseguridad, Estaba dispuesto a entregarse sin oponer resistencia. El peso del agotamiento lo abrumaba. Luchaba contra lo imposible y todos los naipes estaban en su contra.

El chirrido de las llantas lo despabiló. Frenéticamente, el conductor trataba de controlar el coche, girando el volante y pisando los frenos, mientras un enorme camión que transportaba pan surgía de la niebla y cruzaba el camino. Si hubiera acelerado, podría haberse salvado, pero comprendió su error demasiado tarde. El coche patinó, se bamboleó, vaciló un instante y al fin se estrelló de frente contra el camión.

El asiento de Anderton salió despedido y lo arrojó de cara contra la puerta. Un dolor súbito e insoportable estalló en su cerebro mientras yacía jadeando y tratando débilmente de ponerse de rodillas, En alguna parte resonó el crepitar del fuego, y un resplandor susurrante parpadeó entre los jirones de niebla que entraban en el retorcido chasis.

Alguien extendió las manos desde el exterior del coche. Poco a poco comprendió que lo arrastraban a través del boquete que antes era la puerta. Un pesado asiento fue apartado de un tirón, y de pronto se encontró de pie, apoyándose en una forma oscura que lo guiaba hacia las sombras de un callejón cercano.

Las sirenas de la policía ululaban a lo lejos.

-Sobrevivirá -jadeó una voz en tono bajo y perentorio. Era una voz que nunca antes había oído, tan desconocida y áspera como la lluvia que le azotaba la cara-. ¿Oye lo que digo?
.
-Sí -dijo Anderton. Se tanteó la manga rasgada de la camisa. Un gran corte palpitaba en su mejilla. Confundido, trató de orientarse-. Usted no es...

-Cállese y escuche. -El hombre era corpulento, casi gordo. Sus manazas sostenían a Anderton apoyado contra la húmeda pared de ladrillos del edificio, a resguardo de la lluvia y la trémula luz del coche en llamas-. Tuvimos que hacerlo así. Era la única posibilidad. No teníamos mucho tiempo. Pensamos que Kaplan lo retendría un buen rato en su residencia.

-¿Quién es usted? -logró articular Anderton.

El rostro mojado por la lluvia se contrajo en una sonrisa desprovista de humor.

-Me llamo Fleming. Volveremos a vernos. Tenemos cinco segundos hasta que llegue la policía. Entonces estaremos otra vez donde empezamos. -Puso un grueso paquete en las manos de Anderton-. Ahí tiene dinero suficiente para continuar la huida. Dentro hay también un juego completo de documentos de identificación. Estaremos en contacto. -La sonrisa se acentuó y se convirtió en risa nerviosa-. Hasta que haya probado que tiene razón.

Anderton parpadeó.

-¿Entonces es una trampa?

-Desde luego. -El hombre soltó un juramento-. No me diga que también lo convencieron a usted.

-Pensé... -Anderton tenía dificultades para hablar. Parecía que iba a perder uno de sus incisivos-. Hostilidad hacia Witwer... , por mi posible relevo, mi esposa y un hombre más joven, resentimiento natural. ..

-No se deje engañar -dijo el otro-. Usted no es tan necio Todo el asunto fue cuidadosamente planeado. Controlaban cada detalle de la operación. La tarjeta estaba programada para aparecer el día en que ingreso Witwer. Ya han completado la primera fase. Witwer es inspector, y usted es un criminal fugitivo.

-¿Quién está detrás de todo esto?

-Su esposa.

La cabeza le daba vueltas. -¿Está seguro?

El hombre rió.

-No lo dude...,-Miró a su alrededor-. Ahí viene la policía. Vaya por este callejón, tome un autobús hasta los barrios bajos y allí alquile una habitación y compre algunas revistas para entretenerse. Cómprese ropa nueva. Usted es listo y sabrá cuidarse. No intente salir de la Tierra. Vigilan todos los transportes intersistema. Si puede mantenerse oculto durante siete días, lo habrá logrado.

-¿Quién es usted? -preguntó Anderton.

Fleming, lo soltó. Con precaución, se acercó a la entrada del callejón y echó un vistazo. El primer coche patrulla se había detenido en el pavimento humedo; con un ronroneo metálico se acercó a la ruína humeante que había sido el coche de Kaplan. En el interior de esa ruína, el grupo de hombres se movía con dificultad, tratando de liberarse de la maraña de acero y plástico retorcido para salir a la lluvia.

-Considérenos una sociedad protectora –murmuró Fleming. Su rostro redondo e inexpresivo brillaba, mojado por la lluvia-. Una especie de fuerza policíaca que vigila a la policía, para cerciorarse de que todo siga el curso correcto.

Extendió la manaza y empujó a Anderton, que casi cayó sobre los desechos húmedos que cubrían el oscuro callejón.

-Andando -ordenó Fleming-. Y no pierda ese paquete.

Mientras Anderton se dirigía a tientas hacia la salida del callejón, oyó las últimas palabras del hombre-. Estúdielo atentamente y quizá logre sobrevivir.

1 comentari:

Nekane ha dit...

UY esto es una trama intensa, aunque el acciedente provocado, que garantías tenía de que saliera bien???.
Ya sebes yo a miritmo..
BESINES