contadores de visitas II
Aquell mateix estiu, el vell ermità Silvestro, sabedor que, en aquell poble, de Déu n’hi havia poc, anà a establir-se a la rodalia. A una desena de quilòmetres de Tis, sobre un turonet solitari, hi havia les restes d’una antiga capella, més que res pedres. Allà s’instal·là Silvestro, traient aigua d’una font veïna, dormint en un racó arrecerat d’una resta de volta i menjant herbes i garrofes; i de dia, sovint pujava a agenollar-se dalt d’una gran penya per contemplar Déu.
D’allà dalt albirava les cases de Tis i les teulades d’alguns masos més propers: entre aquests, les partides de la Fossa d’Andron i de Limena. Però debades esperà que hi comparegués algú. Les càlides pregàries per l’ànima d’aquells pecadors pujaven al cel sense profit. Tanmateix, Silvestro seguia adorant el Creador, practicant dejuni i xerrant, quan estava trist, amb els ocells. Mai no hi anava ningú. Una tarda, és cert, s’adonà de la presència de dos vailets que l’espiaven de lluny. Els cridà amablement. Els nois van tocar el dos.
II
Aquel mismo verano, el viejo ermitaño Silvestro, consciente de que, en aquel pueblo, de Dios quedaba más bien poco, fue a establecerse en sus alrededores. A una decena de kilómetros de Tis, sobre un pequeño altozano solitario, se encontraban los restos de una antigua capilla, más que otra cosa, unas piedras. Allí se instaló Silvestro, sacando agua de una fuente vecina, durmiendo en un rincón amparado por un resto de bóveda y comiendo hierbas y algarrobas; y durante el día, a menudo subía a arrodillarse sobre un gran peñasco para contemplar a Dios.
Desde allí arriba divisaba las casas de Tis y los tejados de algunas de las masías más próximas: entre éstas, las partidas de la Fosa de Andrón y de Limena. Pero en vano esperó que compareciera alguien. Las cálidas plegarias por el alma de aquellos pecadores subían al cielo sin ningún provecho. Sin embargo, Silvestro seguía adorando al Creador, ayunando y charlando, cuando se encontraba triste, con los pájaros. Nunca acudía nadie. Una tarde, es cierto, se percató de la presencia de dos niños que le espiaban a lo lejos. Los llamó amablemente. Los chicos se largaron.
1 comentari:
parece que he encontrado la butaca...En el post anterior me he dado por vencida..no ha habido forma de que pueda ver ..la entrada para comentarios ..
en este ya veo que vamos conociendo al personal , y cada vez aparecen más en escena ...
Esto tiene toda la pinta de ser muy bueno ...
También he leido la introducción y la vinculación del libro ..con tu viaje en tren hasta Almería ...
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